31 agosto 2015

Crímenes de amor


ALERTA SPOILERS: ¿Habéis visto el último, ultimísimo, capítulo de "Hannibal"? Si no habéis llegado a la bondiana canción de su final, no sigáis leyendo.

"Love crime". Así se llama la canción que cierra "Hannibal" para siempre, y es un título muy acorde con buena parte del subtexto que ha tenido la serie desde el principio. Crimen de amor. ¿Está el doctor Lecter enamorado de Will Graham? ¿Es su amistad, y sus esfuerzos por "transformarlo", tan estrecha que en realidad es amor? El subtexto parece pasar a ser texto en la tercera temporada de la serie, y entre los complicados sentimientos y acciones de Bedelia y la propia relación retorcida entre Will y Hannibal, Bryan Fuller y compañía nos han mostrado que puede haber muchas variaciones de amor. Todas pueden ser válidas, aunque algunas también resulten peligrosas. Pero acabar saltando, abrazados, desde lo alto de un acantilado, desde luego, tiene la apariencia de un gesto oscuramente romántico.

El guionista ha explicado algunos de esos asuntos (incluida la escena post-créditos con Bedelia) en una entrevista con HitFix, y por mucho que estos capítulos hayan frustrado a los fans, ya estamos echando de menos no sólo la imaginería y la manipulación psicológica y emocional de todos los personajes, sino su negrísimo sentido del humor. Éste va más allá de los dos técnicos de laboratorio acabando mutuamente sus frases al describir a la última víctima del Dragón Rojo, y se nota, sobre todo, en esa alegría de Lecter al hacer chistes sobre el precario estado de Chilton (y en el placer de la serie al encontrar nuevas maneras de torturarlo, de convertirlo en su Kenny de "South Park", como dice el propio Fuller). El psiquiatra caníbal, curiosamente, ha podido mostrarse en todo su esplendor, sin caretas, en cuanto acaba detrás del cristal del hospital psiquiátrico de Baltimore, y eso incluye dejar muestras de lo que le parece divertido y de su ingenio.

También es cierto que Mads Mikkelsen ha logrado reinventar y, sobre todo, revigorizar un personaje que, después de "Hannibal. El origen del mal", parecía haber caído en la caricatura, o más bien, parecía haber dado de sí mucho más de lo que debería. El doctor Lecter estaba agotado y exprimido hasta que llegó Fuller y se lo entregó al actor danés, y la relectura fiel a los libros de Thomas Harris que han hecho es de lo más destacado que se ha podido ver en televisión en los últimos años. Aunque, inevitablemente, no fuera a ser plato de gusto para todo el mundo. "Hannibal" estaba más cerca de los gustos estéticos del doctor Lecter, y esos son minoritarios.

El último episodio cierra la trama de Francis Dolarhyde, y la relación de Hannibal y Will, de una manera que se sale un poco de lo esperado, y que muestra a todos los personajes siempre con la sombra de Lecter sobre sus cabezas. Desde la huida de la doctora Bloom y Margot a esa última escena con Bedelia (la genuina novia de Frankenstein), nadie que entre en contacto con el doctor puede volver a su vida cotidiana como si no hubiera pasado nada. Hasta el Dragón Rojo lo subestima y, sobre todo, subestima la fortaleza de su conexión con Will. Richard Armitage ha sido un gran Dolarhyde, por cierto, pero éste era el show de Mikkelsen y Hugh Dancy, era una serie sobre la cercana y peligrosa amistad entre dos hombres demasiado parecidos uno al otro, aunque Will retiene todavía una humanidad que Lecter ha descartado hace tiempo. Su último acto conjunto es, sí, un acto de amor. Como lo ha sido toda la serie hacia las historias de Harris. Fuller dice que "Hannibal" ha sido su fanfic de esos personajes. Pero qué fanfic.

Música de la semana: No podía haber otra elección que "Love crime", la canción que Siouxsie Sioux (líder de Siouxsie and the Banshees) compuso expresamente para "Hannibal". O para la próxima película de James Bond, si algún día Mads Mikkelsen pasa de malo de la saga, a su héroe.

29 agosto 2015

La era de las segundas temporadas


Cuando se estrenó la última temporada de “Breaking Bad” en AMC, se produjo una circunstancia curiosa. La audiencia de los primeros capítulos de la quinta entrega era mayor que los de la cuarta, que ya había aumentado con respecto a la tercera, y conforme se iba cerrando el cerco alrededor de Walter White, cada vez más espectadores se iban subiendo al carro, deseosos de ver, en vivo y directo, si Heisenberg era atrapado finalmente por la policía, o por sus rivales narcos. En un principio, no era algo extraño; es habitual que las series de cadenas de cable vayan aumentando su audiencia con cada nueva temporada, aprovechando que espectadores que, hasta entonces, no la han visto, se pongan al día con ella durante su hiato. El DVD era el método preferido para hacer esto hasta que Netflix puso en marcha su servicio de streaming, y “Breaking Bad” fue una de las que se benefició de un modo más espectacular de él. La audiencia récord de sus últimos episodios se debió a toda esa gente que, animada por las recomendaciones de sus amigos y por las buenas críticas, se había animado a darle una oportunidad a la serie, y se había dado un respetable maratón de capítulos para ver el final en vivo en AMC.

El catch-up de Netflix, y la aparición de nuevas plataformas de visionado, está cambiando definitivamente el modo en el que las cadenas deciden qué series funcionan y cuáles no. Es algo que hemos comentado en bastantes ocasiones, pero que se está notando con mayor fuerza en los últimos tiempos. El Wall Street Journal publicaba hace unas semanas un artículo sobre el auge de las segundas temporadas, un fenómeno por el que muchas cadenas, aunque no sean de cable, están tratando algunas de sus series como si fuera HBO; renovándolas por una segunda temporada aunque la primera no haya tenido una audiencia demasiado destacable, con la esperanza de que el público podrá encontrarla durante el hiato, y contando con que esa nueva tanda de episodios les permitirá amortizar la inversión hecha para poner en marcha la serie. Por esto es bastante raro (o lo era) que HBO cancele algo en su primera temporada; tiene que haber pasado muy desapercibido, o ser un desastre mayúsculo, para que tome esta decisión.

USA renovó “Mr. Robot” directamente, antes siquiera de que se emitiera su segundo capítulo, pensando en esta nueva situación, en que es una serie cuyo público puede tardar algunos meses en encontrarla, pero que puede convertirse luego en su mejor activo para llegar a más gente posteriormente. Pero además, la estrategia de promoción que la cadena ha seguido con ella también es representativa de estos nuevos tiempos en la industria televisiva. “Mr. Robot” se paseó por festivales como SXSW (que hace ya unos años que tiene sección de series. Allí se vio “Girls”, por ejemplo), hasta el de Tribeca, y ha estado anunciándose desde meses antes de su debut. Es una estrategia que FOX siguió en su momento con “Glee” y que ahora está repitiendo con “Scream Queens”, es también la misma de AMC con “Fear the Walking Dead” y el modus operandi habitual de “American Horror Story” en FX y de, por supuesto, “Juego de tronos” en HBO.

La era de la burbuja seriéfila, del peak tv, como dicen los críticos estadounidenses, lleva a las cadenas a buscar otras maneras de promocionar sus títulos para que destaquen un poco entre toda la competencia. Para ello, se toman prestadas las tácticas de los estudios de Hollywood con sus blockbusters veraniegos (que levante la mano quien creyera, como yo, que ya “Ant-Man” ya se había estrenado, teniendo en cuenta su incesante goteo de fotos, teasers y rumores varios, meses antes de que llegara a los cines), y se lleva las series a otros foros que, hasta ahora, no eran los habituales. La apertura de los festivales de cine a ellas, por ejemplo, está siendo bastante significativa. Que “Top of the lake” se vea en Sundance o “Deutschland 83” en Berlín les da un empujón inicial de visibilidad que siempre es bienvenido. El mes que viene, por ejemplo, el festival de Toronto inaugurará su propia sección de series con el preestreno de “Heroes reborn”. 

Y no son sólo las series nuevas las que buscan su audiencia a través de la puesta a día en Netflix. "Person of interest", por ejemplo, arrancará su quinta temporada el año que viene, y a partir del septiembre estará, por primera vez, completa con el servicio de streaming. Algo similar le pasa también a "Los 100", de la que The CW confía que, al estar ya disponibles sus dos primeras entregas en Netflix, pueda llegar a un público nuevo y ganar más audiencia en su emisión en la cadena, también para midseason. La búsqueda de su audiencia ya no se restringe sólo a los capítulos de debut.

26 agosto 2015

Casi famosos (LVI)

Ay, IMDB. Un actor podrá estar muy avergonzado de alguno de sus primeros trabajos, pero la base de datos de esa web lo tendrá incluido en su currículum sin dudarlo. ¿Y qué puede haber más divertido que encontrar películas o series "de juventud" de algunos de los actores más conocidos ahora mismo en televisión? Ya va tocando una nueva ronda de "casi famosos".

Arrancamos con Kim Dickens, una de las protagonistas de "Fear the Walking Dead", y que empezó a hacerse conocida gracias a "Deadwood". A partir de ahí, es probable que la hayáis visto como la madre de Matt Saracen en "Friday Night Lights", en "Treme", en "Perdida" o en la última temporada de "House of cards", pero al principio de su carrera hizo muchoas secundarios en cine. Por ejemplo, en "Premonición", una película en la que Cate Blanchett era una medium de pueblo que tenía pistas sobre la desaparición de una joven. La cinta no era gran cosa, y no es que Dickens se hiciera famosa gracias a ella, pero ese peinado, al menos, es curioso.

Michael Sheen ya era famoso cuando empezó a trabajar en "Masters of sex". Su interpretaciones de personas reales en "The Damned United", "La reina" (la segunda en su trilogía de Tony Blair) y "Frost/Nixon" lo hicieron destacar para la crítica, pero también se le ha podido ver en la saga "Crepúsculo", en la de "Underworld" o hasta en "Las cuatro plumas", una nueva versión de la historia de un oficial del ejército británico que renuncia a su puesto antes de una batalla y, por ello, recibe cuatro plumas blancas de sus amigos, que lo consideran un cobarde. Sus protagonistas eran Heath Ledger, Kate Hudson y Wes Bentley (tres años después de "American beauty"), y Sheen era uno de los oficiales que luchaba, y perdía de modo espectacular, en una guerra contra Egipto a mediados del siglo XIX.

En octubre se estrena la segunda temporada de "Fargo", y uno de sus protagonistas va a ser Patrick Wilson, un nombre ya muy conocido tanto por sus películas como sus series (incluida una memorable aparición en la segunda temporada de "Girls"). Wilson empezó en Broadway, así que es normal que el trabajo que empezara a hacerlo conocido fuera la adaptación en HBO de "Ángeles en América", la monumental obra de Tony Kushner sobre el sida. Después, demostraría que sabe cantar (y que tenía melenón) en "El fantasma de la ópera", y se haría definitivamente un hueco en Hollywood, junto a Ellen Page, gracias a "Hard candy".

Los superhéroes de Marvel han hecho famosos a actores que, hasta entonces, se ganaban la vida en televisión o haciendo secundarios variados en el cine. Es el caso de Jaimie Alexander, Lady Sif en las películas de Thor, que en septiembre protagonizará "Blindspot", uno de los grandes estrenos de NBC. Su salto inicial a la fama, más o menos, fue la serie "Kyle XY", aquella en la que Matt Dallas era un joven sin ombligo que aparecía en un pueblo sin saber quién era. Alexander era la versión femenina de Kyle, un personaje que tenía que empezar a explicar qué estaba pasando ahí.

Nuestra última parada va a ser en los inicios de Rami Malek, protagonista de una de las series del verano, "Mr. Robot", y que empezó a llamar la atención en "The Pacific" y, después, en "Crepúsculo: Amanecer. Parte 2". Malek ha sido un faraón egipcio en "Noche en el museo", le puso voz al principal rival de los Fire Ferrets de Mako y Bolin en el torneo de pro-bending de "La leyenda de Korra" y debutó en la tele con un pequeño papel en "Las chicas Gilmore".

25 agosto 2015

Un drama familiar con zombies

Justin Lubin/AMC

Todas las temporadas se repite la misma cantinela sobre "The Walking Dead" en las redes sociales: que si no es más que un culebrón, que es un rollo cuando no sacan a los zombies a pasear, que si los únicos capítulos buenos son en los que muere medio reparto... Muchas de esas quejas vienen de la asunción de que el gran éxito de AMC es una serie de zombies, y no es así. Son los supervivientes los que importan, es en los humanos y en las decisiones que deben tomar para sobrevivir donde está el foco y el eje de todo, y ya es otro tema diferente si la serie es capaz de llevar bien esas tramas y esos episodios menos frenéticos y con menos presencia de los caminantes. Pero verla sólo por los zombies, es querer dedicarse al hate-watching como deporte.

Y esto se aplica, todavía con más razón, a "Fear the Walking Dead", el spin-off-precuela-serie paralela que se estrenó con enorme éxito en AMC el domingo, y que va a ser su principal arma para construir su marca a nivel global, también en España. Co-creada por Robert Kirkman y Dave Erickson, la serie tendrá una primera temporada de seis episodios que servirá también como calentamiento ante la sexta temporada de 'The Walking Dead', y contará el inicio del apocalipsis zombie en Los Ángeles, bien lejos de Atlanta y sus bosques, que son el escenario del título principal y del cómic de Kirkman. Para quien quiera ver en acción a esos primeros muertos vivientes, a esos zombies que nadie sabe qué demonios son y por qué reviven constantemente, el primer episodio de la serie ha debido ser una enorme decepción, porque esto no es una película gore; esto es un drama familiar.

Su familia protagonista va a ser puesta a prueba en las peores condiciones imaginables, pero es exactamente lo que "Fear the Walking Dead" es. El acento en el componente humano es más fuerte porque esos personajes están viviendo el principio del fin de la civilización sin saberlo. Es curioso ver cómo, mientras llegan a trabajar o visitan al hijo yonqui en el hospital, al fondo empieza a haber signos de que algo muy malo está pasando, y a los que nadie presta atención. El constante sonido de las sirenas por la calle y de los helicópteros sobre las calles, los parques infantiles progresivamente más vacíos de gente, el paciente en el hospital al que se llevan rápidamente "a la planta de abajo", la pareja de policías montando guardia a las puertas del instituto... Aunque, si para entrar en él hay que atravesar un detector de metales, eso no debe parecerte tan raro.

En ese aspecto, la idea sobre la que se construye "Fear the Walking Dead" es buena. En lugar de ver la llegada del apocalipsis en primera línea, con los policías, los médicos o los gestores de crisis gubernamentales, que es lo que pasaría en una película de zombies convencional, la vemos a través de la gente de a pie, la gente a la que nadie le dice qué está pasando y tiene que verlo en vídeos filtrados a YouTube. Lo que puede ser un problema es que los personajes no estén bien construidos desde el principio, que es el problema que siempre ha asediado a "The Walking Dead". Aquí, Kim Dickens prueba su condición de 27%, pero los conflictos de la familia se presentan, de inicio, muy con brocha gorda. Sin embargo, que vayan enfrentándose a esos primeros zombies puede ser muy interesante y puede ayudar a extraer matices y a profundizar en sus relaciones. Si "Fear the Walking Dead" es un drama familiar, hay que cuidar esa parte.

24 agosto 2015

"The Knick", nominada a nada

Cada vez que llegan los Oscar, Entertainment Weekly suele tener una minisección en su web titulada "Nominated for nothing", y en la que repasa algunas de las películas que las nominaciones a esos premios dejan fuera cada año. No lo hace con los Emmy, pero sí que hay, en todas sus ediciones, alguna serie que parecía que iba a conseguir una notable presencia en varias candidaturas, y que acaba siendo olvidada prácticamente por completo. Este año, una de esas series es "The Knick", el drama médico de época que tiene una candidatura al mejor director para Steven Soderbergh, y nada más. Ni siquiera Clive Owen ha podido llamar la atención de los votantes (sí, hay otras tres candidaturas técnicas, pero no son lo importante ahora mismo)

Es curioso que le haya pasado eso cuando, el verano pasado, parecía que era la apuesta de prestigio de Cinemax para salir de la sombra de su hermana mayor, HBO, el título que debía hacer que fuera tomado más en serie, más allá de sus títulos de acción pulp como "Banshee". Sin embargo, y aunque parezca mentira, ha terminado volando más bajo el radar. Los Critics' Choice no se acordaron de ella, y esa nominación de Soderbergh al Emmy parece obedecer más al peso de su nombre que a otra cosa. Y tampoco es tan raro que le haya pasado esto. "The Knick" es una apuesta un poco distinta, puede que demasiado distinta para ser un título de época, sobre todo porque la manera en la que está rodada se sale de los cánones habituales de estas producciones.

Esto no es "Downton Abbey", esto es más "Urgencias", buscando iluminación natural, una realización más "viva", mostrando la tensión y la sangre de unas cirugías en las que todo el mundo estaba aún aprendiendo e innovando, y presentando el Nueva York de 1900 como si fuera una película social de ahora mismo. Porque, recapitulemos, "The Knick" se sitúa en un hospital neoyorquino de principios del siglo XX, que depende de la filantropía de una adinerada familia para funcionar, en la que su administrador tiene unos tejemanejes con el dinero no demasiado transparentes y donde los camilleros de las ambulancias reciben una cantidad estipulada por cada paciente que lleven al hospital.

Allí encontramos a un cirujano obsesionado con avanzar las técnicas de las operaciones, otro muy ambicioso, pero con menos talento del que él cree, a un tercero muy preparado (hasta con estudios en Europa) pero cuyo color de piel lo margina enseguida, y a la gestora del hospital, como quien dice, la hija del benefactor, a la que nadie termina de tomar en serio por mucho que ella lo intente. Cuando se estrenó la primera temporada se dijo, con razón, que John Thackery, el personaje de Clive Owen, era otro antihéroe más, otro hombre blanco con problemas, pero quienes se distinguen con rapidez como los protagonistas más interesantes son el doctor Edwards y la señorita Robertson, que se enfrentan a discriminaciones raciales y sexuales de diferente índole.

Por ahí es por donde "The Knick" tiene algo que decir. "Get the rope", su capítulo centrado en unos disturbios raciales, estuvo en muchas listas de los mejores episodios del año pasado, y es habitual que muestre cómo las mujeres buscaban soluciones clandestinas a sus problemas, porque si tenían que ir por los cauces oficiales, nuna conseguirían nada. El contraste entre la modernidad de la dirección (y de la música) y la ambientación en 1900 quizás es demasiado chocante para los votantes de los Emmy, o a lo mejor es que otra serie de médicos, por muy diferente en lo formal que pueda ser, ya no tiene el mismo tirón. Lo cierto es que será interesante como mantiene la serie el tirón en la segunda temporada, que llega el 16 de octubre.

23 agosto 2015

Las virtudes de "Hannibal" también son sus defectos

El próximo sábado, Dios mediante, "Hannibal" echará el cierre no sólo a su tercera temporada, sino a toda la serie. No ha conseguido encontrar otra cadena después de que NBC la cancelara y, por el momento, eso quiere decir que la investigación del caso del Dragón Rojo será lo último que veamos de Will Graham, Jack Crawford y ese doctor Lecter que siempre está jugando. Lo cierto es que estos capítulos han sido un poco una prueba de fuego para los pocos espectadores que quedaban viendo la serie. La división de la temporada en dos (el "interludio italiano" de Hannibal y Bedelia y, después, el Dragón Rojo) no era mala idea, pero el ritmo moroso de esos siete primeros episodios y la potenciación de sus imágenes oníricas y abstractas, más una total serialización de la trama, hicieron que, en ocasiones, la serie se recreara demasiado en la estética, se gustara a sí misma demasiado, y estuviera muy cerca de perderse.

Algunos fans necesitaban volver a la rutina de las dos primeras temporadas y, sobre todo, de la primera, a Will estudiando las escenas del crimen y trabajando de nuevo con el FBI, y eso es lo que proporciona Francis Dolarhyde a partir del octavo capítulo. "El Dragón Rojo" fue la introducción del doctor Lecter en el mundo literario, y la introducción de los lectores a los asesinos en serie recargados y sanguinarios de Thomas Harris. Dolarhyde es, en ese aspecto, un psicópata muy típico visto desde nuestro punto de vista, en el que estamos más que acostumbrados a ver este tipo de historias presentado de mil maneras distintas, y es en la inmersión en su mente donde "Hannibal" puede aportar algo diferente y propio. Pero ese cuidado por la forma, por la iluminación, por la composición de los planos, por la estética, es una maldición disfrazada, como si dijéramos.

Es lo que distingue a la serie de todas las que se emiten en la televisión estadounidende, cable premium incluido. Hay que estar muy seguro de sí mismo para mostrar algunas de las cosas que "Hannibal" ha enseñado en sus tres años de vida (empezando por aquella secuencia que empezaba en el interior de las cuerdas vocales de una soprano y terminaba en el oído de un doctor Lecter que la escuchaba embelesado), y esa apuesta estilística puede llevar a la serie al terreno de la pretenciosidad y a apartar a algunos espectadores para los que ver cada capítulo acabe siendo un reto demasiado grande. Además, estrenarse en la temporada 2012/13 fue también contraproducente para "Hannibal", pues no pocos críticos estadounidenses ni se acercaron a ella, saturados de todas las series con psicópatas y asesinos seriales retorcidos que se habían estrenado en aquellos meses.

La clave de la adaptación de Bryan Fuller la dio hace unos meses este artículo de Vox: "Hannibal" no es una serie de televisión; es una ópera. Y está totalmente comprometida con esa visión. Es inquietante, desasosegante, bonita de ver, muy interesante y pretenciosa, todo al mismo tiempo, y ninguna otra serie de los últimos años se ha atrevido a tanto como ella. Eso es su principal virtud, y también su defecto.

Música de la semana: La banda sonora de "Show me a hero" está dominada por Bruce Springsteen, aunque de fondo en los bares, o en la radio, se ha podido escuchar por ahora hasta a Whitney Houston. En el primer episodio, de hecho, hay un montaje musical a los sones de "Hungry heart", una de las canciones más conocidas del Jefe, que yo siempre tendré asociada a "Los amigos de Peter".

21 agosto 2015

Tus novedades del verano

Agosto se está aproximando rápidamente a su final, lo que quiere decir que, en cuanto llegue septiembre, apenas habrá un par de semanas de relajación antes de que llegue la avalancha de estrenos que marca el inicio de la temporada televisiva en Estados Unidos. Hasta entonces, podemos seguir viendo las temporadas de esas series, casi todas del cable, que se emiten en verano, que sigue siendo una época en la que las networks no programan tanta ficción. Además, este año ha habido unos cuantos estrenos estivales, y aunque el nivel general no ha sido demasiado alto, es más que probable que hayáis acabado enganchados a algunos de ellos. Así que, inspirada por este tuit de Vanessa, vamos a hacer una pequeña lista con las series nuevas de este verano que habéis visto. En mi caso, van a ser seis.

- "UnReal": El drama con sus toques culebroneros de Lifetime ha sido una de las revelaciones del verano con su cínica mirada a los entresijos de un reality show de parejas a lo "The Bachelor". Sus diez episodios han sorprendido por los oscuros derroteros que podían seguir a veces, por las puñaladas por la espalda que se asestaban a menudo los personajes y por el retrato de sus dos protagonistas, Quinn y Rachel, dos mujeres muy complicadas, con mucho carisma y que entran perfectamente en la etiqueta de antiheroínas.

- "Dark Matter": El regreso al espacio de las series de Syfy es muy claro con este estreno que nos lleva a una nave en la que se despiertan seis desconocidos que no recuerdan quiénes son ni qué pintan allí. Lo que parecía al principio un título de fórmula, en plan "la misión de la semana", ha ido moviéndose de una manera menos predecible. Como sus protagonistas no saben qué está pasando, cada semana es una aventura nueva para ellos, y desde el momento en el que se empiezan a desvelar sus verdaderas identidades, la serie gana varios enteros. Su Androide es uno de los personajes más simpáticos de este verano.

- "Mr. Robot": Probablemente, ésta sea la serie del verano para muchos espectadores. USA sorprendió a casi todo el mundo con una historia de hackers y multinacionales muy cínicas, y muy poderosas, contada desde el punto de vista de un protagonista central que no está muy seguro de si la realidad que percibe es así, o si se la está imaginando. El look muy indie y el tono conspiranoico que preside todo le confieren una marcada personalidad propia, y la recta final de su temporada está siendo todo un tour de force lleno de revelaciones y de desarrollos inesperados.

- "Partners in crime": La BBC ha arrancado la celebración del 125º aniversario del nacimiento de Agatha Christie con esta serie sobre Tommy y Tuppence Beresford, un matrimonio bastante corriente en la Inglaterra de los 50, que se ve envuelto en varias tramas de espionaje que no sólo los sacan de su apacible (y aburrida) rutina diaria, sino que los obligan a probarse como detectives con resultados bastante entretenidos. Los malos son, por supuesto, muy malos, y los secundarios enfatizan más el lado del encanto típicamente inglés.

- "Show me a hero": Esta miniserie de HBO es de los últimos estrenos en llegar, y por ahora sólo ha emitido dos capítulos, pero la manera en la que nos cuenta el caso real de Yonkers y su agria polémica por construir viviendas sociales en barrios predominantemente blancos apunta a ser una de las series del verano. Consigue hacer accesible y entretenida lo que, al principio, es una sucesión de reuniones del pleno del ayuntamiento y de multas del tribunal federal por no cumplir esa construcción, y transmite un ambiente de tensiones sociales y raciales que sigue estando de actualidad.

- "Sense8":  Como Netflix estrenó todos sus capítulos del tirón a principios de junio, parece que se emitió hace un montón, pero no es así. La aventura de los Wachowski (y J. Michael Straczynski) de ocho personas que comparten un enlace telepático y espiritual acaba resultando interesante y entretenida sobre todo por todas las veces que los ocho, que están cada uno en un punto del mundo, interactúan y se ayudan en situaciones complicadas. Hay una mitología de fondo de una misteriosa organización que quiere "cazarlos", pero es en la mera conexión entre sus protagonistas donde funciona mejor.

Ahora es vuestro turno. ¿Cuáles han sido vuestros estrenos de este verano?

20 agosto 2015

El robot autosuficiente


Historias de robots autoconscientes e inteligencias artificiales que toman conciencia de su individualidad ha habido muchas a lo largo de la historia del cine y la televisión. Es una versión del monstruo de Frankenstein, de la responsabilidad de alguien que crea vida (aunque sea artificial) y de cómo se ve a sí misma esa vida, y es inevitable que uno y otro acaben chocando. Por eso, la trama de "Ex machina" tiene cierta sensación de inevitabilidad desde el principio, más todavía en cuanto nos damos cuenta que Ava es más Pinocho que la criatura de Frankenstein; ella sólo quiere ser una chica normal.

Es curioso asomarse a esta película, la primera como director de Alex Garland, guionista entre otras de "28 días después", después de ver "Ghost in the shell", un clásico anime de mediados de los 90 que influyó mucho a los Wachowski en su creación de "Matrix". Ahí seguimos a una cyborg que busca a un misterioso hacker que puede infiltrarse en los "fantasmas" de otros cyborgs, en lo que constituiría su mente y su alma si fueran seres humanos, y que tiene sus propias dudas sobre su identidad. ¿Es más que una máquina? ¿Está viva de de verdad? ¿Tiene alma? ¿Y cuál es el siguiente paso en su evolución? "Ghost in the shell" presenta un mundo en el que la gente puede implantarse miembros cibernéticos para mejorar su cuerpo, y en el que toda la población está conectada a una red virtual que va más allá de lo que nosotros entendemos por internet. Y en el que las máquinas pensantes han empezado a pensar en cuál es su verdadero lugar en el mundo.

En "Ex machina", teóricamente sólo va a realizarse un test de Turing en Ava para ver si podría pasar por una persona, si su inteligencia artificial es realmente inteligente y es capaz de aprender, de reaccionar ante lo que se le presenta y de utilizar todas sus capacidades para conseguir lo que quiere. Es una película bastante intelectual hasta en la evolución de Ava, y nunca terminamos de saber hasta qué punto ha habido algún engaño en la historia, o si simplemente la historia no podía seguir otro camino que no fuera ése. El diseño de la robot es impresionante, y aunque surgen las cuestiones éticas sobre el trato que recibe, todo queda más en el plano cerebral, teórico, como si dijéramos.

Separadas por más de veinte años, son dos películas que representan dos lados del tratamiento de estas inteligencias artificiales autoconscientes y autosuficientes. Unas quieren ser humanas (como los cylones) y otras quieren ser libres, y resultan dos visionados bastante interesantes hasta desde el punto de vista de, como decimos, del diseño de producción. El entorno urbano y las instalaciones de la Sección 9 de "Ghost in the shell" entraron en Hollywood gracias a los Wachowski, y a partir de ahí han estado siempre al fondo de unas cuantas historias futuristas. El remake con Scarlett Johansson para 2017 va a ser curioso de ver.

19 agosto 2015

El gran salto de Starz

A finales de 2014, Showtime dejó de ser la segunda cadena de cable premium en cuanto a número de suscriptores, por detrás de HBO. La superó, por poco, Starz, que había entrado en 2008 en la arena de los dramas de producción propia con la adaptación de "Crash" y que llevaba siete años intentando no tanto llamar la atención de los críticos y de los Emmy, como del público. Al menos, ésa ha sido su estrategia en los últimos tiempos, como apuntaba un reportaje de Vulture del pasado mes de julio. Starz solía ser el canal de cable premium que todo el mundo olvidaba mencionar cuando se comentaba la situación de HBO, el que suscitaba cachondeos de todo tipo al recordar "Camelot" o las primeras impresiones de "Spartacus" (que luego encontró a grandes defensores entre un sector de la crítica), y al que se acusaba de buscar notoriedad con sexo y violencia explícitos.

El inicio del mayor esfuerzo de Starz por entrar en las "grandes ligas" televisivas  coincidió con la contratación de Chris Albrecht como su nuevo presidente en 2010. Este nombre quizás no diga nada a buena parte del público, pero él fue uno de los artífices de la edad dorada de las series en HBO. "los Soprano", "The Wire", "Oz", "Sexo en Nueva York"... Albrecht colaboró en la puesta en marcha de todas esas series, pero su salida de la cadena, en 2007, fue por la puerta de atrás, después de un escándalo de alcohol, drogas y malos tratos a su novia de entonces. El ejecutivo pasó por el tradicional periodo de desintoxicación y se sumó a Starz para fomentar su producción propia, hasta entonces centrada en las comedias, e intentar elevar su perfil de cara al público y la crítica.

En ese reportaje de Vulture, Albrecht apunta que, inicialmente, se guiaron por el modelo HBO de buscar una serie de prestigio que los situara en los Emmy, hasta que se dio cuenta de que aquella estrategia no funcionaba y había que buscar otra. De un grupo de discusión con algunos de los empleados más jóvenes de Starz, los directivos concluyeron que las series que veían "no eran porque leyeron una crítica o porque vieron que algo había sido nominado para un premio. Es porque sus amigos les dijeron que las vieran en las redes sociales". Adiós, Emmy. Hola, público fiel y ruidoso en Twitter. Además, Starz decidió ir a por sectores de la audiencia a los que el cable premium no había prestado la suficiente atención, como las mujeres y la comunidad negra.

Así surgió "Power", serie sobre el dueño de un club de Nueva York que, al mismo tiempo, es un poderoso narcotraficante, y que se adelantó a "Empire" en el fenómeno de ir aumentando su audiencia capítulo a capítulo. Y luego llegó "Outlander", la adaptación de la popular saga de novelas de Diana Gabaldon sobre una mujer de 1947 que, por accidente, viaja a la Escocia del siglo XVIII. También ha tenido una gran acogida entre la audiencia y, además, ha recibido más atención de la crítica por contar toda la historia desde el punto de vista de su protagonista femenina (especialmente, las escenas de sexo, como la famosa boda). La diversificación de su público objetivo (yendo más allá de los hombres blancos enhtre 18 y 49 años) ha terminado siendo su principal activo para situarse muy cerca de la primera división, de que Starz ya no suscite risitas por lo bajini, sino que se la tome tan en serio como HBO, Showtime, Netflix o Amazon. Más todavía teniendo en cuenta que no tiene ningún gran grupo empresarial detrás.

Sus apuestas para el otoño van a ser interesantes, con "Ash vs the Evil Dead" y la miniserie "Flesh and bone", ambientada en el mundo del ballet. Ésta, además, se lanzará completa en internet al mismo tiempo que se emite tradicionalmente semana a semana, una estrategia que NBC probó este verano con "Aquarius" y que Starz confía en que pueda ayudar a títulos que nunca terminaron de encontrar su audiencia, como "Da Vinci's Demons", cuya última temporada también se verá así. "Power" y "Outlander" son las piedras angulares que no pudo ser "Boss", por ejemplo, y que marcan una estrategia más popular y menos elitista, como quien dice, de Starz. Y que está saliéndole bien.

18 agosto 2015

David Simon y la cuestión racial

Si alguien quiere hacerse una mínima idea de los problemas raciales que hay en las grandes ciudades de Estados Unidos desde el año pasado, de los escándalos de brutalidad policial y las actitudes de las instituciones al respecto, las series de David Simon son un buen lugar dónde empezar. "The Wire" exploró todas esas cuestiones, más las consecuencias de la gentrificación de determinados distritos y el calado social del narcotráfico en los barrios pobres, y siempre han estado en el punto de mira de Simon, que todavía crea sus series con la mirada del reportero del Baltimore Sun. Las tensiones sociales en las ciudades le interesan enormemente, razón por la que el proyecto de "Show me a hero" era perfecto para él.

La miniserie de HBO nos lleva a una historia real ocurrida en Yonkers (Nueva York) a finales de los 80. Un tribunal federal condenó a la ciudad a construir 200 viviendas sociales distribuidas por todo su territorio, y no concentradas en un único lugar, como llevaban 40 años haciendo. Los ciudadanos se niegan , temerosos de que sus casas vayan a devaluarse, y hasta el nuevo y flamante alcalde, Nick Wasicsko, gana las elecciones oponiéndose al dictamen del tribunal. El juez, sin embargo, pierde la paciencia con todas las apelaciones de la ciudad y decide multarlos, y doblar la cantidad de las multas por cada día en el que no se edifiquen esas viviendas. Cuando Wasicsko se da cuenta de que la guerra está perdida, y de que tienen que cumplir la ley, se desata la tormenta en Yonkers.

Basada en un libro de Lisa Belkin, y con el título extraído de una famosa cita de F. Scott Fitzgerald ("enséñame un héroe y te escribiré una tragedia"), "Show me a hero" es puro David Simon (y puro Paul Haggis, su director) por la manera en la que se mete de lleno en la crisis, en la que consigue que reuniones de concejales para determinar si acataban la orden judicial o no, y cómo lo hacían, resulten entretenidas, y también por cómo se muestra a los residentes de los projects que iban a ser realojados en esas nuevas viviendas. Curiosamente, se centran en mujeres, en madres solteras, en su mayoría, que intentaban sacar adelante a sus hijos con trabajos mal pagados y en malas condiciones, o que llevaban viviendo toda la vida en aquellos barrios y no querían marcharse.

Y luego, claro, está el alcalde. Oscar Isaac es una gran opción para interpretarlo porque aporta carisma y encanto, y porque va mostrando poco a poco cómo la pelea por cumplir la ley (contra sus ciudadanos, otros concejales y contra el tribunal, que le presiona para conseguirlo) va carcomiéndolo por dentro, minando su esfuerzo por buscar un entendimiento entre todas las partes, por intentar explicar a sus votantes que el tiempo de pelear ya pasó, y que perdieron esa pelea. Por ahora, "Show me a hero" pinta realmente interesante. Y es todo un punto que su banda sonora esté compuesta casi exclusivamente por canciones de Bruce Springsteen.

17 agosto 2015

Rachel y Quinn, reinas de la manipulación

Si "UnReal" ha sido una de las revelaciones del verano, no sólo ha sido por esos giros telenoveleros que llevaban al espectador a querer ver más capítulos, o por ser la primera serie que enseña lo que hay detrás de las cámaras de un reality show de los de buscar pareja, sino porque tiene dos protagonistas complicadas, capaces de lo mejor y de lo peor y que, como se ha comentado ya bastante, dan una vuelta de tuerca al arquetipo del antihéroe al trasladarlo a personajes femeninos. Rachel y Quinn (Shiri Appleby y Constance Zimmer). Sarah Gertrude Shapiro y Marti Noxon, responsables de la serie, han explicado varias veces que, de hecho, Walter White es su principal inspiración a la hora de trazar la evolución de Rachel, alguien que realmente parece ser una buena persona, pero a la que se la de perlas manipular a la gente y, esencialmente, obligarla a hacer cosas que no quiere hacer.

Esa actitud de ambas, y sobre todo de Quinn, de no pedir disculpas por lo que hacen es de lo más refrescante de un estreno que, ciertamente, figura entre los más destacados del año y, claramente, ha sido la revelación del verano, junto con "Mr. Robot". Las pretensiones de "UnReal" son ofrecer al espectador un entretenimiento imprevisible que, además, se atreve a ir a sitios que otras series ni verían de refilón (aunque no todas esas decisiones han funcionado igual de bien), y en esa búsqueda por tener personajes femeninos con matices, con defectos, pero con una fuerte presencia en pantalla ha acabado llamando la atención de unos críticos que, si no, no habrían dado una oportunidad a un título de Lifetime. Que no se estrena con las series propias con "UnReal", pero que parece que tiene, por fin, el título para destacar por encima de la competencia.

El final de la temporada ha seguido la línea de meterse en caminos inesperados y ha estado guiado por el objetivo de enseñarle una lección a Chet, el creador (o co-creador) de "Everlasting", que cree ser más listo y más competente de lo que realmente es. Cuando Rachel y Quinn trabajan en equipo es cuando la serie da lo mejor de sí misma, aunque ese dúo pueda dar miedo, sobre todo por la estupenda química entre Appleby y Zimmer. La trama amorosa alrededor de Rachel no ha estado tan bien lograda (Jeremy es de los personajes más sosos) y da un vuelco realmente culebronero, y aunque la relación entre Chet y Quinn tampoco era tan interesante, la aspiraciones laborales de ella sí aportaban una pincelada diferente a un personaje al que solemos ver totalmente en control en el plató.

Hasta las concursantes de "Everlasting" se han salido, en general, del cliché. La serie ha mostrado cómo se van creyendo el show cuanto más tiempo pasan en él, y curiosamente, lo de Mary se lleva mejor de lo que parecía (y eso que. potencialmente, era un salto de tiburón muy peligroso). Faith, lógicamente, ha terminado siendo uno de los secundarios más entrañables, y el capítulo alrededor de su regreso a casa permite que veamos que los productores del programa, en general, no son malas personas. Son muy cínicos y a veces se dejan cegar por su ambición, pero no son demonios. Lo cual ya es todo un avanec para "UnReal", conseguir que empaticemos con gente que no parpadea a la hora de ocultarle a un concursante que su padre ha muerto, o que las manipula para conseguir una pelea en pantalla que aumente la audiencia.

16 agosto 2015

¿Quién es Mr. Robot?

ALERTA SPOILERS:  ¿Habéis llegado a ese giro que "Mr. Robot" ha dado a falta de sólo dos episodios para el final? ¿No?

"Mr. Robot" es tanto una serie sobre la desigualdad económica y el hacktivismo como sobre la percepción de la realidad (y el ideal de masculinidad en los Estados Unidos modernos). Durante ocho episodios hemos estado dentro de la cabeza de Elliot, viendo el mundo a través de sus ojos, escuchando su soliloquio interno mientras intenta comprender lo que está pasando a su alrededor. Como es lo que vemos en pantalla, asumimos que todo es real, al menos para Elliot, así que las comparaciones con "El club de la lucha" estaban bien traídas. Pero, de repente, "eps1.7_wh1ter0se.m4v" se sale ligeramente del punto de vista de su protagonista y nos enseña otras cosas que están pasando y de las que él no es consciente, o no recuerda: Angela y Darlene son amigas, Tyrell Wellick (que está desintegrándose ante nuestros ojos) tiene algún tipo de acuerdo con Mr. Robot y Elliot es la mejor definición del narrador no fiable.

Desde el primer momento, él nos ha dejado claro que no está bien. Va al psiquiatra obligado por los tribunales (aún desconocemos la razón) y ha creado a la audiencia (a nosotros) como una especie de amigo imaginario con el que hablar y en el que confiar. Su crisis en el octavo episodio es muy metarreferencial porque nos pregunta a nosotros si sabemos más que él, que es lo habitual en las obras de ficción y con lo que Alfred Hitchcock decía que era imprescindible crear el suspense. Sabemos relativamente más que Elliot, pero sólo porque el narrador omnisciente entra en acción y nos deja ver algo más del mundo a su alrededor, sin pasar por su percepción de él. Por supuesto, el episodio está lleno de revelaciones, desde el primer vistazo a White Rose (que está jugando a algo mucho más amplio que FSociety) al descubrimiento de que Darlene es hermana de Elliot, y esas revelaciones no hacen más que sugerir más preguntas.

No sólo se mantiene en pie la fundamental, quién es ese Mr. Robot que parece ser su difunto padre, sino que tenemos que plantearnos quién es Elliot. ¿Qué hizo para tener que ir al psiquiatra? ¿Por qué no para de olvidar a Darlene? Tiene la costumbre de borrarse periódicamente de internet; ¿significa eso que olvida su verdadera identidad cada vez que lo hace? Es como vivir dentro de la mente de una Lisbeth Salander a la que todos sus traumas la hubieran hecho perder el contacto con la realidad y, probablemente, averiguar quién es Elliot nos lleve directamente a la resolución de ese plan de FSociety.

Por otro lado, que Tyrell Wellick esté al tanto de todo no es tanto sorpresa como confirmación. En el primer episodio, busca específicamente a Elliot e intenta reclutarlo para su causa, pero entonces suponemos (erróneamente) que quiere que trabaje para E Corp. Lo qque se propone en su alianza con Mr. Robot aún es un misterio, pero no puede ser casualidad que se llame igual que la corporación que fabricaba los replicantes en "Blade Runner". Wellick también se mueve mucho por las percepciones que los demás tienen de él (quiere proyectar la imagen de tipo de éxito. Cuánto daño hizo Gordon Gekko), pero su juego real todavía es un misterio. ¿Qué es real en "Mr. Robot" y qué no?

Música de la semana: Ya hemos comentado con anterioridad que "Mr. Robot" utiliza muy bien la música, sobre todo la clásica, y en el sexto episodio empleó una canción de The Cure, "Pictures of you", que, además, parece encapsular parte del problema de Elliot: "He estado mirando tanto tiempo estas fotos tuyas, que casi creo que son reales".

13 agosto 2015

Adiós a Downton

Aún no hay fecha de estreno oficial, pero si ITV sigue el patrón de todos los años, la sexta y última temporada de "Downton Abbey" llegará a las pantallas británicas a mediados del próximo mes de septiembre. Hasta el especial de Navidad, habrá nueve episodios con los que despedirse de los Crawley y del enorme fenómeno en el que se convirtió la serie prácticamente desade su estreno, en 2010, y especialmente en cuanto dio el salto a Estados Unidos a través de PBS. Para la cadena pública norteamericana, de hecho el final de la serie es un poco un drama en sí mismo, pues hacía décadas que no lograban congregar frente a televisor a diez millones de espectadores por episodio, incluso emitiéndola meses después de que se haya visto ya en el Reino Unido.

Para PBS, "Downton Abbey" ha sido un regalo caído del cielo. No sólo la colocó de golpe en el radar de críticos, medios y, lo que es más importante, del público general, sino que la ha mantenido también presente en los Emmy en todas sus temporadas. Ver las siglas de esa cadena (que se financia, principalmente, a través de donaciones y patrocinios) al lado de las de HBO, AMC o Netflix, que cuentan con mucho más dinero para sus producciones y para sus promociones, es un empujón promocional incalculable, y aunque PBS va a intentar seguir llamando la atención con la primera serie que produce en Estados Unidos en más de una década ("Mercy Street"), va a notar mucho el final de "Downton Abbey".

ITV está en otra situación, aunque la serie de Julian Fellowes la hiciera más conocida fuera del Reino Unido y la situara en primera línea de la ficción televisiva de producción propia. Ahora quizás es fácil no recordarlo, pero en el otoño de 2010, "Downton Abbey" era todo un soplo de aire fresco. Era un título de época que no adaptaba ninguna novela, que no estaba en BBC y que utilizaba el ritmo veloz de los culebrones para mantener enganchado al público. En un episodio podían transcurrir dos años en un parpadeo, y aunque alguna de esas características casi han acabado siendo sus tics más recurrentes, ayudaron a renovar un poco el panorama de las series británicas más clásicas; las de amos y sirvientes en décadas pasadas, el costume drama, que dicen ellos.

Fenómenos como el de "Downton Abbey" no se dan tan a menudo y no hay manera de adivinar cuándo surgirá el próximo. De momento, sus actores se están despidiendo de la serie publicando fotos variadas en redes sociales, y no sería raro que empezaran a aparecer recopilaciones de las mejores frases de la Condesa Viuda a modo de celebración de su final. Antes de que se estrene la sexta temporada (o al mismo tiempo), "Downton Abbey" volverá a participar en los Emmy, donde aún le quedará un año más de elegibilidad, y no sería extraño que algunos de sus actores empiecen a dar el salto a la televisión estadounidense en los próximos meses. Siempre fue un folletín con clase, bien interpretado y con una cuidadísima ambientación, y proporcionaba un gran entretenimiento ligero. Niunca hay que menospreciarlo.

12 agosto 2015

La rom-com de Amy Schumer y el 'insti' de John Green

Éste está siendo el verano de Amy Schumer. Sin duda alguna. Entre los parabienes y las nominaciones a los Emmy que está cosechando "Inside Amy Schumer", lo virales que se han vuelto algunos de sus sketches y la repercusión que han alcanzado las bromas de sus monólogos, la comediante va directa a acabar el año incluida otra vez en la lista de las 100 personas más importantes del año de la revista Time. A esto hay que añadir que su primera película, "Y de repente tú" (título en España de "Trainwreck"), lleva más de 90 millones de dólares recaudados en cuatro semanas en cartel en Estados Unidos, y ella no sólo es la protagonista sino que también escribe el guión (el director es Judd Apatow).

Para quien esté mínimamente familiarizado con Schumer, su estilo de humor está presente en la historia de una mujer cuyo estilo de vida se resumiría en aquella canción de Extremoduro, "Salir": Salir, beber, el rollo de siempre, y enrollarse con tipos diferentes a los que nunca vuelve a ver. Las cosas empiezan a cambiar cuando se acumulan varias circunstancias en su vida: le asignan el perfil de un cirujano deportivo en la revista masculina en la que trabaja, y su padre (que es quien le inclucó a fuego que no se comprometiera con nadie) está enfermo en una residencia. Así se construye una comedia romántica de las de toda la vida, pero que resulta tremendamente divertida porque no tiene pelos en la lengua, y porque saca petróleo de dos personas no demasiado conocidas por sus dotes cómicas como Tilda Swinton y LeBron James.

Hacer comedia romántica no es sencillo, y mucho menos mantener el lado de comedia conforme la película avanza y la historia se complica, pero "Y de repente tú" lo consigue. Y una vez que la veais (Universal la estrena este viernes en España), echad un vistazo a las frases descartadas y las tomas falsas, porque aún son mejores.

"Bajo la misma estrella" bien puede ser uno de los éxitos de taquilla más sorprendentes de los últimos años. Recaudó más de 124 millones de dólares (y más de 182 fuera de Estados Unidos) el verano pasado, y puso definitivamente en el mapa a Shailene Woodley y al escritor John Green, uno de los más exitosos en el género juvenil no sobrenatural. Sus historias están protagonizadas por adolescentes normales (dentro de los estándares de Hollywood y "Dawson crece") que se enamoran, o se embarcan en alguna aventura que puede parecer mundana desde fuera, pero que para ellos es muy importante. Ahí encontramos "Ciudades de papel", la segunda película basada en una de sus obras, que curiosamente es más la historia de una amistad, y de la maduración de su protagonista, que una de amor.

Su público es claramente el adolescente y, en ese aspecto, aporta pocas nuevas, pero el enamoramiento de Quentin de su vecina Margo (una Cara Delevingne que debuta con acierto en el cine) presenta algunas cosas interesantes. Es curiosa, por ejemplo, la exploración que se hace de Margo como un ideal; el protagonista está "colgado" de la idea de Margo, del arquetipo de la chica guay del instituto, y no de su persona. Y también está bastante bien transmitida la amistad de Q con sus dos colegas, que aportan el humor a la cinta, y un humor menos previsible de lo que podría parecer. Ese reflejo de su amistad es lo que más destaca de "Ciudades de papel".

11 agosto 2015

"True Detective" y las modas


De vez en cuando, y desde hace unos tres o cuatro años, hay siempre una serie que pone de acuerdo a los críticos para practicar ese poco edificante "deporte" del hate-watching, ver algo sólo para ponerlo a parir, reírse de él y decidir que es la única reacción posible ante tamaño desastre es imitar a Phoebe en cierto capítulo de "Friends". "Smash", "The Killing" y "The Newsroom" fueron un poco las que "legitimaron" está práctica a ojos de los analistas expertos en televisión, y la alegría con la que algunos se entregan a ella a veces da un poco de vergüenza ajena. La última serie en caer presa de las redes de los hate-watchers es "True Detective", cuya segunda temporada tenía un reto mayúsculo por delante; estar a la altura de las hipérboles dedicadas a sus primeros capítulos contando otra historia diferente, con otros actores y hasta con directores distintos.

La serie de HBO representa a la perfección las características de la crítica moderna de televisión, la que se hace con un ojo puesto en las redes sociales y en la capacidad para convertirse en viral. Si la primera temporada recibió unas críticas tan buenas, que se infló el hype alrededor de ella, con endiosamiento incluido de su creador, Nic Pizzolato, y críticas que casi le adjudicaban haber inventado el plano secuencia, casi en cuanto terminó empezó a sufrir la reacción contraria del backlash, de los espectadores que llegaban tarde a ella y nos les parecía para tanto. La larga espera hasta su segunda temporada no hizo más que macerar las expectativas, tanto positivas como negativas, y al final acabó encuadrada justo en el otro extremo del espectro; de una de las mejores series de la historia, se pasó a una de las mayores tomaduras de pelo de la historia.

Como de costumbre, la cosa no es tan maniquea ni tan en blanco y negro. En ¡Vaya Tele! apuntaban, con razón, que la segunda temporada de "True Detective" parece haber sido víctima de las prisas por capitalizar el sorprendente éxito de la primera, dando luz verde a un guión que no estaba aún listo para ser rodado. También es muy posible que HBO no haya trabajado con otro showrunner tan peculiar como Pizzolato desde David Milch, y que bastantes críticos estuvieran esperando el más mínimo fallo para saltarle a la yugular. Sólo así se entiende que algunos de los ataques más furibundos fueran contra los títulos de crédito o las tomas aéreas de autopistas cada vez que los personajes se desplazaban de un lugar a otro.

La primera temporada también tenía muchas ínfulas y algunos diálogos demasiado literarios y grandilocuentes, pero todas sus piezas encajaban. La gran personalidad que le daba la dirección de Cary Joji Fukunaga, y la atmósfera gótica y malsana, ayudaban a construir un mundo que resultaba interesante de desenredar. La segunda entrega, por su parte, ha tenido sus momentos (como el tiroteo del cuarto episodio o esa fiesta a lo "Eyes Wide Shut"), pero se le han notado más las costuras. Frank Semyon, el personaje de Vince Vaughn, no empieza a cobrar cierta chispa hasta el final, y los tres detectives protagonistas nunca acaban de cuajar del todo entre ellos. Las piezas están ahí, pero han funcionado en conjunto en contadas ocasiones. La trama era muy clásica del género negro californiano (hasta con lo que parecía una vuelta de tuerca al muerto sin asesino de "El sueño eterno"), pero faltaba algo.

Y es lo peor que podía pasarle a la serie. La crítica cultural parece moverse ahora en oleadas, por modas. A principios del año pasado, había que subirse al carro de que "True Detective" era una obra maestra si querías ser tenido en cuenta; estas últimas semanas, lo cool era decir que su segunda temporada era completa basura, casi el equivalente seriéfilo a la última película de "Los 4 Fantásticos". Presentarse ante un público así sin estar del todo formada, y con alguien con un ego saneado al nivel Weiner como Pizzolato, era una receta para el desastre.

06 agosto 2015

La nueva comedia americana

En la televisión estadounidense, periódicamente se hacen reportajes especiales en medios especializados preguntándose si la comedia está en decadencia. Es un tema ya muy viejo sobre todo en lo referente a la sitcom, el género sobre el que se construyeron las cadenas en abierto norteamericanas desde los años 50, y que ya no aglutina al público como antes. Sólo unos pocos títulos, tipo "The Big Bang Theory" y "Modern Family", son capaces de mover las cifras de audiencia de hace 20 años, cuando "Friends" y "Seinfeld" estaban aún en antena, y aunque en el cable se están haciendo comedias diferentes (especialmente en HBO y FX), los críticos no encuentran en ellas ninguna nueva voz de la comedia estadounidense, ningún renovador que de verdad revolucione el formato.

Las voces frescas están, en su mayoría, en Comedy Central, un canal (de cable básico) que basa su programación en monólogos y programas de sketches a cargo de cómicos más o menos conocidos en el circuito del stand-up. Es también la cadena que tiene "South Park", pero hasta hace unos pocos años no había figurado tan prominentemente en las listas de las mejores series que la crítica compila anualmente, y puede decirse que hay tres (o, siendo estrictos, cinco) culpables de esto. Uno de esos títulos es, probablemente, el menos conocido en España, "Key & Peele", creado por Keegan-Michael Key y Jordan Peele. El show ha terminado en la quinta temporada, emitida este año, y los ha hecho famosos con sus parodias deportivas (los nombres de jugadores de fútbol americano es un chiste muy inspirado), políticas (como Luther, el intérprete enfadado de Obama) y sobre estereotipos y cuestiones raciales. También tienen algunos gags realmente inquietantes, como la del campeonato de aerobic de 1987, y destacan por algo que tienen en común con esos nuevos cómicos que están ganando reconocimiento actualmente, y es que no tienen miedo a tocar ningún tema.

"Key & Peele", sin embargo, son los únicos hombres en un movimiento que está, principalmente, encabezado por mujeres. Después de toda aquella polémica de baratillo sobre si las mujeres eran divertidas, resulta que son series creadas por féminas las que más dan que hablar en los medios estadounidenses. De "Inside Amy Schumer" ya hay poco más que añadir; es la cómica del verano sin ninguna duda, y no sólo por la película "Y de repente tú". Su humor feminista y burro no ha pasado desapercibido en la tercera temporada de su serie porque se ha animado a experimentos como la parodia-homenaje de "Doce hombres sin piedad" y, de paso, se ha llevado unas cuantas nominaciones a los Emmy. Tampoco vamos a descubrir ahora los chistes sobre hipsters de "Portlandia" (que sigue teniendo el mejor gag sobre spoilers), pero quizás el éxito más sorprendente de todos sea el de "Broad City".

Esta comedia de Ilana Glazer y Abbi Jacobson, y producida por Amy Poehler, dio el salto a Comedy Central desde internet y, en sólo dos temporadas, se ha transformado en uno de los faros de esa "nueva comedia americana". Las peripecias de dos amigas un poco colgadas que intentan sobrevivir en Nueva York a trabajos basura y relaciones peculiares con los hombres se han ganado una legión de seguidores que se indignó mucho cuando los Emmy las ignoraron por completo. Han aparecido en Vanity Fair, hasta en "Lip Sync Battle", y sus gags han sido analizados de todas las maneras posibles. Hasta sus entrevistas promocionales son divertidas. "Yasss, kween".

P.D.: Hasta el martes, este blog va a estar en modo de semi-vacaciones. Portaos bien y aprended a cantar "Giant woman".

05 agosto 2015

Los americanos


"The Americans" es la mejor serie que no estás viendo. Esta es una frase que se aplica al drama de FX últimamente, pero que todos los años le cae a alguna serie adorada por la crítica, pero que apenas tiene repercusión entre el público. Se le ha asignado a series como "Friday Night Lights", por ejemplo, a títulos de los que sus fans no dejan de evangelizar a todo el que se les ponga por delante, intentando que se suban a un carro que, francamente, en realidad no es para todo el mundo (como apuntaban en Salon). Pero eso no va a impedir que le recomienden la serie a sus conocidos, amigos, familia y a todo Twitter porque, realmente, merece que se le conceda una oportunidad. Puede haber series con las que la gente se llena la boca hablando de calidad y prestigio, pero que no saben manejar la tensión, las emociones de sus personajes o las canciones de Fleetwood Mac como "The Americans".

El olvido de la serie en las nominaciones a los Emmy ha vuelto a traerla a primer plano, aunque su temporada terminó ya en abril (y esta vez es candidata a mejor guión, además de la habitual de Margo Martindale como invitada), y han resurgido los artículos que cantan las virtudes del drama de espías, o que intentan explicar por qué no consigue calar más entre la audiencia. FX afirma que seguirá con ella mientras sus responsables, Joel Fields y Joe Weisberg, quieran continuarla, y casi sólo tienen el beneplácito de la crítica para justificar esa decisión. Es probable que lo que "The Americans" pide del espectador, que es seguir a dos espías soviéticos infiltrados como la perfecta familia americana en los 80, sea excesivo para el público masivo, que no consigue conectar no tanto con las misiones que los Jennings tienen que llevar a cabo, sino con los problemas que dichas misiones causan en su matrimonio y en su vida familiar.

"The Americans" es una serie con un tono y una estética muy calculados. Se ha dicho que es una olla a presión que no hace más que crecer y crecer, y es una comparación bastante adecuada. Como muchos de los títulos más gratificantes, en éste hay que prestar atención a lo que está pasando en pantalla, a la cara de Elizabeth cuando se ve obligada a eliminar a una testigo totalmente inofensiva o a utilizar de nuevo el sexo para utilizar a un tipo en concreto y conseguir la información que sabe. La tercera temporada ha puesto en los Jennings en situaciones cada vez más incómodas que ellos apenas controlan, y ha trasladado esa falta de control a su familia, donde sus hijos ya son adolescentes y empiezan a preguntarse quiénes son en realidad su padres, lo que en este caso representa un claro riesgo.

Todo esto (más una ambientación ochentera muy detallista y realista, pero austera y fría) puede convertir "The Americans" en un título menos fácil de ver de lo que parece. Está poblada por personajes secundarios memorables (Nina y Martha sólo son dos de ellos), y aunque es cierto que muchos de ellos llevan a cabo actos éticamente reprobables en aras de la patria (o de sus propios intereses), también resulta muy interesante seguir su evolución capítulo a capítulo. El panorama político y social que presenta no está tan alejado de la actualidad, y en realidad no es tan complicado empatizar con varios de sus personajes. El problema es que "The Americans", en ese aspecto, puede ser como "Juego de tronos", y con algunos de ellos se vive en un estado de preocupación constante por lo que les pueda pasar. Eso sí, la serie de FX tiene otra cosa que la eleva por encima de buena parte del resto de dramas actuales; su fabulosa colección de pelucas.

04 agosto 2015

Hola, Tristeza

"No pasa nada por estar triste". Así afirman Pete Docter y Jonas Rivera, co-director y productor de "Del revés", que les resumió la película Mindy Kaling cuando le propusieron ser Asco. Y lo cierto es que el tema de la película, la moraleja, si queréis, de esta historia pequeña y, al mismo tiempo, universal, que tiene lugar por completo dentro de la cabeza de una niña de 11 años que se muda de Minnesota a San Francisco, y que maneja ese cambio peor de lo que parece a simple vista. "Inside out", que es su título original, causó verdadero revuelo en el Festival de Cannes porque provocó lloros y risas genuinos y por igual a unos críticos que se enfrentan a las películas allí como si fueran morlacos en la Feria de San Fermín, y las opiniones que ha habido después sobre el filme han sido, en general elogiosas.

Es cierto que vuelve al terreno emocional de la melancolía por la infancia perdida, o por la juventud perdida, de "Toy Story 3" o el principio de "Up", pero lo hace de una manera mucho más imaginativa e ingeniosa. Toda la cinta es una metáfora sobre cómo funcionan las emociones, cómo se generan los recuerdos y cómo se va formando nuestra personalidad según vamos creciendo. Docter ha contado que se documentaron bastante para hacerse una idea de cómo podían antropomorfizar las emociones, cuántas podían utilizar y cómo podían convertir la mente de una niña de 11 años en algo parecido al mundo de los monstruos de "Monstruos S.A." La manera en la que se presentan Alegría, Tristeza, Ira, Miedo y Asco nos permite ientificarlas visualmente con rapidez, del mismo modo que resulta muy fácil comprender el proceso de formación de la memoria. Es como si estuviéramos en una versión actualizada y disneyzada de "Érase una vez la vida", pero con algunos chistes bastantes más sofisticados de lo esperado, como el gag con el pensamiento abstracto.

En una sociedad tan orientada a la persecución de la felicidad, en la que el triunfo personal se valora por encima de todo, resulta muy significativo que "Del revés" apueste por integrar a la Tristeza, por presentarla como la protagonista secreta de la película, y por hacerla tremendamente entrañable. A ello ayuda mucho el trabajo vocal de Phyllis Smith, una actriz conocida por su participación en "The Office" y que casi le roba la cinta a Alegría y a una energética y estupenda Amy Poehler. Todo el reparto de voces funciona perfectamente, desde la indignación de Lewis Black como Ira a la inseguridad de Bill Hader como Miedo y el lado de chica popular del instituto que tiene Asco gracias a Mindy Kaling. Todos encajan perfectamente y hacen llegar tanto los chistes como los momentos más emocionales, y contribuyen al ritmo con el que se cuenta la aventura de Alegría y Tristeza por volver al centro de control de las emociones de Riley.

Hay algunos momentos realmente muy inspirados en "Del revés", como la sucesión de gags de los títulos de crédito sobre lo que pasa en las mentes de otras personas, el ya mencionado "atajo" por el pensamiento abstracto o la producción de los sueños de Riley, que parece estar sacada directamente del modo de trabajar de "Saturday Night Live" (que tiene un agradecimiento en la película, por cierto), pero sobre todo destaca por esa manera de extraer una aventura llena de color, humor y emoción de algo, a priori, tan pequeño como una niña que está triste, y no sabe cómo expresarlo. En realidad, sólo tiene que darse cuenta de la Tristeza y la Alegría son dos caras de la misma moneda.

03 agosto 2015

Procedimentales con ambición

Procedimental contra serializado. Es tal vez la discusión más habitual entre los aficionados a las series. A las series "de casos", las que manejan capítulos autoconclusivos, se las suele mirar por encima del hombro y se las descarta como obras menores, sin ambición, hechas para gente que no suele ver series y a la que no le importa perderse un par de episodios. Las serializadas, mientras tanto, se presentan como "las buenas", las que elevan la manera de contar historias en televisión, las ambiciosas, las que se dirigen a un público sofisticado y que de verdad puede considerarse seriéfilo. Cuántas decepciones ha acarreado esa manera de pensar.

Por su naturaleza episódica, todas las series son serializadas. Puede no estar contándose una trama continuada todas las semanas, pero son los personajes los que aportan el factor de continuidad y familiaridad para el espectador. Por eso suele decirse que uno no se engancha a una serie por su historia, sino por sus personajes. Cuando se puso de moda buscar la nueva "Perdidos", ¿cuántas series fracasaron porque se empeñaron en construir una trama intrigante y misteriosa habitada por personajes aburridos, como mínimo? La curiosidad por ver desenvolverse la historia puede llevarte hasta el capítulo cinco; sólo si la gente que impulsa esa historia es interesante, puedes llegar hasta la temporada tres.

En los comentarios de una entrada en ¡Vaya Tele! sobre procedimentales para gente que los aborrece ha surgido exactamente esta discusión, que luego ha seguido por Twitter, y se apuntaba justo esa idea de que muchos procedimentales no tienen ninguna ambición. No hay que desestimar series cuyo objetivo principal es entretener, y hay que tener en cuenta que hay algunos procedimentales que sí tienen ciertas aspiraciones, aunque se les nota menos que a algunos títulos del cable a los que sólo les falta una pancarta que diga "soy la mejor serie del año, y lo sé". Por ejemplo, es encomiable que "House" nunca dulcificara a su protagonista central, un personaje que no era tan habitual ver en la televisión abierto en 2004, y los pequeños experimentos formales que series como "CSI" o "Expediente X" se marcaron de vez en cuando podían ser muy imaginativos.

La ambición en los procedimentales puede estar en esas disgresiones formales, o en sus personajes. Y siempre que se toca este asunto, yo recuerdo, no sé por qué, "Time" un episodio totalmente autoconclusivo y aislado de los demás de la primera temporada de "Stargate Universe". Jugaba con varias líneas temporales en un bucle tipo "Atrapado en el tiempo", rompía la fórmula de la serie y no tenía después ninguna continuación; era como un universo paralelo independiente dentro de la temporada, un paréntesis, un experimento que no suele verse en televisión.

02 agosto 2015

La leyenda del Avatar

El verano, como hemos comentado en bastantes ocasiones, suele ser momento de recuperar series que en su momento no vimos. Ahí pueden entrar títulos de todo tipo (este año, mi proyecto de puesta al día está siendo "Person of interest"), incluso títulos animados que, en realidad, fueron mis series de las pasadas navidades (y del arranque del nuevo año), pero que son perfectos para un maratón estival por su capacidad de enganche y porque no son demasiado largos. Además, si no las hemos visto nunca, echarle un vistazo a "Avatar. The last airbender" y luego a su secuela, "The legend of Korra", es una inmersión en un impresionante mundo muy bien pensado, con personajes estupendos, detalles del anime y la espiritualidad oriental (y las películas del Studio Ghibli) integrados sin problema en la trama y grandes secuencias de acción. Son series para niños, sí, pero se disfrutan enormemente siendo adulto.

La primera de ellas, "Avatar. The last airbender", nos introduce en ese mundo en el que hay unos pocos escogidos capaces de dominar y moldear a su antojo el aire, el fuego, la tierra o el agua. Éstos se agrupan en naciones, o tribus, según el elemento que manejen, y hay una persona, el avatar, que tiene la capacidad de dominarlos todos. Sin embargo, cada nación no se libra de impulsos megalómanos y conquistadores, y los maestros del fuego deciden invadir y conquistar al resto de tribus. Aquí entra en juego Aang, un chaval de unos doce años que es el nuevo avatar, pero que aún tiene que aprender a moldear los otros tres elementos aparte del aire, y que se embarca en un viaje por todo el mundo buscando maestros de cada elemento,y huyendo de la Nación del Fuego. Esa primera serie creada por Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko tiene tres temporadas (o libros), de unos 20 episodios cada una (los capítulos duran 20 minutos), y es una aventura en todo el sentido de la palabra.

Aang y sus amigos visitan partes diferentes de su mundo, y en cada lugar aprenden algo nuevo, ya sea sobre los avatares pasados, sobre las habilidades de Aang o sobre los efectos que la guerra contra los maestros del fuego está causando en la gente. Los personajes van revelándose como mucho más complejos de lo esperado (en especial Zuko, el príncipe del fuego desterrado), y aunque hay humor y grandes batallas, donde la serie destaca es en la evolución de todos sus protagonistas. Empiezan "Avatar" siendo unos niños, y la terminan emocionalmente más cerca de la edad adulta, que es un viaje parecido al que sigue, varios años más tarde, la protagonista de la secuela, "The legend of Korra". Ésta tiene cuatro temporadas, de entre 12 y 14 episodios cada una, y presenta no sólo a una avatar un poco más mayor (Korra es una adolescente), sino que su mundo está también más industrializado y las amenazas al equilibrio no son tan claras ni tan globales.

Korra también tiene que aprender a dominar todos los elementos y tiene que crecer y madurar con el paso de los capítulos. Sus enemigos son, en general, gente que tiene reivindicaciones muy concretas, y que hasta pueden ser muy justas, pero que acaban escoradas hacia el extremismo, y parte del aprendizaje de Korra es reconocer que no son tan diferentes de ella, o de otras personas de su entorno. La animación de "The legend of Korra" es un poco más sofisticada, con unas escenas de acción notables, pero donde están sus principales virtudes es en el manejo de sus protagonistas y, sobre todo, en el retrato de su heroína, a la que se le deja equivocarse y ser en ocasiones egoísta antes de convertirse en el avatar por pleno derecho.

Las dos series son un visionado sumamente entretenido, y que esconde temas e ideas muy interesantes detrás de sus combates y de sus chistes. La apuesta de DiMartino y Konietzko por la aceptación de uno mismo y del otro lleva a que se vean cosas que no parecían posibles en animación infantil, pero ya hemos visto que estas series están tocando temas más avanzados, en ocasiones, que los títulos de acción real para adultos. Si os animáis a seguir las aventuras de Aang y Korra, vosotros también diréis eso de que "yo no elegí el estilo de vida del avatar, el estilo de vida del avatar me eligió a mí".

Música de la semana: "Bajo la misma estrella" fue uno de los éxitos sorpresa cinematográficos del verano pasado, así que este año se intenta repetir la jugada con otra adaptación de un libro de John Green, "Ciudades de papel". También tiene una banda sonora repleta de artistas más o menos independientes, y muy en sintonía con el público objetivo al que se dirige la cinta. Uno de esos grupos es Grouplove, que aporta la canción "No drama queen".