Las películas de los sábados por la noche en Syfy son un género en sí mismas. Se trata de cintas de bajísimo presupuesto con premisas a cada cual más alucinada, protagonizadas por estrellas de segunda en horas bajas y, a ser posible, con monstruos loquísimos o fenómenos meteorológicos totalmente imposibles que amenacen con destruir Los Ángeles, como mínimo. Gran parte de ellas están producidsas por The Asylum, especializada en este tipo de películas directas a DVD y, sobre todo, en copias descaradas de algunos de los títulos más éxito en el cine (su Thor es de no poder recuperar la mandíbula del suelo). Hasta el año pasado, sus títulos que habían adquirido algo más de repercusión por Twitter, por la pura locura de sus tramas, eran "Piranhaconda", "Sharktopus" o "Megapython vs Gatoroid", en la que sus protagonistas eran dos antiguas estrellas adolescentes del pop de los 80, Debbie Gibson y Tiffany (en las que estaba basada Robin Sparkles de "Cómo conocí a vuestra madre").
Todas están hechas con cuatro duros, y la siguiente en la lista el año pasado, "Sharknado" seguía la misma estela de todas las demás, y lo que se esperaba de ella es que funcionara igual que las demás; los habituales de este subgénero la comentarían por Twitter, sus espectadores se echarían unas risas, y poco más. Pero la casualidad quiso que se diera una serie de circunstancias que se conjuraron para que naciera el fenómeno "Sharknado". Syfy la emitió en julio, un día en el que no había prácticamente nada por la tele (todas las series habían terminado), y la actividad por Twitter relacionada con la película explotó de un modo totalmente inesperado. A eso hay que añadir que algunos famosos entraron también al trapo y, de repente, y por obra y gracia de un trending topic, la cadena se encontró de repente con su equivalente a una saga cinematográfica de superhéroes.
Hay que tener en cuenta que las historias de tiburones asesinos son un clásico del terror de serie B (y Z) desde "Tiburón", y que la "Shark Week" de todos los veranos de Discovery Channel es ya casi un clásico de la programación estival estadounidense, pero aunque esto puede ayudarnos a hacernos una idea de por qué los escualos son tan populares, sigue sin explicar el fenómeno de "Sharknado". Tal vez influya que son películas que sólo pueden disfrutarse de verdad en visionado en grupo, con ganas de no tomárselas nada en serio y de vitorear y aplaudir en todos los momentos más locos (las motosierras son siempre el momento favorito). Si las vemos como si fueran cintas con alguna aspiración, seguramente nos implosionaría el cerebro, pero hay que saber a los que nos enfrentamos cuando decidimos verlas. Y si son en pases en un cine de verano, como hizo Syfy España, el jolgorio es la mejor parte.
Soy muy aficionada a este tipo de películas para verlas en grupo (de hecho, en los USA contaban con el programa Mystery Science Theater 3000 donde el cómico Joel Hogdson y dos robots les sacaban punta a series z de los ochenta) y lo cierto es que como comedia relativamente involuntaria funciona muy bien. Aunque tampoco le terminé de coger el punto ni entender cómo se convirtió en trending topic. Para esto de las situaciones comicas me siguen tirando más los efectos cutres con bichos de goma. Cosas como Ghoulies o Supersonic man tienen más encanto.
ResponderEliminarFue un cúmulo de circunstancias. No había nada que pudiera hacerle competencia el día que se estrenó, y seguramente los comentarios locos por Twitter llevaron a que más gente la viera.
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