30 abril 2014

Sangre nueva en el late night

Los late night shows ya no son lo que eran hace treinta años en la televisión estadounidense, no tienen la misma influencia cultural y social que cuando Johnny Carson presentaba "The Tonight Show" o David Letterman debutaba justo detrás de él. Entre los 70 y los 80, ambos redefinieron el formato, con su mezcla de actualidad, humor, entrevistas y actuaciones musicales, y pusieron las bases de toda una manera de hacer estos programas que después trasladaron a otros lugares gente como Andreu Buenafuente o hasta Jonathan Ross. Hubo una época en la que el relevo del presentador de uno de estos espacios levantaba casi la misma expectación que despierta en el Reino Unido saber quién será el próximo Doctor. La guerra entre Jay Leno y Letterman por suceder a Carson llegó a tal extremo, que hasta se rodó una tv movie, basada en un libro al respecto, llamada "Los reyes de la noche".

El programa de las 23:30, especialmente en NBC, es toda una institución, y aunque con el paso de los años, y la proliferación de formatos parecidos en otras cadenas y los informativos satíricos de Comedy Central, haya perdido parte de su lustre, todavía es tenido en cierta consideración. El culebrón que se organizó con el primer amago de retirada de Leno, y el fallido relevo a cargo de Conan O'Brien, fue una muestra de que "The Tonight Show" todavía importaba en el siglo XXI, y que los late night aún tienen cierto tirón (más allá de su capacidad para convertir en virales algunos segmentos) lo demuestra la cobertura que los medios estadounidenses están haciendo de la renovación casi total que se está produciendo de sus presentadores. Leno y Letterman, que eran los exponentes que quedaban de los herederos directos de Carson, se han retirado, y en su lugar han llegado tipos más jóvenes, forjados en otro tipo de comedia, que tienen ante sí el reto de mantener con vida un formato que podría parecer agotado.

La NBC ha tirado de Jimmy Fallon y Seth Meyers, dos ex componentes del reparto de "Saturday Night Live", para llevar "The Tonight Show" y "Late night with", y ambos han aportado la frescura que da el estrenarse en esas labores. Fallon ya tenía la experiencia de haber presentado antes el programa más tardío, y lo que ha hecho en realidad es trasladar prácticamente las mismas cosas al escenario principal, incluyendo sus historias del rap con Justin Timberlake, sus duelos de playback son sus invitados, y sus juegos tontorrones y simpáticos, mientras Meyers se dedica a tirar de sus amigos y colaboradores en SNL. La cadena parece tener bien cubiertas todas las noches, y ahora lo interesante llega en CBS. El anuncio de que Stephen Colbert sería el reemplazo de Letterman fue recibida con mucha expectación. Colbert es conocido por el personaje del republicano mordaz e irónico que parodia e interpreta al mismo tiempo en "The Colbert Report", y será interesante qué hace cuando tenga que ser él mismo.

Ahora, lo que la cadena tiene que decidir es qué hace con "The Late, Late Show", el más irreverente de todos, una vez que Craig Ferguson ha anunciado que también se marcha. El programa está inseparablamente unido a su humor un poco tonto y alocado y a sus entrevistas relajadas y divertidas, en las que el invitado casi nunca habla de lo que ha ido a promocionar, y por eso fue durante bastante tiempo una especie de secreto a voces, la joya escondida entre todos los late night. Alguien que se atreve a hacer todo un programa sin público, simplemente charlando con Stephen Fry, ya merece un poco de atención. Lo curioso, sin embargo, es que todas las opciones de introducir savia nueva a esas horas siguen estando dominadas por hombres blancos, generalmente protestantes. Entre todos los presentadores de este formato con cierto nombre en la actualidad, sólo Arsenio Hall (otro gran renovador en los 80 y 90) y Chelsea Handler (que se marcha a Netflix) se salen de la norma. Y en medio de todo este torbellino, sólo aguanta en ABC Jimmy Kimmel, aprovechando tanto cambio para intentar arañar audiencia con sus tráilers paródicos de blockbusters después de los Oscars.

29 abril 2014

Una de piratas

Hasta que llegó la saga de "Piratas del Caribe", el género de las aventuras de corsarios estaba de capa caída. En Hollywood aún deben acordarse de los fiascos que supusieron "Piratas" y "La isla de las cabezas cortadas", que intentaron sin éxito revivir las peripecias en las que Errol Flynn y Burt Lancaster se hicieron un nombre. Los piratas son sinómino no sólo de aventuras en busca de tesoros fabulosos, sino de batallas navales, intrigas por hacerse con el control del barco y, por qué no, hasta pueden tener sus gotas de romanticismo y de amores imposibles. Disney encontró un filón en su adaptación al cine de una conocida atracción de Disneylandia, y aunque en la gran pantalla no ha tenido mayor continuidad, parece que en televisión ha encontrado su hueco en la moda por las series históricas, o pseudohistóricas, que hay en los canales de cable básico, sobre todo. Sí, es cierto que la NBC se animará este verano con "Crossbones", pero la verdad es que Starz llegó antes con "Black sails".

Esa cadena tiene su especialidad precisamente en esas series con una ambientación de epoca, ya sea el Imperio Romano o la Inglaterra del rey Arturo como en "Camelot", a las que se imprime un ritmo más moderno y se sazona con las dosis de sangre y sexo con las que "Spartacus" llamó la atenciónm inicialmente. En este caso, "Black sails", producida por Michael Bay y co-creada por Jonathan Steinberg (responsable de "Jericho" y "Human target") y Robert Levine, lo que hace es tomar a un par de personajes inventados por Robert Louis Stevenson en "La isla del tesoro", como son John Silver y el capitán Flint, y nos lleva al momento en el que perseguían el botín que impulsaría la trama de ese libro. Es simplemente una idea en el horizonte para aquellos familiarizados con la historia de Jim Hawkins, porque en realidad no es necesario haberlo leído para introducirte en el mundo de esos piratas, la isla que emplean de refugio y la tapadera de un negocio respetable en Inglaterra a través del que venden los tesoros conseguidos en sus abordajes.

El piloto, dirigido por Neil Marshall, tiene la siempre ingrata tarea de presentarnos de cero todo ese panorama de personajes, alianzas y traiciones entre ellos, y de pintarnos el retrato de Flint, un capitán obsesionado con un barco repleto de riquezas legendarias, una especie de Eldorado que parece estar muy cerca de llevarlo a la locura. En ese aspecto, y teniendo en cuenta que es un poco más largo que un episodio normal, puede hacerse un poco cuesta arriba, pero lo cierto es que establece perfectamente que "Black sails" va a ser justo una de piratas, y pinta con rapidez todo el tapiz básico de la serie. Después, ya está por ver que realmente se mantenga un ritmo entretenido, o que se fomente el lado de aventuras frente a las relaciones entre los personajes (o que se logre un equilibrio entre ambos), o que se juegue con esa revelación de Flint de que su modo de vida está amenzado de muerte, de que las Coronas de ningún país van a seguir apoyándolos (como hacían la inglesa y la holandesa, sobre todo) y de que los enemigos que desean verlos muertos no sólo han aumentado, sino que son ahora mucho más poderosos.

Los elementos para conseguir realmente una de piratas de verdad están ahí. Falta ver si los aprovechan, y en España se podrá empezar a hacerlo el próximo 5 de mayo, cuando TNT la estrene (de hecho, hemos podido ver el primer capítulo en un pase organizado por ese canal y por Birraseries). En lo que sí acierta de pleno en sus títulos de crédito, con música compuesta por el últimamente ubicuo Bear McCreary.

27 abril 2014

Cantores de Poniente

Como buen fan de J.R.R. Tolkien, George R.R. Martin ha incluido en su Canción de Hielo y Fuego alguna que otra tonadilla popular del lugar. No son tantas como las que trufan "El hobbit" y "El Señor de los Anillos", y probablemente tampoco son tan largas como las canciones de Tom Bombadil y, de hecho, en no pocas ocasiones se hace burla de las canciones que celebran las gestas de caballeros y reyes pasados, pero las hay. Las que más se repiten a lo largo de los libros, y de la serie, son "The rains of Castamere", con ese siniestro significado, y "The bear and the maiden fair", más festiva y de taberna. "Juego de tronos" ha tenido algunas opciones ilustres para interpretarlas, desde The National y Sigur Rós para la primera, a The Hold Steady para la segunda, pero lo más curioso es que podría haber utilizado a alguno de sus actores para cantarlas sin problema. En la cada vez más larga lista de series que tienen el reparto adecuado para hacer un capítulo musical, es realmente divertido que "Juego de tronos" sea una de las últimas en unirse.

De algunos actores, como Natalia Tena y su Molotov Jukebox o Carice Van Houten, ya conocíamos más sus carreras paralelas como cantantes, más que nada porque fueron de las primeras curiosidades que se contaron sobre la serie (Van Houten ya muestra sus dotes cantoras en "El libro negro"), pero de otros hemos tardado más en descubrirlas.



Uno que tiene nuevo trabajo discográfico reciente es Iwan Rheon, aunque creo que su faceta cantante no les es desconocida a los seguidores de "Misfits". En realidad, más que publicar disco, lo suyo es sacar EPs y canciones sueltas a través de iTunes o de su web. Está todavía muy al principio de su carrera musical, cosa que ya no puede decir otro de sus compañeros de reparto.



En el Reino Unido, siempre que pueden recuerdan que Jerome Flynn (Bronn) formó parte en los 90 del dúo Robson & Jerome, que se dedicaba a hacer versiones de temas bastante conocidos. Su mayor éxito, probablemente, fuera la versión de "Unchained melody" que estuvo siete semanas en el número uno en las listas británicas. Sería divertido saber si Kristian Nairn (Hodor), que es también DJ, pincha alguna vieja canción de este par en sus sesiones.



La última en animarse a cantar, aunque no al mismo nivel que los anteriores, ha sido Emilia Clarke. Lo hace en el contexto de una película, "Dom Hemingway", en la que interpreta a la hija del gángster del título, al que da vida Jude Law. La canción en cuestión es "Fisherman's blues", de The Waterboys, aunque esto ya lo hemos comentado en otra ocasión. Estaría bien que Daenerys montara un grupo de metal con los dothrakis que se llamara Drakarys.



Y entre los últimos en llegar a la serie figura Michiel Huisman, que en Estados Unidos se ha hecho conocido cantando en "Treme" y en "Nashville" y que en su Holanda natal llegó a componer una canción para una serie llamada "Wiskunde", al parecer.

Música de la semana: El otro día hablamos de "Faking it", la última comedia teen de MTV, y en ésta también siguen el ejemplo de "Awkward" de indicarte qué canción está sonando en cada momento del episodio. Hacia el final, lo que se escucha es una versión fiel y, al mismo tiempo, personal de Starfucker, o STRFKR, de "Girls just wanna have fun".

25 abril 2014

Besé a una chica

Cuando decidió iniciarse en las series de producción propia, MTV optó por salirse un poco de las normas no escritas de los títulos dirigidos al público joven y adolescente. Tardó un poco en acertar (nadie quiere acordarse del remake de "Skins"), pero finalmente encontró en "Teen Wolf" el drama de corte fantástico con cierto aire de culto, y en "Awkward" la comedia que podía servir de faro para otros títulos que llegaran detrás. Al fin y al cabo, ni siquiera en ABC Family son habituales las comedias de instituto de 20 minutos que, además, intentan aportar algo un poco diferente al género. "Awkward" apostaba por un humor más bien ácido y con cierta mala leche, y el nuevo estreno de MTV, "Faking it" aprovecha algunos de los hallazgos tonales de esa serie para luego hacer otra cosa. Mantiene el formato de comedia de 20 minutos y un tono que no es de sitcom, sino de esas series de humor que no viven tan pendientes del gag, sino de que las situaciones divertidas lleguen de otra manera, a través de los personajes.

"Faking it", eso sí, tiene un punto de partida que puede ser, potencialmente, una fuente de problemas. Sus dos protagonistas son dos amigas, Amy y Karma, que van a un instituto muy tolerante de Austin, Texas (una ciudad cuyo lema es "keep Austin weird", lo que ya explica bastantes cosas), y en el que pasan totalmente desapercibidas. El centro es tan tolerante, que todos los que en otros lugares serían marginados sociales, aquí son los guays, los populares, y eso incluye a los homosexuales. Por accidente, medio instituto empieza a suponer que Amy y Karma son pareja, y como eso las coloca de golpe en lo más alto de la pirámide social del centro, deciden seguir adelante con la farsa. Es una premisa que es todo un campo de minas; pueden encontrarla ofensiva tanto el público conservador como la comunidad LGTB, y cómo trata la televisión la integración racial y sexual en la sociedad es uno de los temas favoritos de los medios estadounidenses.

Sin embargo, por lo visto en el piloto, Carter Covington, un veterano de "Greek" y "10 razones para odiarte" encargado de supervisar la serie, parece haber dado con la tecla para lograr que "Faking it" sea divertida sin resultar ofensiva ni blanda. O, al menos, resulta bastante prometedora en ese aspecto. La relación entre Karma y Amy es un poco más compleja de lo que parece a simple vista, y ese giro a lo "Popular" de que los padres de Amy y la rubia malvada del instituto estén prometidos puede aportar situaciones divertidas y embarazosas, que es una de las fuentes de chistes de estas series. Un sólo capítulo es muy poco para determinar si "Faking it" es una digna heredera de "Awkward", cuya primera temporada es toda una pequeña y original joya, pero sí puede resultar un soplo de aire fresco en el género, sobre todo por su tratamiento de las relaciones homosexuales y de cómo las perciben los jóvenes actuales. Y como nota curiosa, una de sus protagonistas, Katie Stevens, que llegó a colarse en el top 8 de la novena temporada de "American Idol".

24 abril 2014

Casi famosos (LIII)

Esta pobre sección estaba criando polvo en la estantería del blog desde hace meses, así que es el momento de retomarla con una selección de unos cuantos de esos actores que ahora son conocidos por sus papeles en televisión, pero cuando sus nombres aún no eran tan famosos.

Empezamos con toda una veterana en esto de los pequeños papeles episódicos, Carrie Preston. Uno de ellos, el de Elsbeth Tascioni en "The good wife", le reportó el Emmy a mejor actriz invitada de drama, pero antes de ese personaje, y de interpretar a Arlene, la camarera pelirroja de Merlotte's en "True blood", pasó por títulos tan peculiares como "Wonderfalls", la primera serie que creó Bryan Fuller. En ella, como no podía ser de otro modo, daba vida a un personaje peculiar, por decirlo de algún modo, lo que es tanto tradición para Preston como para Fuller. También la habéis visto en "Perdidos", en un par de series de la franquicia de "Ley y orden" y probad a ver si la reconocéis, con su rubio natural, en "La boda de mi mejor amigo".

 Y ya que estábamos hablando de "Wonderfalls", su protagonista era una actriz canadiense, Caroline Dhavernas, que se ha reencontrado diez años más tarde con Bryan Fuller en "Hannibal", donde es la doctora Alana Bloom. Jaye no era su primer trabajo, aunque bien puede ser el que la pusiera en el radar de cierto público, tirando a minoritario. Entre ambas series, de todos modos, tuvo tiempo de pasarse por la breve "Off the map", de hacer bastante cine y de ser la vecina de la que estaba enamorado el personaje de James Badge Dale en "The Pacific". Curiosamente, en aquella miniserie sonreía más que en "Hannibal".

"Hannibal" no sirve para nuestro siguiente "casi famoso", el mismísimo doctor Lecter, o lo que es lo mismo, Mads Mikkelsen. Su salto a la fama fue como el villano de "Casino Royale", pero antes de eso tenía ya una larga carrera en el cine a sus espaldas, iniciada con "Pusher", que era también el debut como durector de Nicolas Winding Refn. La pinta de hooligan que llevaba en esa historia de traficantes de drogas era para enmarcar. Hasta llegar a "Hannibal", Mikkelsen ganó el premio de interpretación masculina en el festival de Cannes por "La caza", coincidió con Hugh Dancy en "El rey Arturo" y hasta participó en una película española, "Torremolinos 73". Su hermano mayor, Lars, también es actor, conocido en el resto del mundo gracias a "Forbrydelsen" y a su villano fugaz en la tercera temporada de "Sherlock".

Volvamos a las actrices nacidas en Canadá, y fijémonos en esa niña que, con 14 años, participaba en una serie de ciencia ficción llamada "2030 CE". El look es un poco tipo Cosima, con lo que Tatiana Maslany estaba ya entrenándose para ser la protagonista total de "Orphan Black". La mezcla de cine y televisiñon que hay en su currículum en bastante curiosa, incluyendo una serie juvenil musical como "Instant star", la miniserie "La Natividad", "Being Erica" y cintas de terror como "The Messengers". Desde que saltó a la fama, ha pasado brevemente por "Parks and recreation" y ha protagonizado, junto a Richard Dreyfus, "Cas & Dylan", la primera película para cine, y no para la tele, que dirige Jason Priestley.

Vamos a terminar con otro chaval, al menos en el fotograma. Iain De Caestecker tenía también 14 años cuando consiguió un papel en "Coronation Street", uno de los culebrones más veteranos de la televisión británica. De ahí dio el salto a otras series y a la que lo hizo más o menos conocido, "The Fades", en la que también participaba una Natalie Dormer post-"Los Tudor" y pre-"Juego de tronos". La BBC la cancelaría, pero a él le sirvió para mudarse al otro lado del Atlántico, como uno de los científicos nerds de "Marvel's Agents of SHIELD". Su compañera en las labores frikis allí, Elizabeth Henstridge, también pasó por un culebrón en el Reino Unido, aunque en su caso fue "Hollyoaks".

23 abril 2014

El humor de las grandes

Seguro que, si seguís "Mad Men", recordáis ese momento de la tercera temporada al que corresponde el fotograma de arriba. Ken Cosgrove celebra que la agencia tiene la cuenta de John Deere con una segadora de último modelo, que está en la oficina para hacer un anuncio con ella, si yo no recuerdo mal. La presencia de la máquina coincide con la visita de los publicitarios ingleses que han comprado Sterling Cooper, y en medio de la tontería general que se extiende por la oficina, con todo el mundo queriendo conducir la segadora por entre las mesas, una de las secretarias tiene dificultades para controlarla y, por accidente, atropella a uno de los nuevos jefes. Es un momento de humor muy negro no muy habitual en "Mad Men" (lo era más en "Los Soprano", y sobre todo en los episodios que escribía Matthew Weiner), pero aunque sea el momento más impactante de esas primeras temporadas de la serie, ilustra algo que, a veces, pasamos por alto al hablar de ella, y que es que "Mad Men" puede ser bastante divertida.

En ¡Vaya Tele!, de hecho, se enfatiza ese toque de comedia que ha tenido en el segundo capítulo de su séptima temporada, en una subtrama que involucra a Peggy, Shirley y un ramo de rosas, y se apunta que las series consideradas grandes, las que la crítica tiene habitualmente en un pedestal, tienen casi siempre un sentido del humor que no es hilarante tipo sitcom, pero que nunca se pierde. Roger Sterling, por ejemplo, puso durante buena parte del arranque del título de AMC gran parte de los momentos más divertidos, ya fuera con sus réplicas ingeniosas o imitando más adelante a Megan Draper cantando "Zou Bisou Bisou". El humor, aunque sea bastante particular, suele ser una nota característica de todos estos dramas de prestigio, lo que los distingue de las series con ínfulas de serlo, pero que se quedan con lo más formulaico. "Los Soprano" tenía un humor bastante negro, y lo mismo "The Wire"; aquella famosa reconstrucción de McNulty y Bunk de la escena de un crimen con variaciones de "fuck" es uno de sus momentos más divertidos.

"The Good Wife" es experta en sacar risas de encuentros incómodos a las puertas de un ascensor, aunque en esta quinta temporada presentó a unos analistas de la NSA que casi merecen su propia sitcom, y "Breaking Bad" podía contar una historia muy seria de cómo el poder absoluto corrompe absolutamente, pero también tenía sus gotas de humor retorcido. Incluso un título que podía llegar a ser tan serio como "Battlestar Galactica" las incluía de vez en cuando, ya fuera a través de las bravuconadas de Starbuck o de la escasez de papel en una nave que ya tenía escasez de comida. "Juego de tronos" ha ido volviéndose más divertida con el paso de las temporadas, hasta el punto de no esconder gags visuales como el de la estatua de Joffrey cazador en el estreno de la cuarta temporada, y no es nada extraño que, en medio de los tira y afloja entre Raylan y la comunidad criminal del condado de Harlan en "Justified", siempre se cuele algún chiste. Es algo que hemos comentado en otras ocasiones, pero que merece la pena recordar, pues a veces da la sensación de que sólo consideramos como grandes series a aquellas que tratan temas muy importantes con mucha seriedad. Las mejores suelen saber cómo utilizar el humor para equilibrarlo todo.

22 abril 2014

La corta memoria del público español

Hace unos días, Atresmedia anunció los cambios en la programación de sus cadenas que acarrearía el cierre de tres de sus canales de TDT (cierre motivado por una sentencia del Tribunal Supremo que declaraba ilegal el concurso de adjudicación de frecuencias de TDT), y en esos cambios se incluían los trasvases a Neox y Nova de dos series que, cuando se estrenaron, eran de las apuestas más fuertes de laSexta y Antena 3, "The Walking Dead" y "Downton Abbey". Las dos tuvieron unas primeras temporadas seguidas por millones de espectadores, y especialmente la segunda se convirtió en España en el mismo fenómeno que había sido en el Reino Unido y en Estados Unidos. Sin embargo, ambas han ido experimentando un notable declive en las audiencias en las siguientes entregas, hasta el punto que Antena 3 ni siquiera ha emitido todavía el especial de Navidad de la tercera temporada de la serie de ITV (ya sabéis, "ese" especial de Navidad). Las razones pueden ser varias, desde las descargas ilegales, que tarden mucho en estrenar los nuevos episodios y cualquier otra que se os pueda ocurrir, pero a veces hay que tener en cuenta un comportamiento muy peculiar de la audiencia nacional, achacable a lo que parece una memoria muy corta de lo que eran sus series preferidas hasta hace no tanto.

El pasado otoño, por ejemplo, Cuatro vivió esto en primera persona con su emisión de "Homeland". Programó las dos primeras temporadas casi del tirón en verano, y tuvo bastante éxito con ellas, así que no quiso esperar demasiado a emitir la tercera entrega, haciéndolo apenas un par de semanas después del estreno en Showtime. Sin embargo, hubo un pequeño hiato de algunas semanas entre el final de la segunda temporada y el principio de la tercera, y ese hiato y un cambio de día a mitad de la entrega provocaron que, de repente, los espectadores que habían seguido "Homeland" la abandonaran. ¿Por qué? Y no es la única serie a la que le ha pasado esto. Esta misma cadena cosechó un gran éxito en el verano de 2009, cuando programó por las tardes toda "Perdidos" para ponerse al día en el año nuevo, y empezar a dar la última entrega. Evidentemente, hubo un pequeño parón entre el final de las repeticiones y el arranque de aquella sexta temporada y, otra vez, el público desertó.

Podríamos seguir y seguir. La primera temporada de "Juego de tronos" tuvo una buena acogida en Antena 3, incluso a pesar de emitirse un año más tarde de su debut en Canal+, pero la segunda fue desterrada a Nitro por sus bajas audiencias, y "Downton Abbey", por ejemplo, emitió su segunda entrega con bastante poco retraso con respecto a la programación en ITV (dos o tres semanas), y aun así no pudo mantener el éxito de su primera temporada. De alguna extraña manera, parece que al público español se le aplica ese refrán inglés de "out of sight, out of mind", si no lo ves, no te acuerdas. Mientras determinada serie esté en antena ininterrumpidamente, la verán en masa; en cuanto termine la temporada y esté unos meses parada, se olvidarán de que les gustaba. Es un comportamiento en línea con esa duración imposible de los programas y la series de prime time. Las cadenas buscan llenar dos horas (o más) con un único espacio porque saben que, en cuanto éste se termine, los espectadores no se quedan a ver qué hay después; apagan la tele y se van a dormir.

Por supuesto, podríamos discutir sobre la nueva y demencial estrategia de las cadenas españolas de retrasar el prime time casi hasta las 11 de la noche, pero eso es tema para otro momento. Es realmente curioso darse cuenta de esa desmemoria de la audiencia (desmemoria que han sufrido tambiñen producciones españolas como "Hay alguien ahí"), una audiencia que, con contadas excepciones, no suele prestar demasiada atención masiva a las series extranjeras. Desde 1990, cuando nacieron las televisiones privadas, apenas un puñado de series estadounidenses han podido considerarse éxitos reales, de los que aguantan durante varios años y tienen audiencias similares a las de los realities de Telecinco: "Twin Peaks", "Expediente X", "Ally McBeal", "CSI" y "House". ¿Por qué éstas y no "Urgencias" o "Policías de Nueva York". Buena pregunta.

21 abril 2014

Sarah, Alison, Pete y Myka

ALERTA SPOILERS: Este aviso hoy es doble, referido a los inicios de la segunda temporada de "Orphan Black" y de la quinta y última de "Warehouse 13". Estáis avisados.

El peso de las expectativas puede ser el peor enemigo de la segunda temporada de "Orphan Black". Tras la revelación que supuso su primera entrega, y los fans que ha ganado con gente que la ha visto durante el verano, la continuación de las peripecias de Sara Manning y sus clones podían implosionar ante la presión de estar a la altura de un premio Peabody, una nominación al Globo de Oro (y galardones de los Critics' Choice y la TCA) para Tatiana Maslany, una legión de fans en Tumblr autodenominada Clone Club y una campaña de promoción que ha hecho que la actriz haya estado prácticamente en todas partes durante la semana pasada (desde "Conan" hasta el programa de entrevistas de Tavis Smiley en PBS). Sólo con el primer capítulo no hay modo de saber por dónde se moverá todo, pero de momento no parece que "Orphan Black" vaya a convertirse en algo que no es. Y eso quiere decir que va a seguir siendo ese thriller de ciencia ficción de gran ritmo, los misterios justos y unos personajes estupendos.

La principal revelación del capítulo es que Helena está viva y que los fanáticos religiosos que la criaron son quienes tienen a Kira. La motivación detrás de eso aún está por ver, pero es una vuelta de tuerca interesante a esa conspiración con Leekie y Rachel, la nueva clon, a la que empezamos a conocer un poco más y que parece estar al mando de casi toda la operación. La trama no hace más que complicarse, pero el corazón de la serie continúa estando en Sarah, Alison, Cosima y Felix, y ellos cuatro tienen todos sus momentos en el arranque de la nueva temporada, sobre todo una Alison que está metida más en una comedia negra a medio camino entre las de los Coen y las de Tarantino. Es un personaje que rara vez falla, y que va directo a que su mundo vuelva a desmoronarse por completo en cuanto los clones averigüen algo más de la enfermedad de Cosima, o si Sarah consigue saber algo más sobre esa foto de los dos científicos del proyecto Leda. Este capítulo ha sido más una pieza de acción que otra cosa, pero nos mete de lleno otra vez en su mundo.

Que una serie llegue a su temporada final sabiendo que va a ser la última es siempre una ventaja. Los guionistas pueden planificar las tramas de acuerdo a esa circunstancia, pero a veces puede darse la situación de que la madeja estaba tan enredada en la entrega anterior, que no hay suficiente tiempo para dejar que los acontecimientos fluyan de una manera algo más natural. Es lo que pasa con el primero de los seis episodios que van a dar a cierre a "Warehouse 13", en el que los agentes del Almacén tienen que acabar con la amenaza de Paracelso, que Myka supere su cáncer y lidiar con esas nuevas de que Claudia tenía también una hermana en apenas 45 minutos, además de presentar al nuevo villano. Son demasiadas cosas para encajar en un único episodio, y acaba resintiéndose.

Lo que se mantiene intacto es esa dinámica simpática y juguetona entre sus personajes y, especialmente, entre Pete y Myka. Más de una vez hemos comentado que son una de las parejas con mejor química de la televisión estadounidense, y sin necesidad de buscar la tensión sexual no resuelta. Incluso cuando las tramas no están especialmente logradas, verlos interactuar ya es entretenido, y será posiblemente lo que más se eche de menos de la serie una vez se termine. Jack Kenny, su showrunner, ha apuntado que la última trama de amenaza para el Almacén y, por ende, para el mundo, se resolverá en el quinto episodio, y que el sexto y último se dedicará a la despedida de los personajes y al recordatorio de los buenos ratos pasados a su lado. ¿Harán algo similar al adiós de los actores de "Medium" en los créditos finales de su último capítulo?

20 abril 2014

El espíritu de los Coen

Las adaptaciones a televisión de películas de cierto éxito se está convirtiendo en una plaga. El estudio Paramount resucita su división de ficción televisiva trabajando en series de "El show de Truman" y "Ghost", y parece que cualquier canal dispuesto a lanzarse a la arena de las series de producción propia juega sobre seguro haciendo su reimaginación de alguna película conocida. Esto no es nuevo, ahí estaba aquella sitcom de "Armas de mujer" protagonizada por Sandra Bullock o, ya que hablamos de ella, la adaptación de "La red" con Brooke Langton, pero es cierto que da la sensación de que, ahora, está llegando un punto de saturación con todos estos proyectos. En medio de este clima, que FX anunciara que su nuevo canal FXX iba a emitir una adaptación al formato miniserie de "Fargo", película de los hermanos Coen de 1996, fue recibido con escepticismo, por decirlo finamente. ¿Qué necesidad había de hacerlo? ¿Se iban a limitar a contar otra vez la historia de Jerry Lundegaard, los patosos matones a los que encarga un trabajo y el sentido común a prueba de bombas de la policía Marge Gunderson?

A veces, lo que ocurre es que, una vez que se estrenan y que los críticos tienen ocasión de ver más episodios, los prejuicios se van volando y lo que queda es lo que el guionista Noah Hawley ha hecho con el material y con la bendición de Ethan y Joel Coen, y eso es una miniserie que puede ser realmente interesante. Hawley, ex guionista de "Bones" y creador de una comedia policiaca tan peculiar como "The Unusuals", se impregna por completo del espíritu y el tono no sólo de "Fargo", sino hasta de "Sangre fácil" y "No es país para viejos", presentando a gente como Lester Nygaard, el apocado y frustrado vendedor de seguros que va acumulando desprecios y desgracias hasta que ya no puede más, o ese hallazgo que es Lorne Malvo, un asesino a sueldo al que le gusta sembrar pequeñas semillas de caos entre la gente, sólo para ver qué ocurre. Como él sabe muy bien, la gente que no tiene demasiadas luces siempre termina recurriendo a la violencia y, además, se vuelven totalmente imprevisibles.

Esos criminales tirando a estúpidos son unas de las marcas de la casa de los Coen, y esta "Fargo" va a utilizar también esas sangrientas consecuencias que tienen los actos de esas personas. Nygaard no es idiota, pero sí es un tipo muy gris y con pocos recursos, alguien que se cansa de que todo el mundo lo subestime, pero que no está preparado para tomar la iniciativa. Martin Freeman es una gran elección de casting para él, del mismo modo que lo es Billy Bob Thornton para ese Lorne (que parece una versión menos psicópata de Anton Chigurh). Será interesante ver cómo hace suyo la debutante Allison Tolman el papel de la policía cuyo aspecto y amabilidad generales no hacen sospechar que pueda ser una investigadora mucho más eficaz de lo que parece, pero sin perder nunca la calma. El primer episodio de "Fargo" aprovecha perfectamente las largas carreteras nevadas y aquella metáfora que usaba la película de que bajo el tranquilo exterior de la nieve blanca había todo tipo de pulsiones violentas teniendo lugar, y hasta mantiene el peculiar sentido del humor de los Coen, a veces bastante negro y siempre muy deadpan, como dicen los anglos.

Por cierto, que Billy Bob Thornton ha trabajado en un par de ocasiones con los hermanos, siendo la más destacada "El hombre que nunca estuvo allí", una cinta noir en blanco y negro en la que era el vivo retrato de Humphrey Bogart.

Música de la semana: Richard Shephard, director habitual de varios capítulos de "Girls", tiene una película protagonizada por Jude Law, y titulada "Dom Hemingway", que es una curiosa mezcla entre esas comedias criminales británicas que tanto éxito tuvieron a finales de los 90 y principios de los 2000, el indie estadounidense y el teatro, con unos monólogos a cargo de Dom que parecen escritos por un Shakespeare demente. No deja indiferente, y lo que sí tiene es una notable banda sonora, que se cierra con este "Debaser" de Pixies.

18 abril 2014

El excéntrico mundo de Bryan Fuller

Cuando el interés en la segunda temporada de "Héroes" empezó a decaer, los fans encontraron una posible razón para ello en la marcha de Bryan Fuller, que se había encargado de desarrollar el personaje de la animadora Claire y que había escrito "Company man", para algunos el mejor episodio no sólo de la primera entrega, sino de toda la serie. Fuller había dejado a las personas con habilidades especiales de Tim Kring para probar de nuevo suerte creando sus propias series, en este caso con "Pushing daisies", y cuando ésta fue cancelada, y se anunció que regresaría para la cuarta temporada, hubo quienes pensaron que "Héroes" podía remontar. Los problemas de esa serie eran más profundos para que la vuelta de un guionista fuera la panacea, pero esto nos sirve para introducir un poco la figura de este peculiar tipo, alguien que comenzó en Hollywood escribiendo para "Star Trek: Deep Space 9" y "Star Trek: Voyager" y que ahora tiene a la crítica a sus pies gracias a "Hannibal".

Esta serie es una aplicación al terror y lo macabro de todo su peculiar mundo, porque lo que no puede negarse es que Fuller posee un punto de vista muy personal. Sus series suelen poseer todas un estilo visual muy característico (incluso la fallida "Mockingbird Lane", de la que sólo se vio el piloto), y en ellas es habitual que se mezclen dramas familiares de toda clase y condición con toques de humor, a veces bastante negro, con planos bastante imaginativos para estar en televisión y con cierto interés por la muerte y, más en concreto, por las consecuencias que provoca en quienes siguien vivos. Tres de las creaciones de Fuller, de hecho, giran de un modo bastante central alrededor de la muerte. En "Tan muertos como yo", sus protagonistas se encargaban de recolectar las almas de los que iban a morir y las escoltaban en su paso al más allá; en "Pushing daisies", Ned tenía la habilidad de resucitar a cualquiera con sólo tocarlo, y de matarlos definitivamente si los tocaba por segunda vez, y en "Hannibal" se mete directamente en terreno de asesinos en serie cuyos crímenes a veces parecen más instalaciones artísticas de Damien Hirst.

Acercarse a  la primera serie que creó es de lo más curioso, porque ahí están ya todas las semillas de las características comunes a todos sus trabajos. Dicha serie era "Wonderfalls", y probablemente sea la más peculiar y "marciana", si queréis, de todas. Apenas duró cuatro episodios en la midseason de 2003/04 en Fox, y acabó ganándose cierto estatus de culto cuando salió editada en DVD, después de mucha campaña de sus pocos pero ruidosos fans. La serie está ambientada en las cataratas del Niágara y, en concreto, en una tienda de souvenirs en la que trabaja Jaye. una veinteañera licenciada en Filosofía por la prestigiosa universidad de Brown, pero que está en un momento de su vida más bien apático y cínico, más cerca de aquel "preferiría no hacerlo" de "Bartleby, el escribiente". Alrededor de Jaye se mueven su familia, su jefe en la tienda, sus amigos del bar cercano y, oh sí, las estatuas y peluches de animales de la tienda, que le hablan y le convencen para que ayude a otras personas.

Si suena "raro" es porque lo es, y porque el tono de "Wonderfalls", más cercano a "Pushing daisies" pero sin canciones ni romanticismo, es bastante excéntrico. No obstante, superada la primera toma de contacto, resulta una serie divertida anclada en una estupenda interpretación de Caroline Dhavernas, con la que Fuller ha vuelto a contar enh "Hannibal". Ella da vida a Jaye en todo su cinismo, su inseguridad, su inteligencia, su incredulidad cuando las cosas empiezan a hablarle y también en su humanidad. Es un personaje que puede resultar complicado porque su personalidad no es sencilla, pero tarda muy poco en convertirse en alguien del que queremos saber más cosas, queremos saber si finalmente averiguará qué hacer con su vida. Sólo son trece episodios, pero quizás por eso "Wonderfalls" es de esas series canceladas que se ha ganado más fans años después de su "muerte".

16 abril 2014

El hotel de los líos


Uno de los éxitos de taquilla más sorprendentes de la primavera en Estados Unidos es "El Gran Hotel Budapest", la última película de Wes Anderson. Se estrenó de for,a limitada el 7 de marzo en sólo cuatro cines, y recaudó más de 800.000 dólares ese primer fin de semana, teniendo la mayor media por sala. Al siguiente viernes, se exhibía en 66 salas, y volvió a tener la media por pantalla más alta (superando los 55.000 dólares). Para cuando llegó el día 28, cuando se estrenaba ya a nivel nacional, estaba entre las seis cintas más taquilleras de ese fin de semana (el mismo en el que se estrenó "Noé"), y seguía teniendo una altísima recaudación media por pantalla. Terminó marzo como la octava en taquilla, apenas tres millones de dólares por debajo de lo que había hecho "Need for speed", por ejemplo, que se había estrenado por todo lo alto el día 15, y ya ha superado los 100 millones de dólares de recaudación, de los que más de sesenta corresponden al mercado internacional. No se acerca aún a "Los Tenenbaums", que es la cinta más taquillera de Anderson, pero con "El Gran Hotel Budapest" y "Moonrise Kingdom", el cineasta ha vuelto a situarse en primera línea entre los realizadores estadounidenses.

Es curioso que tenga esa aceptación, teniendo en cuenta lo muy particular que son sus trabajos y, sobre todo, su sentido del humor. El tono de sus dos últimas películas oscila entre la ironía del moderneo, lo naíf, la nostalgia y algunas connotaciones bastantes serias, sobre todo en la historia de ese recepcionista de un elegante hotel de montaña en un ficticio país del este de Europa, durante la época de entreguerras. Gustave H. es muy eficiente, también es un playboy para las mujeres mayores adineradas que se alojan en el hotel, y vive anclado en una época de buenos modales y elegancia que ya no existe, arrasada por la intolerancia, la ignorancia y la maldad que representan tanto esos policías que piden documentación en la frontera, como el codicioso hijo de la viuda cuya muerte inicia toda la trama. Ésta es una mezcla de historia de policías y ladrones, comedia deadpan sutil y con un toque absurdo, historia de amor de juventud y, muy al fondo, un drama histórico ficticio (aunque no es difícil identificar qué región europea y qué guerra se está representando sin nombrarlas).

En los títulos de crédito finales se menciona que "El gran hotel Budapest" está basado en la vida y los escritos de Stefan Zweig, autor austríaco en el que se basó "Eyes Wide Shut", de Stanley Kubrick, y que fue uno de los de mayor éxito en el periodo de entreguerras. El ascenso de Hitler lo llevó a emigrar a Inglaterra y, más tarde, a América, donde acabó suicidándose en Brasil en 1942, incapaz de soportar más la situación de guerra y totalitarismo en la que había caído Europa. Esa inspiración se nota en la tristeza que aparece de vez en cuando por debajo de los tonos pastel y las simétricas composiciones de todos los planos, y también en ese traspaso de conocimientos de generación en generación que simbolizan los saltos temporales que abren y cierran la película. En realidad, "El gran hotel Budapest" gira más en torno a la narración de historias y al efecto que tienen en nosotros. El personaje de F. Murray Abraham y el propio Gustave H. impulsan la trama al contar sus recuerdos, de hecho. Y otra cosa por la que destaca mucho la cinta es por el estupendo nivel de su reparto, encabezado por un Ralph Fiennes inmenso.

15 abril 2014

Ley de vida

 
El año pasado ya comentamos que, en cuanto "Mad Men" y "Juego de tronos" coinciden en las parrillas, pobres de aquellos que no vean ninguna de las dos series, porque casi no encontrarán conversaciones de otros temas. Los blogs estadounidenses sólo tienen ojos para los últimos gifs de Joan Harris y el último giro inesperado de la trama en Desembarco del Rey, pero mientras ambas series dominan las conversaciones y las disecciones episodio a episodio, cada una se encuentra en un momento muy diferente de su vida. "Juego de tronos" está ya en la cuarta temporada, pero también está en una curva ascendente de popularidad y audiencias que bien podría estar muy cerca de alcanzar el cénit, mientras para "Mad Men" no sólo es la séptima entrega, sino que es la última (o la primera parte de la última), y ya tuvo ese momento cumbre hace dos o tres temporadas. Su curva se encuentra en la fase de declive, como parecen atestiguar unas audiencias en su estreno que son las más bajas que ha tenido desde 2008.

Hace casi exactamente un año, cuando se supo que AMC iba a emplear con Don Draper la misma táctica de dividir la última entrega que utilizó con "Breaking Bad", Vulture ya profetizaba que "Mad Men" no seguiría el ejemplo de Walter White y no explotaría de repente en los ratings de Nielsen, triplicando sus audiencias cuando más cerca estuviera de echar el cierre definitivo. "Breaking Bad" iba encaminada hacia un final que se prometía climático, que iba a dar respuestas, que debía solucionar las tramas orquestadas desde el principio. "Mad Men" no funciona así. Incluso el misterio de la identidad de Don Draper no es tal, y no hay un motor que impulse la historia como un tren sin frenos hasta el final, tipo la persecución de Heisenberg por parte de la policía y de sus otros enemigos. Habrá algún tipo de clímax emocional, pero el mundo de estos publicistas se mueve por otras reglas. "Breaking Bad" se prestaba más a los maratones a lo loco, a la adicción de no poder parar de ver capítulos porque quieres saber si Jesse logrará salir con vida de todo. El ritmo en "Mad Men" es más contemplativo, lo que está en juego es diferente y no es cuestión de vida o muerte. Es fascinante de ver, pero es diferente.

No es extraño, además, que series que van a finalizar en su séptima temporada no experimenten un repunte en las audiencias. Lo normal es que hayan tenido un declive en ese aspecto y que sólo suban ligeramente cuando se acerquen los últimos episodios (que recordemos que, para "Mad Men", no se verán hasta el año que viene), y eso se aplica hasta a títulos adorados por la crítica como el de Matthew Weiner. Es ley de vida, y más cuando la serie en cuestión llegó a su momento de mayor gloria algunas temporadas atrás. En el caso de "Mad Men", las audiencias nunca han importado demasiado (importa más quién la ve que cuánta gente la ve), y dónde demostraba su ascendencia era en las entregas de premios. Ahí también hay ciclos y modas, y la serie tuvo un arranque tan fulgurante y un dominio tan completo durante cuatro años, que era inevitable que, en cuanto apareciera alguna novedad que los académicos consideraran suficientemente cool como para reconocerla, la dejarían de lado.

Como decimos, es ley de vida. "Mad Men" ha seguido un poco el camino que Don Draper ha trazado en la serie; empezó en la cima y tiene que vivir un inevitable declive, pero eso no quiere decir que, el próximo año, no vayan a llenarse otra vez los blogs de recordatorios, análisis, resúmenes con gifs y listas de lo más variado sobre su legado. Su hueco en el panteón televisivo no se lo van a quitar.

14 abril 2014

El inesperado Oscar de Hannibal Lecter

Las sesiones Phenomena han tenido en abril un programa triple muy curioso de thrillers de los 90, compuesto por "El silencio de los corderos", "Se7en" y "Sospechosos habituales". Son tres títulos que en su momento (entre 1991 y 1995) representaron notables cambios en el género, ya fueran por su capacidad para sorprendernos a última hora con un giro que no veíamos venir o para sentar las bases de todo un subgénero, el de los psicópatas imaginativos, originales y muy gore, que en esa década campó a sus anchas, y del que todavía vemos coletazos dos décadas después. Es curioso ver seguidas las dos primeras porque se aprecia la que dio el pistoletazo de salida y la que le dio una nueva vuelta de tuerca, representando al mismo tiempo la evolución del género desde que el doctor Lecter saluda a Clairce Starling por primera vez. Y aún resulta más curioso ver otra vez "El silencio de los corderos" sabiendo que es una de las pocas películas, junto con "Sucedió una noche" y "Alguien voló sobre el nido del cuco", en ganar los cinco Oscar principales (película, director, actort, actriz y guión).

Es curioso porque, si se echa un vistazo al tipo de cintas que suelen quedarse más cerca de lograr esa hazaña, ninguna es remotamente parecida a la historia de Lecter, Clarice y el asesino en serie Buffalo Bill (las dos ganadoras anteriores del Oscar a mejor película habían sido "Bailando con lobos" y "Paseando a Miss Daisy"); los títulos de género no terminan de cuajar entre la Academia, y menos si son de terror, con la excepción de "El exorcista". Además, la película se había estrenado el 14 de febrero de 1991, muy lejos de la época en la que suelen llegar a los cines los títulos con aspiraciones de premios; tan lejos, de hecho, que la ceremonia de entrega de la edición de 1991 iba a tener lugar un mes más tarde. Nadie pensaba en los Oscars con "El silencio de los corderos", incluso a pesar de que Demme había recibido el Oso de Plata al mejor director en el festival de Berlín (y la cinta, buenas críticas). En el especial que La sexta nominada dedicó a los Oscars de 1992, ya contaban que sus distribuidoras, la difunta Orión y MGM, ni siquiera hicieron demasiada campaña de cara a ellos, y hasta la sacaron en vídeo ese otoño, cuando lo normal entonces era que las cintas que iban a los Oscars no salieran hasta después de la gala.

"El silencio de los corderos" era lo que los anglos denominan un dark horse, la gran tapada de las candidatas. La publicación en VHS le benefició, porque permitió que muchos académicos la vieran en sus casas, y aunque era unas de las favoritas de los críticos, seguía sin parecer que fuera a ser rival para "JFK", "El príncipe de las mareas" o hasta "Bugsy". Que Jodie Foster se llevara el Globo de Oro a mejor actriz dramática no quería decir gran cosa, pero marcaba la inercia que la cinta había ido ganando desde su salida en vídeo. Probablemente, ésa fuera la clave, la posibilidad de que los votantes tuvieran un acceso más fácil a "El silencio de los corderos" en unos años en los que las campañas pre-Oscar estaban todavía en la infancia, y ni de lejos adquirían las dimensiones y el esfuerzo de las que deciden los ganadores en la actualidad. Incluso ahora, si vemos a las otras cuatro nominadas al premio gordo (las tres mencionadas antes y "La bella y la bestia"), sigue sorprendiendo que Demme y compañía arrasaran frente a las teorías conspiratorias de Oliver Stone o los dramas muy oscarizables de Barry Levinson y Barbra Streisand, aunque se ve que era la victoria más lógica.

Era la película más sólida de todas, la que causaba una mayor impresión en el espectador, mucho menos obvia que "JFK", apoyada en dos personajes memorables como Hannibal Lecter y Clarice Starling y en una dirección muy segura. Que fuera un taquillazo sorpresa seguramente tampoco hizo ningún mal (terminó superando los 130 millones de dólares en Estados Unidos, cuando había costado 19), y aunque no deje de ser una elección muy peculiar si tenemos en cuenta los gustos tradicionales de la academia, lo cierto es que es un Oscar al que casi no se le pueden poner pegas.

13 abril 2014

En contexto

En el último número de la revista Fuera de Series, Nacho Gonzalo, de LoQueYoTeDiga, escribe un artículo sobre la victoria de "12 años de esclavitud" en los últimos Oscar y si eso quiere decir que hay algún tipo de "poder negro", o de lobby afroamericano, en Hollywood que impulsó que se llevara el premio a mejor película por delante de "Gravity". Aparte de detallar los años en los que actores de raza negra fueron nominados, o ganadores, de Oscars, Gonzalo apunta también algo muy interesante para comprender la diferente recepción que la película de Steve McQueen recibió en Estados Unidos y en Europa; el contexto histórico y social del público al que va dirigida. Puede no ser fácil situarse en el estado mental del espectador medio estadounidense que se sienta a ver "Criadas y señoras", o "Hermanos de sangre", o hasta "The Americans", pero es un ejercicio que hay que intentar hacer de vez en cuando para comprender algunas de las cosas que vemos en las series, por ejemplo, y que desde esta orilla del Atlántico descartamos como "americanadas".

Tomemos por caso "The Pacific", la segunda de las miniseries sobre la Segunda Guerra Mundial que Tom Hanks y Steven Spielberg produjeron para HBO. Al contrario que "Hermanos de sangre" y el frente europeo, aquellos diez episodios contaban una experiencia bélica muy unida a Estados Unidos. El enfrentamiento en el Pacífico contra Japón estaba bastante desconectado de lo que pasaba en Europa y en el norte de África, y norteamericanos y australianos fueron quienes participaron mayoritariamente en aquellas operaciones; británicos, franceses y rusos estaban muy ocupados con sus propias batallas contra el ejército nazi. Cuando la miniserie se emitió en España, no era extraño leer críticas algo más tibias que las entusiastas que llegaban desde el continente americano, y esa división se debía, en parte, a esa diferencia de referencias sociales y culturales. Es algo similar a lo que ocurre cuando nos enfrentamos a cintas ambientadas en la guerra de Vietnam o en el movimiento pro-derechos civiles de los 60; nos falta el contexto para apreciar lo que están intentando contar.

Esto no es exclusivo de los títulos estadounidenses. Hace algunos meses, se produjo una discusión parecida a raíz de "Hijos del Tercer Reich", miniserie alemana que sigue a un grupo de amigos enrolado en el ejército nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Cuando Canal+ la estrenó en España, surgieron voces que se preguntaban a qué había venido tal revuelo si la serie era bastante convencional, pero esas voces obviaban un aspecto fundamental, implícito en el título original "Unsere Mütter, unsere Vätter"; estaba tratando un tema poco discutido en la sociedad alemana actual, como era la implicación de sus madres y padres en los planes de Hitler. Estaba indicando que aquellos soldados no eran unas personas extrañas, sino que formaban parte de sus propias familias, con todo lo que eso conlleva. La falta de un contexto común a veces es clave en las diferencias de apreciación de determinadas películas o series. Esto no quiere decir que, a veces, no sean simplemente malas, si no que hay ciertas cosas que se pierden en la traducción, como quien dice.

Música de la semana: "Agents of SHIELD" tuvo esta semana el tan promocionado capítulo de integración con la trama de "Capitán América. El soldado de invierno", y para marcar que era un episodio diferente, empezaba con "(Don't fear) The reaper", un tema ya clásico de Blue Öyster Cult que ha sonado en bastantes series con anterioridad, incluidas "Veronica Mars", "Sobrenatural", "Californication", "Medium" y hasta "Parks and recreation".

11 abril 2014

Estrenos con subtítulos

Es curioso el revuelo que se organizó el lunes por la noche en las redes sociales españolas con el estreno de la cuarta temporada de "Juego de tronos" en Canal+ Series. Dicho estreno llegaba al día siguiente de que se viera en HBO, en lugar de una semana después como había sido tradicional hasta ahora, y lo hacía en versión original subtitulada (o VOSE, por si alguno lleva viendo esas siglas toda la semana por ahí y está un poco despistado). La cadena había promocionado la emisión del episodio indicando esa circunstancia, y añadiendo que el estreno doblado al castellano se haría el día 17 en Canal+ 1, y además organizó un visionado en cines de siete ciudades de dicho capítulo. Ya desde antes de que se emitiera ese "Two swords" había quejas en las redes sociales del canal porque iba a hacerse en inglés, subtitulado en español, pero éstas estallaron hasta niveles sorprendentes a las 22:25, en cuanto los Lannister abrieron la boca y empezaron a escucharse esos acentos británicos de Charles Dance o Lena Headey.

A la mañana siguiente, los debates sobre si la versión original es de snobs o el doblaje es un ultraje dominaban las conversaciones en Twitter, obviando en parte que en la raíz de la polémica estaba el hecho de que una parte de los espectadores no se habían enterado de que el estreno, un día más tarde que en EE.UU., era en VOSE y que desconocían que ese margen de tiempo es muy escaso para que pueda verse doblado. La mayor arma arrojadiza que se lanzaba contra Canal+ era el hecho de que Fox emite en España "The Walking Dead" también al día siguiente de que se vea en AMC, y lo hace con Rick y compañía hablando perfecto castellano (y dando opción dual, es decir, de que puedas verlo en versión original con subtítulos si lo prefieres así). El tema es que las situaciones de derechos de ambas series en esas cadenas son diferentes . "The Walking Dead" está distribuida fuera de Estados Unidos a través de Fox International Channels, lo que facilita una emisión mucho más próxima a la estadounidense en los canales que posee por todo el mundo. HBO, por su parte, hasta el año pasado imponía un periodo de margen entre el estreno en Estados Unidos y en otros canales en el extranjero (y no hablamos aquí de HBO Latino, HBO Asia o las versiones en el este de Europa).

Ese hecho, supongo, también hará más sencillo para Fox España disponer del capítulo en cuestión unos días antes de que se emita para que pueda ser doblado, pero no da la sensación de que eso sea lo más habitual (si tenéis curiosidad por el doblaje de las series, en Quinta temporada dedicaron hace tiempo una entrada a él). En estrenos al día siguiente de su emisión original, de hecho, lo habitual en los canales temáticos españoles ha sido siempre que se vieran en VOSE (a horas intempestivas, además), reservando el pase doblado para algunos días después porque, simplemente, si no, no hay tiempo para que puedan ponerse las voces al castellano (yo no soy especialmente fan del doblaje, pero eso no quita que sea un proceso largo y que entraña su complejidad). A todo esto se suma que, cuando Canal+ Series debutó, allá por diciembre, una parte importante de su promoción se enfocaba precisamente a anunciar que los estrenos más próximos a su emisión en Estados Unidos iban a ser en VOSE.

Al final, toda la polémica del lunes por la noche se reduce a un tema de poca información, o poco interés por informarse, y hasta sorprende que se le hayan dedicado entradas como ésta. Pero la virulencia de las reacciones fue tal, en un país donde supuestamente lo pirateamos todo antes de que pueda verse aquí por ningún modo legal (lo que quiere decir que esas obras se están viendo en versión original a la fuerza), que no deja de resultar merecedor de un comentario como curiosidad y anécdota.

P.D.: Para otro día dejamos la interminable discusión bizantina sobre si doblaje sí o no. Yo ya he hablado mucho sobre el tema, y no tengo casi nada nuevo que aportar.

10 abril 2014

Dinamita para Coulson

ALERTA SPOILERS: El tan publicitado crossover entre "Agents of SHIELD" y "Capitán América. El soldado de invierno" ha trastocado el mundo de la serie. Y no puede comentarse sin destripar los principales giros de la trama.

En varias entrevistas que han dado tras la emisión del capítulo "Turn, turn, turn", los dos showrunners de "Agents of SHIELD", Jed Whedon y Marissa Tancharoen, han afirmado que sabían desde antes de que empezaran a escribir el piloto que, en la recta final de su primera temporada, iba a llegar la secuela de "Capitán América" y lanzar una bomba a la línea de flotación de la serie, cambiando por completo su status quo y obligándoles a alterar su curso. Es lo que pasa cuando la serie y las películas forman todas parte del mismo universo, pero hasta este momento, ese concepto no se había visto representado tan claramente en la pequeña pantalla. Los dos crossovers con "Thor. El mundo oscuro" eran más anecdóticos que otra cosa, pero en éste, los eventos de la cinta tienen profundas implicaciones para "Agents of SHIELD". El capítulo emitido anteriormente y el posterior al estreno en Estados Unidos de la película transcurren en paralelo con las peripecias de Steve Rogers, logrando esa interconexión definitiva que Marvel estaba buscando.

¿Esta estrategia es buena? Aún no se sabe. Creativamente, para la serie sí lo ha sido (aunque en audiencia en directo no haya representado una mejoría), porque permite que la ligera evolución que empezó a verse antes del parón de Navidad cristalice en una trama con un objetivo mucho más definido y unos personajes bastante más centrados. Ward, en concreto, resulta mucho más interesante con ese lado oscuro de traidor y agente doble, todavía más después de haberse acercado tanto a May y a Skye, y que el secreto de May haya salido por fin a la luz la libera de esa carga de esar poniendo continuamente cara de póker. Su relación con Coulson ha salido también dañada de todo esto, lo que beneficiará igualmente su desarrollo como personaje. Ahora, el equipo del Bus son renegados, operan sin la cobertura que daba una SHIELD que ha saltado por los aires, y al mismo tiempo que tienen que evitar caer en manos de Hydra, seguramente intentarán salvar lo que queda de su organización.

Estos terremotos al final de la primera temporada también son muy clásicos de las series con el marchamo Whedon (incluso aunque, en ésta, Joss sólo haya estado involucrado en el piloto). Algunos críticos estadounidenses han recordado "Man on the street", el episodio a mitad de la primera entrega de "Dollhouse" que mostraba por primera vez lo que de verdad estaba en juego, pero podríamos hasta encontrar un momento así en "Firefly" y la primera vez que los "poderes" de River entran en acción. Pasan unos episodios afianzando el punto de partida de la serie y haciendo que nos familiaricemos con los personajes y, cuando ya creemos saber cómo funciona todo, dan un giro que la encaminan por donde realmente va a ir hasta su final. Estos giros no siempre tienen los mismos resultados, pero para "Agents of SHIELD" apunta a ser lo mejor que ha podido pasarle. Tener que volar bajo el radar, como quien dice, puede afianzar de manera definitiva la dinámica entre los personajes, justificar el estatus especial de Skye y darle algo más que hacer a May (la revelación de que, en realidad, ella montó el equipo, y no Coulson, fue un buen toque).

Y sólo como nota final, en los comentarios de esta entrada de ¡Vaya Tele! apuntaban que Mulder y Scully vieron varias veces cómo cerraban los expedientes X y siguieron trabajando en ellos, y puede ser una comparación curiosa con lo que le espera a Coulson ahora que SHIELD parece haber sido desmantelada. Desde luego, el nivel de entretenimiento puede ser bastante mayor.

09 abril 2014

La familia y la Madre Patria

ALERTA SPOILERS: Con retraso, y sin haber visto los dos últimos capítulos emitidos hasta ahora, pero vamos a echar un vistazo al arranque de la segunda temporada de "The Americans".

La temporada en la que "Justified" explotó como una de las series más entretenidas e imprevisibles de la parrilla fue la segunda. La introducción del clan Bennett en la trama amplió su mundo y elevó lo que estaba en juego para Raylan, en el sentido de que se encontró un rival formidable, a la altura de sus capacidades, con la que desarrollar durante toda la temporada una especie de juego del gato y el ratón con muchas implicaciones para más adelante. Curiosamente, otra serie en FX parece estar en medio de un proceso similar también en su segundo año, pues "The Americans" no sólo comparte a Margo Martindale con aquellos capítulos de "Justified", sino también la sensación de que puede pasar cualquier cosa. Su mundo también se ha hecho mucho más grande con la integración definitiva en el tapiz de Martha y de Nina (que es un gran personaje) y con esa nueva amenaza que cae sobre los Jennings inadvertidamente durante el primer episodio, y que amenaza lo único en lo que no disimulan la importancia que tiene para ellos: sus hijos.

El asesinato de los otros dos agentes encubiertos y su hija es todo un puñetazo en la mesa por parte de la serie. Incluso aunque en la primera entrega ya viéramos a Philip y Elizabeth en situaciones muy peligrosas (y ella hasta recibe un balazo al final), la gravedad de ese riesgo no parece convertirse en algo muy real hasta que no afecta a Paige y a Henry, aunque por el momento no sea más que indirectamente. Los niños eran lo único que los unía de verdad al principio, antes de enamorarse realmente, y también son su principal punto débil. Nunca han querido utilizarlos en sus operaciones y, si están en peligro, Elizabeth pierde por completo los papeles. Es mejor no imaginar lo que le habría hecho a aquel tipo inquietante que los convenció para que se subieran a su coche en la primera temporada. Estos capítulos iniciales de la segunda, de hecho, nos están mostrando a una Elizabeth un poco fuera de forma. Aún no está recuperada del todo de las secuelas emocionales del disparo y, sobre todo, de la muerte de Emmett y Leanne, y descubrir que tiene sentimientos reales hacia Philip dificulta que utilice su arma habitual para acercarse a objetivos, el sexo.

Y esa desestabilización de Elizabeth parece traducirse en unas operaciones todavía más llenas de problemas de lo habitual. Los Jennings pierden al científico que debían secuestrar porque no se dan cuenta de que había otros agentes desconocidos vigilándolo, supuestamente para protegerlo, y la identidad de los asesinos de sus amigos es un misterio inescrutable hasta para la dirección de la KGB. Y, de remate, los sólidos principios soviéticos de Elizabeth se ven puestos a prueba por el repentino interés en la religión y los grupos juveniles de iglesia de Paige. Ella, de hecho, apunta a ser un problema para los Jennings mucho mayor que un puñado de asesinos a sueldo altamente cualificados. Es una subtrama que los críticos americanos han comparado con la de Grace en "The good wife", pero la diferencia es que Alicia Florrick no es una espía soviética encubierta que cree firmemente que la religión es el opio del pueblo.

"The Americans" ha elevado la apuesta para todos los personajes (el baile entre Stan y Nina está tan lleno de dobles juegos y emociones que tanto pueden ser reales como estar manipuladas, que casi merece otra serie para él solo), y así ha dado un paso adelante con respecto a su estreno. Resulta muy complicado adelantarse a lo que va a pasar, y eso incrementa la tensión y el entretenimiento. Y también ha ampliado el catálogo de pelucas y estilismos peculiares, lo que le da otro plus.

08 abril 2014

Es bueno ser un Lannister

ALERTA SPOILERS: La cuarta temporada de "Juego de tronos" acaba de estrenarse, lo que quiere decir que si no sabéis qué tienen en común el Perro y Omar Little de "The Wire", mejor no sigáis leyendo.

En "Juego de tronos", todas las acciones tienen consecuencias. Y acciones como la Boda Roja tienen que tener consecuencias todavía más relevantes. En este caso, es una falsa sensación de victoria y seguridad instalada entre los Lannister de Desembarco del Rey, convencidos de que con Robb Stark literalmente descabezado, Stannis retirado a Rocadragón, y la alianza con los Tyrell a punto de materializarse en la boda de Joffrey y Margaery, tienen ya segura su posición en el Trono de Hierro. Sólo quienes han pasado tiempo fuera de la Fortaleza Roja, como Jaime, son conscientes de que eso no es más que una ilusión, pero no es fácil convencer a Tywin de ello una vez que ha fundido la espada de su principal enemigo. Para él, eso es un símbolo de su victoria sobre los Starks; para Jaime, el signo de una comodidad en el poder que puede volverse contra ellos.

Para empezar, pueden haber terminado una guerra contra el norte, pero bien pueden encontrarse al filo de iniciar contra el sur. Por fin aparecen en escena los dornienses, representados por Oberyn Martell y Ellaria Arena, y aunque teóricamente van a la boda real, sus propósitos son otros. Los Martell fueron aliados de los Targaryen y la hermana de Oberyn, Elia, estaba casada con el príncipe Rhaegar, el heredero del rey Aerys. Éste, sin embargo, se encaprichó de Lyanna, la hermana de Ned Stark, y en la rebelión que Ned y Robert Baratheon lideraron para derrocar el monarca, Tywin Lannister ordenó asesinar no sólo a Elia, sino también a sus hijos, todavía pequeños. Oberyn está en Desembarco del Rey para reclamar justicia (o venganza), y esa estupenda presentación que la serie hace de los dos ya nos deja claro que es un tipo al que no conviene llevar la contraria y al que le gustan los placeres de la vida. Y luego tenemos a los Tyrell por el otro lado. Acceden a la boda con Joffrey, pero tanto Margaery como Lady Olenna son muy conscientes de dónde se están metiendo, y será interesante verlas maniobrar en su nueva situación.

Siendo un arranque de temporada, el episodio se dedica a recolocar todas las piezas en el tablero y a recordarnos en qué punto están casi todos los personajes. La boda real y el inminente asalto al Muro por parte de los salvajes son las dos tramas más claras perfiladas en este "Two swords", mientras Daenerys todavía está muy al principio de su camino hacia Meereen. La presentación de esas líneas se hace, además, pespunteadas de pequeños momentos realmente muy divertidos, incluido un gag impagable de la estatua de Joffrey cazador, seguida del rey en exactamente la misma pose dentro del castillo. "Juego de tronos" es una serie, aunque no lo parezca, con bastante sentido del humor, y si ya conocíamos su habilidad para los diálogos irónicos y las réplicas ingeniosas de Lady Olenna, Tyrion y, por supuesto, Bronn, ahora están refinando igualmente su talento para los chistes visuales. Lo que no quita que la historia siga siendo oscura y peligrosa, y no hay que fijarse más que en el camino de Arya y el Perro por esas tierras arrasadas por la guerra para darnos cuenta.

Desde luego, la evolución de Arya es la consecuencia de la Boda Roja más terrible. Sí, como personaje, es estupendo, toda una malota que no acepta que no la tomen en serio, pero no deja de ser una niña empujada a convertirse en una asesina vengativa (y quienes hemos leído los libros sabemos que su camino aún se volverá más oscuro). Está claro que su relación con el Perro va a dejar grandes momentos, pero van a ser al mismo tiempo bastante brutales, porque mientras los Lannister se sienten seguros y victoriosos en Desembarco del Rey, el pueblo sigue viéndose atacado, expoliado y diezmado como si la guerra no hubiera acabado. ¿Hasta cuándo puede sostenerse una situación así?

07 abril 2014

Minoritarias, pero con visibilidad

Esta mañana, en Twitter ha surgido un mini debate sobre las series que HBO empareja con "Juego de tronos" cada vez que llega su nueva temporada. Intentábamos averiguar si el tirón de audiencia de ese título redundaba en más espectadores para su lead-out, espectadores que de otro modo ni le darían una oportunidad, o si en realidad lo que se llevaban a cambio era un empujón en visibilidad, más que un incremento en el interés de la audiencia. Lo cierto es que es curioso ver qué programas se han emitido detrás de "Juego de tronos" en sus tres primeras temporadas. Por ejemplo, en su estreno estuvo emparejada con la segunda entrega de "Treme", mientras su segunda temporada fue seguida por los debuts de "Girls" y "Veep". Ésta tiene su destino en la parrilla de HBO unido al de la serie fantástica, pues este año repiten de nuevo emparejamiento y, otra vez, comparten noche con otra comedia, "Silicon Valley", parodia de Mike Judge del mundo de las start-ups tecnológicas.

Desde luego, son peculiares compañeros de cama que, si los miramos desde la táctica de programación de una network, no parecen tener mucho sentido. ¿Qué pintan con las guerras entre Lannisters y Starks los músicos de Nueva Orleans, o cuatro chicas veinteañeras de Brooklyn? En el cable, el concepto de lead-in es más nebuloso que en abierto (donde ya hay quien se pregunta si no ha dejado de funcionar). Estas cadenas suelen hacer varios pases de cada capítulo a lo largo de la semana, por lo que no debe extrañarnos esa dualidad que se da siempre en las audiencias de una de estas series cuando llega el final de temporada; se da la audiencia media por capítulo (en su estreno) y la total de toda la entrega, que siempre suele ser mucho más elevada. Esa audiencia total está teniendo en cuenta los espectadores de todos los pases de todos los episodios. Lo que queremos decir es que "Silicon Valley" puede no pegar ni con cola detrás de "Juego de tronos", y probablemente ni retendrá al 10% de la audiencia que vea la segunda, pero ésa no es la cuestión; lo importante es que ese emparejamiento puede conseguirle una mayor visibilidad.

Pensemos en "Girls". Raro, muy raro, es el capítulo en el que huele el millón de espectadores. En esta tercera temporada consiguió superarlo en su arranque aprovechando su emisión detrás de "True detective", y después se mantuvo en sus cifras habituales. Pero HBO considera la comedia dramática de Lena Dunham un éxito. ¿Por qué? Por la recepción entre los críticos y, sobre todo, por la enorme visibilidad que tiene entre los medios de toda clase y condición. Es cierto que, en este caso, cuando se estrenó ya lo hizo precedida de un hype desmedido, pero no le hizo daño ganarse otro poquito de popularidad por compartir noche de "Juego de tronos". "Silicon Valley" ha llamado la atención inicialmente porque Mike Judge es un guionista muy respetado entre los críticos, y cuya "Trabajo basura" es toda una película de culto para el público estadounidense, pero su estreno detrás de las peripecias de los dragones de Daenerys no va a hacerle ningún daño. Realmente, tal vez sea más crucial para ella compartir noche con "Veep", consolidada como una comedia que gana cada año nueva apreciación de la crítica y de la audiencia.

Los lead-in en el cable premium no tienen tanta importancia porque sus espectadores van más a ver lo que les interesa, y no son tanto de poner HBO y quedarse a ver cualquier cosa que tengan esa noche. Pero en su negocio, un empujoncito de visibilidad nunca viene mal.

06 abril 2014

Hannah es feliz

ALERTA SPOILERS: Con un poco de retraso, pero es el turno de hablar del final de la tercera temporada de "Girls". Ya sabéis lo que sigue.

En uno de los breves vídeos que tiene la web de HBO sobre los temas de cada capítulos de "Girls", Lena Dunham apunta que esta tercera temporada ha girado un poco más sobre el equilibrio y las diferentes prioridades que tiene cada una de las protagonistas. O, más bien, de la necesidad de que decidan qué prioridades son realmente importantes para ellas. ¿Hannah quiere que funcione su relación con Adam, quiere tener un trabajo con un buen sueldo, o quiere perseguir su sueño de ser escritora? ¿Marnie quiere trabajar en una galería de arte de nuevo o quieree un novio que sustituya a Charlie? ¿Shoshanna quiere ser la chica libre y salvaje del principio de la temporada o la estudiosa a la que hace mucha ilusión comprarse toda la parafernalia para su graduación de la universidad? ¿Y qué quiere Jessa? ¿Tiene alguna idea? Porque lo único que ha quedado claro en estos capítulos de ella es que es tóxica y destructiva para los demás, y que tiene que aclarar su mente. ¿Pero tiene algún interés en hacerlo?

Puede ser que no hayamos tenido un "One man's trash" como hubo en la segunda entrega, pero esta tercera temporada se ha visto más coherente, con un mayor sentido de la unidad. El viaje de Hannah desde el principio, cuando no tiene nada más que Adam, al final, con ese ingreso en el taller de escritura de la universidad de Iowa, parece acercarla un poco más a la felicidad, o a cierta idea de felicidad que pueda. "Mantén el trabajo, no al chico", le dice su madre, y es un consejo que puede venirle muy bien. Céntrate en las cosas que dependen de tí. Es cierto que puede ser algo extraño de decirle a alguien que sólo se preocupa de sí misma, pero ese aferrarse a Adam casi irracionalmente, preocupada después de que todo el mundo le diga que, ahora que está en Broadway, puede resultarle difícil conservarlo, vuelve al tema que comentábamos antes, al establecimiento de prioridades. Ser adulto implica decidir y darte cuenta de que no puedes tenerlo todo, que es una lección que Hannah aprende también durante su breve estancia en GQ.

El punto álgido de la temporada ha sido, no obstante, "Beach house", el episodio en el que Marnie organiza un fin de semana de playa en los Hamptons con la esperanza de "arreglar" su amistad. La pelea que se organiza entre las cuatro, con esa Shoshanna cruelmente certera, y borracha, es uno de los momentos más reales y crudos de la serie. La cuestión principal, por qué todas ellas siguen siendo amigas, queda expuesta en toda su desnudez, en un movimiento que jamás le vimos hacer a "Sexo en Nueva York", por ejemplo. "Girls" sabe que las amistades entre un grupo de mujeres son mucho más complicadas que las que se ven en televisión, y que pueden continuar siendo colegas aunque se critiquen y discutan. Todos los personajes en la serie creen ser de una manera diferente a cómo son de verdad (excepto, tal vez, Ray), y esa diferencia entre la imagen en tu cabeza y lo que está pasando en realidad es la fuente de muchos problemas.

Además, esta tercera temporada de "Girls" ha sido realmente divertida, ya fueran los momentos de vergüenza ajena a costa de Marnie (como ese dueto de "Rent" que se empeña en cantar con Hannah en su fiesta de cumpleaños), o esos chistes sobre lo encantados de haberse conocido que están los actores (más una aparición especial de Patti LuPone demoledora). Es un humor más bien tirando a incómodo, muy a veces de Judd Apatow, pero que contribuye a quitarle un poco de hierro a las cosas que vemos hacer a Hannah. Ahora la pregunta es si aprovechará esta oportunidad de ser feliz, o sí estropeará de nuevo su equilibrio.

Música de la semana: Marnie sigue intentando ser cantante, y esta vez lo intenta con Desi, uno de los compañeros de la obra de Adam. La canción folkie que ambos cantan en la noche de micro abierto está escrita por Jack Antonoff, miembro de Fun. y, a la sazón, pareja de Lena Dunham. Y ésta, a cambio, ha dirigido el videoclip de "I wanna get better", el primer single del nuevo grupo de Antonoff, Bleachers, en el que igual reconocéis a alguna otra cara televisiva.

04 abril 2014

La vida de Ted

ALERTA SPOILERS: Probablemente, y teniendo en cuenta el enorme revuelo que ha organizado, ya habréis visto el final de "Cómo conocí a vuestra madre", pero por si acaso, no sigáis leyendo si no sabéis qué pintan de vuelta los perros de Robin.

Los títulos de las series pueden ser, a veces, sus peores enemigos. El de "Cougar Town" espanta a potenciales espectadores que disfrutarían de las tontunas de los amigos y vecinos de Jules, y el de "Battlestar Galactica" siempre fue visto como una barrera para aficionados a las series sesudas y serias del cable, que seguro que le habrían dado una oportunidad si no conservara el nombre de la infantiloide serie de ciencia ficción de los 70 que actualizaba. En el caso de "Cómo conocí a vuestra madre", la trampa estaba en esas cinco palabras; esa promesa de que Ted iba a contarnos cómo conoció a la madre de sus hijos, y nuestra suposición de que toda la serie se encaminaba únicamente a ese momento (y que esa trama era la única que importaba). Esas asunciones basaron buena parte de las críticas que arreciaron a partir de la quinta temporada; que si el misterio de la Madre no avanzaba nada, que si ya estaba bien de que ninguna de las novias de Ted fuera la elegida... Básicamente, cuando esta comedia se comparaba con "Perdidos", lo hacía en esos términos; había construido un enigma que tebía que resolver.

Siendo justos, Craig Thomas y Carter Bays se divertían enormemente jugando con todo eso. Ponían pistas aquí y allá que avanzaban algo la trama, pero muy poco (probablemente calcularan mal que los espectadores no se divertían tanto como ellos con ese aspecto), y mientras tanto se dedicaban a lo que realmente les interesaba, que era contar las peripecias vitales de Ted, Barney, Robin, Marshall y Lily en Nueva York, contar cómo afrontaban los diferentes "grandes momentos", como dice Lily, que van pasando en sus vidas. Nos hartamos de decir que la Madre era un macguffin, pero conforme pasaban las temporadas, y la serie iba perdiendo inevitablemente fuelle, muchos espectadores se aferraron al futuro final, y a la eventual presentación de la Madre, como si fuera a ser la respuesta a todas sus cuitas, como si un final por todo lo alto pudiera borrar mágicamente todo lo que había venido detrás. Ya hemos visto que eso nunca sale bien. Ese "Last forever" que ha cerrado "Cómo conocí a vuestra madre" no ha convencido a casi nadie, y lo ha hecho porque, paradójicamente, ha sido bastante coherente con todo lo que habíamos visto en estos nueve años.

Porque, al final, Ted acaba con Robin. La relación que inicia la serie es la que la termina, y justo ese hecho ha levantado en armas a más de media blogosfera, hasta acusando a ese capítulo de traicionar toda la esencia de la comedia (y, más paradójicamente aún, de estar demasiado planeado desde el principio). Todo depende de si pensábamos que la Madre era realmente la piedra fundacional de "Cómo conocí a vuestra madre", y es cierto que ese título llevaba a pensar de esa manera. Pero las nueve temporadas que hemos visto lo desmienten. Curiosamente, como han comentado también algunos críticos estadounidenses, al final es el episodio 200, el que cuenta la perspectiva de Tracy, el que encierra la clave del último capítulo; esta es una historia sobre la superación de la pérdida, sobre aceptar que tuviste una vida genial con alguien a quien quisiste mucho y que no puedes seguir aferrándote a esa persona años después de su muerte, que mereces una segunda oportunidad. ¿Y qué mejor manera de tenerla que con el otro gran amor de tu vida?

Thomas y Bays tenían esa última escena con los hijos de Ted rodada desde 2006 (Lyndsy Fonseca y David Henrie ya no pasan por adolescentes ni con CGI), y quizás el problema no es que se hayan mantenido fieles al plan que tenían en un principio, sino que es un final que habría funcionado mejor en la quinta temporada, por ejemplo. Da la sensación de que, tras nueve años, se aprecia cierta desconexión entre el tono de ese cierre y las últimas temporadas, pero es una desconexión que no es fácil de explicitar. Todos esos guiños al piloto, y a las primeras (y muy buenas) entregas de la comedia, facilitan que se tenga esa sensación, pero eso no quiere decir que sea un mal capítulo. Es muy de comedia romántica (y también muy de "así es la vida"), con cierta tendencia a buscar la lágrima fácil, y que sí muestra que la introducción de la Madre ha sido el acierto de una última temporada que también perdió gas con el correr de los capítulos, y cuyo experimento narrativo sonaba seguramente mejor sobre el papel.