31 octubre 2013

El luto

En estos últimos días, y aprovechando su estreno en Sundance Channel, unos cuantos blogs estadounidenses están hablando de "Les Revenants", esa serie de Canal+ Francia sobre muertos que vuelven a sus casas y con sus familias mucho tiempo después de que perdieran la vida. En todas esas críticas se comentan básicamente los mismos puntos: la malsana atmósfera que la serie construye en ese pequeño pueblo de montaña, el hecho de que los que regresan no sean zombies al uso y, sobre todo, que por mucho misterio y niños inquietantes que haya, todos los episodios terminan hablando sobre lo mismo, y eso es el duelo por la pérdida de un ser querido, el luto. La pregunta principal que plantea "Les Revenants" es cómo reaccionarías si, de repente, regresara esa persona cuya muerte no has sido capaz de superar. Es el sueño cumplido de muchas personas, ¿pero es uno que sería mejor que nunca se hiciera realidad?

Esa reflexión sobre la pena y el duelo, y cómo cada uno lo lleva de una manera diferente, ha sido, curiosamente, algo que ha aparecido en unas cuantas series últimamente, y no sólo en capítulos sueltos, sino formando el esqueleto emocional de tramas y hasta de temporadas enteras. Ahí tenemos, por ejemplo, "Forbrydelsen" y las tres temporadas de "The Killing", que mostraban el dolor, la rabia y, finalmente, el proceso de aceptación de las familias que habían perdido a aquellas jóvenes, y los tres capítulos finales de la primera temporada de "The Bridge" muestran a uno de sus protagonistas lidiando con la misma situación. En su caso, además, esos sentimientos de ira, culpa y tristeza motivan cierto desarrollo en él, y en la trama, que veremos evolucionar en la segunda entrega. En este caso, lo que vemos es un deseo de venganza motivado por ese luto, algo que están intentando hacer también en "Arrow" como consecuencia del terremoto que cerraba su primera entrega.

Sin embargo, donde se está viendo un retrato muy interesante del duelo es en la cuarta temporada de "Downton Abbey", y no tanto el del luto de Lady Mary o de Tom Branson como el de Isobel Crawley. En ella hemos visto un dibujo lleno de contradicciones y de dudas, pues aunque quiere que los demás sean felices, no puede evitar sentir que esa felicidad es, de algún modo, una traición. Sabe que la vida sigue, que ella no puede quedarse atascada en ese momento, pero su corazón se niega a aceptarlo. Y en una serie que va tan veloz como ésta, se agradece que los sentimientos encontrados de Isobel se hayan mantenido durante prácticamente toda la temporada, y que no haya perdido la diversión que proporciona verla defender todo tipo de causas ante el mayor cinismo de la Condesa Viuda.

Curiosamente, Popwatch se preguntaba ayer si algunas series de corte sobrenatural, como "The vampire diaries", habían contribuido a que la muerte de un protagonista fuera aburrida, en lugar del mazazo que debería suponer para los espectadores y para el resto de personajes. Lo decían, sobre todo, porque en esas series podían matar a los tres protagonistas principales, por ejemplo, en el tercer capítulo y, aun así, tenerlos dando vueltas por ahí en forma de fantasmas o de zombies. Evidentemente, saber que no vas a dejar de verlos reduce el impacto que debería tener su fallecimiento y, al final, lo convierte en algo prosaico. Probablemente, dedicar tiempo al duelo podría darle importancia de nuevo a esas muertes, pero no es algo en lo que esas series estén interesadas, porque no va por ahí lo que pretenden hacer. Las reglas del juego por las que se mueven son otras.

30 octubre 2013

Una improbable serie de culto

La vida que puede tener una serie después de su final es impredecible. Las hay que terminan en medio de un gran ruido mediático y que se disuelven en el olvido tan pronto como acaban. Las hay que son canceladas pero cuya calidad las lleva a que un nuevo público las descubra más adelante, dándoles una segunda vida y una nueva apreciación que se les negó en su momento. Las hay que son saludadas como clásicos instantáneos en cuanto vemos su último fundido a negro final, y se mantienen de ese modo en el imaginario colectivo durante mucho tiempo. Y las hay que, en su momento, no despiertan demasiado entusiasmo (o ninguno), que acaban casi sin hacer ruido y sin que a nadie le sorprenda su breve duración y que, por extrañas circunstancias de la vida, empiezan a tener algo así como una vida propia posterior que puede terminar llevándolas a ser títulos de culto. Algo así parece estar empezando a pasar con "Smash", aquel drama musical de NBC que debería haber sido una de sus apuestas más fuertes para escalar posiciones en las audiencias, y que acabó siendo objeto de todo tipo de burlas y hate-watching variados.

No vamos a decir que "Smash" era buena, porque no lo era. Sí tuvo un buen piloto y detalles sueltos aquí y allá que apuntaban al potencial que tenía en su interior, pero nunca pareció haber nadie especialmente interesado en aprovecharlo de verdad en nada que no fuera la faceta musical (y ahí, sólo funcionaba realmente en un aspecto). Ni Theresa Rebeck (creadora), ni Josh Safran (showrunner durante la segunda temporada) supieron qué rumbo darle a la historia del montaje de un musical de Broadway sobre Marilyn Monroe, y cuando se encontró dicho rumbo, se quedó bastante a medias de todo (o se desvió de lo importante con distracciones como otro musical que no terminó de cuajar). Además, el hecho de ser una apuesta personal de Bob Greenblatt, jefe de NBC, llevó a que hubiera demasiados jefes opinando sobre los contenidos de la serie, lo que siempre lleva a problemas. no es de extrañar que la audiencia la fuera abandonando lentamente y que, para cuando regresó en la segunda temporada sin el paraguas de "The Voice", muchos decidieran, simplemente, ignorar su existencia.

Y a pesar de todo esto, da la sensación de lo que sí consiguió fue ser un placer culpable de los genuinos, de los que realmente te da vergüenza reconocer no sólo que los ves, sino que los disfrutas enormemente. Con el principio de la nueva temporada televisiva, además, han aparecido referencias a la serie en los sitios más insospechados, desde una en "30 Rock" todavía en la pasada campaña, a otra en "The Neighbors" o al uso de una de sus canciones en "So you think you can dance", y el remate es descubrir que "Hit List", el otro musical de la serie, va a tener una única representación, en versión concierto, en un conocido bar musical de Nueva York. ¿Quiere esto decir que "Smash" va camino de transformarse en una serie de culto? Desde luego, lo parece, incluso aunque sea un culto trash y un poco mamarracho en el que lo que se venera realmente son sus canciones originales, y no las tramas de sus personajes.

Pero como decimos, son cosas que no se pueden prever. Hay series que adquieren una vida propia que sus responsables no esperaban (a veces, quizás ni la deseaban) y para lo que sí ha servido "Smash" es para dar más visibilidad a algunos de sus actores. Si ignoramos piadosamente a Megan Hilty en "Sean saves the world", tenemos a "The good wife" reutilizando brevemente a Will Chase, Brian D'Arcy James y Christian Borle, al propio Chase dando el salto a "Nashville" (otra que puede seguir el mismo camino que "Smash" en muy poco tiempo) y a Krysta Rodríguez y Jeremy Jordan aprovechando para participar, una, en musicales de Broadway con Zachary Levi ("First date"), y el otro dando el salto a la adaptación de otro en cine, con Anna Kendrick ("The last five years"). Ya veremos si, dentro de un tiempo, es "Bombshell" el que acaba dando el salto a las tablas neoyorquinas.

29 octubre 2013

El año del GIF



No es que 2013 haya sido, de repente, el año en el que las imágenes en formato GIF, esas que pueden presentar breves animaciones (además de pesar muy poco), se hayan popularizado por todas partes, porque no es así. Siendo un formato que apareció en 1987, evidentemente ha tenido tiempo más que de sobra para conocer las aplicaciones más diversas y que para que esa capacidad de incluir una animación se utilice también para todo tipo de propósitos (las Voyager tienen una animación en GIF de Júpiter muy conocida, por ejemplo). No obstante, resulta curioso cómo, desde hace un par de años, los blogs que se dedican a la crítica audiovisual (especialmente televisiva) lo han abrazado como una forma de hablar sobre determinados asuntos de una manera desenfadada y muy visual, más acorde con la rapidez con la que se consume todo en Internet.

No deja de resultar sumamente curioso, por ejemplo, que Popwatch decidiera hacer sus recaps del reality de MTV "Catfish" prácticamente sólo con GIFs de reacciones variadas, y el GIF de "Mad Men" de la semana de Vulture ya es casi un clásico en la exhaustiva cobertura que se hace sobre esa serie (a nivel nacional, tenemos ese "Seriéfilo enfurecido" de La parabólica, por ejemplo). A veces, puede saberse el tirón de un capítulo en las redes sociales por los GIFs que genera (o la popularidad de alguno de ellos, como éste genial de Daenerys en la tercera temporada de "Juego de tronos"), y ya están aceptados hasta los sitios más serios. Se han convertido, desde hace bastante tiempo, en un manera simpática y divertida de destacar los aspectos que más calan entre los fans de determinada serie, y cada uno tiene sus favoritos, por supuesto.

De hecho, vamos a hacer un pequeño listado de los nuestros, o de los míos, en este caso. Intentaré dejarlos en cinco, aunque me reservo el derecho de hacer trampa. Por ejemplo, empezamos con este de la cabecera de la segunda temporada de "Smash".

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De esta serie, también está muy bien uno centrado en Ivy al final de la noche del estreno de "Bombshell". Si con "Smash" teníamos múltiples opciones, con "30 Rock" ya ni os cuento, pero creo que podemos reducirlos a este de Liz Lemon, de copas con Jenna en un sitio de moda.

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La capacidad de "Nad Men" para generar GIFs absolutamente geniales es de lo más peculiar de todos los tiempos, pero casi ninguno supera el de Peggy contando dinero.

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Otro tanto va para "Doctor Who", que es toda una mina. Y aun así, pocos pueden igualar el del reencuentro de Donna con el Doctor.

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Y por terminar en alguna parte, reconozco que, aunque Walter dejaba los GIFs más divertidos de "Fringe", aquél de la ceja de Bellivia siempre será uno de los mejores por lo bizarro del asunto.

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No, no me he olvidado del nuevo GIF favorito de media tuitersfera, este de Alicia en "The good wife" procedente del último y estupendo capítulo de la serie.

28 octubre 2013

El público femenino

The Hollywood Reporter reunió hace algunas semanas a John Landgraff (FX), Ted Sarandos (Netflix), David Nevins (Showtime) y Kevin Reilly (FOX) para celebrar una mesa redonda de ejecutivos de televisión en la que los cuatro comentaron algunos de los asuntos más de actualidad referidos a la televisión como industria, desde los visionados en streaming a las series de la competencia que les habría gustado conseguir. Entre las preguntas que les hicieron, surgió una en la que les pedían que explicitaran el que ellos creían que era el mayor malentendido, el presupuesto más erróneo que había sobre la imagen de la cadena, y Landgraff fue muy rápido al contestar que, en FX, ése era que eran una cadena para hombres. Elaboraba un poco más la respuesta al explicar que tenían un reparto totalmente femenino en "American Horror Story: Coven", que habían tenido bastantes "antiheroínas" en sus series (remontándose a CCH Pounder en "The Shield"), y que habían tenido series con gran tirón entre el público femenino, como "Nip/Tuck", pero en Hollywood se la seguía viendo como la cadena para los tíos.

Esto entronca con uno de los temas preferidos de Crítico en serie (mi compañero en el crimen en Yo disparé a JR), que es la pregunta de si las series protagonizadas por mujeres, y orientadas a mujeres, son vistas como algo menor por la crítica simplemente por eso. Es un tema que surgió hace ya tiempo en Estados Unidos, cuando se habló brevemente sobre si había un estándar, un canon de calidad que estaba demasiado filtrado por un punto de vista masculino y que, por tanto, favorecía títulos con protagonistas que fueran hombres atravesando crisis muy propias de ellos. Si traemos un ejemplo práctico al que se pueden poner todas las salvedades que uno quiera, la gran cosecha del otoño de 2004 que revitalizó el interés por la ficción (y que popularizó mucho más que "Los Soprano" el cliché de que las cosas de calidad se hacen en la tele, y no en el cine) aportó "Perdidos", sí, pero también una primera temporada de "Mujeres desesperadas" que mezclaba géneros sin tapujos y que luego intentó ser copiada sin éxito por otros títulos.

A veces, da la sensación de que "The good wife" tendría más reconocimiento si fuera Will su verdadero protagonista, o que "Sexo en Nueva York" no sería tan vilipendiada si girara en torno a cuatro amigos, y todo eso siendo conscientes de que estas series tienen sus propios defectos. ¿Pero os imagináis una "Breaking Bad" en la que fuera Skyler, y no Walter, la que estuviera muriendo de cáncer y se dedicara a cocinar y vender metanfetamina? Probablemente, no habría sido la misma serie, pero si hubiera mantenido el nivel de excelencia, ¿habría alcanzado la misma repercusión? Por supuesto, no hay modo de saberlo porque esto no es más que una hipótesis más propia del universo paralelo de "Fringe", pero puede ser un curioso ejercicio de reflexión. Lógicamente, que haya pocas mujeres que creen sus propias series (más allá del emporio de Shonda Rhimes, claro) influye en todo esto y ayuda a explicarlo también, pero es curioso que las cadenas se desvivan por atraer al público femenino (que los anunciantes consideran que maneja el presupuesto de los hogares) mientras las series de mujeres no acaban de calar entre la crítica, en general.

Eso sí, a final de año puede darse una circunstancia curiosa si, como parece, "Breaking Bad" se encuentra compartiendo el podio de las mejores ficciones de 2013 con "Orange is the new black". Ya pasó algo similar el año pasado, cuando "American Horror Story: Asylum" (propulsada por los personajes de Jessica Lange y Sarah Paulson) se encaramó entre las cinco mejores series del año para gran parte de la crítica. Veremos cómo va la cosa cuando llegue diciembre.

Música de la semana: Como de "The good wife" ya hablaremos otra vez más adelante, ahora vamos a quedarnos con uno de los grupos que la serie más utiliza cada vez que se avecinan cambios en la vida de Alicia Florrick, los muy efímeros Beast. Hace un par de semanas, la canción que utilizaron fue "Satan", en la que parte de la letra proviene de un espiritual tradicional que "Boss" empleó como sintonía, en la versión de Robert Plant.

24 octubre 2013

Televisión de Halloween

Halloween es una de las fiestas que las series de televisión estadounidenses más celebran. Más que el día de Acción de Gracias, podríamos decir, porque Halloween no sólo ofrece una excusa perfecta para mostrar bailes de disfraces, sino que puede aprovecharse también para colar pequeñas historias de miedo que le den otro aire a la serie. Es también la celebración que los blogs y los medios con presencia en Internet aprovechan para sacar listas de los capítulos más terroríficos, o especiales sobre el tirón que el género está viviendo ahora mismo en la pequeña pantalla. En lo que se refiere a las listas, io9 tiene una realmente curiosa con los 25 episodios de ciencia ficción y fantasía que consideran que dan más miedo en la historia de la televisión. Y es curiosa porque la variedad de propuestas es interesante.

Por ejemplo, empiezan con "Marionette", aquel episodio de "Fringe" que unía la obsesión de un hombre por "recomponer" a su amor perdido con el regreso de Olivia a una vida en la que había sido suplantada por su doppelgänger. No es que fuera un capítulo que diera especialmente miedo, pero sí tenía algunas imágenes perturbadoras, y una resolución emocional bastante demoledora. Además de las clásicas inclusiones de "La dimensión desconocida" y "Más allá del límite", encontramos capítulos de "Torchwood" ("Countrycide", vuelta de tuerca al slasher de pueblerinos brutales), de "Twin Peaks", uno de la segunda temporada de "Battlestar Galactica" ("Valley of darkness") que es más de tensión en medio de un asalto de los cylones que de miedo, y dos de "Doctor Who" bastante inquietantes como "Midnight" y "Blink", que está en el podio de los capítulos más terroríficos con "Hush", de "Buffy, la cazavampiros", y "Home", de "Expediente X" (un episodio que FOX nunca repitió).

Evidentemente, cada uno podemos añadir aquí todos los que queramos (el primero de "American Horror Story", por ejemplo, daba muy mal rollo, o buena parte de los de "Millennium", o cualquiera de las participaciones del doctor Walker en "Medium", o incluso aquel capítulo de "The river" con el árbol de las muñecas), pero lo curioso es que muchos de ellos no se emitieron en Halloween ni como capítulos especiales de esa fecha. Cuando alguna serie se anima a hacerlos, termina optando más por el cachondeo y la diversión de los disfraces y los tópicos de las historias de terror, o hace como "Los Simpson" y se dedica a parodiarlas (uno de los episodios en al lista de io9, "Nightmare at 20.000 feet", fue precisamente parodiado con Bart en el autobús escolar). Los episodios que terminan resultando verdaderamente inquietantes son los que no te esperas que sean así. De hecho, confieso que ninguna serie me ha dado las pesadillas que me dio en su momento "La huella del crimen".

P.D.: Este blog va a estar parado hasta el lunes, pero no por los Playoffs de la liga de béisbol. Sed buenois.

23 octubre 2013

Las series de las 10

En más de una ocasión hemos comentado esa tendencia al snobismo que hay al hablar sobre cuáles son las mejores series en antena actualmente. Se tiende a elevar al cable a las alturas y a mirar a las networks por encima del hombro, y aunque es cierto que éstas han perdido ya el favor de los Emmy, y llevan unos años casi sin estrenar ningún drama nuevo realmente destacable, tampoco es del todo justo que se las desprecie de ese modo. Hay algunas series que sólo podrían hacerse en una cadena generalista en abierto (como "Sleepy Hollow", sin ir más lejos) y otras no tendrían sentido fuera del cable (como "Masters of Sex"), pero muchas de las que vemos ahora en un sitio y en otro podrían intercambiarse posiciones cambiando sólo algunos detalles. Evidentemente, unas están sujetas a las normas de los departamentos de Standards & Practices y de la Comisión Federal de Comunicaciones, y las otras difrutan de más libertad en ese aspecto, pero en su estructura básica, unas cuantas podrían irse tanto al cable básico como a las networks.

De hecho, da la sensación de que lo que ha pasado es justo lo contrario. Si descartamos el cable premium, que suele moverse por otros derroteros, el básico ha ido ganando cada vez más parcelas de audiencia (en verano, sobre todo) con tipos de serie que antes hacían habitualmente las generalistas. Cosas como "Rizzoli & Isles" o hasta "Graceland" eran la base sobre la que CBS o NBC construían sus parrillas (junto con las sitcom familiares), pero fueron aparcándolas quizás buscando la nueva "Perdidos", o intentado acercarse a esas series del cable que les robaban los Emmy que habían sido suyos hasta los 2000. El imparable descenso en la audiencia que las networks viven desde hace años (que se volvió más acusado desde la huelga de guionistas de 2007/08), y el fervor con el que se entregaron a los reality shows en las últimos casi quince años, las ha llevado a descartar en buena medida los dramas adultos, aquellos que se hacían para programarlos a las 22 de la noche y atrapar frente al televisor a los padres, una vez ya habían dejado a sus hijos pequeños durmiendo.

Sea por las razones que sea, esas series de las 10 fueron cayendo en el olvido conforme iban terminando cosas como "El abogado" (en 2004) o "Urgencias" (en 2009), y aquel infame experimento de NBC de entregar ese horario a Jay Leno de lunes a viernes durante media temporada pareció darles la puntilla definitiva. Ese tipo de dramas adultos acabaron relegados a la memoria de los espectadores, que fueron a buscarlos al cable (que, a su vez, ha asumido aquellas películas independientes que se hacían en los 90, mientras el cine independiente está haciendo las películas más para adultos que Hollywood solía rodar junto a sus taquillazos veraniegos), y ahora mismo, parece que la única representante de aquella estirpe perdida es "The good wife". Más de una vez hemos citado también las palabras de John Landgraf, presidente de FX, que The Guardian recogía de este modo hace ya un par de años: "'Lo que ha pasado es que... las networks ya no programan los dramas de las 22'. Landgraf estaba hablando más de un estado mental que de un horario; tradicionalmente, el drama de las 10 era el horario post-niños en el que había de todo, donde las series podían permitirse ser más experimentales, tomar algunos riesgos y contar historias sobre personajes grises que ni siempre tomaban las decisiones acertadas".

Cuando surgen tuits alabando "The good wife" y afirmando que es como una serie de cable, es inevitable tener sentimientos encontrados. Para los fans, leer esto es genial porque equivale a uno de los mayores elogios que se le pueden hacer ahora a cualquier serie, pero al mismo tiempo ejemplifica ese snobismo del que hablábamos al principio. "The good wife" no es una serie de cable, sino una serie de network de las 22 de la noche (aunque lleve ya un par de años a las 21). Casi puede decirse que es la última heredera de las "Canción triste de Hill Street", "Urgencias" y "El ala oeste de la Casa Blanca", dramas adultos que aprovechaban el horario para contar historias con implicaciones morales y éticas menos claras, protagonizadas por personajes complejos y que no eran de una pieza. Las networks ya hacían esas series antes de que el cable las llevara al siguiente estadio, pero han olvidado cómo hacerlas bien.

22 octubre 2013

La noche que Kirk besó a Uhura

Los años finales de la década de los 60 son muy interesantes en lo que respecta a la ficción televisiva estadounidense. El clima social y político de la época influenciaba unas cuantas de las cosas que se hacían, y aunque había que disfrazar  los comentarios sobre cuestiones como la guerra de Vietnam para que pasaran el filtro de los censores de las cadenas, terminaban llegando a los espectadores. En ese contexto, resulta muy curioso acercarse a cómo respondía la televisión al movimiento en defensa de los derechos civiles de la comunidad afroamericana, que tenía una de sus cabezas más visibles en Martin Luther King y que alcanzó su punto álgido en 1968, cuando el Congreso de Estados Unidos aprobó una ley que garantizaba el acceso igualitario a la vivienda de cualquier estadounidense, independientemente de su raza, credo o nacionalidad de origen, e incluía un apartado concerniente a los crímenes de odio con motivaciones raciales. Ese año se recuerda también por las protestas callejeras que siguieron al asesinato del propio King, el 4 de abril, y en medio de todo aquel clima, una pequeña serie de ciencia ficción, a punto de ser cancelada por la NBC, ponía su granito de arena en todo este asunto al mostrar el primer beso interracial de la televisión estadounidense.

Es cierto que no fue exactamente el primero. En diferentes lugares (como Neatorama) se apunta a que tal honor les corresponde, en realidad, a Nancy Sinatra y Sammy Davis Jr. en un especial de la primera emitido en diciembre de 1967, en el que él le da un casto beso en la mejilla, pero lo que distingue al de "Star Trek" es que es un beso en los labios como Dios manda, aunque Gene Roddenberry y compañía tuvieran que rodearlo de circunstancias "atenuantes" para que pasara el filtro de NBC y no fuera recibido con animadversión por los espectadores (que para el capítulo 10 de la tercera temporada no eran tantos, siendo justos). El capítulo en cuestión era "Los hijastros de Platón", en el que la tripulación de la Enterprise se encuentra con una raza alienígena de humanoides con una idea retorcida del entretenimiento y que afirman haber moldeado su sociedad siguiendo los ideales de la Grecia clásica. Sin embargo, también tienen unos intensos poderes telequinéticos que obligan a Kirk, Spock, McCoy y Uhura a hacer todo tipo de tonterías que los humillen y sirvan para entretener a sus "maestros".

Una de esas "tonterías" es obligar a Kirk a besar a Uhura. Visto ahora, con 45 años de distancia, casi llama más la atención la completa locura de vestuario y peluquería, pero en un 1968 tan convulso, una escena así tenía el potencial de ser una bomba. William Shatner y Nichelle Nichols han contado en varias ocasiones el proceso de rodaje del beso (y la importancia que tenía Uhura por ser una mujer negra plenamente integrada en la tripulación de la Enterprise), y también recuerdan que la NBC les pidió rodar otra versión de la misma escena, en la que Kirk se resistía y no llegaba a besar a Uhura. Al parecer, los dos actores (y en especial Shatner) se dedicaron a arruinar las tomas de todas las maneras posibles, de tal modo que, finalmente, la cadena claudicó y consintió que se emitiera el beso, que era además el momento en el que Kirk empezaba a pelear y a liberarse de sus captores. El episodio se emitió en noviembre, y la respuesta inicial fue muy positiva. Que aquel beso se disfrazara de un "sacrificio" de Kirk para salvar la vida de su tripulación, y no tuviera tintes románticos de ningún tipo, contribuyó a que el público, y sobre todo la NBC, lo aceptara más fácilmente, y tampoco hizo ningún mal que "Star Trek" estuviera a punto de ser cancelada por sus bajas audiencias.

Desde entonces, se ha avanzado bastante en el retrato que las series hacen de las relaciones entre personas con diferentes colores de piel, pero todavía se mantienen ciertas separaciones. Es bastante curioso, por ejemplo, darse cuenta de que es bastante más habitual encontrar parejas interraciales en las series británicas que en las estadounidenses, y que en estas últimas no hay problema por mostrar parejas compuestas, por ejemplo, por una mujer asiática y un hombre blanco, pero es más difícil que dicha pareja la formen una mujer negra y un hombre blanco, o al revés. Eso sí, ahora ya no se encandaliza nadie si David Tennant le planta un buen beso a Freema Agyeman en "Doctor Who", que ya hemos dicho en varias ocasiones que es una de la series más desprejuiciadas que hay.

P.D.:  Por cierto, el póster retro de "Los hijastros de Platón" que ilustra esta entrada es obra de Juan Ortiz y puede comprarse aquí, junto con otros pósters del mismo estilo de capítulos de la serie original de "Star Trek".

21 octubre 2013

Secretos de vestuario

El Festival de Series, que finalizó ayer, no sólo son proyecciones o el encuentro BirraSeries que lo cerró, sino que donde siempre suelen encontrarse cosas interesantes es en los talleres que se celebran entre pase y pase. Uno de los más curiosos fue el de vestuario centrado en Sastrería Cornejo, una veteranísima empresa familiar de Madrid que lleva confeccionando trajes para el teatro y el cine desde 1920. No es demasiado conocida por el gran público (aunque alquilan también disfraces), y de hecho, su participación en el Festival era la primera de esas características, en la que explicaban un poco el proceso de trabajo que seguían cuando una producción cinematográfica o televisiva requería de sus servicios. También enseñaron algunas de las prendas que tienen en su almacén, un almacén en el que, por ejemplo, se guarda buena parte del vestuario de aquellas grandes superproducciones históricas que Samuel Bronston rodó en España durante la década de los 60, y cuyo stock han alquilado a todo tipo de películas y series.

Ese reciclaje de vestuario es, probablemente, lo que más llama la atención y lo más simpático de rastrear. Contaron en el Festival que, por ejemplo, en "Juego de tronos" estaban empleando vestuario que Cornejo había confeccionado para las películas "El reino de los cielos" y "El rey Arturo" (y hasta de "Alatriste"), y que esa serie era sólo una de las varias en las que colaboraban en la actualidad. Están haciendo trajes también para "Da Vinci's Demons", la nueva versión de "Los tres mosqueteros" de la BBC, la nueva "Drácula" de NBC, "Vikings" y también han alquilado vestuario para "Downton Abbey" (de cuyos diseñadores de vestuario decían que se fijan mucho en que el traje sea del año que necesitan), y confirmaron algo que todos sospechábamos, y es que lo más habitual en una serie es alquilar y reutilizar vestuario hecho para otras producciones. Fabricar los trajes para todos los actores (y los extras) desde cero es demasiado caro, así que se recicla todo lo que se puede. Que en "Da Vinci's Demons" usen trajes que Charlton Heston llevó en "El Cid" no deja de ser realmente curioso.

Todo este tema de la reutilización lo tocamos hace ya algún tiempo a raíz de la web Recycled Movie Costumes, en la que sus usuarios envían fotos de trajes que ven "repetidos" en diferentes series y películas. Dichos trajes a veces se modifican ligeramente para adaptarlos mejor al look que se está buscando en una determinada producción, y en cine y televisión es normal que se devuelvan a la empresa que los ha fabricado cuando termina el rodaje (sólo las compañías de teatro compran el vestuario, en lugar de pedirlo en régimen de alquiler). Cuando lo tienen de todo de vuelta, las prendas se ordenan por épocas y por su tipo de vestuario, y así es más fácil ofrecer a los siguientes clientes lo que necesiten. En la foto de arriba de "Los Tudor", por ejemplo, el vestido de tono anaranjado que lleva Ana Bolena (Natalie Dormer) es de Cornejo, y en esa serie reutilizaron mucho vestuario de películas como "Shakespeare in Love", "Elizabeth", "Othello" y de la miniserie "Elizabeth I".

P.D. podcastero: El Festival no ha impedido que grabáramos un nuevo programa de Yo disparé a JR, aunque la semana que viene sí que haremos un pequeño parón por problemas de agenda. Éste es el menú:

- 0': "Brooklyn Nine-Nine" y su emisión post-Super Bowl y el anuncio de final de "Glee".
- 6': "Masters of sex"
- 22': "Once upon a time in Wonderland"
- 35': "The Vampire Diaries" (spoilers hasta 5x02)
- 47': "The Originals"
- 58': "The Walking Dead" (spoilers del 4x01)

20 octubre 2013

Todas las series son históricas



Hace un par de años, PBS estrenó "America in prime time", una serie documental de cuatro episodios que exploraba la evolución histórica de la ficción televisiva en Estados Unidos y mostraba cómo había ido cambiando al mismo tiempo que lo hacía la sociedad. El molde de aquel programa es bastante próximo a lo que Canal+ va a hacer a partir del próximo 4 de noviembre, cuando debute "España en serie", una iniciativa similar y que nos cuenta cómo ha ido evolucionando con los tiempos la ficción de le televisión española. Recorre unos cuarenta años de historia de las series, que son al mismo tiempo cuarenta años de historia de nuestro país, y los hace centrando cada uno de sus cuatro episodios (más uno especial que se verá en Navidad) en cuantro temáticas diferenciadas: el héroe, las mujeres, los cómicos y los adolescentes. En el Festival de Series que esa cadena organizó este fin de semana en Madrid se pudo ver el episodio dedicado a los personajes femeninos, y quedó muy claro el punto que da título a esta entrada; a su manera, todas las series son históricas.

En ese segundo capítulo, vemos cómo las mujeres en la ficción española de los 80 estaban marcadas por los cambios que se estaban produciendo en la sociedad (como la aprobación de las leyes del divorcio y el aborto a principios de esa década), y empezaban a retratarse separadas del hombre de turno, sin que su relación con él fuera su rasgo definitorio de personalidad. Ese episodio va de "Teresa de Jesús" a "Isabel", y pasa por todo tipo de dramas y comedias unidas por la misma característica, que es que todas las series son un reflejo de la época en la que se producen y se emiten. "Isabel", por ejemplo, podrá contar la vida de Isabel la Católica y estar ambientada en el siglo XV, pero la manera en la que se muestra a su personaje principal es, inevitablemente, la de un 2013 en el que el papel de las mujeres ha cambiado bastante, en algunas esferas, al que tenía en aquella época.

Asomarse a series de hace, simplemente, veinte años es abrir una cápsula del tiempo que nos muestra cómo éramos entonces. Si los adolescentes de ahora ven "Al salir de clase", no sería raro que se sorprendieran de algunas de las cosas que se trataban en esa serie, y lo mismo ocurre si, por ejemplo, nosotros vemos ahora la serie de "Misión imposible" o "El prisionero", muy influenciadas por las circunstancias sociales y políticas de los 60 y 70. A veces, es cierto que las series pueden adelantarse a cambios sociales que aún están en mantillas en la sociedad y contribuyen a normalizarlos (la subtrama lésbica de "Hospital Central", por ejemplo, tiene fans en América que la seguían por YouTube), pero generalmente reflejan fielmente cómo es la sociedad, incluso a veces a través del punto de vista con el que los guionistas y realizadores muestran esa realidad social. Será interesante ver cómo vemos dentro de una década títulos como "Breaking Bad".

Música de la semana: Uno de los aspectos en los que "Masters of sex" cuida la ambientación es en la selección de canciones que se escuchan en cada capítulo. En el primero, por ejemplo, utilizan un estándar jazzístico clásico como "You brought a new kind of love to me", en versión de Ella Fitzgerald.

18 octubre 2013

Tres formas de hacer un culebrón

Qué es un culebrón, y si es algo malo o no, es algo de lo que hemos hablado en varias ocasiones. Puede decirse que el 95% de las series tienen componentes de telenovela (especialmente en lo que respecta a la continuidad emocional de sus personajes), y lo diferente es la manera en la que se manejan esos componentes. Las hay que pueden tratarlos de una manera realista y verosímil, o con clase y sentido del humor, o lanzándose de cabeza por el camino del camp y la exageración casi autoparódica. También hay diferentes maneras de realizar series que son directamente un culebrón, y esta temporada podemos encontrar tres ejemplos de esos modos distintos de contar historias de familias con secretos, amores imposibles, villanos que sólo quieren arruinar la vida de los demás y, si ya nos ponemos en plan ambicioso, muertos que no estaban muertos, sino tomando cañas, gemelos malvados y mucho vitriolo vertido en cenas de lujo con mucho whisky.

Por ejemplo, "Revenge" puede decirse que es la heredera de las soap operas de prime time de los 80, con sus suplantaciones de personalidad, tramas de venganza cuidadosamente planeadas y malas malísimas mujeres de hielo que podrían matar sólo con una mirada, y todo ambientado en medio de los ricos habitantes de los Hamptons. La manera en la que está rodada sigue la forma de aquellas series tipo "Falcon Crest" o "Dinastía", con todos muy bien vestidos y una fotografía muy glossy, que dirían los anglos. Aquí nadie está mal iluminado, ni siquiera los criminales; las imágenes son tan vistosas como las de un reportjae hiperproducido de casas de lujo en las primeras páginas del "Hola", y todo eso forma parte del tipo de serie que es "Revenge". No hace falta ver más que cinco minutos del piloto para saberlo; sabe perfectamente que es un culebrón de ricos y pobres armado alrededor de una venganza a la altura de la de "Kill Bill", y se presenta exactamente así.

En el término medio tenemos "Downton Abbey". Quizás ésta se escore más hacia el melodrama que hacia el culebrón, pero también hay que tener en cuenta que la estética de las telenovelas inglesas es más de clase trabajadora, de luz fría y de interior de pub, aunque sus tramas sean igual de locas que en cualquier culebrón colombiano que se precie. Lo curioso de la serie de ITV es, precisamente, la austeridad con la que muestra el mundo de escaleras abajo, el de los criados. La iluminación es más fría y las escenas están rodadas cámara en mano, de tal modo que, al subir a la parte noble de la casa, contrasta más con la luz más cálida, las tomas más amplias y la steadicam con la que se retrata a los señores. Y eso que en esta serie tampoco sale nadie feo (para los estándares de las islas británicas), pero esa diferenciación formal es bastante curiosa. De hecho, su apuesta quedó muy clara la temporada pasada, con el parto de Lady Sybill (sin música añadida y rodado también cámara en mano, creo recordar), y este año con cierto hecho inesperado y terrible en el tercer episodio, que se muestra haciendo uso del "plano Frenesí", como quien dice, optando por un fuera de campo que puede resultar mucho más efectivo que una escena más explícita.

El tercer ejemplo de esta temporada es una serie que es un culebrón, pero que aspira a no serlo, como "Betrayal", y que por el camino no es ni una cosa ni la otra, lo que es lo peor que le podría pasar. Es una de las novedades de ABC, emparejada precisamente con "Revenge" en la noche de los domingos, y su trama de infidelidades, familias poderosas con actividades delictivas y una muerte que lo pone todo en peligro podría ser, efectivamente, tema para un buen culebrón, pero la serie opta por una estética más de drama intimista indie y todo el conjunto pierde fuerza (hay más problemas en "Betrayal" que entre la forma y el fondo, pero es mejor que nos centremos en uno). Está claro que, precisamente, no quieren ser un culebrón, que quieren ser un drama de personajes con grises morales, pero se quedan en tierra de nadie.

17 octubre 2013

Series por obligación

Desde que empezó la temporada, aquel tema que ya comentamos hace unos días, el de la "burbuja seriéfila", ha seguido apareciendo aquí y allá en los sitios más diversos. Centrará, por ejemplo, la sesión de BirraSeries este domingo por la tarde en el Festival de Series que Canal+ organiza en Madrid, protagonizó de nuevo una de las entradas de la Filosofía Seriéfila de Spoiler Alert y, al mismo tiempo, la sensación de saturación que nos puede provocar quedaba expresada por Mariló García el otro día en Twitter. Todo esto se une, además,  a las peticiones que surgen de vez en cuando por esa red social para que la gente recomiende series que hay que ver. Yo nunca logro entender bien qué quieren decir con eso de "series que hay que ver", pero sí que hay varios títulos que serían los fundamentales si lo único que buscas es poder hablar del tema con otros aficionados, aunque no veas más series que esas (y "A dos metros bajo tierra" te suene a una versión en un cementerio de "Aquí no hay quien viva").

Es decir, si lo que quieres es que te digan qué series son las que más se comentan y de las que más se habla, para ver sólo esas y así sentirte incluido en la conversación, evidentemente sí hay unas cuantas que se pueden mencionar. En emisión ahora mismo están, por ejemplo, "Homeland" y "The Walking Dead", dos títulos que, a juzgar por la cantidad de quejas y comentarios negativos que suscitan por Twitter, mucha gente debe estar viendo por obligación. Y el verano pasado terminó "Breaking Bad", de la que todavía va a hablarse y a escribirse mucho en los próximos meses, principalmente en la línea de si es la mejor serie de la historia, o si "Los Soprano" y "The Wire" aún mantienen la alternancia en lo más alto del podio. En enero llegará "Girls", de la que el nivel de ruido que genera es muy superior a la audiencia que tiene (razón por la que HBO la considera un éxito), y no parece que eso vaya a cambiar con la tercera temporada (también es otra serie que genera respuestas radicalmente opuestas). Y también se pueden aprovechar estos meses para ponernos al día de otras que podrían considerarse de visionadop "obligado", pero que tardarán aún en volver a las parrillas.

Es el caso de "Mad Men" y "Juego de tronos", que si coinciden en su emisión, terminan dominando el 90% de los artículos que se escriben sobre televisión. Pero también podríamos incluir aquí hasta "Community", la comedia mimada de la crítica. El culebrón de la despedida y readmisión de Dan Harmon como showrunner (y todas las meteduras de pata que ha cometido desde entonces) ha hecho que se lleve mucha más atención de la habitual, y ciertamente hay curiosidad por ver qué hace Harmon en su segunda etapa al frente de la serie (y en una quinta temporada que podría ser la última). Más o menos, si queremos estar al día sin tener que decidir qué ver, estas series nos pueden servir, pero así nos perdemos lo que es lo realmente divertido de esta afición seriéfila, que es probar títulos que nos llaman la atención, aunque no hayamos leído ninguna recomendación previa sobre ellos, o ver series que mucha gente consideraría "de segunda división" simplemente porque nos entretienen una barbaridad. Hay que ver lo que nos guste, no los que nos digan que tenemos que ver, o el canon de lo que se considera lo mejor.

16 octubre 2013

La amenaza fantasma

ALERTA SPOILERS: "The Walking Dead" ha vuelto con el primer capítulo de su cuarta temporada, un capítulo en el que parece que tenemos un nuevo enemigo para Rick y los suyos. Pero si no sabes cuál es, no sigas leyendo.

Hasta ahora, los supervivientes de ese apocalipsis zombie que muestra "The Walking Dead" se habían enfrentado a la amenaza de los caminantes, a la que representan otras personas y al hambre, pero todavía no se habían enfrentado a algo contra lo que tienen más complicado luchar: la enfermedad. La muerte de la cerda, y el malestar que despliega a lo largo del episodio el chaval de las gafas, sin pistas que no sitúan en el camino de lo que sí puede romper definitivamente la seguridad del refugio de la prisión, y no son los caminantes que se agolpan en las vallas. Sabiendo que todos los humanos están infectados, y que las medicinas y los médicos escasean, cualquiera que caiga enfermo de cierta gravedad es una bomba de relojería, y si lo que mata a Patrick se extiende al resto de los habitantes de la cárcel, es probable que acaben echando de menos la dictadura del Gobernador en Woodbury.

Ese giro final, que sitúa al enemigo invisible en el corazón del grupo de Rick, encamina este estreno de cuarta temporada hacia esa mayor tensión que Scott Gimple, su nuevo showrunner, prometió en verano. La vida en la prisión puede ser lo más cercano a algo idílico que los supervivientes pueden conseguir, pero no pueden relajarse ni un segundo. Rick lo comprueba también de primera mano con esa mujer que encuentra en el bosque y que ha perdido toda esperanza, aferrada a su marido zombie y casi deseando sólo morir para poder estar con él. Ella ha caído presa de la locura de la que Rick parece haber regresado, y en la que el Gobernador se zambulló de lleno al final de la tercera temporada, y para el ex sheriff sigue extistiendo el riesgo de que el recuerdo de todas las cosas que ha hecho para sobrevivir lo arrastre de nuevo al lado oscuro y a la sociopatía.

La locura y la enfermedad son esas amenazas fantasma que sobrevuelan al grupo en un episodio en el que, principalmente, hemos visto el ambiente en la cárcel ahora que los supervivientes de Woodbury se han unido al grupo de Rick. Todos ellos han optado por aguantar ahí un poco más, aprovechando para criar animales y cultivar la tierra, pero algunos de ellos son conscientes de que ese refugio no es tan seguro y que, además, no deja de ser provisional. Los caminantes se agolpan cada vez en mayor número en las verjas y, si llegara el caso de huir, deberían hacerlo lo antes posible. Por otro lado, unos cuantos personajes van haciendo la guerra por su cuenta, como Michonne, obsesionada con encontrar al Gobernador, y Carl, que ni siquiera cuando se acerca a lo que parece un simple grupo de lectura puede ser tratado como un niño. El nuevo personaje interpretado por Lawrence Gillard Jr., (otro veterano de "The Wire") parece guardar algún secreto (que los lectores del cómic seguro que conocen), pero su presentación no es demasiado interesante como para nos centremos en él.

Este arranque ha puesto más el acento en las circunstancias de los supervivientes y en sus sentimientos en esta nueva situación (que parecen variar entre el pesimismo de Glenn y el optimismo cauto de Maggie), preparando el terreno para que después, cuando lleguen las muertes inesperadas y las grandes escenas de acción y matanza, éstas tengan algún peso emocional, principalmente, y no sean sólo una excusa para contentar a los fans que sólo quieren ver gore. El estreno, además, volvió a ser un monstruo en cuanto a audiencias, con 16 millones de espectadores, confirmando que lo del año pasado no fue algo aislado. Realmente a los espectadores americanos les encantan estos zombies.

15 octubre 2013

Marvel quiere dominar el mundo

"Iron Man" era sólo el principio, en 2008, de la estrategia de dominación del entretenimiento mundial que Marvel (y Disney, sus propietarios) tiene funcionando a pleno rendimiento en la actualidad. Tras aquella "Fase 1" de películas individuales que culminaba en "Los Vengadores", ahora han entrado en la "Fase 2", otra vez con secuelas de todas aquellas cintas individuales de Thor, el Capitán América y Iron Man que se reúnen, de nuevo, en la segunda parte de "Los Vengadores", "Avengers: Age of Ultron". Pero por el camino, y aprovechando que Disney es también dueña de la cadena de televisión ABC, Marvel se ha animado a dar el salto a la pequeña pantalla (algo que DC lleva tiempo haciendo a través de la extinta The WB y, ahora, The CW). Ese salto se ha materializado esta temporada en "Agents of SHIELD", de cuyo éxito depende que haya más series sobre el universo de la Casa de las Ideas o no.

De momento, la serie no va mal (aunque no acaba de estabilizarse en cuanto a audiencia), así que Deadline ha publicado el rumor de que el estudio está preparando un paquete de cuatro y una miniserie, con un total de 60 episodios, que está moviendo por Hollywood, especialmente en cadenas de cable y en plataformas no tradicionales como Netflix y Amazon. El proyecto está envuelto en el secreto habitual con el que Marvel maneja estas cosas (el piloto de "Agents of SHIELD", por ejemplo, no se envió a los críticos. Quienes pudieron verlo en verano, lo hicieron en Comic-Con o en la gira de la TCA en agosto). Y en cuanto a esas cinco series misteriosas, nadie sabe cuáles son, ni si ya hay guionistas asociados con ellas, aunque se especula con que lo más probable es que una de ellas sea "Agent Carter", un título centrado en Peggy Carter (a la que conocimos en "Capitán América") y del que casi puede decirse que el corto de unos diez minutos, producido para la edición en DVD de "Iron Man 3", es algo así como un pseudo-piloto.

Ya lo era , para "Agents of SHIELD", "Item 47", el One-Shot (como los llama el estudio) hecho para el DVD de "Los Vengadores", y desde que se presentó, empezaron a circular rumores muy insistentes de que Carter sería la protagonista de la nueva serie de Marvel (no se dijo nada, sin embargo, de si se podría contar con Hayley Atwell para ese proyecto). Está claro que, cuando Disney compró Marvel, lo hizo justo por estas posibilidades de extender su imperio por la cine y por la tele, más que por su posición en el mercado editorial, y es muy probable que quieran también seguir su ejemplo cuando empiecen a sacarle réditos a la compra de Lucasfilm (aparte de la nueva trilogía de "Star Wars", se habla también de series de acción real, que Lucas ya llevaba algunos años desarrollando sin tener cadena interesada por ellas). Aunque ABC sería la opción más clara para este paquete audiovisual del estudio, parece que Marvel quiere funcionar como un estudio real y abrir su campo a otras cadenas, con lo que ampliaría todavía más su red sobre la industria del entretenimiento en Hollywood.

No sabemos si conseguirán vender el paquete completo, o si lo harán serie a serie, si "Agent Carter" es uno de esos títulos o si lo será "AKA Jessica Jones", pero lo que sí pone de relieve este rumor es que no sólo Netflix está cambiando el orden establecido en lo que respecta a la producción de series. Disney está dispuesta a quedarse con todo.

14 octubre 2013

Una investigación "pervertida"

Si sigues con tu estudio, dirán que eres un pervertido. Así de categórico se muestra el rector de la Universidad Washington, en Saint Louis, cuando el ginecólogo William Masters le presenta su propuesta de estudio sobre la respuesta fisiológica del cuerpo humano durante el acto sexual. Masters está interesado en saber qué ocurre cuando se conciben los bebés, pues piensa que es absurdo no tener ese conocimiento cuando, por contra, se conoce prácticamente todo del nacimiento de los bebés, pero proponer algo así en el Medio Oeste estadounidense de mediados de los 50 era, ciertamente, un suicidio profesional casi seguro. Pero Masters es cabezota y está muy intrigado por el tema, y decide seguir adelante en secreto. Y así, buscando una ayudante femenina que le aporte el punto de vista de las mujeres, es como conoce a Virginia Johnson.

Ese punto de partida de "Masters of sex", el estreno que acompaña a "Homeland" en los domingos de Showtime (y que en España emite Canal+), está basado en una biografía de Thomas Maier de Masters y Johnson, las dos figuras históricas que centran la serie y que revolucionaron la medicina y la psicología americanas con sus investigaciones sobre sexo, unas investigaciones que rompían muchos tabúes, desmontaban muchos mitos y, sobre todo, que tomaban en cuenta a las mujeres en una sociedad en la que los hombres dominaban todos los ámbitos. La serie se inicia en 1956, justo el mismo año en el que murió otro pionero en el estudio del comportamiento sexual como Albert Kinsey (al que dio vida Liam Neeson en el cine hace tiempo), y muestra la puesta en marcha de esa investigación revolucionaria en la que Masters pasa de observar a una prostituta (una robaescenas Annaleigh Ashford) con sus clientes escondido en un armario, a estudiar a voluntarios en su laboratorio, colocándoles electrodos que miden su respuesta física durante el acto sexual o la masturbación.

Masters quiere obtener la mayor cantidad de datos posibles y observarlo todo de primera mano, y como se aprecia al final del primer episodio, eso puede acarrear consecuencias incómodas con Johnson, que cuando conoce al médico se ha divorciado dos veces antes de los 30 y tiene dos niños pequeños. Cualquiera puede investigar por Internet y averiguar cómo evolucionó la relación entre ambos investigadores, pero hasta sabiendo a grandes rasgos qué pasó con ellos, da la sensación de que esa dinámica va a ser la columna vertebral de la serie, y no sólo por el contraste de sus personalidades. Masters es más apocado y tímido, aunque está muy seguro de sí mismo, y Johnson es una adelantada a su tiempo, una mujer bastante liberada para la época, lo que le trae problemas con los hombres a los que conoce, y a los que no les cabe la cabeza que alguien como ella pueda existir. Las convenciones y restricciones sociales de la época juegan su papel en "Masters of sex", pero donde parece que va a estar el quid de la serie es en el modo en el que la investigación de Masters y Johnson afecta a los personajes.

De momento (y a falta de ver los otros dos capítulos emitidos), apunta a ser una serie realmente interesante, con una pareja protagonista (Michael Sheen y Lizzy Caplan) que da bastante juego, y también evidencia algo que se está convirtiendo en una plaga, y no es tanto los plagios de "Mad Men" que pueden surgir aquí y allá, sino nuestra obsesión por comparar con esa serie todo lo que se ambiente a mediados de los 50 o principios de los 60. Curiosamente, ITV acaba de estrenar en el Reino Unido "Breathless", un drama médico ambientado en el Swingin' London de los 60 cuyo protagonista principal es, justamente, un ginecólogo, y al que los periódicos británicos han intentado comparar con Don Draper.

P.D. podcastero: Esta semana, Yo disparé a JR no podía evitar hablar de "Glee" y de su homenaje a Finn-Cory Montieth, pero no es el único tema que tocamos:

- 6': "American Horror Story: Coven"
- 22': "Super Fun Night"
- 30': "The Tomorrow People"
- 41': "Glee" (spoilers del 5x03)
- 53': "Arrow" (spoilers del 2x01)



13 octubre 2013

La temporada de las brujas

En esto de la ficción, como en todo, también hay modas. Puede ser la de los vampiros, la de los protagonistas brillantes pero bordes o la de los cuentos de hadas; no es nada extraño que todas las temporadas haya un tema en concreto que llame la atención de los ejecutivos de las cadenas y los guionistas, que lo identifican como algo que interesa al público y, por tanto, creen que no van a cansarse de ver tres películas y cinco series tocándolo al mismo tiempo. Este año, ese tema son las brujas. Con la saga cinematográfica de Harry Potter, se intentó que los magos adquirieran la misma popularidad que los vampiros o los hombres lobo, sin suerte, pero lo que con ellos no funcionó, parece que sí lo hace con las brujas.

Sólo este año tenemos la subtrama de brujería en "Sleepy Hollow", "Witches of East End" en Lifetime, las brujas en "The Vampire Diaries" y en su spin-off  "The originals", y éste, curiosamente, está ambientado en el mismo lugar en el que se sitúa la última serie en subirse a este carro, "American Horror Story: Coven", la tercera temporada de la antología de terror de Ryan Murphy y Brad Falchuk. La serie de FX, sin embargo, bien puede ser la única de todas ellas que se meta de lleno en el género del horror, incluso aunque sus reponsables hayan comentado que no va a ser tan oscura y sombría como "Asylum", la segunda entrega del título, y la que reconcilió a la crítica con la creación de Murphy después de haber despreciado la primera por su condición de pastiche sin sentido. En aquella temporada, la mezcla alucinada de exorcismos, nazis, monjas poseídas, extraterrestres y psicópatas acabó funcionando probablemente mejor de lo que nadie esperaba, así que las expectativas por comprobar lo que podían hacer con las brujas en Lousiana (un estado lleno de mitos y leyendas que mezclan las tradiciones africana y caribeña con las europeas), eran bastante altas.

Por ahora, sólo hemos visto el capítulo de introducción a este mundo, y aunque está algo más contenido que los primeros episodios de "Asylum" o de la trama inicial de la casa del terror, se las apaña para presentarnos una trama de brujería y esclavitud en el siglo XIX y una escuela para jóvenes brujas que necesitan aprender a manejar sus poderes. Entre las alusiones a "X-Men", Harry Potter y hasta a "Buffy" que hay con las cuatro adolescentes mágicas que centran este primer episodio, ya da la sensación de que, efectivamente, "Coven" no va a ser tan chunga, como si dijéramos como "Asylum", pero eso no impide que no vayamos a tener a Jessica Lange otra vez de mala, y que las brujas tengan que luchar por sobrevivir en un mundo en el que todavía corren el riesgo de ser quemadas. Hay menos locura de lo habitual en "American Horror Story" en el capítulo inicial de esta tercera temporada, o igual es que ya nos hemos acostumbrado. La evolución de las chicas y el plan del personaje de Lange (que parece guardar algún que otro secreto sobre su obsesión por la eterna juventud) son por ahora los principales cebos para que sigamos la serie (además de ver cómo se integra la trama del siglo XIX), y no son malos cebos, la verdad.

Música de la semana: Teniendo en cuenta el título de esta entrada, podríamos habernos quedado con "Season of the Witch", de Donovan, pero en su lugar lo haremos con la canción que sirve de sintonía para "Super Fun Night", esa "Don't stop me now" de Queen que Rebel Wilson y compañía cantaron como promoción de su comedia. La verdad es que la han versionado por todas partes, desde la ya inevitable versión de "Glee" al videoclip que hizo el equipo olímpico británico para celebrar su éxito en los Juegos Olímpicos de Londres.

11 octubre 2013

Las aventuras de Ichabod y Abbie

Cuando "Sleepy Hollow" se estrenó, comentamos que la serie se lanzaba tan de cabeza, y sin pedir excusas, a su premisa loca y sin sentido, que podía funcionar mejor de lo que era de esperar. Y, por ahora, es justo lo que está ocurriendo. Es cierto que sólo hemos visto cuatro episodios y que aún ni ha llegado a la mitad de su primera temporada (de sólo trece), pero es realmente curioso ver cómo esta serie, que a priori era un completo despropósito, está mucho más segura de lo que quiere hacer y lo que quiere ser que otros estrenos de este año supuestamente más serios. ¿Que lo que es es una ida de olla? Pero lo sabe perfectamente, y por eso mete en la batidora templarios, demonios ancestrales, citas del libro del Apocalipsis, pseudohistoria de la guerra de Independencia de Estados Unidos y cualquier otra cosa que se os ocurra (y que probablemente "Buffy" o "Expediente X" ya tocaron antes); todo vale para mantener la trama en marcha y poner muchos obstáculos en el camino de nuestros héroes.

De todos modos, en lo que "Sleepy Hollow" ha acertado desde el piloto es en el retrato de Ichabod Crane y Abbie Mills. Tom Mison y Nicole Beharie han desarrollado una buena dinámica desde el principio, y tener un dúo protagonista con química y que es muy entretenido de ver ya permite anclar toda la locura y las tonterías que pueden tener lugar a su alrededor. Los chistes sobre la confusión de Crane al enfrentarse al mundo moderno, o las dudas de todos ellos sobre si no estarán volviéndose locos, ofrecen algo más real a lo que asirse en medio de las profecías de que es Sleepy Hollow, y no Sunnydale, donde se va a abrir la boca del Infierno. Si tienes personajes divertidos y cuya interacción salva cualquier escena, puedes permitirte el lujo de rodearlos de las cosas más alocadas que te puedas imaginar.

Probablemente, esa sensación de que no se parece a ninguno de los otros estrenos de esta temporada (aunque en los 90 estábamos hartos de ver series y películas de este estilo) haya contribuido a que sea, también, uno de los pocos éxitos reales del otoño. Ya está renovada para una segunda entrega (de otros trece capítulos) y en estos cuatro episodios no ha rebajado el nivel de entretenimiento sin muchas más pretensiones. Y eso que tener a una mujer negra como co-protagonista ya es casi una deeclaración de intenciones en el panorama seriéfilo estadounidense, pero no nos engañemos. Se ve mucho más formada y coherente, paradójicamente, que algo tan teledirigido (y tan esperado) como "Agents of SHIELD", y logra más diversión que algunas de las comedias nuevas, muchas veces preguntándonos qué más cosas van a meter ahí (¿cabrán los Canteros de "Los Simpson"?).

10 octubre 2013

Temporadas de Emmy

Una cosa que a veces obviamos cuando hablamos de los Emmy es que se dan por temporadas muy concretas. Es decir, si nos metemos con "Perdidos" y decimos que nos parece inconcebible que le dieran un Emmy al mejor drama, hay que saber que no es un premio para toda la serie, sino que ésa en concreto se lo llevó por su primera temporada. Hay que tener en cuenta cómo fueron esos capítulos, cuáles de ellos se enviaron a la academia (creo que, para las categorías de mejores series, se seleccionan cuatro), qué tipo de competencia había, cuánta visibilidad tenía esa serie en ese momento... Hay muchas variables que influyen en que un título se lleve el Emmy a mejor drama o a mejor comedia, pero siempre resulta curioso comprobar por qué temporadas fueron galardonadas las series con más éxito en las entregas de los Emmy de la última década.

De hecho, ¿por qué no echamos un vistazo a esa lista? Remontémonos al año 2000 y veamos en qué puntos de sus vidas se llevaron los premios gordos determinadas series. Y si alguien quiere verse esas temporadas, y utilizar esta lista como guía, estupendo:

2000
- Drama: "El ala oeste de la Casa Blanca" (Primera)
- Comedia:  "Will & Grace" (Segunda)

2001 
- Drama:  "El ala oeste de la Casa Blanca" (Segunda)
- Comedia:  "Sexo en Nueva York" (Tercera)

2002
- Drama: "El ala oeste de la Casa Blanca" (Tercera)
- Comedia:  "Friends" (Octava)

2003
- Drama: "El ala oeste de la Casa Blanca" (Cuarta)
- Comedia: "Todo el mundo quiere a Raymond" (Séptima)

2004
- Drama: "Los Soprano" (Quinta)
- Comedia: "Arrested development" (Primera)

2005
- Drama: "Perdidos" (Primera)
- Comedia: "Todo el mundo quiere a Raymond" (Novena)

2006
- Drama: "24" (Quinta)
- Comedia: "The Office" (Primera)

2007
- Drama: "Los Soprano" (Sexta)
- Comedia: "30 Rock" (Primera)

2008
- Drama: "Mad Men" (Primera)
- Comedia: "30 Rock" (Segunda)

2009
- Drama: "Mad Men" (Segunda)
- Comedia: "30 Rock" (Tercera)

2010
- Drama: "Mad Men" (Tercera)
- Comedia: "Modern family" (Primera)

2011
- Drama: "Mad Men" (Cuarta)
- Comedia: "Modern family" (Segunda)

2012
- Drama: "Homeland" (Primera)
- Comedia:"Modern family" (Tercera)

2013
- Drama: "Breaking Bad" (Primera mitad de la quinta)
- Comedia:"Modern family" (Cuarta)

Como vemos, ganar con tu primera temporada no es complicado, pero lo complicado es repetir premio sin que sea en años consecutivos. ¿Qué tendencia seguirán los Emmy del año que viene?

09 octubre 2013

Carrie contra Saul

ALERTA SPOILERS: Si no habéis llegado aún al segundo episodio de la tercera temporada de "Homeland", probablemente os acabéis destripando cosas que igual no queréis saber. O sí, allá vosotros.

"Homeland" no puede ser la misma serie que era antes del coche bomba que mata a casi 300 personas en el mismísimo cuartel general de la CIA. No puede serlo porque la propia agencia está en entredicho, investigada por un comité del Senado cuyo presidente está decidido a llegar hasta el fondo del asunto (y a convertirse en una estrella en el proceso), y porque los supervivientes del atentado están aturdidos, cuestionándose si merece la pena el trabajo que están realizando. No puede ser la misma serie desde el momento en el que Saul es ahora el nuevo director de la CIA, descubriendo que debe tomar decisiones difíciles que nunca ha querido tomar, y Carrie está completamente fuera de control, abandonando su medicación porque afirma que así puede pensar con más claridad y descubrir quién estuvo detrás de todo. Ella sabe que no fue Brody, pero intentar limpiar su nombre no es lo más popular (y tal vez ni siquiera lo más inteligente) que puede hacer.

Pero así ha sido siempre Carrie, asumiendo la responsabilidad por actos que cree que podría haber contribuido a evitar. Evidentemente, en la recta final de la segunda temporada estaba más bien distraída por su relación con Brody y el atentado fue un rudo despertar al mundo real, en el que ellos dos no pueden estar juntos, pero su reacción es, otra vez, muy típica de ella y muy dramática y paranoica. Opta por enrocarse en su posición de "estoy sola contra el mundo" y por tener la misma mano izquierda que un elefante en una cacharrería, así que no es nada extraño que una CIA en una posición muy debilitada la vea como un problema. Por muy duro que sea ver la traición de Saul (y lo es), en parte Carrie se la ha buscado. ¿Pero quiere esto decir que la relación de los dos ha quedado dañada irreversiblemente? ¿Puede Carrie ser otra vez de utilidad en lo que está claro que sabe hacer mejor? ¿O será la primera víctima expiatoria de la comisión de investigación del Senado?

Los dos se encuentran atrapados por la nueva situación, más Saul que Carrie, preso de un puesto que nunca quiso y que ahora tiene que cumplir, llevando consigo toda esa rabia que le lleva a soltarle una bronca enorme (e inmerecida) a la nueva analista financiera de la agencia, una joven novata, musulmana, y que lleva un pañuelo en la cabeza. Todos los personajes están frustrados y perdidos en este arranque de temporada en el que Brody aún está ausente, pero cuya sombra se deja sentir con fuerza. Sus actos, y sus intenciones, han llevado a todos los que tuvieron alguna vez contacto con él al borde mismo del abismo. Algunos, como Dana y Carrie, se despeñaron por él, pero la ex agente Mathison quizás aún pueda ser recuperada, como la misma Dana. Y la serie tiene que recomponer las piezas y las tramas. Lo que habíamos visto hasta el final de la segunda temporada terminó con el estallido de la bomba, y lo que ha empezado ahora necesita su tiempo para ponerse en marcha.

Lo que no ha cambiado es la tendencia de criticar sin descanso "Homeland" que empezó el año pasado. Si acumula giros de guión, si de repente se ralentiza para mostrar otras cosas, si le da más cancha a Dana, si se la da a Carrie... Nada de lo que la serie haga está bien, y a veces cuesta sortear semejante ruido y enfrentarse a cada episodio por lo que es, y no por lo que queremos que sea. En ese sentido, esta tercera temporada está sólo al inicio de un capítulo nuevo de su historia que, no obstante, es producto y evolución de todo lo que ha pasado hasta ahora, y aún no sabemos qué deparará la investigación de la financiación del atentado, o la huida de Brody, o el comité del Senado. Lo único que de momento parece claro es que Carrie ha tocado fondo y que esta vez no va a ser como al final de la primera temporada. Ella tiene que cambiar y ser más ciudadosa en sus investigaciones y en sus acusaciones públicas, porque la CIA no está para perdonarlas. Ahora todo es un juego político de apariencias, y Carrie tiene que aprender a moverse en él.

08 octubre 2013

La oferta y la demanda

Un poco antes del verano, con la irrupción de Netflix en la arena de las series de producción propia ya consolidada gracias a los estrenos de la cuarta de "Arrested development" y de "Orange is the new black", varios críticos estadounidenses se animaban a comentar el otro tema que ha marcado el año televisivo por aquellas orillas, aparte del binge-watching; la "burbuja" seriéfila, o lo que es lo mismo, la explosión de la oferta de ficción propia por parte de todos los canales, sobre todo de cable básico, que quieren hacerse un nombre más allá de los realities de subastas, de cocineros, de rednecks variados, de vestidos de boda o de reformas. La pasada primavera, el crítico Alan Sepinwall apuntaba que, sólo en los primeros cuatro meses de 2013, el cable había emitido 34 dramas y 19 comedias, superando con mucho los datos de hace una década (en 2002, se vieron en los canales de cable 28 dramas y seis comedias, según datos que maneja FX), y no sería nada extraño que se superaran los datos del año pasado, cuando el número de dramas y comedias de cadenas tipo FX, HBO, AMC o hasta Starz llegó a 125 en total.

Y no estamos contando las series de las networks. A esto hay que añadir las producciones propias de plataformas de streaming que no quieren que Netflix se lleve toda la publicidad, como Amazon, y las cadenas que nacen y que quieren tener una serie propia para ir creando una imagen de marca definida. Resultado, una explosión en la oferta seriéfila cuyos responsables afirman que responde a una demanda de contenidos por parte de los usuarios, cada vez más habituados a ver sus programas favoritos en sus tabletas o en el ordenador, antes que en la tele. Esa costumbre, por ejemplo, llevó a que apareciera el otro día un interesante artículo en el blog de "The LA Review of Books" en el que se preguntaba si Netflix no estaba creando un nuevo canon en el que sólo existen, y sólo se ven, las series que ese servicio tiene disponibles en streaming. Pero no nos desvíemos del tema.

Semejante burbuja de series y proyectos nuevos ha llevado también a que surjan algunas voces en Hollywood que se preguntan si tanta cantidad no está rebajando la calidad, pues no hay tantos creadores y voces originales que puedan surtir de contenido a todos los proveedores que lo buscan. Para los grandes nombres, y para los cineastas que quieran probar suerte en televisión, tienen multitud de lugares a los que llevar sus ideas, pero al mismo tiempo se están buscando adaptaciones de películas de éxito y remakes varios que ayuden a destacar por encima de la superpoblación de nuevas series. Con tanta oferta, es normal que pasen desapercibidos proyectos pequeños (y con pinta de ser más bien experimental) como "Full circle",  una serie que el dramaturgo Neil LaBute ha escrito para DirecTV y que sigue a dos personas sentadas en un restaurante, en la que una de ellas tiene otro comensal diferente al siguiente capítulo y las historias de unos y otros se van entrelazando.

Resulta curioso que no haya generado casi ningún interés porque ha atraído a un buen puñado de actores bastante conocidos, desde Tom "Draco Malfoy" Felton a Minka Kelly, David Boreanaz, Julian McMahon o Kate Walsh, pero por otro lado no es nada extraño que su estreno haya pasado desapercibido. DirecTV es un canal muy pequeño (aunque se hizo famoso por emitir las últimas temporadas de "Friday Night Lights" y "Damages") y "Full circle" tiene pinta de ser muy teatral y, como hemos dicho, hasta un poco experimental, y LaBute tiene cierto prestigio, pero no es un imán para la audiencia. En un panorama menos congestionado de ofertas, probablemente la habríamos visto mencionada en más sitios. Tal y como está la "burbuja", hay muchos títulos que se escapan por los márgenes. Es imposible estar a todo.

07 octubre 2013

Las comedias de los 90

Hace algunos años, la sentencia preferida por los críticos de televisión estadounidense era "la comedia ha muerto". Los cierres de grandes éxitos como "Friends", "Seinfeld" o "Will & Grace" coincidió con el ascenso en las networks de dramas como "Perdidos", "Mujeres desesperadas" o "Anatomía de Grey", y las cadenas se centraron en buscar otra serie que mezclara géneros y, a ser posible, tuviera en su centro algún tipo de misterio, dejando de lado las sitcom con las que habían construido sus parrillas durante décadas. En esos años, lo único que pasó es que, como la energía, las comedias no se destruyeron, sino que se transformaron. Cosas como "The Office" insuflaron aire fresco a un género muy constreñido por los límites clásicos del plató, el formato multicámara y el público en directo, y hasta "Cómo conocí a vuestra madre" se animaba a jugar con esos límites.

El éxito desde su primer capítulo de "Modern family" en ABC llevó a un cambio de tendencia. Ante los fracasos de los clones de "Perdidos", las cadenas decidieron buscar su propia comedia familiar y, así, se volvió un poco a los temas de los 90, y hasta a ese tipo de humor. Llevamos ya varias temporadas en las que un gran número de las series nuevas son sitcom, y de ellas, bastantes son comedias familiares y unas cuantas son multicámara, el formato tradicional que parecía enterrado con aquella batería del jueves por la noche de la NBC de mediados de los 2000. Otro éxito, el de "The Big Bang theory", ha mostrado que ese formato no estaba muerto, así que la sombra noventera se nota hasta en las series desarrolladas a mayor gloria de sus protagonistas, como "The Michael J. Fox Show" y "Sean saves the world". De las deudas de la primera con "Modern family" y las historias de Bill Cosby ya hablamos en su momento, pero es la segunda la que mejor ejemplifica ese regreso a los 90 del género, y no sólo por tener a Sean Hayes como su gran protagonista.

El humor, el modo en el que los actores se mueven por el plató y dicen sus líneas, tener el tradicional personaje muy excéntrico en el que siempre se confía para que ponga los chistes... "Sean saves the world" sigue al dedillo el manual de las sitcom de toda la vida que, en los últimos años, parecían sobrevivir sólo en el reducto de los lunes por la noche en CBS. Ahí, de hecho, hay otro ejemplo más de esto; "Mom", la nueva serie de la factoría de Chuck Lorre, con Anna Faris y Allison Janney dando vida a una hija y una madre que lidian con sus propias adicciones y su fracturada relación. Tiene hasta su propio secundario excéntrico en el entorno laboral (del jefe raro de Sean Hayes al chef raro del restaurante donde trabaja Anna Faris), y el público también se vuelve loco si aparece alguna estrella invitada.

No es que el formato multicámara, y en plató, las convierta en series peores; son así, simplemente, representantes de una tradición de la televisión estadounidense que fue de las primeras ficciones que se vieron en la historia. No, si estas series son malas, es porque no son divertidas, o su humor es chusco y poco trabajado, o porque sus actores no tienen ninguna química entre ellos. En el caso de las tres novedades mencionadas, "The Michael J. Fox Show" es la más simpática, de momento, pero están todas muy al principio para saber si evolucionarán hacia algo más entretenido o si se quedaran como en el piloto. Este tipo de sitcom tiene muy poco glamour y, a no ser que tengas un protagonista llamado Sheldon Cooper, nadie habla de tí en blogs y en revistas, pero "Last man standing" va ya por la tercera temporada. Tienen su público.

P.D. podcastero: "Yo disparé a JR" está de estreno por partida doble; estrenamos cuenta en Twitter y nuevo programa, y uno repleto de temas, y con Alberto Rey como invitado para hablar del final de "Breaking Bad". Éste es el menú:

- 0’: "The Michael J. Fox Show".
- 11’: "Sean Saves the World".
- 21’: "Betrayal".
- 33’: "Breaking Bad" (spoilers de toda la serie).

- 60’: "Downton Abbey" (spoilers hasta el 4x02).
- 73’: "The Good Wife".


06 octubre 2013

Shakespeare en blanco y negro

Durante el festival de Toronto del año pasado, una de las historias que más se repitió fue la de cómo se rodó "Much ado about nothing", la adaptación de "Mucho ruido y pocas nueces" que dirigió Joss Whedon en las dos semanas que tenía entre el final del rodaje de "Los Vengadores" y el inicio del montaje. Whedon ha contado que estaba exhausto y que la perspectiva de montar la película le parecía algo imposible, pero que en lugar de irse de vacaciones, decidió poner en práctica una idea que le rondaba la cabeza desde hacía cierto tiempo, y era la de convertir en una película algunas de las lecturas dramatizadas de obras de William Shakespeare que organiza en su casa de vez en cuando. La obra elegida era "Mucho ruido y pocas nueces" (de la que quizá alguno hayáis visto la versión de Kenneth Branagh en 1993), y lo más curioso de todo es cómo las circunstancias del rodaje determinaron el modo en el que iba a hacerse la adaptación; trasladando la acción a la actualidad, pero manteniendo los diálogos de Shakespeare, y empleando a actores que ya habían trabajado con Whedon anteriormente.

Así, quienes interpretan a Beatrice y Benedick, la pareja de inteligentes y orgullosos que discuten y se pelean como si despreciaran el amor, pero que sienten atraídos el uno por el otro, son Amy Acker y Alexis Denisof, dos actores que, a priori, resultan dos opciones bastante improbables para estos papeles si tenemos en cuenta nuestra experiencia previa de ambos en cosas como "Angel", "Dollhouse", "Cómo conocí a vuestra madre" o hasta "Person of interest", pero que funcionan bien juntos. De hecho, Acker puede ser la revelación de la cinta, mostrando no sólo el ingenio de Beatrice, sino también su vulnerabilidad, o sus ansias de justicia o incluso su lado de comedia más tontorrona y física. Ambos manejan bien ese inglés shakespeariano que no es sencillo ni para los angloparlantes, y logran algo en lo que también destaca Reed Diamond (que da vida al príncipe), y es hacernos llegar la intención de esos diálogos sin que se noten recitados y apolillados, sino bastante naturales.

Esta "Much ado about nothing" se ve como un pequeño experimento de Whedon y, al mismo tiempo, como un divertimento. Tiene sus momentos románticos, más dramáticos y los humorísticos, puestos por dos policías bastante estúpidos y entre los que figura un Nathan Fillion totalmente en su salsa. Todos ellos están en la obra, por supuesto, y sólo es cuestión de aprovecharlos más o menos. En los instantes más ligeros y juguetones es donde la película funciona mejor, y en general se nota que todos los que están ahí están encantados de hacerlo. No es la primera adaptación de Shakespeare que se hace en blanco y negro y un poco diferente, pues el propio Branagh ya hizo su propio experimento con "En lo más crudo del crudo invierno", pero puede decirse que Whedon sale airoso de esto. Sólo por Acker y Denisof merece la pena echarle un vistazo.

Música de la semana: "Elementary" regresó hace ya un par de semanas con su segunda temporada, y lo hizo con un capítulo en el que Holmes y Watson resolvían un caso en Londres. Y qué mejor que utilizar "Hello", de Oasis, para indicar su llegada allí.