
Hace ya algún tiempo,
divagamos un poco sobre esos dos conceptos tan traídos, llevados, denostados y utilizados como la sobrevaloración y la infravaloración. En última instancia, son una cuestión de gusto personal y, como tal, nadie está obligado a comulgar con lo que a uno le parezca mejor o peor. Dicho esto, siempre acaban saliendo las inevitables listas sobre las series que uno considera sobrevaloradas, que en "
Freak's City" han transformado en un meme que, inevitablemente, genera cierta polémica a pequeña escala. Porque, ¿a qué se puede considerar sobrevalorado? ¿Coincide siempre con cosas que a tí no te gustan? Últimamente, he pensado que, más que sobrevaloradas, habría que hablar de series sobredimensionadas, elevadas por fans, críticos y premios a unas alturas que impiden que las veamos por lo que realmente son y que a muchos echan para atrás a la hora de decidir verlas (ése es mi problema aún con "
Studio 60", lo reconozco). Así que mi lista va a ir más por ese lado, por títulos que generan un excesivo ruido a su alrededor (y no, no voy a incluir ni "Glee" ni "Perdidos", que ya están muy vistas).
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"Sobrenatural": Sé que con ésta me podéis contraatacar perfectamente con la paliza que yo doy con "Bones" (lo cual me parece justo), pero creo que alrededor de los Winchester hay demasiada devoción. Nunca la he visto muy de seguido, es cierto, también porque nunca noté que fuera nada más que una diversión que, sin embargo, a mí no me enganchaba. Fue la inclusión en la famosa lista de "
¡Vaya Tele!" con la que yo tuve más problemas porque me parece que no tiene tanta enjundia.
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"The Big Bang Theory": Mis desencuentros con esta serie ya son bien conocidos. Tengo la sensación de que se toma la parte por el todo y se magnifica el impacto de algo suyo que sí está muy bien, como es el personaje de Sheldon, y se traslada al resto de la serie, que no deja de ser una
sitcom tradicional protagonizada por frikis y empollones (así dicho mal y pronto). Tiene su mérito, pero no tanto como parece y, desde luego, no el mismo que "Cómo conocí a vuestra madre", que a pesar de sus altibajos arriesga más ya sólo narrativamente que ella (lo que la hace también más propensa al fracaso).
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"House": Aquí tengo que explicar bien una cosa; "House" es una buena serie con un personaje central interesante y dos secundarios estupendos, que yo sigo viendo sin perderme un episodio seis temporadas más tarde. Sí, hemos tenido nuestros más y nuestros menos, pero eso no quita para que me entretenga mucho gracias, principalmente, al trío House-Wilson-Cuddy. Que figure aquí obedece a la excesiva sobredimensión que tuvo cuando llegó a España (reflejada en este
alegato anti-"House" de entonces), que ocultó su estructura de procedimental médico y sus deudas con las aventuras de Sherlock Holmes, y que hizo pensar que estábamos ante otra cosa mucho más trascendental. Sí, hablaban mucho de ética y psicología y filosofía mientras diagnosticaban a los pacientes, pero no era "El banquete" de Platón.
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"True Blood": Pura y dura pereza hizo que no pasara del
primer capítulo de la segunda temporada. De hecho, su presencia aquí igual no está muy justificada, porque recibe los mismos elogios que desprecios. No obstante, seguramente por emitirse en la HBO y estar creada por Alan Ball, sí que se sacan de quicio los logros que pueda tener, obviando que es un entretenimiento bizarro de verano que no tiene más pretensiones. No, no las tiene, no me intentéis convencer de lo contrario aunque incluyan esas tramas con fanáticos religiosos anti-vampiros.
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"Dollhouse": Con Joss Whedon siempre hay mucho riesgo de sobredimensión. Sus fans son muy ruidosos y pueden alcanzar unos niveles de anticipación ante cualquier obra suya a veces un poco exagerados. Confieso que aún no he visto los últimos cuatro episodios de la serie, pero no deja de sorprenderme cómo suele afirmarse que es una maravilla totalmente incomprendida por el público y por Fox, que directamente se la cargó (aquí se obvia que la renovó por una segunda temporada en el movimiento más sorprendente de la tele yanqui en los últimos tiempos). Ni tanto, ni tan calvo. "Dollhouse" tenía algunas cosas que estaban bien y sí, tuvo algunos episodios con un gran nivel. Pero, en general, nunca consiguió despegar del todo. Su fracaso no se encuentra sólo en que Fox la desterrara al viernes por la noche.
Como siempre, el punto de vista es clave para decidir qué está sobredimensionado y qué recibe menos atención de la que merece, y en estas cosas también juegan un importante papel las modas, que igual encumbran a una serie que la entierran al año siguiente sólo porque hemos encontrado otra nueva de la que mola más decir que somos fans.