30 junio 2016

Casi famosos: Edición Poniente

"Juego de tronos" ha terminado su sexta temporada y los fans nos enfrentamos, otra vez, a largos once meses hasta que veamos los nuevos episodios, que esta vez ya serán el principio de su final. Pero hasta entonces, nos queda especular sobre lo que puede pasar en los próximos episodios y, por ejemplo, bucear en esos créditos de Internet Movie Database que ni sus propietarios recuerdan que hicieron. O sí, que son los que los lanzaron a la fama antes de la serie, que también puede ser el caso.

Empecemos por Rory McCann, el Perro, que tenía tras de sí una carrera ya estimable antes de recalar en "Juego de tronos". Apareció en varias series británicas, incluidas "Shameless" y un pequeño papel en "State of play", participó en "Arma fatal" y hasta se puso la faldita de los soldados griegos de "Alejandro Magno". Sí, aquella película en la que Angelina Jolie y Colin Farrell eran madre e hijo.

Con Maisie Williams hay que hacer trampa porque "Juego de tronos" fue lo primero que hizo, con 13 años, pero donde está lo interesante es en lo que ha hecho mientras la serie está aún en antena. Aàparte de una memorable participación en la novena temporada de "Doctor Who", protagonizó hace un par de años "The falling", una particular película ambientada en un internado femenino a finales de los 60, y que desprende cierto aroma a "Criaturas celestiales".

 La que no era ninguna debutante cuando fue elegida para interpretar a Melisandre era Carice Van Houten, con una larga carrera a sus espaldas en su Holanda natal. En 2006, protagonizó "El libro negro", de Paul Verhoeven, y esa película la hizo conocida a nivel internacional, permitiéndole aparecer, por ejemplo, en "Valkyria". Y luego, claro, está su carrera paralela como cantante.

Cualquier imagen de Conleth Hill fuera de "Juego de tronos" es siempre un shock, porque el look de Varys no es el habitual en él. De hecho, casi cuesta reconocerlo en ese fotograma de "Si la cosa funciona", junto a Larry David y Michael McKean. Hasta en "Suits" se hacía un poco complicado, y eso que ahí no llevaba bigote ni melenas. Hill, por cierto, también era ya todo un veterano antes de recalar en la serie de HBO.

No podíamos terminar y dejar pasar esa coincidencia de que dos de las principales protagonistas de la serie hayan dado vida a Sarah Connor en diferentes encarnaciones de la saga de "Terminator". Lena Headey lo hizo para televisión, en "Las crónicas de Sarah Connor", mientras Emilia Clarke lo hizo en cine, en "Terminator Génesis", dirigida por un veterano de "Juego de tronos" como Alan Taylor.

29 junio 2016

A la épica por la música


Desde que terminó la sexta temporada de "Juego de tronos", casi no se ha dejado de hablar de sus primeros veinte minutos, esa secuencia inicial en la que el juego de la serie recibe un golpe casi definitivo. Y no sólo por la decisión  de Cersei, o por la influencia de "El padrino" en su planificación, sino por la épica composición de Ramin Djawadi que suena en ella. Tirando de elementos extraños a la banda sonora de la serie hasta ahora, como un piano y un órgano, ese "Light of the Seven" transmite el drama de lo que los espectadores estamos a punto de ver. Lo que debería ser una victoria se transforma en una tragedia, y la música de Djawadi, que al principio choca un poco (había quien comentaba en Twitter que, de repente, creía estar viendo "The Leftovers"), acompaña perfectamente lo que vemos en pantalla.

Curiosamente, hasta la temporada pasada de "Juego de tronos", Djawadi no había logrado estar a la altura de la iconocidad casi inmediata del tema principal de la serie con el resto de música. Es cierto que juega mucho con el leit motiv de esa sintonía para entrelazar la banda sonora, pero daba la sensación de que estaba haciendo cosas más interesantes en "Person of interest" que en la serie de HBO. Hasta este "Light of the Seven". En la producción de CBS, ha tenido también la oportunidad de componer un tema para la última escena de la serie que aporta el tono justo de épica e intimismo, muy acorde con su título, "Everyone dies alone" (todo el mundo muere solo"), y entre ambos trabajos, Djawadi se ha afianzado como un compositor a tener en cuenta (aunque es verdad que antes ya se había encargado de las bandas sonoras de "Prison break" y "Iron Man", en el cine).

En ese aspecto, en el de optar por melodías menos obvias de lo esperado, se une a los dos grandes nombres que ha dejado la música de series en los últimos años (tres, si sumamos a Sean Callery): Michael Giacchino y Bear McCreary. Giacchino, por ejemplo, acabó haciendo famosa la banda sonora de "Perdidos" por apelar más a la emoción que a los componentes de misterio de la serie (algo en lo que se parece bastante a sus trabajos para Pixar), mientras McCreary evitó que la música de "Battlestar Galactica" fuera demasiado obvia evitando los metales para temas "bélicos", por ejemplo. Ahora, hay bastantes series que se toman la música en serio (los toques clásicos de David Buckley en "The good wife", el contraste electrónico de Cliff Martínez en "The Knick", el universo superheroico integrado de Blake Neely en The CW, por ejemplo), y eso da la opción a que vayan apareciendo otros nombres con cosas que aportar.

Las series más interesantes en este aspecto mezclan cosas diferentes (como la unión entre los superhéroes y el noir de "Jessica Jones", de Sean Callery) y no se quedan sólo en la repetición de varias melodías básicas, interrumpidas de vez en cuando por canciones conocidas. "The Americans" sabe utilizar muy bien los éxitos de los 80, pero las composiciones originales de Nathan Barr han alcanzado un punto muy interesante que va más allá de la mezcla de motivos rusos y occidentales del principio. Hasta series como "Los 100", en las que la banda sonora original de Tree Adams no era tan relevante, le han ido dando más cancha. No todas pueden ser icónicas automáticamente, pero se está avanzando por el buen camino.

27 junio 2016

El invierno de los dragones


ALERTA SPOILERS: Ya he hablado bastante del último capítulo de la sexta temporada de 'Juego de tronos' en ¡Vaya Tele!, pero aún se puede especular un poco más con lo que podría deparar la séptima temporada. Y a partir de aquí habrá spoilers.

Seis años hemos estado esperando la escena que cierra la sexta temporada de 'Juego de tronos'. Daenerys Targaryen y sus dragones parten hacia Poniente al frente de una nutrida flota repleta de soldados (dothraki e Inmaculados), listos para recuperar el Trono de Hierro de los "usurpadores". pero cuando lleguen a Desembarco del Rey, quizás no queda trono, ni ciudad, que recuperar. Es un giro muy interesante que sea Cersei, y no la propia Dany, la que se convierta finalmente en el Rey Loco, en Aerys II. La nueva reina es tan paranoica y despiadada como el último monarca Targaryen, yestá tan dispuesta a todo como él con tal de mantener el poder. Y más teniendo en cuenta que a Cersei ya no le queda nada por lo que luchar, más que el Trono de Hierro.

Los primeros 20 minutos de este "The winds of winter" muestran a "Juego de tronos" funcionando a pleno rendimiento. El plan de Cersei va tomando forma poco a poco mientras el Gorrión Supremo se regodea en su posición de dominio en el juicio de Loras, y las mujeres de la serie terminan de asumir su posición de relevancia de cara al final. La única que ata cabos y se da cuenta de que está a punto de pasar algo terrible es Margaery, pero está atrapada por la arrogancia del Gorrión y su convencimiento de que ha conseguido doblegar a Cersei. Craso error. Y ese error propulsa la serie hacia su tramo final mucho más que la visión de los barcos de Daenerys partiendo de Meereen. Ya no quedan más piezas en el tablero que Cersei, Dany y, en el Norte, Jon y Sansa. Y aunque hay elementos que van por libre que pueden causar su ración de problemas (como Meñique, el Perro, Euron Greyjoy o Arya en plan ángel exterminador), son esos tres los focos en los que converge todo.

El golpe sobre la mesa que da el final de la sexta temporada, y la mayor importancia de sus personajes femeninos (que ya comentamos hace tiempo) confirman la posición de "Juego de tronos" como una de las series menos complacientes de la televisión. Puede tener tramas y personajes estancados en ocasiones, pero tiene un plan en el que encajan todas las piezas. Como muchos sospechaban ya desde el principio, los Caminantes Blancos van a caer sobre una tierra agotada y arrasada por las sucesivas guerras, una tierra que da la espalda a su pasado y a su historia, por lo que está condenada a repetirla. En Desembarco del Rey ignoraron los advertencias de la Guardia de la Noche sobre el invierno y las que llegaban del otro lado del mar sobre los dragones de Daenerys, e ignoraron también las propias amenazas que tiene en su interior. ¿Será tan literal la visión de Dany de un salón del trono quemado y cubierto por la nieve?

24 junio 2016

Los antihéroes ya no son suficientes


Una de las noticias televisivas más sorprendentes de esta semana ha sido la decisión de HBO de cancelar "Vinyl" pese a que la había renovado por una segunda temporada hace meses, justo después de que se emitiera un primer episodio que pasó con más pena que gloria. Era su gran apuesta del pasado otoño, un drama ambientado en la escena musical del Nueva York de los 70 que llegaba avalado por grandes nombres: Martin Scorsese y Mick Jagger en la producción ejecutiva y Terence Winter, que acababa de finalizar "Boardwalk Empire", como showrunner y responsable creativo. Su protagonista (interpretado por un Bobby Cannavale que está en plena campaña de los Emmy) era un ejecutivo de una discográfica que estaba en crisis, y que encuentra en el rock la fórmula para relanzar su negocio y, con suerte, también su vida.

Richie Finestra era otra vuelta de tuerca a los antihéroes que llevan dominando las "series de prestigio" desde "Los Soprano", y que parecían estar ya en retirada tras el fin de "Breaking Bad". Por que, ¿quién podía contar algo nuevo en ese campo después de Walter White? Aquella parodia despiadada que "The good wife" hacía de este tipo de series, "Darkness at noon", apuntaba el cansancio que se estaba adueñando de una parte del público y de la crítica (y de la industria) por estas series dominadas por un hombre blanco, heterosexual, de mediana edad, en crisis y metido en un mundo lleno de claroscuros morales, de violencia (ocasional o no) y de monólogos trascendentales sobre qué significa ser un hombre en el siglo XXI. Hace unos años podía bastar con colocar una de estas figuras al frente de una serie, pero ya no es suficiente.

A "Vinyl" no le bastaba con sus grandes nombres, con el marchamo de HBO, con el antihéroe en su centro o con la importancia de la música en su trama. Todo eso puede ofrecer una coartada antes de que se vea el primer episodio, puede hacernos creer que va a ser la gran serie del año, pero luego tiene que haber algo más. Una secuencia dentro de un edificio ruinoso en el que la potencia de una banda de rock provoca el derrumbe del techo queda muy pintona, pero no puede sostener toda la serie. Que es parte del problema de muchas de las propuestas a ser nuevas "series de prestigio". Hasta la segunda temporada de "True Detective" pecó de ello. Y la primera de "Halt and catch fire". Se acaba vendiendo más humo que una serie realmente de prestigio.

Lo más interesante es que HBO parecía ser consciente de todo esto. Terence Winter había abandonado la serie de cara a la segunda temporada y el nuevo showrunner, Scott Z. Burns, tenía que supervisar lo que parecía que iba a ser una entrega bastante cambiada. Es decir, Burns estaba en la posición de Joshua Safran al inicio de la segunda temporada de "Smash", salvando las distancias. Pero HBO no ha sido NBC. Una renovación para salvar los muebles no es suficiente para  preparar el terreno a la era post-"Juego de tronos" que se avecina.

22 junio 2016

La Máquina tenía corazón


 
ALERTA SPOILERS: Si no habéis visto el final finalísimo de "Person of interest", y no sabéis qué aprendió la Máquina, aparte de que todos morimos solos, no sigáis leyendo.

 La quinta temporada de "Person of interest" arrancaba con una voz en off, la de Root, diciéndole a alguien que, si estaba escuchando aquello, estaba solo, pero que le contaría quiénes habían sido ellos y cómo habían contraatacado. Cuando llegó el capítulo 100 descubrimos que esa voz era, en realidad, la de la propia Máquina, que había asumido la de Root para comunicarse con Finch. Y en el último episodio averiguamos una cosa más, y es que el destinatario de ese mensaje es esa versión comprimida de la Máquina que sobrevive al enfrentamiento con Samaritan y que se refugia en un satélite de telecomunicaciones hasta que ha pasado el ciberapocalipsis, como lo llama Fusco.

De algún modo, la Máquina 2.0 continúa con la labor de Finch y su equipo, ayudada ahora sólo por Shaw (y Bear, por supuesto), una Shaw que ya no tiene dudas de que no vive en una simulación y que tiene su oportunidad de despedirse de Root y de vengar su muerte. Porque Shaw no deja de ser quien es. Ninguno de los personajes deja de ser quien es en el final. Pueden haber fraguado unas relaciones más cercanas de lo que nunca habrían imaginado, pero su comportamiento en los últimos momentos es, como dice la propia Máquina, lo que los define. Reese se sacrifica por la misión de Finch y le devuelve esa segunda vida que él le dio al "rescatarlo" al principio de la serie; Fusco demuestra su lealtad por sus compañeros; Finch está dispuesto a asumir toda la responsabilidad del definitivo enfrentamiento contra Samaritan, y Shaw es la que se encarga de proteger a todo el mundo. Y la Máquina (que adopta brevemente la forma corpórea de Root) nos muestra finalmente lo que implicaba que tuviera la capacidad de predecir crímenes violentos.

Para poder predecir los comportamientos de las personas, necesitaba conocerlas casi mejor de lo que ellas se conocen a sí mismas, y necesitaba ver todas las maneras posibles en las que podían morir. Serían simulaciones, sí, pero como dejaron claro episodios como "If-then-else" o "6.741" (desde el punto de vista de Samaritan) eran posibilidades muy reales para ella. La manera en la que "Person of interest" ha dado algo parecido a un corazón, a una consciencia, a la Máquina ha sido de sus mayores logros, y sin traicionar que es una inteligencia artificial. Los últimos episodios giraban casi más sobre la complicada relación entre Finch y su creación que sobre los intentos para destruir Samaritan, un ejemplo de una IA que se comporta realmente como un dios olímpico de "Furia de titanes", para los que los humanos son sólo peones en sus juegos.

Y ese centro, y la certeza de que todos en el Team Machine estaban dispuestos a sacrificar hasta sus propias vidas por acabar con Samaritan, es lo que ha dado un peso emocional a este final "Return 0" que, cuando "Person of interest" comenzó, no parecía probable. No es un secreto que he visto, en esta última temporada, muchos puntos de contacto con "Fringe" (otra serie de Bad Robot), y éste ha sido otro de ellos. Shaw escuchando a la Máquina con la voz de Root, Finch hablando con ella en esa azotea o cómo la vemos al lado de algunas de las personas que ha visto morir sin poder hacer nada por ellas (incluido Reese, al que ayuda hasta el final) han sido detalles que buscaban potenciar esa relevancia mayor de la emoción sobre la lógica del plan para derrotar a Samaritan. Aquí, aunque parezca mentira, se aplica ese "es emocional, no lógico" con el que Paige explica a su madre por qué le gusta "Hospital general" en "The Americans".

El cierre de "Person of interest" es agridulce, muy coherente con el resto de la serie. Reese se une a la lista de pérdidas dolorosas de los protagonistas, pero hasta Finch tiene, a su manera, un final feliz con Grace. La mirada de Shaw contestando el teléfono en plena calle nos permite pensar que ella va a seguir con la misión, recibiendo los números de la Máquina 2.0, y que todos esos "irrelevantes" van a tener una nueva "superheroína" velando por ellos. Es un buen cierre para una serie que ha ido un poco más allá de sus inicios procedimentales. El tratamiento al mismo tiempo de la creación y evolución de una inteligencia artificial omnisciente y todopoderosa y de la sociedad hipervigilada por los gobiernos de la actualidad le permitió trascender la fórmula del caso de la semana, y la evolución y profundización de sus personajes fue la guinda definitiva.

Además, curiosamente, "Person of interest" ha tenido algunas referencias muy curiosas a lo largo de su vida. Entre la querencia de Finch por "Sentido y sensibilidad" (ese "Dashwood") y la creación de la Máquina de una empresa tapadera llamada como el protagonista de "Con la muerte en los talones" (que se pasa todo el rato persiguiendo a un hombre que no existe), no todo eran alusiones a código informático o discusiones filosóficas sobre el valor de la vida humana. O el siempre divertido flirteo de Root con todo el mundo.

21 junio 2016

Las mejores series de policías


Las series de policías son un clásico de la televisión estadounidense. Y cuando decimos clásico, queremos decir que fueron de las primeras ficciones programadas por las cadenas, allá por los años 50, junto con los westerns y las sitcoms familiares. Títulos como "Naked City" y "Dragnet" pusieron algunas de las primeras piezas del género en los años posteriores, incluso con la primera apostando, a finales de los 50, por un estilo semidocumental y más naturalista, y muchas de las cosas que las ficciones policiales más recientes han hecho son reacciones a las reglas marcadas por, sobre todo, "Dragnet", o evoluciones de ellas.

La evolución de la ficción estadounidense, y hasta de su sociedad, se puede trazar a través de sus series de policías. Las ha habido más centradas en la investigación de los casos, que daban mayor importancia a las vidas de sus destectives y las que lo fiaban todo a mostrar el proceso por el que se terminaba encontrando al culpable de determinado crimen, y con todas ellas puede hacerse una pequeña lista de algunas de las más significativas, y de las mejores, de los últimos tiempos. Por si os apetece darle a alguna una oportunidad este verano.

- "Canción triste de Hill Street": La relevancia que daba a la faceta más personal de sus policías, y el hecho de que sus tramas pudieran extenderse durante varios episodios, o que nunca se resolvieran, fueron una verdadera revolución a principios de los 80. Todavía se recuerda su frase más famosa: "tengan cuidado ahí fuera".

- "Colombo": En cuanto a capítulos que presentaban un único, y autoconclusivo caso, y que tenían una gran deuda con Sherlock Holmes, el detective interpretado por Peter Falk es el mejor exponente. Hasta el creador de "Luther" reconocía que la había creado con Colombo en mente.

- "Homicidio":  Basada en el libro del mismo título de David Simon, buscaba dotar del mayor realismo posible al trabajo de los detectives de Homicidios de la policía de Baltimore. En España es poco conocida; en Estados Unidos fue un gran éxito y es todo un clásico.

- "Policías de Nueva York": Era una evolución del esquema de "Hill Street", con un personaje central que adelantó la era de los antihéroes en televisión; el sargento Andy Sipowicz.

- "Ley y orden":  Su alternancia entre la investigación de los policías y el trabajo de los fiscales en el juicio la hizo destacar en su momento. Era de las que limitaba al máximo la vida personal de sus protagonistas, y sólo los mostraba en su trabajo.

- "CSI": El centro en los técnicos criminalísticos (los que procesan la escena del crimen y analizan las pruebas) y el truco de reconstruir por ordenador las heridas fatales proporcionaron a la serie su aspecto diferencial.

- "The Shield":  La serie que hizo saltar por los aires todas las normas no escritas de las series de policías, con sus corruptos protagonistas y su Los Ángeles siempre a punto de saltar vpor los aires,

- "Principal sospechoso": La inspectora Tennison dio un giro total al género al centrarlo en una protagonista femenina que buscaba respeto entre sus colegas masculinos porque era buena en su trabajo, y nada más. Aquí habría que incluir su más clara sucesora, "The Closer".

Y, para finalizar, el recordatorio a una de mis debilidades personales, "Life", que sí supo darle su propio toque a esa fórmula ya tan gastada del hombre excéntrico y la mujer seria.

20 junio 2016

Los políticos descerebrados


Robert y Michelle King tuvieron la idea para crear "The good wife" viendo por televisión la rueda de prensa de Eliot Spitzer, ex gobernador de Nueva York envuelto en un escándalo sexual. Para su siguiente serie, "BrainDead", la idea les llegó con las noticias del cierre del gobierno federal de Estados Unidos, en 2013, después de que republicanos y demócratas no consiguieran aprobar unos nuevos presupuestos. Los King añadieron un toque de ciencia ficción sacad directamente de "Mars Attacks!": unas hormigas alienígenas aprovechan ese parón de Washington para escapar de su confinamiento e infiltrarse dentro de su clase política.

Y cuando decimos dentro, lo decimos literalmente, porque estos insectos se meten en el cerebro de los hombres, lo devoran, y pasan así a controlarlos por completo. Esos políticos de Washington están de verdad descerebrados. De este modo, esta serie veraniega de CBS tiene la excusa perfecta para satirizar todas las absurdeces que ocurren en la capital del país, todas las luchas de egos que impiden llegar a acuerdos y, por supuesto, todas las tonterías que salen de la boca de Donald Trump. La actualidad parece muchas veces escrita por los Guiñoles, así que casi no hay que exagerar gran cosa para montar la sátira.

De hecho, "BrainDead" no es una comedia de carcajada, por lo menos en el primer episodio. Como ocurría en "The good wife", su humor es más situacional, aunque veremos cómo evoluciona una vez que haya más políticos suplantados por los alienígenas. Sí que se cargan las tintas en las dos comentaristas políticas que vemos en televisión aquí y allá (interpretadas por dos veteranas de Broadway como Beth Malone y Megan Hilty), que parodian figuras tipo Rachel Maddow y Megyn Kelly, pero el resto es menos abiertamente cómico de lo que podría parecer. Es más la perplejidad de Laurel en su priner día en el Capitolio lo que deja los momentos divertidos, del mismo modo que, al ser una "forastera" en ese ambiente, es la primera en darse cuenta de que algo está empezando a ir mal.

Es curioso darse cuenta que ese primer capítulo de "BrainDead" está narrado no como una sátira política, sino como una clásica historia de invasiones extraterrestres. Es más "La invasión de los ultracuerpos" con menos componente de película de terror, un aire un poco más ligero y algo más de ironía. Si hasta la protagoniza una de las expertas últimamente en afrontar historias de este tipo, una Mary Elizabeth Winstead muy en su papel de joven idealista que acepta a regañadientes meterse en un mundo dominado por los juegos de poder (tirando a infantiles) y las falsas apariencias. "BrainDead" tiene potencial para ser un divertimento estival estimable.

Música de la semana: Esto era inevitable. Si hablamos de "BrainDead" y mencionamos "Mars attacks!", hay que elegir "It's not unusual', de Tom Jones. Aunque la canción favorita de las hormigas alienígenas sea "You might think", de The Cars.

15 junio 2016

En recuerdo de Beth Childs


ALERTA SPOILERS: Sólo queda un capítulo para que termine la cuarta temporada de "Orphan Black". Si no vais al día, deteneos aquí.

La cuarta temporada de "Orphan Black" arrancó de una manera un poco diferente; dedicando todo un episodio a Beth Childs, el primer clon que Sarah se encuentra, aunque su encuentro sea breve. La ve en el momento en el que se suicida, tirándose a las vías del tren, y esa visión, y la decisión de Sarah de aprovechar en su beneficio su parecido físico con ella, marca el principio de toda la historia. La sombra de Beth sobrevuela todo lo que va pasando después. Ella es la que tira del hilo del Instituto DYAD, del Proyecto Leda y de la Neolución, y la que se convierte en el nexo de unión entre el resto de clones autoconscientes. Sin embargo, conforme la trama de "Orphan Black" se fue complicando, con Castor y la búsqueda del original, Beth se fue quedando atrás. La serie, y las propias clones, estuvieron a punto de perder el objetivo por el que habían iniciado toda su investigación.

Estos nuevos episodios, que terminan en BBC America esta misma semana, han devuelto el foco a lo que Beth sabía, que es la base sobre la que Sarah fue descubriendo más cosas. Y eso ha traído de vuelta a gente con muy pocos escrúpulos, y mucha arrogancia científica, como los neolucionistas de Susan Duncan, y ha expuesto de nuevo algunas de las cuestiones sobre las que ha girado la serie desde su inicio. Ya sea las dudas éticas de la clonación humana, o la moralidad de la eugenesia (o, como dice Cosima, que el padre de la neolución considerara que la pobreza era genética), la serie ha explicitado aún más que de costumbre el lado más aterrador de esa búsqueda de la perfección genética. Los bebés que salían mal en Brightborn no sólo exponían que Evie Cho y compañía se creen superiores intelectual y moralmente, sino que son lo suficientemente manipuladores como para utilizar a personas en dificultades económicas como conejillos de indias de sus experimentos.

Brightborn, probablemente, ha sido uno de los villanos más feos, bajo su fachada de perfección y diseño minimalista, que ha tenido "Orphan Black" por ese desprecio hacia todos los que consideraban inferiores a ellos, ya fuera física o mentalmente. Como es habitual en la serie, no se ha machacado esa idea, pero estaba bastante clara. Y, del mismo modo, se han explorado un poco más los lazos familiares, pero no sanguíneos, entre S., Felix y Sarah. Los intereses individuales de cada uno han amenazado con romper su unidad, que es algo que Susan va a intentar hacer con Cosima ahora que están trabajando juntas para encontrar una cura definitiva. Pero lo que sí puede ser una bomba en la línea de flotación del Clone Club es esa sorprendente aparición final de Delphine. ¿Se ha pasado al lado oscuro? ¿Está comunicándose de alguna manera con Rachel a través de su ojo biónico? Las cosas nunca son sencillas para las chicas de Leda.

14 junio 2016

Arya Stark begins


 
ALERTA SPOILERS: Si no habéis visto el octavo episodio de la sexta temporada de "Juego de tronos", "No one", no sigáis leyendo. 

Origin stories, historias de orígenes, hay muchas. Todos los superhéroes tienen una. Suele ser una historia de superación de dificultades, de algún trauma muy importante que no sólo les otorga sus superpoderes (si los tienen), sino que los sitúa en el camino de hacer el bien, de ayudar a la gente, de repartir justicia allí donde es más difícil que pueda llevarse a cabo. La primera de las películas de la trilogía de Batman de Christopher Nolan, "Batman begins", se dedicaba justo a eso, a contar cómo Bruce Wayne pasaba de ser el millonario que había visto de niño cómo asesinaban a sus padres, a ese Caballero Oscuro dispuesto a combatir el crimen en Gotham.

Y el proceso no era sencillo. Involucraba, entre otras cosas, un duro entrenamiento en un remoto lugar con un tipo como Ra's al-Ghul y la asunción de cuál era su verdadera identidad, de quién era Bruce realmente. Curiosamente, durante la quinta y la sexta temporadas de "Juego de tronos", podemos decir que Arya Stark ha estado en su propia "Batman Begins". Huye de un enorme trauma personal (o varios, porque ve cómo ejecutan a su padre y se queda a las puertas de los Gemelos mientras masacran a casi toda su familia en la Boda Roja) y acaba en manos de los Hombres sin Rostro en Braavos, un lugar muy alejado de su hogar, y donde la adiestran en las artes de asesinar sin ser vista. Para sobrevivir, Arya tiene que renunciar a su identidad, a su pasado, tiene que asumir ser nada más que un arma en manos del Dios de Muchos Rostros (y de la gente que les pague por matar a alguien), pero eso no es tan sencillo de conseguir.

Por mucho que los hayan humillado e intentado doblegarlos, los Stark no se rinden tan fácilmente. Sansa y Jon acaban asumiendo sus roles como las dos cabezas más visibles de la familia, los dos con la suficiente legitimidad como para reclamar Invernalia de manos de los Bolton, y Arya no puede ser "nadie" porque su padre no la educó así. Sí, desea vengarse de todos los que han hecho daño a su familia, pero no está en su naturaleza asesinar por encargo, y mucho menos a alguien que no lo merece. Ned creía que quien dictaba la sentencia de muerte debía blandir la espada que la ejecutaba, y esa sentencia no casa demasiado bien con el modo de actuar de Jaqen H'qhar y sus secuaces. Así que no es extraño que, por mucho lo intente, Arya no pueda dejar de ser quien es. Se puede sacar a una chica de Invernalia, pero no se puede sacar Invernalia de la chica.

Su enfrentamiento final con la acólita de Jaqen es el paso definitivo hacia esa superheroína Arya. Para algunos fans, el camino ha estado demasiado dilatado, ha sido excesivamente largo sólo para que ella decida regresar a casa, a Poniente, pero si ella va a acabar jugando un rol importante en la lucha final, tenía que vivir su propia historia de origen. Al igual que Sansa y Jon, Arya deja de esconderse y de ocultar su identidad y asume quien es. Se acabó deambular de un lado a otro huyendo o buscando un sitio donde refugiarse, que era lo que Arya intentó conseguir Braavos. Su sitio está en Invernalia. Pero ella aún no lo sabía.

13 junio 2016

El caso de O.J. Simpson



Es curioso que 2016 esté siendo el año en el que los medios estadounidenses recuerden a O.J. Simpson, más de veinte años después de que fuera absuelto por los asesinatos de su ex mujer, Nicole Brown, y Ron Goldman. Primero llegó 'The people vs O.J. Simpson', la ficcionalización de los detalles del juicio y de los componentes raciales y sexistas que influyeron en él, y ahora, ESPN estrena una serie documental que va más allá de ese caso, 'O.J.: Made in America', y que aspira a mostrar cómo era (es) O.J. y por qué.

La marca "30 for 30" de documentales de ese canal deportivo es, de entrada, una buena señal. Lanzada inicialmente para conmemorar el 30º aniversario del nacimiento de la cadena, busca tratar determinados momentos muy importantes para la historia del deporte estadounidense, sobre todo, de una manera ligeramente distinta. Películas como "Winning Time" y su ligereza y humor contando la rivalidad entre los Knicks y Reggie Miller, o la exhaustiva mirada de "Hillsborough" a aquel desastre en el que murieron 96 hinchas del Liverpool son interesantes cartas de presentación de una marca que abarca también cortos sobre asuntos tan peregrinos como el clásico parqué del pabellón de los Milwaukee Bucks. Ningún tema está demasiado alejado para ellos, pero es probable que este "O.J.: Made in America" sea lo más ambicioso que hayan intentado nunca.

Y no sólo porque es una serie de cinco episodios de una hora y media, aproximadamente, cada uno, sino porque aspira a ofrecer un retrato de toda una sociedad, más que de un hombre en concreto. Se aprecia ya en la primera parte, que cuenta la carrera como jugador de fútbol americano de Simpson. Su ascenso a la cima en la universidad coincidió con los años más convulsos de la lucha por los derechos civiles, los del asesinato de Martin Luther King y las reivindicaciones de los atletas en los Juegos Olímpicos de México, y además jugaba y vivía en una ciudad, Los Ángeles, en la que la comunidad negra tenía una relación muy tensa con la policía. Todo el mundo se mudaba allí huyendo de los segregados estados del sur, pero enseguida se daban cuenta de la situación no era mucho mejor.

El activismo de deportistas como Muhammad Ali o Bill Russell contrasta con los objetivos de Simpson: que nadie le juzgue por el color de su piel. Que es muy loable y, al mismo tiempo, muestra una posición de negación que se toca en esa primera parte del documental. Si vísteis "The people vs O.J. Simpson", este "O.J.: Made in America" es un complemento muy interesante porque no sólo profundiza en el hombre, sino que intenta ofrecer varias respuestas a por qué se comportaba de la manera en la que lo hacía, por qué fue absuelto de la muerte de dos personas y por qué ha acabado de todos modos en la cárcel, por otro delito diferente. Cuando la serie llegue al juicio, apunta a ponerse aún más interesante.

Música de la semana: La elección de esta semana tiene ya un tiempo, pero resulta increíble que no nos acordáramos de ese "Better" de Regina Spektor que sonó en el último episodio de "The good wife".

10 junio 2016

Los malos fans


"Necesitan tener más vida social". ¿No ha llegado un punto en el que os cansa un poco leer , o escuchar, constantemente estos comentarios cada vez que se habla de fans en internet o, en este caso más específico, de shippers? Los comentarios de esta entrada de ¡Vaya Tele! sobre ellos representan parte de esa actitud hacia determinados sectores de fans, más comprometidos, o más intensos o más obsesionados, por qué no, con una serie, una película, un videojuego o un libro en concreto. La superioridad moral con la que se descarta a esos aficionados es ya casi tan vieja como el propio movimiento fandom, y lo mismo son los artículos que intentan discernir si dicho movimiento está "roto".

Las webs estadounidenses dedicadas a la televisión llevan algo más de una semana intercambiando think pieces a partir de un artículo de Birth.Movies.Death llamado "Fandom is broken", en el que se exponía que, con la popularización de las redes sociales, muchos fans se han creído la protagonista de "Misery" y han pensado que tienen derecho a exigir a los creadores de sus series o películas favoritas que lleven las historias por dónde ellos quieren que vayan. Las respuestas a dicho artículo no tardaron en sucederse (desde The Mary Sue, a Blastr o a un especial que le dedicó Vox al fandom en general), y muchas apuntaban que, en parte, lo que provocaba esas quejas de que los fans eran unos pesados era el hecho de que muchas de las cosas que generan esos movimientos han dejado de ser patrimonio exclusivo del arquetipo americano del friki: el chico que vive en el sótano de casa de sus padres y que se pasa todo el día jugando online y trolleando en Reddit.

En parte, es cierto. Conforme el fandom se ha ampliado y se ha hecho más inclusivo, ha aceptado a gente más diversa que se acerca a las series, las películas y los videojuegos desde una óptica diferente, quienes se consideran los fans de verdad miran por encima del hombro a los que llenan Tumblr de gifs de esa pareja que les gusta imaginar que se ama (como la SwanQueen de la foto), o que pasan su tiempo libre escribiendo fanfics o editando fanvids y subiéndolos a YouTube (la última moda en esto son los mashups con canciones de "Hamilton"). Es el mismo snobismo de esa gente a la que le gusta un grupo hasta que empiezan a llenar estadios de fútbol; ser fan de algo minoritario (o relativamente minoritario) te hace sentir especial, y esa sensación desaparece cuando sus seguidores comienzan a ser masivos.

De ahí vienen, en parte, los ataques a lo que se consideran "malos fans", a esos shippers que votan en masa en la March Madness de parejas de Zimbio, por ejemplo, y que deberían tener "más vida social". Pero, por otro lado, no se puede obviar que redes sociales como Twitter han otorgado un altavoz a los seguidores que sólo se dedican a quejarse y a protestar porque los guionistas han hecho algo que no les gusta (matar a sus personajes favoritos, pongamos por caso). El fandom puede ser agotador, insufrible, intransigente y muy, muy pesado. También puede ser muy divertido, imaginativo, y una comunidad que acoja a gente que no encaja en ninguna otra parte. Y el verdadero reto para los creadores de contenido es saber hasta dónde pueden escucharlo y hacerle caso. O si deben hacerlo.

09 junio 2016

La "viejoven" CBS


El pasado mes de mayo, diferentes medios especializados en la industria televisiva estadounidense, como The Wrap, escribían sobre la estrategia de CBS para rejuvenecer su audiencia. En espectadores totales, goza de una salud envidiable, pero en la demo entre 18 y 49 años, no es raro que se vea superada por cadenas con más problemas para encontrar éxitos como NBC. En 2015/16, CBS quiso potenciar programas con buena acogida entre la audiencia joven, como "Scorpion", con series como "Limitless" y "Supergirl", y buscó también a ese público al entregar su late night a Stephen Colbert y James Corden. La estrategia salió salió más o menos bien, pero no todo lo que se esperaba.

En los visionados en diferido, CBS ha tenido tres de las series con mejores cifras en la demo ("Life in pieces", "Supergirl" y "Limitless") y, curiosamente, sólo una de ellas seguirá en la cadena el año que viene, la comedia familiar. "Supergirl" se ha ido a The CW y "Limitless" ha sido el estreno cancelado con el rating más elevado en este tramo de la audiencia (2,2). Claramente, CBS cree que sus proyectos para el año que viene tienen mayor potencial para atraer a la audiencia que éstos, empezando por una nueva versión de "MacGyver" cuyo piloto va a rodarse de nuevo por entero. Hasta con guión renovado. Pero no deja de ser una maniobra curiosa. El canal del ojo ha preferido renovar "Mentes criminales: Sin fronteras" (con buena audiencia total, y cifras muy discretas en la demo) que series cuyos espectadores se escoraban hacia una menor edad que la media de la cadena.

Y, además, entrega su suerte a comedias familiares tirando a convencionales, protagonizadas por hombres blancos, y a procedimentales. Es decir, que ha reforzado lo que ya eran sus rasgos definitorios más clásicos. Su caso es uno de los más paradigmáticos de las networks americanas ante el pronunciado declive de las audiencias en directo esta temporada; han buscado jugar sobre seguro, apostar por títulos y por esquemas de ficción con los que los espectadores ya están familiarizados. Si los estrenos del año pasado no han conseguido atraer a tanto público joven como se esperaba, se suelta lastre y se prueba con algo nuevo, o nuevo porque no estaba en antena la temporada anterior, no porque aporte algo original.

Las cadenas siguen esta táctica muy a menudo. Prefieren lanzar una nueva serie a tener que promocionar de nuevo una que ha demostrado que no puede sostener a la audiencia semana a semana. Esperan que al público le llame la atención ver algo nuevo. ¿Pero se quedarán después? Viendo la parrilla de novedades de CBS, parece un poco contraproducente con su persecución de la audiencia joven. ¿Una comedia con Kevin James atraerá a la demo entre 18 y 49 años más que "Limitless"? Cuesta menos, eso desde luego.

08 junio 2016

Quinn da miedo


The Hollywood Reporter invitó a Constance Zimmer a su mesa redonda pre-Emmy de actrices de drama como reconocimiento a lo que había logrado "UnREAL" desde el verano pasado para Lifetime, y Zimmer no tardó en reconocer que Quinn King, su personaje, da miedo. Es la jefa de "Everlasting", la que tiene que asegurarse no sólo de que los concursantes les den las declaraciones y los momentos en cámara que necesitan para producir una hora de televisión entretenida y adictiva, sino de que el programa no se salga de presupuesto y funcione sin problemas, y no tiene tiempo para tonterías. Es directa, cortante, eficiente y sabe cómo presentar una fachada totalmente profesional y compuesta aunque, por dentro, tenga ganas de llorar o de saltarle a la yugular a quien está interponiéndose en su camino.

Quinn es aterradora, sí, pero también es un gran personaje. Junto con Rachel Goldberg, la productora ascendida a showrunner en la segunda temporada de "UnREAL", representa una vuelta de tuerca femenina a un arquetipo muy utilizado en los últimos años en los protagonistas masculinos; el del tipo que es muy bueno en su trabajo pero que, como persona, deja bastante que desear. Rachel y Quinn son dos antiheroínas, dos personajes que no tienen por qué caernos bien, pero que presentan otras cualidades para que nos interse verlos en acción todas las semanas. La inestabilidad mental, y emocional, de Rachel es, desde luego, una parte muy importante de la serie, pero la manera en la que Quinn ejerce su poder es algo realmente fascinante de ver.

No sólo es su facilidad para las frases demoledoras (y graciosas de una manera un poco hiriente), sino el control de su tono de voz y de su lenguaje corporal. La confrontación con Chet en el primer episodio de la segunda temporada de "UnREAL" es todo un destilado de lo que hace de Quinn un personaje interesante, más aún que su charla convenciendo al ejecutivo de la cadena de que es buena idea tener un suitor negro para "Everlasting" ("No es negro, es negro del fútbol americano"). Por supuesto, ella acaba haciendo con Rachel, en parte, lo que Chet le hace a ella, y esa cadena de humillaciones y guerras de egos es lo que apunta a darle las mayores dosis de drama a estos nuevos episodios de la serie de Lifetime.

Eso y la atmósfera más abiertamente sexista no sólo hacia Rachel (alimentada por un rencoroso Jeremy, el cámara con el que estuvo liada en la temporada anterior), sino hacia las participantes en el dating show son algunas de las cosas más destacables de ese arranque de la segunda temporada. Algunas críticas apuntaban que, el verano pasado, "Mr. Robot" se llevó las consideraciones de "ficción de calidad" por encima de "UnReal" por tocar unos temas más "masculinos", lo que podría ser cierto. Pero es el drama de Lifetime el que no hace prisioneros. Cuando llegue la segunda entrega de las peripecias de Elliot en USA, el 13 de julio, tendrán un estándar bastante elevado con el que medirse.

06 junio 2016

Diez años de series


Hace unos días, Alan Sepinwall, uno de los críticos de televisión más conocidos de Estados Unidos, publicaba un largo recordatorio a sus veinte años dedicados a escribir de series. En ese artículo repasaba cómo había cambiado la manera de ver y de hablar sobre las series desde 1996, recordando tecnologías que ya nos parecen casi prehistóricas como el VHS, y al repasar todos esos cambios, rememoraba también sus primeras veces yendo a la gira de la TCA, o sus primeros artículois haciendo seguimientos de determinados títulos, o el vértigo con el que se suceden los cambios en el negocio en los últimos tiempos. Yo no he estado tanto tiempo como él escribiendo de televisión y, en concreto, sobre series, pero al leer su artículo me acordé de que este humilde rincón bloguero, este Diario de Mr. MacGuffin, había cumplido el pasado mes de noviembre diez años y yo no me había dignado a mencionarlo, siquiera.

Entre 2005 y 2015 (o 2016, en este caso) ya se había producido la gran revolución del cable, pero estaba llegando el otro gran terremoto del sector, el de las redes sociales. La capacidad de comentar al segundo en Facebook y Twitter los episodios de nuestras series favoritas, y la facilidad de acceso a sus creadores, ha representado un maremoto mucho mayor que la irrupción de los blogs seriéfilos allá por 2004-2005. Entonces, se decía que iban a aparecer nuevas maneras de afrontar la crítica televisiva, que ésta se iba a democratizar. Lo cierto es que pocos blogs de aquellos años han sobrevivivido hasta ahora, metamorfoseados en live-tweeting o en gifsets en Tumblr, y lo que sí ha pasado es que la conversación seriéfila no sólo es ahora mucho más inmediata, sino que ha tenido que adaptarse a los propios cambios en el modo de producir y emitir series que han traído plataformas como Netflix.

Los periódicos debates sobre los spoilers, los comentarios sobre el excesivo número de series que todos tenemos siempre pendientes de ver, las polémicas tuiteras por la manera en que mueren determinados personajes... En estos diez años, las redes sociales han marcado, para bien y para mal, la manera en la que vemos y comentamos las series (además de las descargas ilegales, los servicios de streaming y la capacidad de ver lo que queramos, cuando queramos), pero al final, el objeto sobre el que todos nos obsesionamos, que amamos y odiamos en ocasiones tampoco es tan diferente a como lo era una década atrás. Sigue habiendo sitcoms grabadas con público en plató, dramas intensos con un hombre blanco de mediana edad en crisis en su centro, algún que otro fenómeno de público que, con suerte, también lo es de crítica (a la "Perdidos" de 2005 la han sucedido ahora "The Walking Dead" y "Juego de tronos")  y, de vez en cuando, series realmente diferentes que contribuyen a renovar el panorama y que pueden llegar a impulsar que las cadenas se animen a salir, aunque sea ligeramente, de su zona de confort.

En estos diez años, en este blog he hablado de muchas series. Algunas perdieron su encanto muy rápido para mí, otras siempre serán de mis favoritas y otras las descubrí tarde, pero me engancharon para siempre. Así que, para celebrar con retraso el décimo aniversario de este Diario de Mr. MacGuffin, éstas son las diez series que conformarían mi top personal de estos años.

  • "Perdidos"
  • "Verónica Mars"
  • "30 Rock"
  • "Fringe"
  • "Battlestar Galactica"
  • "Friday Night Lights"
  • "Juego de tronos"
  • "The Americans"
  • "The Wire"
  • "The legend of Korra"
Música de la semana:  "Preacher" no podía dejar pasar un capítulo sin que sonara Johnny Cash. En el segundo, la canción elegida es "Rusty cage".

03 junio 2016

Mi madre es una espía



ALERTA SPOILERS: ¿Habéis visto el penúltimo episodio de la cuarta temporada de "The Americans", "A Roy Rogers in Franconia"? Volved sólo cuando sepáis a qué se refiere esa frase de "no es algo lógico, es emocional".

"Genial".  La palabra con el que se termina este duodécimo capítulo de la cuarta temporada de "The Americans", el penúltimo, y el sarcasmo con el que Paige parece pronunciarla, resumen todo el conflicto que está cocinándose en el hogar de los Jennings desde que su hija mayor descubrió que sus padres eran espías del KGB. Ha estado debatiéndose entre saber más sobre quiénes son en realidad, y a qué se dedican, y seguir felizmente en la ignorancia como su hermano Henry, que se dedica a jugar a videojuegos y a no darse cuenta del drama que está desarrollándose en su cocina. Es el dilema del adolescente y su queja de "ya soy mayor para que me ocultéis esto" pero, al mismo tiempo, me horroriza que me lo contéis.

También hay que ponerse en la piel de Paige y pensar en cómo habríamos reaccionado si, de repente, descubriéramos que nuestra madre está entrenada para matar a otra persona con sus propias manos. Y hacerlo sin ruido, de manera eficaz y sin que le tiemble el pulso. Es inevitable que Paige se pregunte quién es esa persona, alguien con la que estaba empezando a sentirse más cercana, a la que estaba comenzando a comprender un poco mejor. Algunos críticos estadounidenses nunca han tenido demasiado afecto por la hija mayor de los Jennings hasta ahora, pero no hay más que intentar ponerse un poco en su piel para entender enseguida que es uno de los personajes mejor retratados de la serie. Y que, ciertamente, se parece mucho más a su madre de lo que, probablemente, a ninguna de las dos les gustaría.

Sin Martha ni Nina para que suframos sin parar por su destino, la tensión se ha trasladado a Paige. ¿Qué va a hacer ahora? Si quiere que sus padres sean sinceros con ella, va a enterarse de muchas cosas terribles, incluso aunque le oculten la mayoría de ellas. ¿Está preparada para mantenerlas en secreto? ¿Y está de verdad lista para "trabajar" como espía? Philip y Elizabeth están horrorizados cuando se dan cuenta de que Paige, probablemente sin darse cuenta del todo, está utilizando a Matthew, en parte, para averiguar más cosas sobre lo que Stan Beeman está investigando en el FBI. Sus padres nunca han querido que su vida familiar se mezclara con la profesional (algo que hemos visto cada vez más que les resulta imposible) y lo que ninguno sospechaba, probablemente, era que, si le contaban a Paige sus verdaderas identidades, iba a resultar inevitable atraerla a sus actividades para la Madre Patria.

Una cosa que ha sido siempre constante en "The Americans" es el convencimiento de que los Jennings harían lo que fuera para mantener a sus hijos a salvo. Siendo ellos quienes son, ese "lo que fuera" puede implicar medidas muy extremas, como clavarle en el cuello a un ladrón el cuchillo con el que las estaba amenazando. FX ha renovado la serie por dos temporadas más y, mientras Philip y Elizabeth intentan navegar la difícil situación que se les presenta con Paige, el FBI cada vez cierra más el cerco a su alrededor, sin que ellos lo sepan. Y es capaz de cerrarlo porque, por mucho entrenamiento que reciban todos los agentes, no dejan de ser personas con una conciencia. ¿Qué harán si llega un momento en el que el FBI esté a punto de descubrirlos? ¿Desertarán, como Philip propuso en el primer episodio de la serie? ¿Se sacrificarán por sus hijos? ¿Huirán? ¿Y cómo concilia alguien la imagen que tiene de su madre con la visión de su letal entrenamiento de espía?


02 junio 2016

Vade retro


El terror de posesiones demoníacas y exorcismos es un subgénero tan fértil como los zombies, por ejemplo. "El exorcista" marcó, en 1973, muchas de las convenciones actuales de estas historias, pero no las inventó. Narraciones sobre exorcismos hay desde hace siglos, así que lo difícil es aportar algo nuevo. Mientras FOX tiene lista para la próxima temporada su propia adaptación de la película de William Friedkin, hay dos series, en sendos canales de cable premium, que tocan este tema a su manera. Una es "Penny Dreadful",  que va por la tercera temporada en Showtime y que se centra en la lucha de su protagonista por no dejarse tentar por esos demonios que quieren poseerla, y la otra es "Outcast", que Cinemax estrena mañana y que llegará a FOX España el lunes 6.

Basada en un cómic del mismo título de Robert Kirkman (el creador de "The Walking Dead"), el giro que "Outcast" da a la historia es que su protagonista, Kyle, no ha estado nunca poseído por el demonio, pero ha experimentado muy de cerca las posesiones de dos personas muy próximas a él. Ambos eventos lo llevan a regresar ala casa de su infancia y a encerrarse allí, alejándose del resto del mundo y de los habitantes de Rome, su pueblo, un sitio en el que veremos que pasan cosas que van a sacar a Kyle de su autoimpuesto ostracismo. Porque él es el único que sabe expulsar a esos demonios cuando el exorcismo practicado por el reverendo del pueblo no funciona.

El primer episodio de la serie se preestrenó a través de Facebook Live, por lo que bastantes espectadores ya han tenido su primera toma de contacto con el oscuro universo en el que vive Kyle Barnes. Otros lo vimos en un evento organizado por Birraseries y FOX, pero en todos los casos quedó clara una cosa, y es que "Outcast" busca dar miedo. O, como mínimo, crear una sensación de inquietud, de que Kyle es un hombre perseguido por demonios que no son en absoluto figurados, un hombre que había optado por alejarse de todo y huir de ellos, pero que descubre que ésa nunca fue una posibilidad a su alcance. El capítulo que da inicio a su historia nos presenta a Kyle, al resto de personajes y la situación de partida con eficiencia, y hasta nos enseña un vistazo a esos entes malignos, que parecen salidos de una película de ciencia-ficción con alienígenas incorpóreos y asesinos.

Ya tiene mucho recorrido hecho al conseguir que Rome se vea como un pueblo de mala muerte, con unas enormes casas de madera que por fuera pueden dar el pego, con sus porches, pero que por dentro transmiten perfectamente la idea de que al marshall Raylan Givens nunca le faltaría allí trabajo. Es un sitio en el que el escándalo, los gritos, los ruidos de portazos y golpes contra los muebles dados por una madre poseída se "descartaban" por los vecinos como "disciplina" hacia su hijo. Eso ya da una idea de por qué esos misteriosos demonios han elegido Rome y a Kyle para hacer de las suyas.