
Los dos primeros episodios de la segunda temporada mantienen el tono y el nivel de la primera temporada, con el grupo de Brenda enfrentado al resto de la comisaría y una Brenda cuya vida personal la desestabiliza todavía más, con la visita inesperada de su madre y la mudanza de Fritz a su casa, y su intento por dejar el azúcar. Se mantiene ese sutil sentido del humor, sobre todo en algunas situaciones, y mantenido por el lenguaje gestual de los actores.
Ya sé que esto lo he dicho más veces, pero la serie es lo que es gracias a su protagonista, Kyra Sedgwick, otra actriz de cine que ya pasa de los 40 y que ha encontrado en la tele no ya su segunda juventud, sino el personaje de su vida. Ella dice que se basó en Helen Mirren en "Prime Suspect" para componer a Brenda como un personaje tridimensional y lleno de contradicciones, pero además le aporta cierta vulnerabilidad, un algo extra que hace que nos caiga bien y le tengamos cariño aunque a veces sea tan "brutalmente honesta" como el doctor House (en Cuatro la comparan mucho con él, pero es un asunto diferente).
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