30 noviembre 2012

Viernes musicales (8): "Black Mirror"



Las pasadas Navidades, los tres capítulos de "Black Mirror" revolucionaron a media blogosfera, que recibió con entusiasmo esta crítica a la sociedad actual, obsesionada con la tecnología y la conectividad total, y que espera como agua de mayo la segunda temporada, aunque ni Charlie Brooker, su creador, ni Channel 4 han dado pistas de cuándo podríamos verla. Cada uno de los tres episodios de "Black Mirror" era una historia independiente, con algún toque de ciencia ficción en un par de ellas, y en la segunda podíamos ver a Jessica Brown-Findlay saliéndose un poco del corsé de Lady Sybil, el personaje de "Downton Abbey" que la hizo famosa. Ese capítulo era una crítica frontal contra los talent shows tipo "The X Factor", y en uno de los momentos definitorios de la trama, Brown-Findlay tenía que cantar "Anyone who knows what love is", uno de los temas clásicos de toda una reina del soul como Irma Thomas. No se defiende del todo mal.

29 noviembre 2012

La revolución televisada

Si tenéis por costumbre leer blogs televisivos estadounidenses, seguro que os habréis encontrado en muchos de ellos reseñas o comentarios sobre "The revolution was televised", un libro del crítico Alan Sepinwall que hace un repaso por esos años entre 1997 y 2007/08 en los que la ficción televisiva cambió por completo, y de un modo mucho más claro, concreto y radical que en todos los momentos anteriores en los que surgieron series que la llevaron a evolucionar. El repaso se hace a través de diez series ("Oz", "Los Soprano", "The Wire", "Deadwood", "The Shield", "Perdidos", "Buffy, la cazavampiros", "24", "Battlestar Galactica", "Friday Night Lights", "Mad Men" y "Breaking Bad") y Sepinwall cuenta en cada uno de los capítulos dedicados a ellas con impresiones y recuerdos de algunas de las personas implicadas en ellas. Yo todavía no he lo he leído (caerá en breve), pero su temática es lo suficientemente interesante como para tratarla antes de haberle echado un vistazo (está disponible para eBooks varios y en papel a través de Amazon). El propio Sepinwall ha explicado en varias entrevistas por qué eligió esas diez series y no otras, señalando que son las que, a su juicio, representaron un cambio más dramático en la evolución de la ficción televisiva.

Por supuesto, podríamos volver a traer a colación esa vieja cruzada de que la televisión existía antes de "Los Soprano" y de que hay vida más allá del cable, pero la muestra de series es bastante representativa de ese cambio de paradigma, de esa querencia de los creadores por tratar temas nuevos, o darle nuevos enfoques a temas ya muy tocados, de trastocar las convenciones narrativas a las que los espectadores estábamos acostumbrados y, en general, de hacer en gran medida lo que quisieron con sus series. Por lo poco que he podido ir leyendo aquí y allá, da la sensación de que se cuentan cosas realmente curiosas del accidentado y acelerado proceso de creación de "Perdidos", y de que David Chase, sin explicar el final de "Los Soprano", sí desvela algunos aspectos interesantes de esa serie, que casi todos los críticos coinciden en señalar como el punto de inflexión en toda esta llamada "edad dorada". Y también parece que apunta que esa década fundamental fue un poco una excepción, una "idea feliz" que luego ha intentado repetirse e igualarse, sin éxito.

En el nacimiento de muchas de esas series influyeron cadenas que estaban en una situación tan desesperada, que estaban dispuestas a intentar cualquier cosa; cadenas que buscaban crearse una imagen de marca que las distanciara de sus competidoras y guionistas que querían seguir una visión personal sobre determinado asunto. Lo que resulta llamativo, y tanto Sepinwall como otros blogueros lo han puesto de manifiesto, es que todos los creadores de estas series son hombres blancos y que sus protagonistas son, mayoritariamente, hombres blancos atravesando algún tipo de crisis. Evidentemente, hay material para otro libro explorando, por ejemplo, las series con mujeres fuertes en su centro, un tema que tocaban no hace mucho en "The Daily Beast", pero sosteniendo que muchas protagonistas femeninas habían perdido fuerza.

Lo cierto es que, este año, ha resultado bastante curioso comprobar que, por ejemplo, son mujeres las que impulsan la trama, principalmente, en "Once upon a time" (si descontamos al señor Gold), una serie en la que cada vez que introducen un personaje masculino nuevo, lo hacen más como "factor palote" que como otra cosa. Y es verdad que en las dos últimas temporadas se han estrenado bastantes más comedias con personajes femeninos en su centro (y creadas por mujeres), y que todo esto se ha dado más, en general, en las networks. El cable todavía es un mundo bastante dominado por el hombre blanco protestante en crisis, por muchas "Girls" y "Veep" que emita HBO.

28 noviembre 2012

Los más listos de la clase

Foto de Pmasck (Wikipedia)
Probablemente, la escuela superior de artes más prestigiosa de Estados Unidos debe de ser Juilliard. Fundada en 1905 en Nueva York, forma a cantantes, actores, compositores, dramaturgos y músicos, y aunque no es la escuela que salía en "Fama" (ésa es esta otra), no es nada extraño que, por su popularidad, creamos que sí lo era. Entrar allí no parece ser nada sencillo, porque la sección de admisiones de su web tiene más apartados que las solicitudes para ser astronautas de la ESA, y tampoco debe ser una ganga. Hay que ser muy bueno y tener suficiente dinero (o ser lo suficientemente bueno para que te den una beca) para entrar en Juilliard y completar los cuatro años de formación, pero luego podrás presumir eternamente de que estudiaste allí. La televisión estadounidense está repleta de antiguos alumnos de esta escuela, gente de la que a veces sorprende saber que estudiaron en ese edificio de aspecto moderno al lado del Lincoln Center neoyorquino, el mismo lugar que alberga la ópera Metropolitana, el ballet y la orquesta filarmónica de la ciudad de Nueva York.

Hace algún tiempo, en "ByTheWay" recopilaron alguno de esos centros educativos "pirulachos" donde se forman las élites de la interpretación estadounidenses, y también recogieron unos cuantos nombres de antiguos alumnos de Juilliard, de todas las épocas y dedicados a todo tipo de trabajos. Si sólo nos quedamos en aquellos que ahora son más conocidos por su participación en una serie de televisión, podemos encontrar a Christine Baranski, Andre Braugher, Jennifer Carpenter, Marcia Cross, Reed Diamond, Nelsan Ellis, Kelsey Grammer, Gillian Jacobs, Elizabeth McGovern, Lee Pace, Mandy Patinkin, Wendell Pierce, Carrie Preston, Sara Ramírez, Dallas Roberts, Michael Stuhlbarg, Jon Tenney, Alan Tudyk, Michael Urie, Rutina Wesley, Bradley Whitford, Jake Weber o Morena Baccarin. Y esto sólo incluyendo a unos pocos (los que se citan en Wikipedia, mayoritariamente), porque los estudiantes en Juilliard aparecen donde menos te los esperas (si queréis tener cierta idea de cómo es la escuela, igual esta entrevista con Jessica Chastain os ayuda algo).

No es el único centro de prestigio del otro lado del charco, claro, y su valor tampoco está sólo en la calidad de su formación. Como ocurre siempre en cualquier disciplina artística, las conexiones que se hacen en la escuela pueden ayudar mucho a los estudiantes en el principio de su carrera. Por completar la lista de las otras Juilliard norteamericanas, "The Hollywood Reporter" publicó la pasada primavera su propio listado con las 25 escuelas de interpretación más prestigiosas. Además de la propia Juilliard, en él estaban el American Conservatory Theater de San Francisco, el famoso Actors Studio en la universidad Pace de Nueva York, el Instituto de Artes de California, el Carnegie Mellon de Pittsburgh, la universidad DePaul de Chicago, la escuela Tisch en NYU, la universidad de Yale o la escuela de arte dramático de la USC en Los Ángeles. "The Hollywood Reporter" también se acordaba de dos muy prestigiosos centros en Londres, Guildhall y la famosa RADA, la Real Academia de Arte Dramático. Fuera de esa lista se quedaron otras escuelas que también tienen bastante renombre en los programas de interpretación, como la universidad de Boston.

Eso sí, si puede resultar curioso ver quiénes se graduaron en Juilliard, la lista de los que pasaron por Actors Studio y su Método no lo es menos. Otra vez, ciñéndonos sólo a algunos actores ahora en televisión, encontramos a Alec Baldwin, Laura Dern, ¡Kathy Griffin! o Melissa Leo (no vamos a remontarnos a los clásicos de los 60 y los 70 porque, si no, no acabaríamos nunca). Y sí, el Actors Studio utilizan a un antiguo alumno como Bradley Cooper para promocionarse últimamente.

27 noviembre 2012

Las favoritas prematuras

Pocos momentos del año hay en Hollywood más interesantes y entretenidos que la temporada de premios cinenatográficos. Empieza a calentar sus motores en septiembre, con los festivales de Toronto, Telluride y, en menor medida, Venecia, y se lanza sin frenos y cuesta abajo a partir de los premios de la National Board of Review (que se entregan el próximo jueves), aunque también puede decirse que comenzó oficialmente ayer con los Gotham Awards, los premios del cine independiente de Nueva York que, de algún modo, son los competidores de la costa Este de los Independent Spirit, que se entregan en la playa de Santa Mónica el día antes de los Oscars. No es que los Gotham sean un barómetro muy fiable de cara a la gran noche de Hollywood del 24 de febrero (su ganadora principal ha sido "Moonrise Kingdom"), pero con ellos las conversaciones sobre las posibles candidatas ya dominan definitivamente todos los blogs de cine estadounidenses, y elevan el tráfico de los que se dedican sólo a hablar de premios.

Un clásico de estas temporadas es que muchos estudios se reserven sus apuestas más fuertes de cara a los Oscars para este tramo final del año, concentrando sus estrenos en los últimos días de noviembre y el mes de diciembre, justo al final del periodo de elegibilidad de esos galardones, pero a veces surgen películas estrenadas en fecha tan temprana como mayo que demuestran tener una sorprendente resistencia en este maratón. Los casos de "Crash" y "En tierra hostil" son quizás los mejores exponentes recientes de esa excepción, mientras en el otro extremo aparecen a veces cintas estrenadas a ultimísima hora, con las que nadie contaba, que irrumpen como un misil en la temporada y en los Oscars, como "Million Dollar Baby". La táctica del debut en cines ya para Navidad (que el año pasado ayudó a "Tan fuerte, tan cerca" a rascar varias nominaciones) se reserva esta vez para una de las películas más esperadas de 2012, "Los miserables", la adaptación a la gran pantalla que Tom Hopper (el de "El discurso del rey") ha hecho del celebérrimo musical basado en una novela aún más famosa de Víctor Hugo. El enorme hype que acompaña a la cinta desde que se hizo público el primer trailer, antes de que nadie hubiera podido ver ni diez minutos, ya la situó la primera entre las predicciones de los periodistas de cara a las nominaciones a los Oscar (junto a "Lincoln", "Argo" y "Silver Linings Playbook", entre otras, y "Lo imposible" con un poco de suerte), y las reacciones tras los primeros pases no han hecho más que alimentar la bola de nieve.

Sin embargo, esos hypes desmedidos a veces no son buenos. A "Dreamgirls" le jugó una mala pasada en 2006, cuando todo el  mundo la colocaba como la gran favorita a ganar directamente el Oscar a mejor película antes de que nadie la hubiera visto, y luego acabó viendo cómo ese galardón se lo llevaba "Infiltrados", y tenía que conformarse con el cantado premio (nunca mejor dicho) a la mejor secundaria para Jennifer Hudson. Es cierto que las críticas iniciales de "Los miserables" son mejores, pero no hay que perder de vista ese precedente para no llevarse después sorpresas. Y si el musical de Hopper tiene la sombra del de Bill Condon para atemperar un poco las expectativas, una película que parecía favorita en septiembre, "The master", tiene los recuerdos de "Up in the air" y "Brokeback Mountain" para justificar que su ascendente sobre la Academia parezca estar diluyéndose más rápido de lo que parecía. Los críticos la adoraron, y que no arrasara en los galardones del festival de Venecia por culpa de sus normas dejó a muchos quejándose de dichas normas, pero en cuanto llegaron a los cines "Argo" y "Lincoln", su visibilidad bajó bastante.

De todos modos, no se pueden  hacer predicciones basándose en cuál sea el tema favorito de conversación de los medios estadounidenses durante una determinada semana. Estos últimos días, por ejemplo, podríamos pensar que "Los miserables" y "La noche más oscura" (título español de "Zero Dark Thirty", la cinta de Kathryn Bigelow sobre la captura y muerte de Bin Laden) son las máximas favoritas porque, al haber empezado a enseñarse a los críticos y los académicos, acaparan casi todos los artículos, pero sus posibilidades pueden haber disminuido, o aumentado, para cuando los círculos de críticos empiecen a publicar sus listas de lo mejor del año, los Globos de Oro y los sindicatos anuncien los nominados a sus premios y, el 10 de enero, los Oscars indiquen cuáles son los suyos. Pero, hasta entonces, siempre es divertido especular.

26 noviembre 2012

Mientras estaba fuera

1.- Todas las temporadas hay un estreno que empieza bien y prometedor, al que luego le cuesta encontrar su camino y que, justo cuando comienza a recorrerlo y a apuntar cosas realmente interesantes, es cancelado. Este año, la china le ha tocado a "Last resort", el thriller militar de Shawn Ryan y Karl Gadjusek que desentonaba bastante en la parrilla de ABC, y al que el horario del jueves a la 8 le ha venido francamente mal. La verdad es que los estrenos de drama del canal no están convenciendo demasiado a la audiencia, con "Nashville" salvándose de momento de seguir el destino de la tripulación del USS Colorado y de los inquilinos del "666 Park Avenue" (que, para más inri, vio cómo el huracán Sandy inundaba sus platós en Nueva York), pero lo de "Last resort" duele un poquito más porque es de esas series de las que se nota que se acaba en cuanto sus responsables se sientes más seguros para explorar su mundo. A Ryan ya le pasó algo así con "The Chicago Code" en Fox, en mayo del año pasado, y por mucho que nos pongamos a imaginar escenarios de hipotéticos "y si" (otra cadena, otro horario, el tan manido cable, la todavía más manida opción del rescate en Netflix...), lo único cierto es que no veremos más allá de los 13 episodios pedidos originalmente. ¿Puede ABC sufrir un arranque de "locura" como el que llevó a CBS a cancelar y, meses después, renovar "Unforgettable" para convertirla en serie estival?

2.- Sin querer desvelar nada, resulta muy curioso cómo el capítulo del pasado domingo de "The Good Wife" desata finalmente la tormenta, real y metafórica, que adelantaba el final de la tercera temporada, con Alicia y sus hijos viendo por la tele "Take shelter". Está por ver si su refugio para tornados aguantará. Y tampoco quiero desvelar nada de ese hombre que vendió el mundo de "Fringe", más que su final apunta a dividir tanto a los fans como los de "Perdidos" o "Battlestar Galactica". Ya anticipo el cansancio de leer las mismas quejas sobre su falta de respuestas una y otra vez, por muchas que realmente den.

3.- El remake-continuación de "Dallas" no es la única serie que ha tenido que enfrentarse a la muerte de uno de sus protagonistas mientras aún estaba en antena. En el caso de Larry Hagman, había rodado seis capítulos de la segunda entrega, y ahora los guionistas tienen que decidir cómo despiden a JR, y si merece la pena continuar sin su presencia, que muchos críticos coincidían en afirmar que era lo único que le daba chispa a la serie. "El ala oeste de la Casa Blanca", con Leo McGarry, o "Los Soprano", con la madre de Tony, son sólo algunos ejemplos, aunque en los últimos años es posible que dos de los más destacables sean dos comedias. Una fue "8 simple rules for dating my teenage daughter", en la que John Ritter murió en 2003 tras haber grabado tres capítulos de su segunda temporada, y tras haberse encontrado repentinamente mal en el set. La otra fue "De repente Susan", una sitcom con Brooke Shields que quedó marcada por el suicidio en 2002, al final de la tercera temporada, de uno de sus actores, David Strickland. La serie lo recordó con un episodio bastante emotivo que justo cerraba esa temporada, y que casi anticipaba su cancelación al año siguiente.

Música de la semana: Con la querencia de Walter Bishop por el rock de los 70, ya me extrañaba que David Bowie no hubiera sonado en "Fringe" hasta hace dos semanas. La canción elegida fue "The man who sold the world", que volvía a recordarnos cómo eran William Bell y Walter en sus momentos de juventud, gloria y arrogancia supremas. Y sí, quizás os suene también esta canción por la versión que Nirvana hizo en su "Unplugged in New York", el último disco que publicaron antes de la muerte de Kurt Cobain.

16 noviembre 2012

Viernes musical (7): "Ally McBeal"


Los jueces un poco excéntricos y peculiares de "The Good Wife" no son una invención de la serie; puede encontrarse un claro precedente en el mundo alocado y absurdo de "Ally McBeal", la serie de David E. Kelley que hizo famosa a Calista Flockhart y que contaba la vida de una abogada de Chicago con una imaginación desbordante, en un bufete repleto de gente todavía más peculiar que ella. Uno de los personajes más destacados era John Cage, "Bizcochito", un tipo lleno de inseguridades que tenía varios tics para controlar dichas inseguridades. Tocarse la nariz y decir "Poughkeepsie" era uno de ellos, y el otro era bailar "You're the first, the last, my everything", de Barry White, en aquellos famosos aseos unisex. La escena original, con participación especial de Lucy Liu y Jane Krakowski, es ésta, y el vídeo de arriba es más una recopilación de algunos de los momentos en los que esa canción se escuchó en la serie (el fragmento con Taye Diggs y Robert Downey Jr. no tiene desperdicio). En "Ally McBeal", por cierto, también era muy habitual que Ally tuviera visiones en las que le cantaba Al Green.

P.D.: Aprovecho de paso para avisar de que este blog va a estar unos días parado, tomándose su propio hiato otoñal, más que invernal. El día 26, más o menos, nos leeremos de nuevo.

15 noviembre 2012

Dejarse llevar

Como cada vez vemos más series y sabemos más sobre su proceso de producción y emisión, nos hemos vuelto más exigentes con ellas. Debe ser uno de los comentarios que surgen más a menudo cada vez que alguien escribe preguntándose por la baja calidad de los estrenos de otoño, por ejemplo, y también es uno de los temas más recurrentes de este blog, sobre todo porque nunca he terminado de estar del todo de acuerdo con esa frase. Ver más series no ha hecho más que aumentar mi curiosidad por ver todavía más series, aunque luego muchas caigan descartadas, o no haya tiempo para seguirlas, o sean imposibles de encontrar. Ese argumento se utiliza más cuando surge otro tema que es como el de las informaciones en los telediarios sobre la importancia de hidratarse cada vez que llega el verano, que es de la tendencia a juzgar la temporada de una serie por sus capítulos individuales, más que por su conjunto. Como ya hablamos de los riesgos que podían acarrear las críticas semanales, no vamos a ahondar más en ello, pero es algo que nunca de destierra de la conversación.

En los últimos días, una entrada en "¡Vaya Tele!" y otra en "Las ruinas de Invernalia" trataban este asunto motivadas, en parte, por las reacciones a la segunda temporada de "Homeland", que están volviéndose casi tan polarizadas como las que hay alrededor de la tercera temporada de "The Walking Dead". En cuanto no se descubre a un espía encubierto, o se intenta matar a alguien, o Carrie y Brody no tienen un momento como el de la cabaña en el lago de "The weekend", se oyen las acusaciones de que la serie está de bajón y de que ese capítulo en cuestión ha sido "de relleno" (que es una de las peores acusaciones que algunos espectadores pueden lanzarle a un episodio). Tampoco vamos a meternos ahora a teorizar sobre el papel de los fillers, pero es otro síntoma de esa impaciencia que parece generalizada entre unos cuantos aficionados a las series.

Tampoco vamos a pontificar sobre el mejor modo de ver una serie porque cada uno tiene el suyo propio, pero Adri y Cristina apuntan cosas muy interesantes sobre esas expectativas exageradas que se ponen muchas veces en un único capítulo. A veces, da la sensación de que seamos nuevos en esto de ver series y de que nos enfrentamos a ellas desconociendo que es una historia que se cuenta en varios capítulos y, como tal, a veces hay que preparar el terreno para las grandes revelaciones y otras se puede no dar descanso a la audiencia con todas las respuestas que se le van dando. "Dejarse llevar" es otra expresión ya manida que se aplica mucho al visionado de series, pero en la mayoría de las ocasiones es la manera más gratificante de hacerlo. Sí, un programa  de este estilo está estructurado para que vayamos viendo pequeñas partes de su historia cada semana, y tiene que interesarnos y engancharnos para que queramos seguir viendo esas pequeñas partes. Pero en ocasiones no se pueden juzgar determinados aspectos de una serie así, a bote pronto, porque no tenemos todas las piezas del puzzle (les ha pasado a los críticos estadounidenses con algo que le pasa a Dana, la hija de Brody, en la segunda temporada de "Homeland". Su perspectiva sobre ello cambió tres capítulos después). Incluso en las series más autoconclusivas pasa esto, porque ninguna lo es totalmente; los personajes siempre aportan cierta continuidad.

14 noviembre 2012

Realityeros anónimos

Ni "Arrow", ni "Revenge", ni "Dallas" ni "Gossip Girl" ni, el año pasado, "Ringer". Los genuinos placeres culpables de la televisión son los realities, y no me estoy refieriendo a los que todo el mundo ve, tipo "The amazing race", "Survivor", las diversas versiones de "The X Factor" o "La voz" (hasta "¿Quién quiere casarse con mi hijo?"); me refiero a cosas más oscuras y menos conocidas por estos lares, pero que son de gran ayuda para rellenar las parrillas de Nova y Divinity con horas y horas de programación barata. Incluso programas que de golpe son seguidos por un montón de gente, como "Here comes Honey Boo Boo", entran también en el categoría de placer culpable porque, por muy autoconscientes que sean, no dejan de ser muy trash. Yo no suelo seguir realities a ritmo americano (excepto "Top Chef"), pero son mi perdición si me los encuentro zapeando a la hora de la cena, por ejemplo. Sólo así se explica que viera, y me divirtiera enormemente, "Scream queens", un concurso realmente casposo donde varias perras del infierno competían para ganar un papel en una película de la saga "Saw". Os podéis imaginar qué tipo de papel era y lo rápido que morían.

Hubo una temporada, al principio de que MTV empezara a emitir en abierto en la TDT, en que su parrilla de realities era un gancho infalible, empezando por "Made" y terminando con "Mis felices 16" y "Teen cribs" (pero nada de "Embarazada a las 16". El nivel de white trash de parking de caravanas que suele haber ahí es excesivo para mí. Y la vergüenza ajena que se alcanzaba con "Paris Hilton's My new BFF", también). Ahora han perdido parte de su encanto, y hay que salir a buscar realities absurdos para engancharte a otros sitios. A Divinity, por ejemplo, experta en programas centrados en tiendas de novias repolludas y en realities de decoración como "Tu casa a juicio" (sí, a todo le añaden la coletilla "a juicio", aunque no tengan nada que ver con el formato de "Tu estilo  a juicio"). O a Discovery MAX, que tiene realities absurdos que valen su peso en oro siguiendo a leñadores, embargadores de coches, gente peculiar que vive en en los pantanos de Florida (creo que es Florida) y luego tiene también "L.A. Ink", que nos muestra el día a día de una tienda de tatuajes de Los Ángeles en el que lo fascinante es ver cómo, a veces, los tatuadores casi son más psicoanalistas de sus clientes que meros tatuadores.

Hay más que me estoy dejando por el camino, pero el que no puedo olvidar es "Man v. Food", o "Crónicas carnívoras", como se llama en Energy, el programa en el que Adam Richman recorría todo Estados Unidos buscando restaurantes, bares, tascas y diners populares que tuvieran entre sus especialidades uno de esos retos de comer mucho que tanto les gustan a los norteamericanos. El reto lo mismo puede ser comerse cinco superpicantes buñuelos de jalapeños o un sandwich de pollo y queso que alimentaría a padre, madre, tres niños, el abuelo y el primo que ha venido de visita, y no es de extrañar que, para cuidar un poco la salud de Richman y darle más variedad, en la cuarta y última temporada fuera un seguidor del programa el que se enfrentara a los desafíos. "Man v. Food" terminó el pasado mes de abril, lo que es tanta lástima como la cancelación de "Ace of cakes" (que en Divinity han traducido como "Dulces e increíbles"), el mejor reality de pasteleros que veréis.

13 noviembre 2012

Los fans del abrigo marrón

Los browncoats es el término con el que los fans de "Firefly" empezaron a darse a conocer ya desde la accidentada emisión de la serie, en 2002, organizándose para comprar un anuncio en "Variety" que intentara salvarla de la cancelación y hasta pidiéndole a UPN (ya difunta) que la recuperara después de que Fox le echara el cierre. En aquel momento no tuvieron demasiada suerte, pero una cosa muy curiosa de esta serie es que su fandom fue creciendo con el tiempo y fue volviéndose cada vez más ruidoso, comprando los DVDs en masa y organizando todo tipo de actos benéficos para honrar la memoria de la creación de Joss Whedon. Esa actividad llamó la atención de Universal y, junto con los esfuerzos de Whedon por revivir la historia del modo que fuera, terminó fructificando en la película "Serenity", que ofrecía un vistazo a lo que la serie podría haber sido, además de un cierre más con sensación de cierre (aunque Whedon ha continuado la historia en cómics). Todo esto explica por qué el décimo aniversario de un western espacial cancelado en su hiato de Navidad ha recibido tanta atención por parte de los periodistas estadounidenses, y por qué Science Channel decidió emitir un especial, llamado "Browncoats unite", celebrando dicho aniversario.

El especial se articula alrededor de una mesa redonda, que tuvo lugar en la pasada Comic-Con de San Diego, con dos de los guionistas de la serie, José Molina y Tim Minear, y parte de su reparto (Sean Maher, Alan Tudyk, Nathan Fillion, Adam Baldwin y Summer Glau), con entrevistas intercaladas a Jewel Staite, Gina Torres y Morena Baccarin. Lo que vemos es una conversación sobre por qué "Firefly" es especial, orientada en su 90% a su cancelación y al sentimiento que tenían durante el rodaje de que la cadena no les quería especialmente y que en cualquier momento dse podía terminar todo. Los participantes cuentan que, el día que se hizo oficial su cancelación, les quedaban cuatro días de rodaje de "The message", un capítulo en el que Mal y Zoe reciben el "cadáver" de un antiguo compañero de armas, y en consecuencia, buena parte de los temas que tocaba aquel episodio acabaron siendo un metacomentario sobre la situación de la propia serie. El tono que preside la charla es bastante animado, no obstante, y todos coinciden en señalar que la sensación de que aquello iba a durar poco los llevó a unirse más ya disfrutar todo lo que pudieran de la experiencia.

"Browncoats unite" no pasaría de una reunión simpática entre gente que está claro que se tiene mucho aprecio si no fuera por algunas cosas que Minear y Baccarin desvelan ya casi al final de la mesa redonda, cuando empiezan a hablar de las tramas que podrían haber tocado si la serie hubiera continuado. Casi todos los personajes guardaban algún secreto, siendo River y el pastor Book los más evidentes, pero Inara también guardaba más de una sorpresa que es una pena que al final no pudiéramos ver (de hecho, tiene que ser interesante ver "Firefly" sabiendo ese secreto). Whedon tenía una idea para un capítulo bastante desesperanzador centrado en ella, y con participación de los Reavers, que habría cambiado de paso la relacion que tenía con Mal, y por lo que cuentan, parece que era un personaje que pensaban haber desarrollado en mayor profundidad más adelante. Los fans de la serie van a disfrutar mucho este especial, que termina con un resumen del panel de Comic-Con, en el que participó el propio Joss Whedon, y que de algún modo encapsula esa frase de Mal que terminó convertida en el leit motiv de los fans y hasta de la vida que tuvo la serie después de su final: "Seguimos volando. Es suficiente".

12 noviembre 2012

Al servicio de M

Las celebraciones de los aniversarios más destacados de las sagas cinemtográficas más relevantes siempre tienen trampa. Generalmente, no suelen ver nuevas películas de dichas series; a lo mejor se reestrena la cinta que lo inició todo, remasterizada y, si te descuidas, hasta pasada al 3D, pero lo más habitual suelen ser ediciones especiales en DVD, con todo tipo de material extra especial para los fans. Cuando el aniversario llega con la saga aún en marcha, la película que debe celebrarlo tiene una tarea bastante complicada por delante; la de homenajear la historia de la franquicia a la que pertenece sin olvidar que tiene que funcionar como título independiente y dirigido al gusto de una audiencia moderna. Más o menos, ése es el peso que recaía sobre los hombros de Sam Mendes al abordar "Skyfall", la tercera película como James Bond de Daniel Craig y la que celebra, además, los 50 años desde el estreno de "James Bond contra el Dr. No".

Mendes tenía que superar el mal recuerdo que dejó "Quantum of solace" (que aun así tenía un gran escenario en el Observatorio Europeo Austral, en Chile) y mantener a Bond en la línea que había iniciado "Casino Royale"; más realista (un poco más Jason Bourne, creo yo) y serio y un poco menos alocado como en la etapa de Pierce Brosnan ("Golden Eye" es una ida de olla muy entretenida, pero pasada de rosca).  Además, cuando lo tenían todo listo para empezar a rodar, MGM se declaró en quiebra, y el futuro de "Skyfall" y de toda la franquicia quedó en suspenso hasta que Sony compró sus derechos de distribución. Mendes asegura que aquellos meses de incertidumbre sirvieron para mejorar el guión y para cuidar todavía más la cinta, y parece que realmente le vinieron bien, porque esta "Skyfall" es una película de Bond de las de siempre, con su escena de acción pre-créditos, su canción muy bondiana (de Adele), sus escenarios exóticos (pero bien integrados), su chica en las garras del malo, su Aston Martin y su villano siempre a punto de liquidar a 007, pero siendo un villano mucho más a la altura y menos caricaturesco. Y todo esto lo hace a la vez que es algo así como una desconstrucción del mito (y se permite incluso un pequeño guiño a lo Rosebud).

En muchos sitios han comentado que el Silva de Javier Bardem es una mezcla entre Hannibal Lecter y el Joker de "El caballero oscuro" (yo creo que es mucho más Lecter que otra cosa), y que la relación que tiene tanto con Bond como, sobre todo, con M es lo que le da el toque extra definitivo a la película, añadido al hecho de que no veamos a Silva hasta que la trama está ya muy avanzada. Ésta curiosamente, termina siendo más sobre la M de Judi Dench (por razones obvias) que sobre Bond, y aunque haya mucha gente empeñada en buscar similitudes con el Batman de Christopher Nolan por todas partes, está muy claro que las referencias de "Skyfall" son todas las películas anteriores de la saga (diría que con más énfasis en la etapa de Sean Connery) y la trilogía de Jason Bourne, que hizo, a principios de los 2000, que el género de espías volviera a tocar con los pies en la tierra, después de las locuras de los Bond de Brosnan y de las secuelas de "Misión imposible".

Ahora, de aquí a que "Skyfall" vaya a contar de verdad para los próximos Oscars, como sugieren algunos periodistas estadounidenses, va un trecho bastante largo. Sam Mendes puede haberle dado cierta respetabilidad, y Bardem puede comerse toda la película, pero James Bond sigue siendo James Bond, y su nombre no es sinónimo de premios.

11 noviembre 2012

No muertos, Observadores y tormentas apocalípticas

Desde su corta primera temporada, la reacción del público a "The Walking Dead" es bastante curiosa. Tiene unas audiencias históricas en AMC y que la convertirían en un éxito por sí misma en cualquier network (NBC mataría por ellas), parece que el espectador general disfruta de lo que le deparen las peripecias de Rick y su grupo de supervivientes en ese mundo que se ha ido al garete y que está habitado prácticamente sólo por zombies, pero también hay un grupo muy ruidoso de fans que siguen la serie religiosamente pero que no hacen más que quejarse. O, específicamente, que no hacían más que quejarse, porque en la tercera temporada hemos tenido cuatro episodios en los que ha habido tantas muertes y tantos ataques de zombies, que parece que han aplacado las protestas por ahora. No hay modo de adivinar cómo quieren que sea la serie, aunque si nos fiamos de los comentarios de esta entrada de "¡Vaya Tele!", parece que en general sólo les gusta, y no quieres tirar por la ventana la tele cuando la ven, cuando hay muchos zombies, en cada episodio mueren un par de personajes y es muy fiel al cómic. ¿Ha cambiado tanto "The Walking Dead" en esta nueva entrega como para que lo que antes era desprecio absoluto ahora sea amor?

Glen Mazzara es el showrunner único de la serie tran el despido de Frank Darabont, y parece que era éste último el que no terminaba de pillarle el truco a esto de mantener el interés de una serie a lo largo de 13 capítulos (este año, serán 16). Entregó un piloto estupendo, pero luego los personajes no terminaban de estar bien retratados y había unos grandes altibajos de ritmo. Se supone que la serie es más sobre los supervivientes que sobre el mero hecho de matar "caminantes", pero cada vez que hay dos capítulos seguidos en los que se centran en los vivos, arrecian las quejas. ¿Es esto un problema de "The Walking Dead" o de las expectativas de sus espectadores? Lo cierto es que, en cuatro capítulos, sólo ha habido uno sin zombies, en el que conocíamos al Gobernador, por lo que aún es pronto para saber si repetirán los esquemas de la granja de Hershel, tan odiados por los fans. El ascenso a lo más alto del podio de las audiencias del cable lleva a que esté bajo un escrutinio feroz, pero esta ciclotimia loca que parece haber en la recepción de los capítulos está llegando a un nivel un poco absurdo.

En cuanto a "Fringe", también hay bastantes quejas sobre el camino que ha tomado en esta quinta y última temporada (quejas que, creo yo, olvidan que la serie que vimos debutar en 2008 ya terminó como la conocíamos el año pasado), pero no vamos a hablar de ellas ahora. De hecho, ahora vamos a incluir un aviso de spoilers porque vamos a comentar brevemente ese descubrimiento del último episodio, homenaje a "Alicia en el País de las Maravillas" y en el que empezamos a ver las consecuencias de que Peter se implantase aquel chip de los Observadores en la cabeza. El elaborado edificio de Escher que Walter crea como escondrijo, en ese "universo de bolsillo", esconde un pequeño Observador al que conocimos por primera vez en la primera temporada, sin que nadie supiera entonces lo que era. Aquel capítulo, "Inner child", nos lo mostraba como una especie de niño salvaje que había crecido en la oscuridad del sótano de un edificio abandonado y que desarrollaba una gran empatía emocional con Olivia. Los protagonistas no lograban averiguar cómo había llegado hasta ese sótano, cuánto tiempo había estado allí ni cómo había sobrevivido, y lo único que conseguían de él es que los ayudara a resolver el caso de un asesino en serie llamado El Artista.

¿Cuál puede ser el papel que ese pequeño Observador, porque es evidente que eso es lo que es? En la primera temporada aparecía un agente de la CIA que daba a entender que habían encontrado más niños como él, pero ese dato nunca se exploró más allá. ¿Por qué estaban ellos en nuestro mundo, mientras los Obvervadores recopilaban información sobre él? ¿Será Donald un agente de la CIA? Por otro lado, está muy claro en todos los episodios que lo que le interesa más a la serie es explorar la respuesta emocional de los personajes, como muestra las diferentes maneras en las que Peter y Olivia reaccionan a la muerte de Etta, y cómo vamos a tener un claro paralelismo con lo que hizo Walter cuando su hijo murió.

El año pasado, una de las películas más notables, y que más llamó la atención, fue "Take shelter", la segunda cinta como director de Jeff Nichols. Destacó del resto no sólo por la gran interpretación de Michael Shannon y por formar parte del annus mirabilis de Jessica Chastain, sino por su exploración del estado mental de su protagonista, un hombre normal y corriente que de repente se ve acosado por sueños y alucinaciones que le hacen creer que se aproxima una tormenta con las proporciones de una plaga bíblica. Nichols crea una atmósfera de tensión realmente efectiva, porque nunca estás seguro de lo que Curtis va a hacer, de si su obsesión no va a llevarle a hacer algo de lo que luego puede arrepentirse. ¿Está volviéndose loco o realmente está teniendo algún tipo de visión del futuro? ¿Debería darle tanta importancia a ese refugio contra tornados en el patio de su casa?

Música de la semana: No hace mucho, Robert y Michelle King, los creadores de "The good wife", confesaron que gran parte de las canciones que suenan en la serie se las descubre su hija de 13 años. Quizás "Default", de Django Django, que suena en el último capítulo (con una gran Amanda Peet, por cierto), ha sido una de ellas.

09 noviembre 2012

Viernes musical (6): "Bunheads"



Cada vez son más las series en las que sus protagonistas o tienen una carrera paralela como cantantes, o que directamente vienen directamente desde las tablas de Broadway. "Bunheads" es una de ellas, con una doble ganadora del Tony, Sutton Foster, como protagonista principal de esta historia de segundas oportunidades y bailarinas adolescentes en un Stars Hollow de California, creada por Amy Sherman-Palladino. Al tener la escuela de baile de Fanny como centro, han tenido bastantes escenas dominadas por la música (como ese delirante ballet de la bolsa de plástico), y también han intentado aprovechar la experiencia de Foster en el teatro musical haciendo que Michelle tenga unos sueños en los que está sola, cantando en una audición no sabemos para qué. El vídeo de arriba corresponde al último capítulo emitido en verano (la serie regresa en enero a ABC Family), a uno de esos sueños que antes mencionábamos, y la canción elegida es "Maybe this time", un clásico de "Cabaret" de la que "Glee" hizo su propia versión ya en su primera temporada, con Kristin Chenoweth como invitada especial. Por cierto, que en el otro sueño de Michelle que vemos en "Bunheads", Foster cantaba un tema de "Chicago", "Me and my baby", y en ambas ocasiones la voz está grabada en directo, mientras rodaban la escena.

08 noviembre 2012

La tiranía del cable premium

Todos sabemos de sobra que la irrupción de las cadenas por cable en el negocio de la ficción televisiva de producción propia lo cambió por completo. Al estar menos sujetas a la dictadura de los anunciantes y las audiencias de las networks, que llegan a un público bastante mayor, pudieron permitirse el lujo de tener personajes imperfectos en sus centros (los famosos antihéroes), tramas muy serializadas que no se plegaban a las convenciones narrativas que estábamos acostumbrados a ver, pudieron arriesgar más en las temáticas (esa cárcel de "Oz", por ejemplo) y también pudieron tener paciencia y dejar que esas series fueran encontrando su público, encontrándose a sí mismas y evolucionaran hacia los clásicos que ahora todos adoramos y celebramos. Sabiendo que todo eso es cierto, y la importancia que tuvo HBO en desatar la situación que vivimos en la actualidad, a veces tengo que reconocer que me produce bastante cansancio leer siempre las mismas historias sobre el buen momento de la ficción televisiva, que citan siempre las mismas series y que, a grandes rasgos, casi siempre vienen a contar las mismas cosas.

Es un tema del que hemos hablado ya muchas veces (incluso en lo referido a los premios), y que pensaba desterrar por completo de este rincón bloguero para no seguir saturando con él, pero las listas de las mejores series y los análisis sobre la nueva edad de oro de la televisión van apareciendo con cierta periodicidad en Internet, en la prensa o en la tele, y la sensación de que todos repiten más o menos lo mismo, y de que reducen su enfoque únicamente al cable (y, en realidad, casi sólo a cuatro cadenas; HBO, AMC, Showtime y FX, con un poco de suerte), no termina de irse. Por supuesto, todo es cuestión del enfoque que se le quiera dar a estas historias (algunas impulsadas por el estreno de alguna serie en concreto), pero a veces se echa de menos que alguien se anime a abrir un poco el campo y darse cuenta de que, ¡sorpresa!, las cadenas más vistas en Estados Unidos no son HBO y AMC, sino Fox, CBS, ABC y NBC, y que ellas también pueden hacer series interesantes.

De hecho, ellas fueron innovando e impulsando hacia delante la ficción televisiva cuando el cable aún no se dedicaba a esas cosas y prefería centrarse en los estrenos rápidos de películas y en eventos deportivos como el boxeo, además de rellenar programación sindicando viejas series de las networks. "Twin Peaks" era de ABC, "Urgencias", de NBC, y quien niegue la enorme influencia de "CSI" (de CBS) es que empezó a ver series hace dos semanas (y esto sin remontarnos a los años 80, la década de "Canción triste de Hill Street", "Cheers" y "La ley de Los Ángeles", entre otras). Lógicamente, los modelos de negocio en el cable, el cable básico y en las networks, no son comparables y producen series que buscan otras cosas y están constreñidas por diferentes estándares, pero, ¿por qué hay que estar constantemente hablando de unas e ignorando a las otras? Todos sabemos ya que hay que ver "The Wire", "Los Soprano", "A dos metros bajo tierra", "Mad Men" o "Breaking Bad", ¿pero y si nos salimos de ahí?

Aunque se podría discutir mucho sobre qué es mainstream y qué no, es cierto que "Dexter" es la serie que ve casi todo el mundo que empieza a ver series, y que es mencionada también en todo especial sobre series de calidad, o imprescindibles, o la etiqueta que queráis. ¿Pero qué recomendaríais si quisierais saliros del sota, caballo y rey de siempre? ¿Os acordaríais de "Fringe", "The Good Wife", "Battlestar Galactica", "Friday Night Lights" o de comedias que no fueran "Community"? ¿E incluiríais series británicas que no fueran "Skins", "Misfits" ni "Doctor Who" en ese hipotético canon de excelencia seriéfila? Hay vida más allá del cable y de las series con pretensiones, y aunque a mí me pueda gustar "Treme" (y me gusta mucho), no me parece justo que se ignore a series como "The Closer" o "Burn notice", por citar dos de cable básico que no es AMC, sólo porque sus pretensiones son más modestas.

Vamos a dejarlo aquí porque creo que estoy empezando a irme por las ramas y este tema está ya tan manido, que no sé qué más se le puede sacar. De todos modos, "(Mis) ficciones" tiene una interesante reflexión sobre los canon críticos y la irrupción de la crítica amateur que puede aportar otro punto de vista a todo lo anterior.

07 noviembre 2012

Los hiatos de los seriales

El otro día, Vulture tenía un interesante artículo que intentaba dilucidar si el renacimiento en audiencias que ha vivido la NBC este otoño era flor de un día o si tendría continuidad en la midseason, marcando por fin el final de su largo invierno de descontento como la cuarta network en audiencia. Entre los brotes verdes indicaban la buena marcha de "The Voice", aunque muy probablemente vaya a tener muy poco recorrido más adelante, la aceptable acogida de "Go on" y el sorprendente éxito en el que se ha convertido "Revolution", un éxito que tiene a todos los críticos preguntándose por qué, de todos los seriales high concept que llegaron, y fracasaron, después de "Perdidos", justo éste ha conseguido atraer el favor de los espectadores (en "The Huffington Post" encontraban algunas razones que podían explicarlo).

La calidad, o falta de ella, de la serie no es lo que nos interesa ahora, sino las posibilidades que "Revolution" tiene de sobrevivir a uno de los peligros más letales que acechan a las series con un fuerte componente serializado: el hiato de Navidad. La NBC, además, ha optado por prolongar ese hiato bastante más de lo habitual, desde noviembre hasta marzo, para procurar que la serie no abandone el ala protectora de "The Voice" (que en primavera tendrá cambio de jueces; se van Cee Lo y Christina Aguilera y llegan Usher y Shakira), y esto ha llevado a que algunos periodistas tengan dejà vús de otras series del mismo estilo para los que estos parones tan largos fueron la puntilla, como "The Event" y "FlashForward". Es verdad que ambas se marcharon de vacaciones atravesando serios problemas de cambios en la dirección de la serie, audiencias que empezaban a caer y parones más breves en el rodaje para poder trabajar más los guiones, pero tampoco puede olvidarse que tirarse cuatro meses lejos de la programación contribuyó seguramente lo suyo a que la audiencia las terminara de abandonar. Out of sight, out of mind, que dicen por allí.

Por otro lado, y como comentan en "Vulture", las constantes repeticiones que sufren las series en invierno y primavera, para hacer que sus 22 capítulos lleguen hasta mayo, tampoco ayudan nada a que se mantengan los números de los seriales. ABC sufrió una tormenta de quejas por el suplicio en el que se convirtió seguir "Perdidos" en el tramo final de su segunda temporada, con un episodio nuevo intercalado entre dos repeticiones casi de forma constante, y por eso experimentó con la división de la tercera temporada en dos bloques, uno de seis episodios en otoño y los restantes 16 a partir de febrero, todos emitiéndose del tirón. Para las tres temporadas siguientes ya adoptó el método que Fox seguía con "24"; se la reservaba hasta enero y la programaba toda de seguido.

Está claro que la NBC quiere evitar que la sucesión de hiatos de un par de semanas dañe la audiencia de "Revolution", y confía en que sus espectadores regresen en primavera, animados por la perspectiva de ver los capítulos restantes de la serie todas las semanas, sin parones. Pero casi cuatro meses fuera de la parrilla puede ser igualmente un problema. La serie puede haber perdido la inercia que tenía en otoño o puede haber llegado otro título que la reemplace como cosa nueva y brillante a la que prestar atención. Por otro lado, sin embargo, si la cadena la promociona adecuadamente y el traslado de audiencias de "The Voice" a "Revolution" se mantiene como hasta ahora, la maniobra puede salirles bien. Es un riesgo que hay que correr.

06 noviembre 2012

El charlestón de Lady Edith

ALERTA SPOILERS: A falta del especial de Navidad, "Downton Abbey" ha terminado la "temporada regular" de su tercera etapa. Si no habéis visto al señor Molesley blandir un bate de críquet, mejor no sigáis leyendo.

La tercera temporada de "Downton Abbey", al final, no se ha dejado arrastrar por ese raro, por inusual, momento de emoción casi sin filtrar que deparó la muerte de Sybil en el quinto episodio, y el tono ha vuelto a ser el mismo de amabilidad, ligera ironía y culebrón high class que nos enganchó en el otoño de 2010, con sus altibajos, sus giros de guión un poco venidos desde la nada y más contención (y menos prisas) que en la segunda temporada. Creo que ya hemos comentado que aquí, entrando ya en los años 20 y el periodo de entreguerras, se ven de verdad los cambios que nos dijeron que llegarían con la Primera Guerra Mundial en la segunda temporada, y no sólo a través de esos nuevos vestuario y peluquería. La breve, e hilarantemente incómoda, visita de Matthew, Edith y su tía al club de jazz termina de presentar esa pugna entre los aires de modernidad que soplan por todas partes y el status quo de Downton, que de momento sólo se ha visto rozada por dichos vientos.

Las dificultades económicas de Lord Grantham son la puerta por la que entran principalmente los cambios, propulsados por un Matthew que se ha quedado bastante estancado como personaje (Mary funciona mucho mejor cuando no está emparejada en las escenas con él) y un Branson que ha aceptado que no es ninguna desgracia para él quedarse con la familia de su difunta esposa y ser de provecho allí. Desde la muerte de Sybil, las mujeres de la casa han terminado tomando el mando de muchas de las cosas que ocurren, tanto arriba como abajo de las escaleras, y hasta todo el escándalo de Thomas está impulsado y, al final, solucionado por las mujeres (aunque Bates juegue ahí su papel). Mrs. Hughes, además, se ha ganado una reputación de "Señor Lobo" del servicio, capaz de encontrar una solución para prácticamente cualquier cosa, que la ha convertido en uno de los personajes más entretenidos de esta temporada.

Todo el asunto de Thomas y su intento de seducción del vanidoso y pagado de sí mismo, pero muy ingenuo, Jimmy ha puesto algo de salsa a los capítulos finales, con la incertidumbre de si Thomas acabaría en la cárcel (la homosexualidad era delito en el Reino Unido en aquella época), si lo echarían sin contemplaciones de Downton o si, al menos, le darían unas referencias decentes que le permitieran seguir trabajando en el servicio. Sí, la actitud de todos menos Carson hacia la homosexualidad de Thomas puede ser algo anacrónica, pero no ha dejado de ser muy divertido ver cómo todo el mundo se sorprendía de que el mayordomo no tuviera ni idea de lo que pasaba con su lacayo. Y luego tenemos, entre muchas otras cosas, a la pobre Lady Edith intentando recuperarse de que la dejen en el altar y dando sus primeros pasos como articulista.

Que Edith vaya labrándose su propio camino es una de las subtramas más interesantes porque la hace evolucionar definitivamente de la chica que sólo quería hundir a su hermana mayor del principio. Tiene muy mala suerte en temas románticos (es como si le hubiera mirado un tuerto) pero al menos ha aceptado con cierta resignación que en ese aspecto no lo tiene fácil y centra sus esfuerzos en hacer algo de provecho con su vida. De todos modos, el final de la "temporada regular" ha sido un poco anticlimático. Sin una epidemia de gripe que ponga a todos los personajes en riesgo, como que le faltaba un algo.

05 noviembre 2012

El Irangate y los mutantes

Ese viejo dicho de que la realidad supera a la ficción siempre se acaba confirmando en los lugares más insospechados. ¿Cómo podríamos creernos que la CIA se sacó de la manga el rodaje de una película falsa de ciencia ficción de serie B para sacar de Irán a seis trabajadores de la embajada de Estados Unidos que lograron escapar de allí durante la crisis de los rehenes, en 1979? Si los documentos que cuentan esa operación no hubieran sido desclasificados en 1997, seguramente pensaríamos que estaban tomándonos el pelo. Pero no es así y, evidentemente, es una historia demasiado jugosa para que nadie se atreviera a adaptarla al cine. Así que el equipo formado por Chris Terrio en el guión, George Clooney y Grant Heslov en la producción y Ben Affleck en la dirección trasladan a la pantalla toda esa historia con el título de "Argo", y se apuntan un tanto que puede llevarlos a todos a ser algunos de los principales protagonistas de esta temporada de premios que acaba de comenzar, y que culmina en la ceremonia de los Oscars.

Affleck ha comentado en varias entrevistas que lo más complicado de "Argo" era equilibrar el tono entre el humor de la subtrama ambientada en Hollywood, la tensión y el miedo de los seis estadounidenses refugiados en la embajada de Canadá y la atmósfera de película de espías de los 70 imperante en la sede de la CIA, pero de algún modo se consigue ese equilibrio. Los toques de humor y hasta de farsa que aportan John Goodman y Alan Arkin son muy bienvenidos en medio de la seriedad del intento de rescate, y las secuencias de la toma de la embajada están realmente muy bien rodadas. Desde "Adiós, pequeña, adiós", el Affleck director se ha vuelto mucho más interesante que el actor, y aquí logra una película muy entretenida y que adopta también un punto de vista bastante ecuánime sobre la influencia de Estados Unidos en el Irán de los shas y el tipo de gobierno que implantaron después en el país los ayatolás.

No hace mucho hablamos sobre lo interesante que se había vuelto "Alphas" en su segunda temporada, y esa sensación no hace más que incrementarse al llegar a su capítulo final, que se atreve a alcanzar unos extremos que casan perfectamente con la línea que la serie ha ido llevando hasta ahora. En teoría, la megalomanía de Stanton Parish ponía en riesgo a toda la humanidad (o a toda la humanidad que no posee habilidades de alfa), y conseguimos ver por qué los protagonistas tenían que detenerlo a toda costa. Al mismo tiempo, el camino que Rosen emprende por venganza le otorga unos matices que van más allá del mero líder de un equipo de superhéroes que, como han recordado en "The AV Club", siempre está al borde de la descomposición. Sin que Syfy la busque, "Alphas" ha terminado siendo esa serie que se toma la ciencia ficción más en serio que algunos fans echaban de menos en el canal.

La imagen final de la temporada abre la puerta a una tercera entrega que, si consiguen, puede hacer evolucionar la serie hacia lugares muy interesantes, porque ya hemos visto que Michael Karnow y compañía no sufren del mal de "Héroes" y no tienen miedo en adentrarse por caminos oscuros y seguirlos hasta el final, o al menos explorarlos más en detalle, como los efectos secundarios de la habilidad de Nina, con un potencial de convertirse en Fénix Oscura que, de momento, parecen haber controlado. Del mismo modo, también han retratado muy bien a Gary, que podía haberse quedado en un personaje más bien monocromo, y han conseguido que Kat sea desde el principio uno de los personajes más interesantes por el modo en el que cuestiona al resto de alfas sus actitudes egoístas.

P.D. podcastero: "Yo disparé a JR" no cuenta con invitado esta semana, pero eso no quiere decir que no tengamos unos cuantos temas que tratar. Son, a grandes rasgos, éstos:

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- 0':Los efectos del huarcán Sandy
- 6': "Up all night"
- 15': "Vegas"
- 27': "Borgen"
- 42': "Glee"
- 59': "Fringe"

04 noviembre 2012

Sé un hombre mejor que tu padre

ALERTA SPOILERS: ¿Hay alguien por ahí viendo la quinta temporada de "Fringe"? En ese caso, ¿habéis visto la última idea "genial" de Peter en la lucha contra los Observadores?

Al final de la segunda temporada, cuando Peter descubre finalmente que Walter lo "robó" del otro universo, descubrimos también que su madre le dijo antes de morir una frase en griego extraída, al parecer, de un pasaje de "La Ilíada": "Sé un hombre mejor que tu padre" (o "su padre"). Y Peter se aplicó bien el cuento, distanciándose completamente de Walter y procurando seguir un camino diferente del que él siguió. Pero en "Fringe" tienen cierta querencia por los viajes circulares y Peter, sin darse cuenta y movido por el dolor, está convirtiéndose exactamente en su padre; y cuando decimos su padre, nos referimos a Walternate. Perder a Etta en el episodio anterior fue un mazazo para todos los personajes (y toda una sorpresa para los espectadores), y está claro que Peter no tiene otro modo de intentar asumirlo que siguiendo el camino de la venganza. Si Walternate quería destruir nuestro universo, Peter quiere destruir el futuro de los Observadores, y no le importa si hasta tiene que implantarse un chip muy a lo Matrix como el que ellos llevan en su nuca.

Como Emanda podría decirle a Peter, en las historias de venganza no hay posibilidad de perdón ni redención (La Novia de "Kill Bill" lo sabía también muy bien), y esas dos tumbas que menciona el dicho de Confucio que Anil y el Observador repiten (una para el vengador y otra para el objeto de su venganza) son una advertencia muy clara que Peter desoye, pero que está claro que cala en Olivia. Su propio instinto le hace darse cuenta de algo que Walter sabe por experiencia propia, que es que no pueden dejarse inundar por el dolor y la rabia si quieren tener éxito en su empresa. La diferente manera que Peter y Olivia tienen de enfrentarse a la pérdida de su hija muy probablemente va a marcar los capítulos que quedan y la resolución de su resistencia contra los Observadores; mientras Peter se deja llevar por el corazón, Olivia intenta usar más su cabeza. Además, se mantiene el hilo de la cuarta temporada de que ella es la única que puede mantener el contacto de Walter con la realidad, y será curioso ver los intentos del doctor Bishop por ayudarlos a superar, pero no olvidar, ese dolor por la muerte de Etta.

Cuando la quinta temporada de "Fringe" empezó, ya comentamos que era una serie completamente diferente y nueva, que se regía por otras reglas. Sin embargo, las emociones de sus personajes no son nuevas. Ver a Olivia derrumbarse al ver la cinta de vídeo con el cumpleaños de su hija trae a la memoria su derrumbe en la tercera temporada, al descubrir que BOlivia la suplantó durante meses sin que nadie se diera cuenta, y también recuerda a Walter viendo los vídeos de la pequeña Olive durante los experimentos con Cortexiphan durante su visita a Jacksonville, en la segunda temporada. Tendremos a Observadores dominando el futuro y una búsqueda del tesoro de unas cintas de vídeo en glorioso VHS Betamax (un macguffin del nivel de los números de "Perdidos" o la maleta de "Pulp Fiction"), pero son los corazones de Olivia, Walter y Peter los que ocupan el centro de la serie.

Por cierto, que ya sabemos que "Fringe" terminará el próximo 18 de enero con un episodio de dos horas, y viendo por dónde se está moviendo la historia, tendremos de nuevo un cierre "de personajes", de esos que provocan división entre los fans por las respuestas sin dar. Veremos si le podemos aplicar aquella frase con la que Starbuck se despedía al final de "Battlestar Galactica": "He llegado al final de mi viaje y se siente bien".

Música de la semana: "Alphas" es una de esas series que tiene una sintonía compuesta especialmente para ella, en este caso por un bajista llamado Erik Kertes, aunque su cantante es Trey Lockerbie. De la canción, titulada "People like me", sólo están disponibles esos 40 segundos que duran los títulos de crédito, pero Kertes tiene varios EPs en solitario en los que se incluyen canciones como esta "Against the wall".

02 noviembre 2012

Viernes musical (5): "House"



Primero, tengo que pedir disculpas porque el vídeo no está completo (y por esos subtítulos con faltas de ortografía), pero es lo mejor que he podido encontrar de este momento musical de la séptima temporada de "House", una serie en la que el talento musical de su protagonista, Hugh Laurie, era aprovechado a menudo en pequeñas dosis. En este caso, esa coreografía alucinada y casi más de "Empieza el espectáculo" que de "Glee" casi cerraba "Bombshells", un episodio que incluía todo tipo tipo de homenajes televisivos y cinéfilos, desde "Dos hombres y medio" a "Dos hombres y un destino", que giraban en torno a la complicada relación entre House y Cuddy. Laurie canta en la escena "Get happy", una canción sobre la muerte escrita en los años 30 pero que Judy Garland hizo famosa en su última película, "Summer stock", con Gene Kelly. La serie tiró aquí también del pasado de Lisa Edelstein cuando aún era Lisa E, una adolescente muy conocida en los clubs de Nueva York, que escribió e interpretó un musical, titulado "Positive me", sobre los estragos causados por el sida en esa ciudad en los 80. Por cierto, que muy poco antes, "Glee" había hecho su propia versión de "Get happy", pero recordando una famosa actuación conjunta en televisión de Garland y Barbra Streisand que, por cierto, ya homenajearon Patti LuPone y Audra McDonald en el show de Rosie O'Donnell.