30 junio 2010

Outstanding promotion

Como las nominaciones a los Emmy se harán públicas el próximo lunes, han empezado a proliferar más que intentos de adivinar qué nombres serán leídos por Joel McHale y Sofía Vergara, quinielas personales con las preferencias de cada uno para las diferentes categorías, un modo de reconocer series y actores que, muy probablemente, se queden fuera de las candidaturas oficiales. Porque, como ocurre con otros premios como los Oscars, en los Emmy la calidad de un potencial nominado no es suficiente, por sí sola, para garantizar su inclusión entre los que pueden soñar de verdad con ganar la estatuilla alada.

Si os pasáis por aquí desde hace algún tiempo, ya estaréis familiarizados con mi fascinación con los premios de Hollywood. No es tanto por la calidad de los premiados o que puedan de algún modo estampar sobre ellos cierto sello de aprobación, sino por las campañas de promoción que se montan para conseguirlos. El quid de la cuestión está ahí. Las de los Oscars son las más sobredimensionadas y en las que las malas artes están más a la orden del día, pero las relaciones públicas son cruciales en cualquiera, y los Emmy no se salvan de ello. Acaba contando más que una serie sea popular y haya tenido bastante tirón mediático (no tanto grandes audiencias), porque así es más probable que a los académicos les suene cuando les lleguen los packs de DVDs de las cadenas.

Hace algún tiempo comentamos que, como no se juzga todo el trabajo de una temporada sino capítulos escogidos (ya dijimos que los Emmy, paradójicamente, los da gente que en realidad no ve la televisión), hacer que una serie les suene a los académicos es muy importante para superar cualquier reticencia que puedan tener, aunque la alergia a la ciencia ficción es muchas veces demasiado fuerte incluso con series en su momento tan populares como "Expediente X" o "Star Trek: La nueva generación". Por mucho que las historias serializadas se lleven generalmente mejores críticas y tengan mejor prensa, están en este caso en franca desventaja frente a cosas más autoconclusivas, que pueden enviar episodios sin temor a que los académicos no vayan a saber qué está pasando ahí.

Las cadenas compran anuncios en los principales medios relacionados con la industria, se las ingenian para hacer packs de DVDs que sean, por lo menos, bonitos, los actores de las series se pasean por los talk shows... Si cuentas a tu favor con alguna inclusión previa en los Emmy, el camino es más fácil porque ya les suenas de algo a los votantes, y si la crítica está en pleno de tu lado, puede ser un arma interesante, pero no es la principal. Intentar adivinar los criterios sobre los que se basan los académicos para nominar unas series y unos actores e ignorar otros es tan difícil como poner de acuerdo a toda la blogosfera sobre el final de "Perdidos".

29 junio 2010

La guía 'teen' de la popularidad

Tanto tiempo repitiendo que "Election" es el referente más claro de "Glee", y nos dejamos olvidada la que puede considerarse su precedente más claro, mucho más cercano a ella porque las dos salieron de la mente de la misma persona: "Popular". Ryan Murphy y Gina Matthews crearon esta serie teen para The WB en 1999, justo el mismo año en el que se estrenó "Election", y aunque sólo duró dos temporadas (y creo que acabó en un cliffhanger brutal), le dio tiempo a convertirse en un título de culto, sobre todo, por la acidez y el absurdo del que hacía gala de vez en cuando. Es de esas series de las que en su momento vi cosas sueltas y de las que no guardo ningún recuerdo, por lo que su visionado como mandan los cánones estaba en la lista de tareas estivales.

Es muy curiosa la lista de parecidos con "Glee" que hay ya sólo en los tres primeros episodios. Tenemos voces en off, al quarterback que quiere participar en el musical del instituto, a dos animadoras populares que ocultan un interior mucho más complejo, el mensaje de que no pasa nada por ser diferente... Las dos protagonistas de la serie, Sam y Brooke, pertenecen a polos opuestos de la escala de popularidad del Kennedy High, son los centros de dos grupos de amigos que no se soportan pero, por casualidades de la vida (y de un crucero en el que se enamoran el padre de Brooke y la madre de Sam), tienen que mantener a la fuerza una relación más estrecha. Las dos están cegadas por los prejuicios y no se dan cuenta de que, en realidad, no se diferencian tanto la una de la otra, pero ése es un viaje que les llevará tiempo hacer.

Lo que destaca de "Popular" es cómo trufa unas tramas clásicas de las series de instituto con algunos momentos a lo "Ally McBeal" y ramalazos de un humor un poco cruel y sarcástico. Además, es muy consciente de que los buenos lo son en la medida de que los malos den la talla, y se sacan de la manga al dúo Nicole-Mary Cherry, dos brujas realmente malvadas pero cuyas maquinaciones son sumamente divertidas, especialmente la excéntrica tejana que va a clase con abrigo de pieles y gafas de sol, y empieza todas sus frases con "y'all". Tiene también esos pequeños detalles marca de la casa (como los folletos del despacho de Emma en "Glee") que son chistes de los que hay que cazar al vuelo, tipo los nombres de la lista de nuevas animadoras (Alexandra Czar o Popita Fresh son sólo dos de ellos).

El equilibrio entre las tramas serias y las locuras no es fácil de conseguir, y supongo que por eso no pudo pasar de la segunda temporada (aparte que creo que The WB la programó bastante mal al final), pero también es la clave para que se la recuerde con cierto afecto. Como digo, sólo llevo tres episodios (y ya he visto a Sandra Oh haciendo de las suyas y a otros actores que he visto antes en otros sitios, además de Christopher Gorham iniciando su gafe), pero apunta a ser una buena diversión.

28 junio 2010

Casos sueltos y besos invisibles

1.- Tanta lata hemos dado alabando la segunda temporada de "Fringe" (y comentando sus dos capítulos finales), que supongo que era inevitable que mucha gente esté descubriéndola, o dándole una segunda oportunidad, este verano. Sin embargo, no es raro leer o escuchar quejas de que es demasiado procedimental y que sólo interesan los capítulos que se centran en la mitología, hasta el punto de que hay quien considera que los "monstruos de la semana" son episodios de segunda. Esto ha sido tema de arduo debate entre varios blogueros (ellos saben quiénes son), porque uno quería recuperar "Fringe" pero sin ver los capítulos autoconclusivos, sólo con algunos escogidos que fueran relevantes para el arco que centra el final de la segunda temporada.

Ya sabéis que yo soy inmune a esa alergia a los autoconclusivos (y a los procedimentales) generalizada por la blogosfera. Si bien es cierto que algunos de los casos sueltos de "Fringe" no pasaban de entretenidos, hay que tener en cuenta que muchos de ellos acaban teniendo relación con la mitología aunque no lo parezcan (aquí siguiendo las enseñanzas de "Expediente X" y capítulos como "Museo Rojo", de la segunda temporada), y que en bastantes la continuidad viene dada por la evolución de los personajes. Hay un par de episodios autoconclusivos en los que lo que se desarrolla es el creciente sentimiento de culpa de Walter por lo que hizo por Peter. Además, en "Fringe" no se pueden coger sólo algunas partes y descartar otras, o se puede, pero no se disfruta igual. La suma de todas sus partes es lo que hace a la serie como es.

2.- Hoy es el día del Orgullo Gay y resulta interesante traer a colación una de las últimas controversias surgidas, principalmente, al calor de las próximas nominaciones a los Emmy. Concierne a "Modern family" y a una de sus parejas, Cam y Mitchell, que han recibido no pocos elogios por retratar de modo natural y sin traumas a una pareja gay. Sin embargo, algunos sectores se quejan de que nunca los hemos visto besarse, cuando sí ha ocurrido con otros. En "Gold Derby" tocan este tema con Ty Burrell, que interpreta a Phil, y Burrell indica que, en realidad, los únicos que han compartido besos en pantalla han sido Phil y Claire (ni siquiera recuerdo si Hayley y "D-Money" Dylan lo han hecho, supongo que sí), y que no sólo Cam y Mitchell, sino que Jay y Gloria tampoco se han besado. Burrell opina, de modo similar a los guionistas, que esa circunstancia dice mucho de la personalidad de esos personajes, y que si esta situación se trata finalmente en la segunda temporada, no se hará de ningún modo excepcional.

La verdad es que es, como de costumbre, ganas de buscarle tres pies al gato. Cameron y Mitchell se presentan como cualquier otra pareja y, específicamente, como otros padres cualquiera que adoptan a una niña muy pequeña y han de aprender a ajustar el centro de su vida alrededor de ella. Sus problemas son los mismos que los de cualquier otra pareja que lleva junta bastante tiempo, y en su retrato no tiene mayor importancia que los dos sean del mismo sexo. Eso no es lo que les define. Los creadores de la serie afirman que Mitchell tiene ciertos problemas con las demostraciones de cariño en público, pero no hacía falta que nos lo dijeran. Justo que no lo hayamos visto besarse con Cam ya nos lo está insinuando.

27 junio 2010

Recuerda

ALERTA SPOILERS: Sí, es lo que toca. El 26 de junio de 2010 ya ha pasado, lo que quiere decir que la Pandorica se ha abierto y la quinta temporada de "Doctor Who" ha llegado a su fin.

Si pensábamos que Steven Moffat reduciría la escala de los finales de temporada de "Doctor Who", llevábamos parte de razón. Sí, es el destino del Universo y del continuo espacio-temporal lo que está en juego, pero todo está centrado, principalmente, en esos cuatro personajes: Amy, el Doctor, Rory y River Song, tan estupenda como siempre. Y, como ya es tradición, es Amy la que guarda la clave para salvar una vez más al Doctor. De modo similar a como lo hizo Martha al final de la tercera temporada, extendiendo el nombre del Doctor por todo el mundo para que pudieran recordarlo y llamarlo al final, el regreso de Once a nuestro tiempo sólo necesitaba que Amy desenterrara sus recuerdos de él y lo llamara. Caer en el olvido es el precio que tiene que pagar por evitar la completa destrucción del Universo y crear el "Big Bang 2".

Sin embargo, y como a Moffat le encantan los elementos serializados más que a Russell T. Davies, nos deja con una incógnita de cara a la sexta temporada: ¿Quién o qué manejaba el Tardis para que acabara explotando? ¿Y qué es ese silencio que el Doctor afirma que sigue ahí fuera? Por no hablar de la despedida misteriosa de River, cuya identidad sigue siendo una de las preguntas más persistentes de la nueva encarnación de la serie. Pero nos resuelven el tema de los dos Doctores que hemos visto de vez en cuando (uno con la pajarita roja, el otro con la pajarita azul), que no era más que el Doctor rebobinando su vida ante su inminente final, y el detalle de que la Pandorica encerrara la última esperanza de regenerar el Universo ha sido un punto (como la caja de Pandora).

Amy y Rory van a acompañar al Doctor en sus nuevas aventuras, un Doctor que se ha visto a veces más alienígena y menos humano que sus dos antecesores, pero ha conservado el mismo sentido de la diversión y la preocupación por sus acompañantes humanos. Es de esperar que los puzzles se mantengan, lo mismo que la peculiar relación entre Amy y el Doctor (el pobre Rory, alias Mr. Pond, está ahí un poco de prestado), y tengo curiosidad por ver cómo puede superarse Moffat. Esto ha sido más una toma de contacto, un rodaje para lanzarse a nuevas aventuras en la próxima temporada. Y si River Song, sigue por ahí, tampoco hará ningún daño.

Música de la semana: Me ha costado un poco reconocerla, porque los bailes del Doctor me distraían, pero en la boda suena de fondo "Crazy little thing called love", de Queen. Todos a levantar los brazos y a bailar como su nos estuvieran electrocutando.

26 junio 2010

Una segunda línea por Nueva Orleans

ALERTA SPOILERS: A pesar de que lo he intentado, y de que en realidad no pasa nada por saber algunas cosas de antemano, mejor os aviso de que, si no habéis visto el final de la primera temporada de "Treme", igual preferís dejar de leer aquí y regresar cuando hayáis visto a los indios desfilar el día de San José.

Es muy apropiado que, para cerrar la primera temporada, "Treme" termine con una segunda línea y un entierro, en este caso, el de Daymo, el hermano de LaDonna, víctima de una sucesión de meteduras de pata burocráticas que no habrían desentonado en absoluto en "The Wire". Alan Sepinwall apunta que esa serie construía sus temporadas en una estructura circular, haciendo que el último episodio reflejara cosas del primero. En su caso, simbolizaba el hecho de que nada cambiaba, pero en "Treme", la estructura circular sólo es en apariencia, porque lo que los personajes han vivido en estos 10 episodios los ha cambiado, aunque la situación en Nueva Orleans parezca no haberlo hecho. De hecho, casi todos se encuentran podríamos decir que en el primer día del resto de sus vidas.

Annie deja a Sonny (ya era hora) y acaba acogida en casa de Davis, que ve cómo Janette se marcha a Nueva York a probar suerte en la competida escena culinaria de la ciudad. LaDonna tiene que aprender a vivir sin su hermano (razón por la que, una vez que lo encuentran, ya no le interesa saber qué le pasó de verdad), y Toni tiene que hacer algo similar sin Creighton. Su suicidio es uno de los momentos emocionalmente más intensos de la serie, y sin que lo veamos en realidad saltar del ferry. Pero sólo con asistir a los preparativos de su último día, desde su despedida más cariñosa de lo normal de su mujer y su hija a su recorrido por todos sus sitios preferidos de Nueva Orleans, ya sabemos lo que va a pasar, y ya empezamos a pasarlo mal por el papelón que le queda a Toni. Es comprensible que le reproche a su ayudante que, mientras toda la ciudad pelea sin descanso por recuperar su vida normal, Cray simplemente abandona.

Creighton ha dejado momentos muy divertidos (y algunos reales, como el famoso "Fuck you, you fuckin' fucks", basados en el bloguero Ashley Morris), y a través de su indignación y su cabreo también se veía la depresión y el agujero en el que se iba metiendo. Pero mientras se deja llevar y arrastrar por el río Mississippi, otros optan por marcharse para intentar seguir con su vida, como Janette, para la que la procesión iba por dentro, y que nosotros hemos podido ver a través de su lenguaje corporal aunque ella pocas veces lo exteriorizara con palabras. Su relación con Davis, que es un tarambana cn buen corazón, ha sido una de las mejores cosas de "Treme", además de Antoine Batiste y su periplo de actuación en actuación derrochando carisma (y encontrándose con la creme de la creme de la escena musical de la ciudad).

"Treme" es una serie sobre la gente que vive en Nueva Orleans, es un retrato de sus personajes, y por eso puede parecer a simple vista "que no pasa nada", ya que no hay una trama ni grandes conflictos ni traumas en cada capítulo. Decían en una crítica que logra transmitir un sentimiento de comunidad, lo que es muy cierto, y consigue que te intereses por cosas como los indios del Mardi Gras gracias a que un personaje es uno de ellos (interpretado con la habitual dignidad de Clarke Peters). Transmite la perseverancia por salir adelante y la decisión por no dejarse superar por las circunstancias, y lo hace a través de unos personajes con los que, por lo general, no se opta por el camino más fácil. Y con un reparto realmente estupendo.

"Treme" tendrá segunda temporada, en la que es probable que David Simon y Eric Overmyer sigan inspirándose y contando algunos hechos reales del segundo año de la ciudad después del paso del Katrina. También seguirán contratando músicos locales y grabando la música ahí mismo, tal y como la tocan. Así que tendremos, tal vez, la oportunidad de escuchar cosas como ésta.

24 junio 2010

Un poco de aquí y de allí

1.- No sé si Syfy en España emite esas pinículas fantasbulas (ByTheGirls dixit) que su cadena madre programa en Estados Unidos los sábados por la noche. Suelen estar protagonizadas por monstruos imposibles, o tener a sus protagonistas persiguiendo algún tesoro oculto o huyendo de alguna maldición. Tienen un aire a serie B (y a cutrez a propósito) que las ha convertido en algo así como de culto para bastante gente (si seguís a algunos críticos americanos en Twitter sabréis a lo que me refiero), especialmente porque no tienen pinta de tomarse a sí mismas demasiado en serio, ya desde sus títulos ("Mega Shark vs. Giant Octopus" es sólo un ejemplo). Además de fichar a Roger Corman para que haga unas cuantas (si le dejan, se marca diez en una semana), han anunciado el rodaje de una nueva, llamada "Mega Python vs. Gatoroid", en la que el principal atractivo será ver a dos estrellas adolescentes de los 80, inspiradoras de Robin Sparkles, en un mano a mano tremendo: Debbie Gibson y Tiffany. ¿Cuál de las dos ostenta el éxito de centros comerciales llenos a reventar en un gira? Es un pregunta legítima, ¿no?

2.- Sólo me falta por ver el último capítulo de la primera temporada de "Treme" (que seguro que es un bajón, como pasaba en "The Wire"), y en este pequeño maratón que me he dado, de vez en cuando echaba un ojo a este blog del diario "Times-Picayune", que explica todas las referencias culturales, históricas, sociales y políticas referidas a Nueva Orleans que se hacen en la serie. También detalla todos los músicos y personajes famosos que aparecen en cada episodio, ya sean Cassandra Wilson, los responsables de "Top Chef" o alguna celebridad local.

3.- Esta tarde, en un extraño momento de tranquilidad twittera entre los comentarios del partido eterno de Wimbledon entre John Isner y Nicolás Mahut (y las incontables comparaciones del enfrentamiento con el final de "Perdidos") y la eliminación de Italia en la fase de grupos del Mundial de Sudáfrica, alguien ha sugerido un vídeo musical realmente curioso de "Jubalee", de Benji Hughes, dirigido por el fotógrafo de moda entre los famosos de Hollywood últimamente, Tyler Shields. Suyas son algunas de las últimas fotos escandalosas de Lindsey Lohan. Lo han traído a colación (y perdonadme, pero no recuerdo quién ha sido) porque los dos protagonistas del vídeo son dos actores más o menos conocidos de los círculos seriéfilos: Alessandra Torresani ("Caprica") y Matt Dallas ("Kyle XY" y la fallecida "Eastwick". Shields también sale en el vídeo.

4.- Esto habría entrado en un "casi famosos" sin problema, pero se merece su propio apartado dentro de los homenajes-parodias de la música comercial de los 80, en la línea de Robin Sparkles. Son los títulos de crédito de "Tú la letra y yo la música", una comedia romántica con Hugh Grant y Drew Barrymore en la que él interpretaba al ex miembro de un grupo a lo Wham! que intenta rehacer su carrera veinte años más tarde. Os lo dejo porque, además, el que sale en el vídeo es Scott Porter, que ya era Jason Street en "Friday Night Lights" cuando se marcó este bailecito.

23 junio 2010

Las pesadillas de la guerra

ALERTA SPOILERS: Pretendía hablar de "The Pacific" sin destripar nada importante de la trama, pero no sé si va a ser posible, y ya lo hice cuando la serie andaba por su ecuador. Eso sí, que Japón acabó rindiéndose y que los estadounidenses sufrieron muchísimas bajas en Iwo Jima es historia, no son spoilers.

Prefiero "Hermanos de sangre" a "The Pacific". Vamos a soltarlo ya y así nos lo quitamos de enmedio. No sabía explicar muy bien porqué (aquí hay algunas razones de otro punto de vista), y sospecho que es más un tema emocional, de conexión con esos personajes, que intelectual. Paradójicamente, "The Pacific", que sólo se centra en tres personajes, me ha resultado más dispersa que "Hermanos de sangre", que seguía a toda una compañía. Sin embargo, la segunda tenía un objetivo en lontananza más claro (el avance hacia Berlín), mientras la primera, por diseño, carece de él. La campaña del Pacífico se peleó de isla en isla, sin un objetivo tan claro (creo que hasta bastante avanzada no se decidió invadir Japón), todas con un clima tropical inclemente con los marines y defendidas con una ferocidad inaudita para ellos por parte de los japoneses, por lo que ya impone unas directrices a la narrativa que no está obligadas al contar la campaña en Europa.

No obstante, a veces se ha echado de menos más continuidad con los personajes. O a lo mejor es que Eugene Sledge, el que más ejemplifica cómo la guerra afectó a los soldados al volver a casa, no terminó de convencerme, y a Leckie y Basilone, sobre todo a éste último, no los vimos lo suficiente. Las motivaciones detrás de la serie son muy ambiciosas, pues Tom Hanks, Steven Spielberg y el resto de responsables pretendían abarcar gran parte del frente del Pacífico y de las peripecias de los marines a partir de esos tres hombres, y quizás por eso se ha perdido un poco de foco. Pero no ha estado exenta de interés. Las batallas, desde luego, eran más encarnizadas y estaban rodadas de tal modo, que te metían dentro de la acción, y esa sensación de repetición de la que se han quejado algunos espectadores nos ayuda también a entender un poco el estado mental de los marines.

Los tres últimos episodios, con los últimos pasajes de la vida de Basilone, incapaz de asumir su papel de "héroe" en casa mientras sus compañeros mueren en el frente, el paso definitivo de Sledge al lado oscuro en la salvaje batalla de Okinawa (para recuperar su humanidad, ya rota, a última hora) y el difícil ajuste a la vida cotidiana de Eugene y Leckie al final de la contienda son los que más acertadamente han contado el precio psicológico y emocional que tuvieron que pagar por participar en la guerra. Curiosamente, los dos que se alistan con el conflicto empezado son los que sobreviven, mientras que el militar de carrera muere (condecorado dos veces, pero de poco le sirve). El inicio y el cierre de la serie ha estado mejor que el tramo intermedio, aunque en ése hemos empezado a conocer a uno de los mejores personajes de "The Pacific", Snafu, que esconde más en su interior que su fachada de aparente desalmado que les roba los dientes de oro a los japoneses muertos.

Supongo que Spielberg y Hanks terminarán aquí sus colaboraciones sobre la Segunda Guerra Mundial, pero de repente tengo curiosidad por saber cómo sería una miniserie centrada en la campaña del norte de África, donde los panzers de Rommel campaban a sus anchas hasta que llegó Montgomery, y ese ambiente colonial creo yo que puede dar mucho juego.

22 junio 2010

Justicieros solitarios

ALERTA SPOILERS: A continuación vamos a comentar, en sesión doble, el final de la primera temporada de "Justified" y el principio de la cuarta de "Burn notice". No hace falta añadir nada más, ¿no?

Conforme "Justified" se ha ido acercando al final de su primera temporada, y Raylan se acercaba más al inevitable enfrentamiento con los Crowder y, sobre todo, con Bo, el patriarca, los aspectos de western han ido tomando más importancia respecto a los noir, que siguen por ahí. Raylan se va viendo cercado por sus enemigos y acaba yendo un poco en una dirección tipo duelo en el O.K. Corral. La única forma de quitárselos de encima es buscando el enfrentamiento, al que se dirige con dos aliados improbables al principio de la temporada: Ava y Boyd. Los dos han crecido mucho en estos 13 episodios, y el rollo mesiánico de cristiano renacido de Boyd ha dejado algunos momentos humorísticos estupendos (además de mostrar al final su lado más vulnerable al saberse traicionado por su propio padre).

El cerco a Raylan en la casa es un clásico de las películas del Oeste (aunque "L.A. Confidencial" también acaba así), mientras Winona se ha enfundado el traje de las femme fatalle del género negro. La relación de estos dos promete más baches en la segunda temporada, del mismo modo que mantener vivo a Boyd después del piloto ha sido una acertada decisión, porque su relación con Raylan es más complicada que la del mero archienemigo, si me permitís usar esa palabra. "Justified" ha resultado ser una serie muy entretenida, con un personaje central interesante y con tirón, y para el que Timothy Olyphant era, desde luego, el actor ideal. Tiene una gran atmósfera, mucho más humor del que podría parecer (el jefe de Raylan es muy divertido, con su póster de "Tombstone" en el despacho) y, desde luego, es una más que digna continuación en la pantalla de las historias de Elmore Leonard.

Para su fortuna, Michael Westen ya no va de llanero solitario en "Burn notice". Y eso que empieza la cuarta temporada trabajando de nuevo para la gente que lo despidió (con otro veterano de "The Wire" por ahí, con Robert "Bunny Colvin" Wisdom), intentando detener al villano, aún desconocido, que liberó al loco de Simon al final de la tercera entrega. Yo me perdí en buena parte de la explicación de lo que Michael tiene que hacer para Vaughn, pero me da un poco igual. Porque Sam y Fiona han entrado definitivamente a formar parte del equipo en esa investigación, y con ellos dos montando bombas, organizando vigilancias y picándose entre sí, no va a haber ningún momento aburrido.

A todo esto se une el espía al que, como daño colateral, Michael provoca que lo "quemen", como le ocurrió a él (Coby Bell es otro viejo conocido de las series, en su caso, de "Turno de guardia"). Westen se acerca a él para ayudarlo a salir adelante y a evitar los antiguos enemigos que intentarán matarlo, como le ocurrió a él, pero éste, por supuesto, también quiere saber quién lo despidió y quiere venganza, así que la situación es bastante complicada, más aún porque se queda a vivir en el garaje de Madeline. El arco para, al menos, esta primera parte de la temporada es ése, y mientras tanto, el alegre grupo de "robinhoods" de Westen se dedica a desfacer entuertos con la inestimable ayuda de personajes como Barry, y con unos Sam y Fiona que cada vez son más divertidos. De hecho, si les dedicaran un spin off a ellos dos solos, no me importaría nada verlo, en especial de Fi, que con cada temporada mejora un poco más.

21 junio 2010

Los detectives del verano

Más de una vez ha quedado claro que, añadida a mi afición por las series de policías, se encuentra mi querencia por las novelas de detectives y el género negro. También hemos comentado que, en los suplementos dominicales y en las revistas, se suele hablar mucho del género en cuanto llega el verano, aprovechando la celebración creo que en julio de la Semana Negra de Gijón. Una de las cosas que tiene disponer de esta pequeña ventana interneteril es hablar de las cosas que te gustan e intentar que más gente les dé una oportunidad, o conocer a otros fans de esas cosas, y unas de mis "adicciones" literarias son las series de novelas protagonizadas por un único detective. A mí me resulta muy entretenido reencontrarme cada cierto tiempo con ese investigador peculiar al que llegas a conocer muy bien, y ver con qué nuevo caso te sorprende, o qué le ha pasado en el tiempo en el que ha estado "de vacaciones". Hay un montón de estos detectives, pero esta lista será sólo de los que he leído bastantes de sus aventuras y se han convertido en citas ineludibles, incluso aunque de algunos de ellos ya se publique nada nuevo.

- Sherlock Holmes. Creado por Arthur Conan Doyle. Primera aparición en "Estudio en escarlata" (1889): El único e inimitable, por mucho que luego haya tenido multitud de homenajes, plagios, sucesores y continuaciones apócrifas. Las excentricidades de Holmes, contrastadas con la personalidad más "convencional" de Watson son siempre lo más interesante en historias que, desde luego, suelen tener unos puntos de partida con mucho gancho.

- Hercule Poirot. Creado por Agatha Christie. Primera aparición en "El misterioso caso de Styles" (1920): El pequeño, de estatura, detective belga es otro con grandes capacidades deductivas y una personalidad extravagante, que resulta muy divertido porque suele aprovechar los prejuicios de los ingleses de la época hacia los extranjeros en su favor. Algunos de sus casos son sumamente enrevesados y tienen cierto humor muy británico.

- Martin Beck. Creado por Maj Sjöwall y Per Wahlöö. Primera aparición en "Roseanna" (1965): Este detective sueco es, quizás, el que inició la novela negra moderna, más al estilo estadounidense, en Europa. Está siempre absorbido por el trabajo y sobrepasado, y sus casos desvelan toda la oscuridad que se oculta detrás de sociedades que parecen perfectas. Su método se basa más en no dejar ni una sola piedra que remover.

- Philip Marlowe. Creado por Raymond Chandler. Primera aparición en "Finger man" (1934) y "El sueño eterno" (1939): De todos los detectives noir clásicos, Marlowe es mi favorito por su ironía y su humor cínico, que esconde a un tipo que, en el fondo, es un romántico incurable. Sus casos casi siempre lo llevan a moverse entre los ricos del sur de California que se enredan con los bajos fondos, e importa más el retrato de esos personajes que el caso en sí.

- Guido Brunnetti. Creado por Donna Leon. Primera aparición en "Muerte en La Fenice" (1992): En las historias de Brunnetti, Venecia y sus idiosincrasias es siempre un personaje más, quizás el más importante. El comisario se empeña siempre en solucionar sus casos sea quien sea el muerto y le vaya a meter en los líos que sean, pero no puede evitar cierto cinismo ante la burocracia y el favoritismo a los poderosos, que casi siempre se acaban saliendo con la suya. No es tan divertido como el Montalbano de Andrea Camilleri, que también está mucho más cabreado con la situación de Sicilia y de Italia en general.

- Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro. Creados por Lorenzo Silva. Primera aparición en "El lejano país de los estanques" (2002): Esta pareja de guardias civiles son el principal motivo para leer los libros de Silva (aunque algunos de sus casos están muy bien hilados). Vila está licenciado en Psicología y tiene una visión del mundo a veces más poética; su compañera, Chamorro, es práctica y más dada a aplicar el sentido común, y los dos forman un dúo estupendo.

- Jean-Baptiste Adamsberg. Creado por Fred Vargas. Primera aparición en "El hombre de los círculos azules" (1996): Vargas debe crear algunos de los mejores puzzles de la novela policíac actual, y su detective es un tipo a la altura de esos retos, complicado, brillante y taciturno. También aparecen algunos personajes secundarios que, en apenas dos frases, quedan retratados a la perfección.

- Kostas Jaritos. Creado por Petros Márkaris. Primera aparición en "Noticias de la noche" (1995): Jaritos es comisario en Atenas y es gruñón, siempre está enfadado con el mundo y le repatea ver cómo se encuentra Grecia. Pero no es difícil tomarle cariño en su investigación sin descanso de los casos, su amor por los tomates rellenos de su mujer y sus quejas incesantes de los atascos y el calor atenienses.

Menciones especiales: El padre Brown de G.K. Chesterton, Adam Dalgliesh de P.D. James, Pepe Carlvaho de Manuel Vázquez Montalbán y "El misterio de la cripta embrujada", de Eduardo Mendoza, la historia detectivesca (en apariencia) más divertida y absurda que he leído nunca.

20 junio 2010

La educación de Temperance

El otro día, escuchando el podcast de "La caja de spoilers" sobre "Fringe" y "Expediente X", sugerían algo muy interesante para explicar por qué costaba tanto entrar en "Fringe" al principio de la temporada. Aparte de que los episodios no terminaran de estar a la altura de las presentaciones pre-créditos (que siempre se les han dado muy bien), en el debate apuntaban que la serie siempre ha sido un poco como Olivia: seria, fría y poco dada a darse alguna que otra alegría, especialmente en la primera temporada. Además, la agente Dunham es un personaje muy racional, más dado a usar el cerebro y la lógica que las emociones (y que suele arrepentirse cuando se deja llevar por lo segundo) y, en general, corresponde a un tipo de personaje más "masculino", que suelen interpretar más veces hombres que mujeres en las series.

El caso de Olivia, a la que poco a poco vamos descifrando con ayuda de pequeños detalles, nos sirve para introducir otro retrato de un personaje femenino poco convencional en las series policiacas actuales, también más dominado por la lógica que por el corazón, y que últimamente ha levantado cierta controversia entre los seguidores de su serie: la doctora Temperance Brennan de "Bones". Cuando digo controversia, no me refiero a una polvareda como la del final de "Perdidos", sino a muchas quejas por su comportamiento en determinados capítulos clave de la quinta temporada, especialmente en el que hacía el centenario. Teniendo en cuenta que, como ocurre en "House", muchas veces Brennan se comporta como si no hubiera aprendido nada al lado de Booth en estos cinco años, sí ha tenido, en general, una interesante evolución hasta llegar a la conversación del capítulo 100 y al final de temporada, pero no puede decirse que haya aparecido de repente y sin avisar.

Desde la primera temporada, hemos tenido pequeños, muy pequeños momentos en los que podíamos ver debajo de la armadura. La primera vez que la vemos hablar con un chaval que se ha fugado de una casa de acogida, y ella recuerda meter todas sus cosas en bolsas de basura para mudarse de una a otra, nos ofrece también cierta información sobre su pasado y sobre algunas de las razones por la que es así, y es sólo el aperitivo para ese juicio en el que tiene que testificar sobre una joven que fue encerrada en una nevera y asesinada, enfrentándose a un ex amante que testifica para la defensa y que explota su punto paradójicamente débil; ser excesivamente técnica y profesional. Brennan le repite muchas veces a Zack que no debe intentar imaginar cómo eran esos esqueletos cuando su dueño vivía, cómo era esa persona. Que si deja de ver fracturas, huesos y marcas que apuntan a determinadas acciones y lesiones y los humaniza, perderá la objetividad y dejará que las emociones nublen su juicio. Pero en el estrado, sólo cuando la acusan de fría y de ser demasiado técnica e incomprensible es cuando ella se rompe y revela su mecanismo de defensa; ella puede ver perfectamente en esos huesos una vida pasada y una muerte atroz, puede hacerse una idea del miedo y el dolor que esa chica sufrió encerrada en la nevera, y eso no le ayuda a ser mejor en su trabajo.

En pocas otras ocasiones ha bajado tanto la guardia (el juicio de su padre es otro ejemplo), pero desde la tercera temporada, si uno estaba lo suficientemente atento, podía comenzar a ver la Brennan real debajo de la bata azul del Jeffersonian y el título de doctora en antropología forense. Alguna que otra vez lo hemos comentado; es tan sutil, que no es raro que pase desapercibido. Hace ya un tiempo que ese retrato de Brennan me resulta muy interesante. A veces en segundo plano, una sombra de sonrisa, una simple mirada o lo que parece el atisbo de una lágrima ofrecen en un segundo mucha más información sobre ella que una larga parrafada o un gesto grandilocuente. El baile de la reunión de antiguos alumnos del instituto, y cómo Brennan mira las estrellas del techo, ha sido uno de los últimos ejemplos más evidentes, uno que nos hace comprender mejor (junto con todo lo que pasa en el juicio del Sepulturero) por qué decide lo que decide al final de la temporada.

De lanzarla en medio de situaciones extrañas para ver cómo reaccionaba (y lograr grandes momentos humorísticos, como aquel capítulo con el bebé y las falanges bailarinas), han ido cuidándola un poco más en su caracterización, hasta ir convirtiéndola en el corazón de la serie. Un corazón menos evidente que el de Ángela, por ejemplo, pero que está ahí y que moverá cualquier evolución a mayores que "Bones" haga de aquí a su final. Comprendo los problemas que este retrato puede tener, pero a mí me parece más interesante.

Música de la semana: "Treme" termina esta noche su primera temporada. Yo todavía voy un poco retrasada, pero eso no va a impedir que hagamos un pequeño homenaje a una de las partes fundamentales de la serie, su música. La canción que suena en los títulos de crédito es responsabilidad de un cantante de Nueva Orleans, John Boutté, y se titula, muy apropiadamente, "The Treme song".

19 junio 2010

Departamento de versiones curiosas

Casi tenemos encima el verano y el Día de la Música, que llegan a la vez el próximo día 21. Como además la temporada de series estivales aún no está a pleno rendimiento, y aprovechando encima las charlas sobre si las versiones de "Glee" apestan o molan, qué mejor que echar un ojo a algunas de esas versiones peculiares de canciones conocidas que siempre surgen, especialmente en los conciertos. Algunas de ellas las hemos ido publicando aquí y allá, en los últimos meses, pero no está mal recopilarlas todas en una entrada, para animarnos un poco.

- "Poker face": El tramo final de la primera temporada de "Glee" no sólo tuvo un capítulo especial dedicado a Madonna, sino que también dedicó otro a Lady GaGa. Entre los trajes histriónicos y la versión de rigor de "Bad romance", nos sorprendieron con una versión minimalista, con piano y un dúo entre Idina Menzel y Lea Michele, de ese otro éxito de Lady GaGa, transformándolo en algo que podría haber formado parte de algún show de Broadway.

- "Don't stop the music": Rihanna se hizo famosa con esta canción que, curiosamente, es versionada y hasta mejorada por un experto en esto de los covers peculiares, Jamie Cullum. Éste ya tiene experiencia en transformar en canciones de jazz temas de Radiohead o Jimi Hendrix, así que hacer lo propio con algo más disco no debía ser tan difícil para él.

- "Rumore": Es una lástima que Raffaela Carrá no tuviera éxito en Estados Unidos, porque cosas como ésta son perfectas para "Glee" (si lo son para "Doctor Who"...). En España sí que lo tuvo, y durante los 80, Alaska y Dinarama abrían sus conciertos justo versionando esa canción. Como Fangoria, también la han recuperado en directo de vez en cuando, pero es que lo mismo se atreven a versionar "Un mundo nuevo", de Karina, que "Tenía tanto que darte", de Nena Daconte.

- "Crazy in love": Este tema lanzó a Beyoncé en solitario, fuera de Destiny's Child, y sonó tanto por todas partes, que no es raro que gente de lo más variopinta se haya animado a versionarlo. The Magic Numbers se lo llevan a un terreno más folk, mientras que Snow Patrol optan por algo más rockero. Si no estoy mal informada, las dos versiones se grabaron en programas de la BBC.

- Britney Spears: La princesa del pop de los 90 se merece su propio apartado aquí, y ya veremos por qué. Famosas son ya las versiones de "Baby one more time" que han hecho grupos tan diversos como Travis, The Veronicas, Tori Amos (que también es capaz de versionar a Nirvana y Kylie Minogue) o Fountains of Wayne, pero no es la única canción a la que gente que, musicalmente, poco tiene que ver con ella le ha dado su toque personal. Franz Ferdinand se atrevieron con una versión de "Womanizer" y, por supuestoo, no nos olvidemos de cómo "Toxic" puede convertirse en una canción de folk californiano en manos de The Chapin Sisters, que también se atreven con Madonna y "Borderline", que también ha cantado Sufjan Stevens.

- "I should have known better": The Beatles son uno de los grupos más versionados de la historia, así que no es raro encontrar un montón de gente que tira de sus canciones para conciertos o como curiosidad en sus discos. Una de las versiones más peculiares de esta canción es la que She & Him hacen a lo hawaiano, aunque hay otra ska de The Skatalites que tampoco está mal. She & Him, por su parte, hacen bastantes versiones de clásicos de los 50 y los 60, incluyendo un "Roll over Beethoven" muy rockero con el que cierran sus conciertos.

- "Creep": El mayor éxito de Radiohead en los 90, el que les dio a conocer, ha tenido luego un par de covers realmente curiosas. La acústica de The Pretenders es especialmente destacable (y, sin duda, es la mejor), Moby la tocó en un festival y hasta Korn la eligió para versionar en un unplugged.

- Menciones especiales: "Perlas ensangrentadas" (de Alaska y Dinarama) por Deluxe, "The girl from yesterday" (o lo que es lo mismo, "La chica de ayer", de Nacha Pop) por Gigolo Aunts, "Hotel California" (de The Eagles) por Gypsy Kings, "Dream lover" (en realidad, "Dreams", de The Cranberries, pero en cantonés) por Faye Wong (y en la banda sonora de "Chungking express") y de "All along the watchtower", dos versiones, la de Eddie Veder & The Million Dollar Bashes para "I'm not there" y, por supuesto, la de Bear McCreary para "Battlestar Galactica".

P.D.: La foto no es de ninguna versión, aunque The White Stripes tienen una sumamente curiosa de "I just don't know what to do with myself" (que cantó Dusty Springfield, entre otros), sino un fotograma del videoclip de "Fell in love with a girl", dirigido por Michel Gondry.

18 junio 2010

El río que cruzó César

A veces, las cadenas estadounidenses tienen un modo muy curioso de promocionar sus series nuevas. Fox lo hizo el año pasado emitiendo el piloto de "Glee" en mayo, justo después del final de "American Idol", aunque luego la serie no debutó de verdad hasta septiembre, y AMC ha hecho algo similar con "Rubicon", cuyo primer episodio se vio el pasado domingo, acompañando al final de la tercera temporada de "Breaking Bad", pero que no empezará en serio hasta el 1 de agosto. Es la tercera ficción de producción propia del canal, creada por Jason Horwitch (que hasta ahora sólo tenía en su haber "Medical Investigation"), y por lo visto en ese capítulo inicial, va a deberle mucho a los thriller políticos de los 70 (a mí se me vino a la cabeza "Los tres días del cóndor").

También confieso que hubo un momento concreto que me recordó al Sindicato de "Expediente X", pero sólo porque ese grupo de poderosos en la sombra y los compases iniciales de la Conspiración también estaban modelados según aquellas cintas dirigidas por Sydney Pollack, Alan J. Pakula o John Frankenheimer. En "Rubicon", la conspiración y la intriga se va a ir construyendo poco a poco, dando tiempo a las piezas a que se coloquen en su sitio y se dén cuenta de lo que se están jugando. Con ese título, por otro lado, no es difícil imaginar cuál puede ser el propósito último de esta conspiración; al fin y al cabo, el Rubicón era el río de Roma que no podía cruzarse con las legiones, so pena de considerarse traición. Julio César lo hizo para iniciar una guerra civil contra Pompeyo y reclamar el gobierno de la República para él solo.

Una cosa curiosa de la serie es que sus protagonistas trabajan en un think tank, una de esas instituciones de las que nadie sabe muy bien a qué se dedican, más que nutren de ideas a los gobiernos de turno. El ambiente del Instituto de Política Americana en el que trabaja Will Travers (James Badge Dale post-"The Pacific") está además muy logrado en el sentido de que se comprende perfectamente que la gente se pueda volver un poco loca o paranoica de más trabajando allí. Habrá que ver en agosto cómo sigue todo, pero yo tengo mucha curiosidad.

17 junio 2010

Dramas de familia

ALERTA SPOILERS: No es que el visionado de "Parenthood" sufra mucho si sabemos con anterioridad algunos de sus giros, pero a lo mejor si lo hace el de la segunda temporada de "United States of Tara". Dejad de leer aquí si aún no habéis visto sus finales.

Los "cuernos" que no eran tales entre Amber, Haddie y el novio (o ex novio) de ésta, Steve, han sido el motor detrás de gran parte de las tramas del final de temporada de "Parenthood". Las familias respectivas de cada una toman partido y el asunto cada vez se afea más y más, desde los insultos y las peleas en el instituto al juego victimista de los padres y el modo en el que se enfría la relación, sobre todo, entre Adam y Sarah, que se habían visto al principio como los que estaban más cercanos de los cuatro hermanos Braverman. Como muy bien decían por aquí, los conflictos son muy necesarios para que un drama familiar vaya tomando cuerpo, y hasta que no ha llegado el "Ambergate", es cierto que a la serie le faltaba un poco de pegada (como a la selección española de fútbol últimamente, vamos).

Cada una de las microunidades familiares que forman el conglomerado Braverman ha ido evolucionando de forma diferente a lo largo de esta breve primera temporada. Adam y Kristina (y sobre todo Haddie, que justo por ser una adolescente tan egocéntrica e insoportable creo que está muy lograda) habían empezado como los más interesantes gracias a la dificultad de asumir el Asperger de Max, pero han acabado siendo un poco cargantes (como dice Crosby, Adam no puede emborracharse porque se le caería el palo que tiene metido por el culo). Mientras tanto, Crosby ha crecido mucho a través de su relación con Jabbar (que es, en el fondo, igual que él), y Julia y su marido se han convertido en una pareja realmente divertida al final, cuando optan por darle a la ultra-competitividad de Julia un lado cómico y un poco absurdo. Y en cuanto a Sarah, Amber y el pobre Drew, un poquito olvidado, han tenido un retrato bastante consistente e interesante, si bien son un poquito maridramas (Lauren Graham sigue siendo insuperable en esas frases graciosas como de relleno. Grande lo de "watch the hippie"). Sólo tengo una petición para la segunda temporada: que aprovechen que "Friday Night Lights" se acaba y repesquen a Connie Britton. Si lo han hecho con Minka Kelly...

Hay alguna opinión divergente por ahí, pero yo creo que "United States of Tara" ha mejorado bastante en la segunda temporada, sobre todo conjuntando mejor todas sus líneas (excepto, Kate, como de costumbre). Conforme más en peligro estaba el matrimonio de Tara y Max, más interesantes eran los capítulos y, de rebote, nos ha permitido ver a mi alter favorito después de Buck, Shoshana y su jerga psicoanálitica de pacotilla pero, al final, bastante efectiva. Entre ella y Alice logran impulsar definitivamente a Tara para averiguar qué pasó en su infancia para desencadenar su trastorno y, como se veía venir, fue un episodio de abusos sexuales a manos no de su padre, como llegué a pensar, sino de un hermanastro del que ni ella ni Charmaine guardan ningún recuerdo.

Un crítico yanqui se preguntaba, si Alice es un trasunto de Mimi (la mujer en cuyo hogar de acogida estuvieron las dos hermanas de pequeñas), y Chicken es la propia Tara a los cinco años, si Buck podía ser una representación de ese medio hermano perdido. ¿Intentarán encontrarlo en la tercera temporada? Para entonces, tendremos a una Charmaine más humana que al principio, un Marshall más seguro de quién es y una Tara a la que hemos conocido un poco mejor en esta entrega, en la que sus otras personalidades han aparecido menos y, cuando lo han hecho, ha quedado mucho más clara su tarea de proteger a Tara, o a Charmaine, de cosas que pueden hacerles daño. El tono ha sido más de drama familiar con algunos toques de comedia a veces absurda y otras un poco hiriente, y una de las cosas que sí ha seguido siendo de lo más destacable es la relación entre Kate y Marshall, con sus pequeñas bromillas y su apoyo fraternal.

16 junio 2010

La condena de 'Treme'

Cuando la HBO estrenó 'Treme', en marzo, hubo mucha charla sobre si ésta podía significar, por fin, la entrada de David Simon en la fiesta de los Emmy. Su serie anterior, "The Wire", gozó siempre del beneplácito de la crítica y le dio prestigio a la HBO, pero sus audiencias eran muy minoritarias y nunca conectó con el gusto de los académicos. Si la memoria no me falla, creo que sólo logró una nominación al mejor guión ya en su quinta y última entrega. Entre las razones que se daban para explicar que la serie fuera ignorada sistemáticamente figuraban que el cosmos social de Baltimore en el que estaba centrada quedaba muy lejos para los votantes de los Emmy, que su extenso reparto fuera integrado por casi desconocidos, que su trama no fuera fácil de seguir y, no lo olvidemos, que sus personajes principales son negros pobres, así dicho mal y pronto.

A priori, "Treme" parece más accesible, tanto para el público como para los académicos, que "The Wire". El paso del huracán Katrina por Nueva Orleans figuró prominentemente en los medios estadounidenses durante meses, entre el reparto hay caras conocidas como John Goodman, Steve Zahn, incluso Khandi Alexander, a la que seis temporadas en "CSI: Miami" han dado popularidad, y no gira sólo en torno a la música. Sin embargo, el modo en el que Simon construye sus series hace que esa apariencia de accesibilidad no sea tal. Ya es famosa su frase, dicha creo que en alguna entrevista, de "que se joda el espectador medio". Él y su equipo de colaboradores te muestran un tapiz en el que tú debes ir uniendo los puntos, y ellos confían que te dejarás embarcar en el viaje que te proponen y podrás ir completando por tu cuenta la información que te dan.

Es muy cierto que tiene más humor (o, más apropiadamente, que su humor es menos negro que el de "The Wire"), pero no es tan fácil de seguir como aparenta, especialmente cuando cuenta tradiciones de la ciudad como las second lines o algunos de los grupos involucrados en el Carnaval, ya sean los indios o la Krewe du Vieux. Es como si hicieran una serie centrada, qué se yo, en la Semana Santa de Sevilla y nos metieran en medio de las costumbres y tradiciones de las cofradías sin explicarnos nada, sólo mostrándonos cómo son. O en el Carnaval de Tenerife. Para un profano, muchas de las cosas que vea en la pantalla pueden sonarle a chino. Al final, te acabas formando una idea de qué es qué, pero se necesita paciencia, y eso está reñido con el reconocimiento de los Emmy.

Dicho todo esto, sólo voy por el quinto capítulo y "Treme" me tiene atrapada, y no sólo por la música (aunque que toquen cosas como ésta ayuda). Me resulta muy interesante la pugna de Janette por sacar adelante su restaurante, por ejemplo. Veremos el 8 de julio si me como mis palabras y "Treme" rasca alguna nominación importante en los Emmy, pero yo no me haría muchas ilusiones.

15 junio 2010

Casi famosos (XXVIII)

Uno puede ganar un EGOT (Emmy, Grammy, Oscar, Tony), como pretende Tracy Jordan en "30 Rock", pero no puede escapar de su pasado. ¿Queréis pruebas? Aquí van, aunque son mucho menos vergonzosas de lo que podrían parecer.

¿Alguien se acuerda de "Traveler", una serie de midseason de la ABC de hace unos tres o cuatro años? Yo vi sus ocho capítulos, en los que aparecían dos actores que ahora están podemos decir que en la ola. Una es Viola Davis, flamante ganadora de un Tony a la mejor actriz por el reestreno de "Fences" y que ha aparecido últimamente como una peculiar pintora en la segunda temporada de "United States of Tara". En "Traveler" era una agente del FBI que persigue a, entre otros, Matt Bomer, ahora una de las estrellas de "White Collar" y que entonces venía del culebrón "Guiding Light" y de "Tru Calling", entre otras cosas. Además, fue uno de los candidatos al papel de Superman que acabaría interpretando Brandon Routh en "Superman returns" (curiosamente, Routh y Bomer han acabado pasando por "Chuck").

"Cinderella Man" fue un pequeño fracaso de Ron Howard y Russell Crowe, aunque logró alguna que otra nominación al Oscar y nos permitió empezar a ver a Rosemarie DeWitt, que en esta segunda entrega de "United States of Tara" ha podido mostrar una interesante evolución de Charmaine. Tal vez os suene también por ser la amante de Don Draper en la primera temporada de "Mad Men" y por "La boda de Rachel", que empezó a hacerla conocida. Como curiosidad, conoció a su marido, Ron Livingston, en el set de "Standoff", otra serie de muy corta vida en la que también aparecían Michael Cudlitz y Gina Torres.

Antes de "Glee", Matthew Morrison había hecho sus papeles episódicos en cosas como "Numb3rs" o "Entre fantasmas", pero donde era más conocido era en Broadway. Tal vez su papel más recordado es el del reestreno de "South Pacific" de 2008, donde lucía más pectorales que en la serie. Ya recordamos el paso de algunos de sus compañeros de "Glee" por las tablas de Broadway hace un tiempo.

Ya comentamos hace tiempo que la opción que muchos actores jóvenes tienen para foguearse en Hollywood son las películas terror, ¿no? Aquí tenemos "Boogeyman", cuyo protagonista era Barry Watson (ya famoso por "Siete en el paraíso"), pero en la que encontramos otro montón muy curioso de nombres asociados a ella. Sí, la de la foto es Emily Deschanel justo el mismo año en el que empezó a rodar "Bones". Ella no era famosa entonces, al contrario que Lucy Lawless, que interpretaba a la madre del personaje de Watson. El guionista de la cinta era Eric Kripke, productor ejecutivo de "Sobrenatural".

Como ya es oficial que "Torchwood" tendrá cuarta temporada el próximo verano, podemos recordar el paso de Eve Myles por "Doctor Who" antes de enrolarse en el equipo del capitán Jack Harkness. Fue breve, eso sí, en el episodio de la primera temporada donde el Doctor y Rose viajan al Londres victoriano y se encuentran con Charles Dickens y una historia de fantasmas. Eso sí, las pintas impactantes de verdad las lució el año pasado John Barrowman subiéndose al escenario del West End para interpretar "La jaula de las locas". Está irreconocible.

14 junio 2010

El mal ejemplo de Batman

De entre todos los superhéroes con la capacidad de volar, la fuerza sobrehumana o el poder de leer mentes, siempre ha habido otros cuyos únicos superpoderes era una forma física de atleta olímpico, un gran ingenio, una cuenta corriente muy, pero que muy saneada y un montón de aparatitos y gadgets que suplan que no les picó una araña radioactiva o no recibieron una "ducha" de rayos cósmicos. Los Batman y Iron Man de los cómics son la inspiración del pobre Dave a la hora de enfundarse el "pijama" verde de su identidad heroica, por mucho que él se compare con Peter Parker y su cualidad de everyday-man cuando no es Spider-man. Pero claro, Dave no tiene el entrenamiento ni el dinero de Bruce Wayne y Tony Stark. Sólo es un adolescente geek colgado de una compañera del instituto, amante de los cómics y decidido a darle un poco de salsa a su vida convirtiéndose en un vigilante enmascarado (con lo que, en parte, sí se parece bastante a Parker).

El cómic "Kick-Ass" en el que se basa la película es celebrado por ser una vuelta de tuerca gamberra y violenta al género de los superhéroes, un "Watchmen" mucho menos trascendental y con más humor negro. La adaptación al cine de Matthew Vaughn tiene un humor retorcido y desmitificador sobre todo al principio, cuando Dave se introduce en el mundo de los superhéroes y se da cuenta de que hay que estar muy loco, y no tener nada que perder, para hacerlo. Mark Millar, el guionista del cómic, afirmaba en una entrevista que se basó libremente en una noticia que vio en un periódico, en la que se contaba la muerte de una paliza de un chico que también se había creído un superhéroe. Para rizar aún más el rizo de la incorrección, la verdadera máquina de matar de la cinta, la asesina implacable al nivel de los 88 Maníacos de O-Ren Ishii, es una niña de 11 años con coletas y cara de pilla, apodada Hit Girl, y que ayuda a su padre, enfundado en un disfraz como el de Batman, a vengarse del mafioso Frank D'Amico.

Las críticas feroces que ha levantado Hit Girl son de esperar. Pero ésto no deja de ser casi una parodia, una farsa del género de los superhéroes (como digo, especialmente al principio), protagonizada por un grupo de jóvenes que intentan saber quiénes son y qué quieren hacer con su vida. Resulta difícil no simpatizar un poco con Dave, un loser típico al que interpreta un actor joven en ascenso, Aaron Johnson, y entre cuyos amigos podemos encontrar varias caras más conocidas por salir en la tele, como Clark Duke ("Greek") o Lyndsy Fonseca (la hija de Ted Mosby en "Cómo conocí a vuestra madre"). Además, Nicolas Cage debe hacer uno de sus mejores papeles en mucho tiempo, a la vez triste, heroico y patético. Y para completar las influencias tarantinianas, la banda sonora también recicla temas de otras películas; en este caso, los de "La muerte tenía un precio" y "28 días después".

13 junio 2010

Los prisioneros

ALERTA SPOILERS: Teniendo en cuenta que "Persons unknown" es una serie de misterio, prefiero avisar de que se pueden contar algunas cosas de su primer episodio que a lo mejor no queréis saber si preferís enfrentaros a él con el factor sorpresa intacto.

Siete personas que no se conocen de nada aparecen, de repente, en un edificio vacío. No saben cómo han llegado allí, quiénes los han secuestrado ni qué pintan en lo que parece más un decorado de cine en medio de ninguna parte. Sólo saben que los vigilan, porque hay cámaras por todas partes, y que no pueden abandonar el lugar. Ése es el punto de partida de "Persons unknown", la nueva serie que la NBC ha programado para el verano, creada por Christopher McQuarrie, al que todavía se recuerda por "Sospechosos habituales". McQuarrie sabe, desde luego, cómo crear un ambiente de intriga. Esa ciudad-decorado desierta, el hotel donde se despiertan los protagonistas, el implante que permite administrarles sedantes si intentan escapar... La sombra de "El prisionero" continúa siendo alargada, aunque no parece que estos rehenes se dediquen al espionaje internacional.

Lógicamente, para saber qué hacen ahí es necesario conocer quiénes son y, por ahora, de la única que sabemos algo más es de Janet, la joven madre a la que raptan en el parque, que tiene una hija pequeña, una madre con la que no se habla y un marido con el que pasa algo extraño, o eso se deduce de la charla con ese tipo desconocido antes de su secuestro. No es mucho, y espero que la solución a todo esto no sea algo tan prosaico como lo que me imaginé viendo a la madre de Janet hablando con el periodista. Este periodista, por otro lado, será nuestra puerta a las vidas de todos los prisioneros, un recurso ya un poco visto pero que, probablemente, tendrá la misma utilidad que Paul Ballard al principio de "Dollhouse" (bueno, espero que algo más).

Por ahora, nos han presentado las primeras piedras del misterio, y a mí me intriga para, por lo menos, concederle unos pocos capítulos más de margen. Estoy suponiéndome algo tipo "The game", con una empresa o algo así que pone fuera de circulación a gente para beneficiar a sus clientes (ese recepcionista de noche del hotel...). Si los personajes se vuelven un poco más interesantes y menos estereotipados (me da que vamos a tener que estar atentos a los detalles), será entretenida de ver aunque la explicación a todo no sea más que ésa. En un principio, sólo son 13 episodios. Veremos si mantienen todavía la intriga en el sexto.

Música de la semana: De tanto ver el nuevo anuncio de Movistar, tengo su cancioncita metida en la cabeza. Ésa es "Be Ok", de una cantante de Nueva York llamada Ingrid Michaelson.

12 junio 2010

La sombra del final

Ayer, "Ohhh! TV Podcast" grabó uno de esos programas monográficos marca de la casa, esta vez referido a "Perdidos" y, principalmente, a su final. Estuvo interesante porque, además de los responsables del podcast y de tres invitados vía Skype (Adri, CJ Navas y una servidora), también contaron con opiniones grabadas de varios blogueros, que contaban qué les había parecido el cierre de la serie y cuáles habían sido sus personajes y momentos preferidos. También les habían hecho a algunos una pregunta: Una vez vista hasta el final, ¿recomendarías "Perdidos"? La respuesta de Alberto, de "Diamantes de serie", fue bastante contundente; no. A él, ese último episodio no sólo no le gustó, sino que le decepcionó, le confirmó que todo había sido una tomadura de pelo y cambió por completo cualquier buen recuerdo anterior que tuviera de "Perdidos". Sólo por el final, no se la recomendaría a nadie.

¿Puede un final arrojar tal sombra sobre una serie (no una miniserie de 10 capítulos) como para hacer desistir a quienes nunca la han visto de su visionado? En el otro extremo, CJ Navas reconocía que a él no le había gustado el final de "Los Soprano", pero que recomendaría la serie sin ninguna duda. Dejemos aquí de lado discusiones rayanas en el gafapastismo sobre las virtudes y defectos de una u otra y si "engañan" o no al espectador. En este caso, no es relevante. Imagina que recomiendas una serie de 7 temporadas diciendo: "Y el final es genial, coherente con lo que ha pasado antes y un cierre estupendo". Pueden replicarte perfectamente: "Ya, pero son 7 temporadas. Hasta llegar al final, ¿está bien o no? Me da igual que el final sea muy bueno si para llegar a él me aburro".

La saga de "Canción de hielo y fuego" son siete libros (o eso afirma su autor, George R.R. Martin). La espera para llegar hasta el último va a ser larga, porque Martin ni siquiera ha acabado el quinto. Si su cierre es decepcionante, ¿todo lo anterior no habrá valido para nada? No sé si es sano enfrentarse a algo tan largo sólo con la expectativa del final y supeditándolo todo a que sea satisfactorio. Al menos, ése es mi punto de vista. Cuando le recomiendo a alguien "Expediente X", en las razones para que la vean casi nunca entra mi opinión del final (un bajonazo importante, mucho más abierto que el de "Perdidos", y eso que te explican casi todo). Creo que no está a la altura de todas las temporadas anteriores (especialmente, las cinco primeras), pero eso no quita para que siga siendo una gran serie y que se pase muy bien viéndola.

Pero también es cierto que su cierre no posee el mismo carácter cíclico que el de "Perdidos". Hay quien se enfrentaba a él esperando que cerrara el círculo iniciado en la primera temporada, cuando era más una historia lineal, y no circular. No sé explicarme mejor, ése es mi punto de vista. Tenemos derecho a sentirnos decepcionados si algo no nos gusta, por descontado. El radicalismo de las opiniones al respecto no hace más que probar que "Perdidos" es más que una serie de televisión.

11 junio 2010

Atentos ganadores

¡Enhorabuena a los premiados! Mrs. Blogspot, María y Torpe dama son las tres afortunadas que han ganado las entradas para el preestreno del primer episodio de la tercera temporada de "True Blood", el lunes 14, a las 21:30, en los cines Luna de Madrid. Sólo necesito que me envieis vuestro nombre completo y dirección de e-mail a la dirección de correo que aparece en mi perfil.

A los demás, no desesperéis. La entrada al evento es libre hasta completar el aforo de la sala, así que todavía podéis asistir. Muchas gracias a todos.

10 junio 2010

El viaje es lo importante

ALERTA SPOILERS: Aunque lo parezca por el título, no vamos a hablar de "Perdidos", sino de otra que no ha parado decir que lo que importa es el viaje y no el resultado final, "Glee". Su primera temporada ha terminado, y si no sabéis que pintaba "Bohemian rhapsody" en los regionales, mejor no sigáis leyendo.

El crítico de "The A.V. Club" que ha estado siguiendo "Glee" capítulo a capítulo tiene la teoría de que es, en realidad, tres series en una, dependiendo de cuál de sus tres co-creadores se encargue del episodio, Ryan Murphy, Ian Brennan o Brad Falchuk. Lo cierto es que no me he fijado tanto como para llegar a esa conclusión, pero sí es cierto que, de modo no muy diferente a "True Blood", "Glee" es a veces muy ciclotímica, alternando episodios deslavazados y extraños (como "Funk", el penúltimo de la temporada), otros realmente divertidos donde la sátira funciona a la perfección, y otros donde las emociones de los personajes están muy bien manejadas, la música se interconecta perfectamente con ellas y con la trama y nos deja cosas como ese montaje paralelo entre la elefantiástica y muy teatral actuación de Vocal Adrenaline en los regionales, con una versión de "Bohemian rhapsody" que sufre, claro, en la comparación con la voz de Freddie Mercury, y el parto del bebé de Quinn. Esta mañana en Twitter me he expuesto a una buena tunda por osar comparar esa secuencia con el montaje paralelo de "El padrino" entre el bautismo del hijo de Michael y los asesinatos que ha ordenado llevar a cabo. Sólo quería decir que me acordé de la secuencia viendo "Journey", nada más.

Ese montaje paralelo es, sin duda uno de los clímax de la temporada, del mismo modo que "Don't rain on my parade" (no superado por el popurrí de Journey de los regionales) lo fue de los primeros 13 episodios. De algún modo, apela al lado más emocional de la serie y sale airoso, y es un ejemplo donde se supera el desafío que, según James Poniewozik, tienen los guionistas de la serie, que es haberse encontrado con un éxito pop y realmente una buena serie y unir las dos cosas de modo armónico. No es fácil, claro, y muchas veces corren el riesgo de que la tentación de meter un montón de canciones con calzador sea demasiado fuerte y se coma el resto de la serie. Pero cuando la resisten y lo integran todo bien (y cuando optan por canciones de musicales de Broadway muy especialmente), consiguen algo de verdad muy interesante y que no puede compararse prácticamente con nada de la parrilla estadounidense actual. Está en su propia categoría.

Pero también hay que aceptar "Glee" tal y como es, del mismo modo que el mensaje de la serie es que nos aceptemos unos a otros tal y como somos. En su último episodio, titulado muy apropiado "Journey", a los chicos se les dice que lo que importa es el viaje que han hecho todos juntos y cómo ése los ha cambiado (para mejor, claro), cómo no importa tanto que ganen los regionales como que disfruten en el escenario (lo que parece un metacomentario sobre la suerte de la propia serie en los premios como los Emmy, igual que todo el rollo de "tenemos otro año" era un metacomentario sobre su renovación por su segunda temporada). Por todo eso, la canción que de verdad logra funcionar es "To sir, with love", porque de verdad expresa los sentimientos de todos los personajes por medio de la música, y no es sólo una canción puesta ahí por el mero de tenerla.

Ha habido cosas extrañas, claro, pero en general, "Journey" ha sido un buen cierre para una primera temporada en la que los momentos brillantes lo eran lo suficiente como para ocultar aquellos menos logrados, y que presenta el camino para que, si quiere, "Glee" se convierta en, como dice Poniewozik, una verdadera buena serie con más consistencia, una en la que la comicidad de Brittany, la voz de Rachel, la sátira de Sue, la ingenuidad de Finn, la dulzura de Emma, la farsa de algunas de sus situaciones y el corazón de sus mejores números musicales se unan para que no sean un máquina sin alma, como acusan a Vocal Adrenaline. Lo mejor de todo es que sólo depende de ellos. Y seguro que no será aburrido verlo.