Hoy nos salimos un poco de nuestros temas habituales, pero poco, ya veréis por qué.
Vamos a dedicarle unas líneas a la Guardia Civil, o más concretamente, a dos guardias civiles, el sargento Bevilacqua y la cabo Chamorro, protagonistas de una serie de novelas negras del escritor todoterreno Lorenzo Silva.
La última, por ahora, es "La reina sin espejo", en la que nuestros aguerridos guardias invetigan el asesinato de una famosa periodista catalana. Como en el resto de libros, y en toda novela negra que se precie, el contexto social en el que se mueven los personajes es muy importante, y también lo es la caracterización de, sobre todo, los dos protagonistas. Desde su primera aventura, "El lejano país de los estanques", resulta difícil desprenderse de ellos cuando se cierra el libro: Rubén Bevilacqua, Vila para los amigos, que no quiere presentarse al examen de oficial, psicólogo desencantado y para quien los muertos son lo más importante, pues él es el único que se ocupa de ellos ahora; Virginia Chamorro, guardia novata al principio, ahora cabo con una buena capacidad intuitiva, astrónoma aficionada y de familia militar. Los dos forman un tándem no sólo complementario, si no que también evoluciona y madura con el paso del tiempo, que aportan humanidad, ironía y una relación muy peculiar a los casos que les toca resolver.
Decíamos antes que el tema sólo se aparta un poco de los intereses de Mr. MacGuffin porque Vila y Chamorro dieron el salto al cine en 2002 con la adaptación de la segunda de sus aventuras, "El alquimista impaciente", la más exitosa y que, además, ganó el Premio Nadal.
La película pasó, a nuestro parecer, demasiado desapercibida, porque se trata de un más que digno policíaco dirigido con mucho tino por Patricia Ferreira (que ya tenía en su haber otra película muy recomendable, "Sé quién eres"), y en el que destacan las caracterizaciones de Vila y Chamorro, a cargo de Roberto Enríquez e Ingrid Rubio, que desarrollan una muy convincente atracción.
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