Si la "ley Bosman" significó un cambio radical para el fútbol europeo, con la aparición de los jugadores comunitarios que, siendo extranjeros, no ocupan plaza en los equipos como tales, la lucha de la actriz Olivia de Havilland contra Warner Brothers fue un golpe en toda regla contra la mecánica de funcionamiento del star-system.
Mañana, la Academia de Hollywood homenajea a esta veteranísima actriz, de 89 años, que cuenta con dos Oscars en su haber ("La vida íntima de Julia Norris" y "La heredera"), y que litigó por librarse del leonino contrato que la ataba a Warner. Así se había cimentado el star-system; los grandes estudios "fabricaban" estrellas, que por contrato estaban obligadas a hacer lo que el estudio quisiera. Como cuenta muy bien este reportaje del diario The Independent, de las primeras en intentar romper la situación fue Bette Davis, que llegó a huir a Inglaterra para escapar del estudio, pero Jack Warner era mucho Jack Warner. Olivia, por su parte, había conocido el éxito gracias a sus películas con Errol Flynn (como "Robin de los bosques") y a su Melania de "Lo que el viento se llevó", pero cada vez le hacían menos gracia las películas que le ofrecía el estudio, en las que ella era una mera comparsa del protagonista masculino. Fue declinándolas una tras otra, con el inconveniente de que el tiempo que se tardaba en rodar cada película que ella rechazaba, se añadía al final de sus siete años de contrato con Warner.
Harta de la situación, Olivia de Havilland buscó asesoría legal y descubrió, en los estatutos del estado de California, que cualquier contrato que superara los siete años se consideraba servidumbre y, por lo tanto, era ilegal. Así que la actriz presentó batalla, demandó al estudio ante el tribunal estatal y se mostró dispuesta a llegar hasta el Tribunal Supremo de EE.UU. Tanto el tribunal del estado como la corte de apelaciones de California le dieron la razón, invalidando los contratos de siete años y otorgando más poder a los actores. No está mal para una actriz con una imagen más bien blandita y mojigata, ¿no?
Es curioso como en unas décadas la tortilla ha dado la vuelta hasta el punto de que ahora son las estrellas (el 95% de las cuales son intérpretes) las que mandan y tienen agarrados por los ... a los productores.
ResponderEliminar"cualquier contrato que superara los siete años se consideraba servidumbre y, por lo tanto, era ilegal"
Al ver esto he recordado que actualmente los contratos de los actores (y todo el resto del personal) en las series son por siete años. Supongo que la razón es que la ley les impedía hacerles firmar por más.
Olé por ella y por haber peleado por sus derechos.
ResponderEliminar¡Saludos!