31 octubre 2012

Casi famosos (XLVIII)

No es raro encontrarse, buceando en Internet Movie Database o en Google, con que actores que ahora son conocidos por papeles en series o películas respetables, como quien dice, tienen en su pasado trabajos un poco menos del agrado de los críticos, o en los que debían llevar un estilismo no demasiado afortunado. Estos últimos son los más divertidos de encontrar, pero no siempre es sencillo hacerlo.

Ya comentamos hace tiempo que "Firefly" fue el primer trabajo serio, tanto en televisión como en cine, de Morena Baccarin, graduada en Juilliard. A partir de ahí, se la pudo ver en un montón de pequeños papeles aquí y allá, en una serie médica para TNT que no cuajó ("Heartland") y en "Stargate SG-1", donde era uno de los múltiples alienígenas que el equipo del coronel O'Neil se encontraba en sus viajes por las puertas estelares, y llevaba vestidos como el de la foto. Antes de llegar a "Homeland", Baccarin fue de lo poco salvable del remake de "V" como la reina de los "lagartos", Anna.

El look a lo Samuel L. Jackson a mediados de los 90 de la imagen corresponde a un fotograma de "Absolutamente fabulosas", y el actor en cuestión es Idris Elba, cuando participó en un montón de series de televisión en su Inglaterra natal. Elba se hizo famoso, como todos sabemos, en "The Wire", pero le costó todavía algunos añitos después de esa serie saltar definitivamente al estrellato. Elba forma parte de esa generación de actores británicos negros que se marcharon a Estados Unidos en busca de más oportunidades para ellos, algo que explicó este verano en la prensa inglesa David Harewood, que da vida a David Estes en "Homeland".

Una de las revelaciones de la temporada es Stephen Amell, el protagonista de "Arrow" (o más bien deberíamos decir sus abdominales), un joven actor que ha tenido, hasta llegar allí, una carrera plagada de episódicos en televisión (desde "Degrassi" a "Private practice", "New Girl" o "Hung") y alguna que otra película como la de la imagen, "Cerrando el círculo", que seguía a un joven que buscaba al dueño de un anillo que perteneció a un piloto americano que se estrelló en Belfast en la Segunda Guerra Mundial. No sé si perturba más el rubio de Amell o la pinta angelical de Mischa Barton.

Aquí vamos a jugar un poco a la agudeza visual. La rubia de la derecha es, efectivamente, Julia Stiles en "Espera al último baile", una película que fue un éxito sorpresa en Estados Unidos en 2001. A su lado está Sean Patrick Thomas, al que igual vísteis el año pasado en "Ringer" (si pasásteis del piloto), y al lado de él, con un pañuelo rojo en el pelo, nos encontramos a Kerry Washington, protagonista central de "Scandal" y que aqui participaba en su segunda película. Washington empezaría a llamar la atención más tarde en "Ray" y conseguiría que todo el mundo se quedara con su nombre en "El último rey de Escocia", y este año tiene pendiente de estreno "Django desencadenado". Olivia Pope no iría a trabajar con ese abrigo con el cuello de peluche.

30 octubre 2012

El bucle

En 2005, Rian Johnson llamó la atención de buena parte de Hollywood al debutar en la dirección con "Brick", una peculiar película que mezclaba el instituto con el cine negro y que se centraba en la investigación que hace un chico solitario de la desaparición de su novia. Los personajes hablaban todos con una jerga que mezclaba las expresiones del noir de los 40 con modos de hablar más del siglo XXI, y el resultado final era una cinta realmente interesante y con una visión muy propia. Johnson (que ha dirigido además un par de capítulos de "Breaking Bad" y uno de "Terriers") intentó pasarse a la comedia con aspiraciones más taquilleras en "The Brothers Bloom", que fue un fracaso, y ahora ha decidido volver a contar con Joseph Gordon-Leavitt, como en "Brick", para seguir con su afición por el noir, esta vez cruzado con uan historia de viajes en el tiempo muy a lo "Terminator". "Looper" nos lleva a un futuro en el que su protagonista, Joe, se gana la vida como looper, asesinos a sueldo de la mafia que matan en el pasado a gente que los gángsters les envían desde el futuro, cuando los viajes en el tiempo se prohíben al instante de volverse posibles.

Es mejor, como casi siempre, no contar mucho más de la película, lo que también dificulta un poco que se pueda hablar de ella sin destripar algunos de los giros de la trama. Se puede decir que el aire noir está muy logrado en la mitad inicial sobre todo, cuando nos introducimos en el particular mundo en el que se mueven esos matones, y también que nos quedamos con ganas de que la sociedad de 2044 que presenta se hubiera explorado un poco más (podría haber sido una miniserie de televisión bastante interesante). El maquillaje de Gordon-Leavitt para poder pasar por una versión más joven de Bruce Willis es, desde luego, de nominación al Oscar, y las escenas de acción están muy bien rodadas y tienen ritmo y tensión. El reparto está bastante bien, y todas las referencias que podamos encontrar (incluidas pinceladas de "Blade Runner" y los hermanos Coen) están bien integradas en la historia. Y el modo en el que se llega al final es perfectamente lógico, uno de los clásicos de las tramas con paradojas temporales en su centro.

"Looper" construye un mundo perfectamente verosímil, un futuro que sólo tiene dos o tres detalles muy futuristas y que, por compararla con otra cinta de ciencia ficción reciente, se sostiene mucho mejor que el de "In time" (y que realmente yo no podía quitarme de la cabeza que daría para una interesante serie de televisión).  No inventa la pólvora y ni falta que le hace, porque con lo que tiene ya es una película muy entretenida que no subestima la inteligencia del espectador, una de esas películas que se hacían no hace tanto tiempo atrás para reventar taquillas antes de que se decidiera que valía con engañar al respetable con cintas de terror de found footage. Lo peor del caso es que funcionan. Quizás los loopers deberían fijarse otros objetivos que liquidar.

29 octubre 2012

La isla de la Guerra Fría

Cuando se estrenó "Last resort", ya comentamos que sus creadores, Shawn Ryan y Karl Gadjusek, tenían entre manos un potencial thriller político muy de la Guerra Fría, más ochentero que setentero, en esa historia del submarino nuclear que cuestiona una orden de bombardear Pakistán. En los cuatro primeros episodios han estado insinuando ese potencial, mostrando parte de las luchas de poder en Washington para controlar el nuevo orden mundial, o para sobrevivir en él, pero estaban más ocupados retratando a la tripulación del USS Colorado, las dudas que tienen sobre que su capitán hiciera lo correcto y su deseo por regresar a casa, aunque no sepan qué casa van a encontrarse. También han intentado delimitar un poco mejor a algunos de los habitantes de la isla, especialmente al mafiosillo local Serrat (que se está buscando que alguien le dé un buen susto), a los operadores de la estación de comunicaciones de la OTAN y a la dueña del bar, que por ahora no es más que un accesorio del SEAL estilo Han Solo que pulula por ahí.

Sin embargo, el lado más de tensión y casi paranoia, como quien dice, siempre añadido a estas historias no ha empezado a verse hasta el quinto capítulo, cuando Chaplin y Kendall se sientan a negociar con el secretario de Defensa mientras la teniente Shephard tiene que comandar el submarino con una tripulación muy escasa. Ahí, de repente, se ve mucho mejor todo lo que está en juego, la situación imposible en la que se encuentran Chaplin y sus marinos y tenemos un vistazo, aunque sea de segunda mano, al peligro de golpe de estado que se está fraguando en Washington. Sin haber solucionado los flecos sueltos que tiene por ahí, en ese episodio vemos lo que "Last resort" puede ser, que es la versión más aproximada de "Homeland" que puedan tener las networks.

En unas cuantas entrevistas, Shawn Ryan ha apuntado que están buscando, entre otras cosas, que la tripulación del submarino se sienta un poco como la de la Estrella de Combate que da nombre a "Battlestar Galactica" poco después del ataque de los cylones; estresados, sin saber en quién confiar e intentando sobrellevarlo como buenamente puedan. Es un estándar bastante interesante (y bastante alto) para la serie, y uno que, unido a un manejo algo mejor de la intriga política, sería capaz de convertir al show en uno de los mejores estrenos de la temporada, aunque la audiencia no acabe de responder todo lo bien que le gustaría a ABC. La teniente Shephard empieza a ganar algo más de peso, en la relación de Chaplin y Kendall, los dos oficiales al mando del "barco", vemos que hay más matices de los que pensábamos y hasta el personaje de Robert Patrick ha ganado algo más de complejidad. "Last resort" no parece fácil de hacer en cuanto al equilibrio de tramas y al tono, pero apunta alto.

P.D. podcastero: Hemos tardado un poco, pero finalmente hablamos de "Revenge" en "Yo disparé a JR", y con Irene Cívico, de "ByTheWay", como invitada especial. Hay más temas, claro. Son éstos:

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- 0': "Mockingbird Lane"
- 13': "Go on"
- 24': "Modern Family"
- 44': "Revenge" (spoilers hasta el 2x04)
- 72': "Homeland" (spoilers hasta el 2x04).

28 octubre 2012

La resurrección de los pilotos fallidos

Los críticos estadounidenses llevan toda la semana recordando algo que solía ser práctica habitual en verano por parte de las cadenas; la emisión de algunos de los pilotos que habían pedido para esa temporada de otoño pero que luego no habían conseguido dar el paso de convertirse en series. Así se rellenaban horas de programación con capítulos por los que la cadena había pagado de todos modos, y a los que se podía sacar cierta rentabilidad. Con la proliferación de los realities, dicha práctica se abandonó y se volvió algo bastante poco común.

Sin embargo, de vez en cuando, alguno de esos pilotos muertos antes de tiempo tienen una segunda vida en televisión, una segunda vida que no garantiza que realmente van a rescatarlos del limbo. Hace algunos años, Fox emitió en verano el de "Virtuality", una interesante serie de ciencia ficción de Ron Moore y Michael Taylor que no fue más allá porque había dudas sobre cómo podría ser su esquema semana a semana, pero cuyo piloto apuntaba a ser bastante mejor que muchas de las películas de ciencia ficción espacial recientes. FX repitió la táctica hace unos meses con "Outlaw Country", una serie que iba a mezclar el crimen organizado con la escena musical de Nashville, y que no salió adelante porque, al parecer, guardaba demasiados puntos en común con "Justified", y la NBC se ha apuntado también al carro esta semana al mostrar al público el piloto de "Mockingbird Lane", el remake de "La familia Monster" desarrollado por Bryan Fuller.

Hay algo de confusión sobre el estado del proyecto, porque hay quien dice que la NBC no va a transformarlo en serie, y otros decían que esperarían a ver la audiencia que tenía el pasado viernes (se quedó en un 1,5 en la demo). El caso es que la cadena optó por intentar recuperar parte de lo invertido, que se rumorea que han podido ser unos diez millones de dólares, emitiendo el piloto como una especie de especial de Halloween, y al menos hemos podido comprobar que estos Monster de Fuller no eran exactamente como los de la comedia de los 60, y no sólo porque Portia de Rossi sustituya a Yvonne de Carlo. Para empezar, la idea de Fuller no era hacer una sitcom de media hora, sino un drama de una hora con toques de comedia y de fantasía y terror, y tal vez eso es lo que ha echado para atrás a los ejecutivos de NBC.

Las andanzas del abuelo (mucho más metido en su papel vampírico que en los 60) pueden ser bastante gore y macabras para una serie familiar, con su intento de "esclavizar" a todos los vecinos, y aunque el conflicto del hijo como hombre lobo está bastante bien tratado, quizás también podía derivar a cosas demasiado oscuras. Está claro que Fuller se toma totalmente en serio el hecho de que sean monstruos, de que Hermann esté construido de las partes de diferentes hombres y de que no todas funcionen adecuadamente, por ejemplo, y eso puede derivar, como mucho, a un humor negro que probablemente tenga difícil encaje en la parrilla de NBC. Lo que se ve enseguida es que "Mockingbird Lane" iba a ser muy Fuller, y ya sabemos que eso quiere decir que, inevitablemente, como mucho podía aspirar a serie de culto, más que a éxito masivo.

Pero no todos los pilotos en el limbo acaban en la "basura". David Lynch transformó uno de ellos, que ABC no quiso, en la película "Mullholland Drive", y de pasó lanzó la carrera de Naomi Watts. A veces realmente tienen una opción de resucitar.

Música de la semana: A lo largo de las tres temporadas que llevamos vistas de "Treme", el personaje de Annie Tee ha ido pasando de música callejera con un novio que la anula a una prometedora cantante de folk con su propio grupo, Annie Tee & Her Bayou Cadillac. Los músicos que acompañan a la actriz y violinista Lucia Micarelli en la representación de esa banda son The Red Stick Ramblers, un grupo de Louisiana que tocan música tradicional cajún, jazz y folk y que tienen ya cinco discos en el mercado. Un buen ejemplo de su repertorio es "The Main St. Blues".

26 octubre 2012

Viernes musical (4): "Treme"



Con "Treme", es difícil quedarse con sólo un momento de todas las escenas en las que se toca música que hay en la serie, porque la música es una parte fundamental de ella (las hay con leyendas vivas como Irma Thomas y Allen Toussaint). Sin embargo, por escoger una, le toca a un momento de la primera temporada, muy al principio, cuando empezamos a descubrir que Wendell Pierce puede cantar y escuchamos con más detenimiento a Lucia Micarelli, violinista profesional reconvertida aquí en actriz. La canción que interpretan es un viejo estándar de jazz, "I don't stand the ghost of a chance with you", que han interpretado desde Bing Crosby al saxofonista Ben Webster, Billie Holiday o Carmen McRae. Como es tradición en las series de David Simon, el 90% de la música que se escucha en la serie está grabada en directo o la escuchan los personajes en ese momento (como este estupendo momento con Davis justo al final de la segunda temporada), y así es como se muestra la escena de arriba, en la calle, lo que hará que Antoine Baptiste, el encantador y caradura trombonista que interpreta Pierce, se meta en algún que otro lío.

25 octubre 2012

Con la muerte no se juega

Seguro que todos os acordáis de Sylar, aquel villano misterioso y brutal de la primera temporada de "Héroes", y que lanzó al estrellato a Zachary Quinto. Sylar "coleccionaba" los poderes de otros mutantes; los perseguía, los asesinaba y les abría el cráneo para acceder a su cerebro y "absorber" su poder. Todo el tramo inicial de "Héroes" nos mostraba a sus protagonistas intentando salvar a la animadora inmortal de su muerte a manos del Sylar, y después todos procuraban acabar con él. Era un gran personaje, pero un personaje que, como se demostró después, tenía fecha de caducidad, y ésa era precisamente el final de esa primera temporada. Tim Kring y compañía no se atrevieron a matarlo, como deberían haber hecho, y eso ya fue un síntoma de la debacle que fue la serie a partir de ese momento.

En "The TV Addict" se marcan hoy una entrada en la que hablan sobre las muertes de personajes favoritos de los fans pero en un sentido diferente a mi opinión sobre Sylar; ellos creen que esas muertes muchas veces no son más que recursos baratos (hay que decir que la entrada está motivada por cierta muerte en la última temporada de "Sons of Anarchy"), utilizados por los guionistas sólo para sorprender al espectador o para cambiar la marcha de la serie. La verdad es que, a veces, la entrada parece más una queja de un fan indignado que otra cosa, pero aporta un punto de vista que tampoco hay que descartar. ¿Cuándo es válido matar a un personaje? ¿Cuándo una muerte está justificada, o la serie "se la ha ganado", y cuándo es totalmente gratuita?

Podemos poner "cienes y cienes" de ejemplos de unos casos y de los otros, y probablemente de cada uno de ellos podamos estar discutiendo durante horas. ¿Tenían que morir todos los que mueren en la sexta temporada de "Perdidos"? ¿Aportaba algo una impactante muerte al principio de la primera temporada de "Once upon a time"? ¿En serio preferimos que ningún personaje muera, que la serie vaya a lo seguro? Aunque siempre hay espectadores que descartan todas esas muertes como "tirar por lo fácil", como si matar a un personaje fuera a ser tan secillo (aunque probablemente los guionistas de "Embrujadas" estuvieran deseando matar a Prue). Por lo general, nuestras expectativas nos llevan a estar convencidos de que los protagonistas principales nunca morirán, a no ser que sea en el último capítulo, razón por la que muchas de las situaciones peligrosas en las que los pueden poner terminan teniendo poca resonancia emocional. ¿Pero y si de repente uno de ellos muerde el polvo de verdad? Si está bien llevado, puede ser un gran momento de la serie. Preguntadles a los fans de "Buffy", a ver qué os dicen de su quinta temporada.

24 octubre 2012

El ideal de las cinco temporadas

"Una serie debería durar cinco temporadas". Es la frase que se repite con más asiduidad cada vez que se habla de series que saltaron el tiburón o que sentimos que se han mantenido en antena durante mucho más tiempo del que deberían. Casi siempre se le aplica a series de network, como olvidándonos a propósito de que "Los Soprano" duró seis y "Mad Men" acabará en la séptima, y también suele venir con un anexo referido a "Babylon 5", que se emitió durante cinco temporadas, que era para las que su creador, J. Michael Straczynski, la había planeado. Creativamente, ése puede ser el ideal, la utopía sobre la vida media de una serie, pero lo es sólo si ignoramos la realidad del negocio y de la industria en la que nacen, viven y mueren estos programas. Una serie se acaba cuando así lo quiere la cadena que la emite, y a veces eso es mucho antes de la quinta temporada.

Straczynski, por ejemplo, sabía que sus propósitos creativos podían irse al traste si la audiencia no respondía o si algún actor se marchaba antes de tiempo, por lo que su planificación no era tan rígida. De hecho, debía ser un caos total para quien no estuviera al tanto de ella, porque tuvo que pensar varios planes B en caso de que la serie fuera cancelada en la tercera temporada o en la cuarta (algo que casi ocurrió de verdad cuando su cadena, PTEN, desapareció). Algo como "Babylon 5" podía salir adelante de ese modo porque no dependía de un gran canal y no tenía un presupuesto demasiado elevado, pero habría sido interesante ver las discusiones entre Straczynski y la cadena si la serie hubiera atraído veinte millones de espectadores en NBC, por poner un ejemplo. Bastantes de las series que terminan en la quinta entrega (o en la cuarta) lo hacen simplemente porque el canal decide no continuar con ellas y, en lugar de cancelarlas inmisericordemente, les da la oportunidad de cerrar sus historias y tener un final, final.

Y aunque es cierto que la quinta entrega es el límite a partir del cual las series suelen entrar en decadencia (algunas más rápidamente que otras), también es verdad que una generalización de este estilo no puede, a la fuerza, abarcarlo todo. Hay series cuya trama se agota ya al final de sus primeros capítulos (como "Prison Break") y otras que se mantienen en buena salud durante bastante más tiempo del que creeríamos posible (la séptima temporada de "CSI" es una de las mejores que han hecho, y no sólo por al arco del Asesino de las Miniaturas). Con este ideal, corremos el riesgo de confundir calidad con rentabilidad (o números de audiencia, si queréis, aunque una cosa y otra a veces no están tan relacionadas como antaño), algo que ya hemos comentado muchas veces que nos puede llevar a disgustos y a perder de vista que la televisión es un negocio y que hay que ganar dinero para mantenerlo en marcha. Las series por amor al arte ya se hacen, o se hacían, en Internet.

23 octubre 2012

Unas cosas variadas



1.- Del Festival de Series celebrado el pasado fin de semana en Madrid, organizado por Canal+, no hemos dicho nada porque ya hay bastante gente que lo ha comentado en mayor o menor detalle, y lo mismo ocurre con la sesión especial de BirraSeries que hubo el viernes. Lo que faltaba por ver era el vídeo con el que se inició esa sesión, y del que sólo voy a comentar dos cosas: una es que el capítulo en directo de la sexta temporada de "30 Rock" (y Will Forte disfrazado de ángel) ha arruinado "Zou Bisou Bisou" por completo para mí, y la otra es que la canción que se escucha de fondo ya fue selección musical de la semana por aquí porque se escuchó al final de la segunda temporada de "The Good Wife"; es "Mr. Hurricane", de Beast, que al parecer el matrimonio King descubrió gracias a su hija adolescente.

2.- Si hacemos caso de las audiencias de este primer mes de temporada televisiva estadounidense, parece el mundo al revés o que estemos de regreso en 2000. La NBC está teniendo un otoño para enmarcar, con "Revolution", "The Voice" y "Go on" ayudándola a liderar algunos días de la semana (como el lunes), mientras Fox se encuentra otra vez como en aquellos tiempos en los que en otoño no se molestaban en programar nada decente porque en enero ya les sacarían del atolladero "American Idol" y "24". Esos tiempos han cambiado, y la táctica de la cadena de dedicar la noche de los martes por entero a las comedias no está saliendo todo lo bien que quería, aunque eso no va a ser óbice para que, por lo que parece, "Raising Hope" vaya a ser renovada. Cuando uno está tan cerca de la sindicación es más fácil que pasen estas cosas.

3.- Quemar trama parece ser la nueva moda instalada entre los showrunners actualmente, o más bien, atreverse a hacer al principio cosas que pensamos que no harían hasta el final de la temporada, o nunca. Es un poco la táctica "Nikita", toda una experta en ello. "Downton Abbey" lo hizo hace un par de semanas (marcándose lo que podríamos calificar de "shondada") y la que está llevándolo al extremo es "Homeland". Cualquier tipo de expectativa que podamos tener con ella es susceptible de saltar por los aires al siguiente episodio, y está siendo divertido leer una semana a los críticos quejándose de su falta de verosimiltud para, en el siguiente episodio, elogiar su valentía para avanzar la trama a pasos agigantados. Y sólo hemos visto cuatro episodios de la segunda termporada.

4.- Los canales de cable en Estados Unidos estiran muchas veces sus series de verano para tener algo que emitir al principio de la midseason. Se suelenb encargar temporadas de 15 ó 20 capítulos que se dividen en dos o se sigue la táctica sumamente desconcertante de ABC Family, que va añadiendo órdenes de más episodios hasta que descubres que una serie como "Switched at birth" ha tenido 32 capítulos en su temporada inaugural, que se estrenó en junio del año pasado y que terminará a principios de noviembre (pero la segunda entrega se verá enseguida, en enero). Por eso "Bunheads", una de sus novedades de este estío, ha recibido orden de más episodios, que empezarán a verse el 7 de enero, en lugar de una renovación tradicional para una segunda temporada, o de una cancelación. Al final, estas bailarinas terminaron divirtiéndome bastante.

22 octubre 2012

Las subtramas de la discordia

Los críticos estadounidenses, además de hablar de estrenos, cancelaciones y órdenes de temporada completa (y de los retrasos en la emisión de "Community"), llevan ya varias semanas debatiendo si dos de sus series favoritas hasta ahora, "Homeland" y "The Good Wife", han perdido el rumbo en el comienzo de su segunda y su cuarta temporadas, respectivamente. Las posturas de Ken Tucker sobre la segunda y del blog televisivo de The Guardian sobre la primera nos pueden dar una idea de a lo que se refieren cuando hablan de "pérdida de runbo", centrada en la nueva posición del sargento de los marines Nicholas Brody y en la peligrosa relación de Kalinda con su marido. A una la acusan de volverse cada vez más inverosímil, y de buscar sólo tensión y sorpresas en lugar de mantener cierta plausibilidad, y de la otra dicen que está demasiado desconectada y que su tono es totalmente diferente, para mal, del resto de la serie. Los más apocalípticos ya acusan a ambas subtramas de hundir sus series y de acabar con la buena reputación que tenían hasta ahora, ¿pero es realmente para tanto?

Algo de razón tienen estos críticos; Brody está haciendo algunas cosas que podrían ser calificadas de "fantasmadas", y el tema de Kalinda y su marido es realmente extraño. Sin embargo, esas dos historias tienen su razón de ser. Brody está embarcado, desde el final de la primera temporada de "Homeland", en una huida hacia delante que parece seguir el dictado que se repite Daenerys Targaryen a menudo en los libros de "Canción de hielo y fuego": "si miro hacia atrás, estoy perdida". Cree que tiene el control de sus actos y de sus posibilidades de futuro, pero no es así, y su lealtad verdadera y la que simula tiran de él hacia lados contradictorios. Cada vez da más la sensación de que se encamina hacia una crisis total que es, curiosamente, el camino inverso que parece seguir Carrie en estos primeros episodios.

En cuanto a Kalinda, siempre hemos sabido que en su pasado había algo oscuro que ella quería olvidar y de lo que quería huir, y en el momento en el que supimos que esa oscuridad la representaba su marido, era inevitable que surgiera la curiosidad pòr saber algo más de él y la posibilidad de que pudiéramos verlo en acción. Para asustar a Kalinda tiene que ser un hombre inquietante cuanto menos, pero también tiene que tener algo que justifique que ella estuviera inicialmente con él. Es una historia que se mueve por una línea muy, muy fina y es comprensible que haya quien crea que esa especie de síndrome de Estocolmo que estamos viendo es un completo error. No sé si diría yo tanto, pero desde luego sí que parece formar parte de otra serie diferente.

Tanto "Homeland" como "The Good Wife" se dan cuenta de las "dificultades" por decirlo de algún modo, que entrañan ambas subtramas (Brody se queja a Roya Hammad; todo el mundo le pregunta a Kalinda dónde rayos está), pero siendo las series que son, no van a aparcarlas a la mitad; van a seguirlas hasta el final. Veremos entonces si una ha decidido abrazar lo peor de "24" y si a la otra se le ha ido la mano definitivamente con Kalinda.

P.D. podcastero: La edición de esta semana de "Yo disparé a JR" está marcada por el precario estado en el que quedó mi garganta tras el Festival de Series (del que por aquí tienen un resumen bastante acertado), pero por suertte tenemos también a Cristina Garde (alias @babycatface_) como refuerzo para hablar de "Anatomía de Grey", del final de "Private practice" y un poco de "The X Factor", versión británica. Éste es el menú del día.

Ir a descargar

- 0': "30 Rock"
- 15': "Emily Owens MD"
- 26': "Revolution" (spoilers hasta el 4x05)
- 42': "Anatomía de Grey" (spoilers del 9x01)
- 64': "The Walking Dead"

21 octubre 2012

En la cárcel

Si hay una serie actualmente que parece que se siente que hay que llevar al día para no perderse las conversaciones del día después, ésa es "The Walking Dead". Por la razón que sea, AMC ha encontrado un éxito de audiencia sin precedentes en el cable básico estadounidense, superando por mucho el récord anterior de "The Closer", y todo un fenómeno de la cultura pop. La invasión de zombies y monstruos del mismo estilo que vivimos actualmente en series, libros y películas es culpa en buena parte de los millones de espectadores que cada domingo ven los intentos de Rick y su grupo de supervivientes por resistir en un mundo en el que no sólo gran parte de la población son no muertos, sino en el que los que están vivos son mucho más peligrosos. Y todo esto a pesar de que debe ser la serie de la que sus fans se quejan más de sus personajes, su ritmo, de prácticamente cualquier cosa. Durante la segunda temporada, "The Walking Dead" debía ser la reina del hate-watching, pero nadie la abandona, y hasta más gente se ha apuntado a ver el principio de la tercera entrega.

En parte, muchos de esos espectadores quieren ver cómo adapta la serie a dos de los personajes más queridos por los fans, Michonne y el Gobernador, en los que ponen muchas de sus esperanzas de que la serie "mejore". El Gobernador tiene que poner, en teoría, el lado oscuro de los seres humanos supervivientes, mientras en Michonne deberíamos ver a una persona que se adapta a sus nuevas circunstancias hasta tal punto, que parece haber nacido para ellas. De ella tenemos un pequeño vistazo en ese inicio de la tercera temporada, especialmente de su eficiencia a la hora de "tratar" con los zombies, pero está claro que no será hasta dentro de un poco más cuando podremos conocerla de verdad. Y en cuanto al Gobernador, el grupo de Rick tiene problemas más acuciantes que tratar por ahora.

La llegada a la cárcel (otro de los escenarios que los fans tenían más curiosidad por ver reflejados en la serie) ha supuesto una buena dosis de tensión y nos ha mostrado a los protagonistas desenvolviéndose mucho mejor en este mundo. El liderazgo de Rick no se discute, pero será interesante ver su evolución, porque se ve que está descendiendo por un camino bastante oscuro. Michonne se ha convertido en una máquina de matar, y aunque Rick ha asumido el papel de "jefe" que le disputaba Shane, no está muy claro que, realmente, este cómodo con ese papel.

Música de la semana: Una de las canciones que ha calado más entre el público del piloto de "Nashville" fue "If I didn't know better", el tema que cantan Scarlett y Gunnar en el café al final del capítulo. El tema es, en realidad, original de The Civil Wars, un dúo de folk precisamente de Nashville que está haciéndose bastante conocido desde su participación en la banda sonora de "Los juegos del hambre".


19 octubre 2012

Viernes musicales (3): "Torchwood"



Uno de los fichajes anunciados recientemente para "Arrow" es el de John Barrowman, actor que en el Reino Unido empezó a hacerse conocido en los musicales del West End londinense y que luego dio el salto a la fama planetaria gracias a su capitán Jack Harkness de "Doctor Who". Todos sabemos que Jack tuvo su propio spin-off, "Torchwood", en el que él y su equipo eran los que tenían que proteger Cardiff (y el mundo) de todo lo que saliera de la brecha espaciotemporal que atravesaba la ciudad. En la primera temporada, tenemos un vistazo al momento, durante la Segunda Guerra Mundial, en el que Jack se convierte en Jack, y ahí no pudieron dejar pasar la experiencia cantarina de Barrowman para que se marcara ese "Anything goes" de Cole Porter. Lo más divertido del caso es que el propio Barrowman protagonizó en Londres el musical en el que se incluye esa canción, un musical muy clásico de Broadway que en Nueva York ha tenido un par de revivals muy reconocidos; uno en 1988 por el que Patti LuPone ganó el Tony y el otro en 2011, por el que Sutton Foster se llevó también el Tony.

18 octubre 2012

Objetivo: hundir NBC

Hace algún tiempo, no recuerdo en qué blog estadounidense decían que el único personaje que podía hacerle sombra a Don Draper, y hasta superarlo incluso en beber whisky a cualquier hora, era Jack Donaghy, ese ejecutivo de la sección de microondas de General Electric que lleva siete años intentando hacer que la NBC sobreviva en el mundo paralelo y loco de "30 Rock". Jack siempre cuida mucho su vestuario, tiene amigos en las altas esferas, tiene éxito y es respetado por él (la mayoría del tiempo) y su ristra de amantes/novias/esposas/ex-mujeres es mucho más espectacular que la de Don Draper; Draper no ha estado con toda una secretaria de Estado como Donaghy. Sin embargo, cuando empieza la temporada final de la serie, Jack está ante un dilema. Con los nuevos dueños de NBC, Kabletown, no tiene posibilidades de ascender más, así que en lugar de buscar otra cosa más acorde con su ambición desmedida, decide otro curso de acción: hundir la cadena. De ese modo, a Kabletown no le quedará más remedio que venderla.

Así, Tina Fey y compañía culminan sus seis temporadas de criticar y burlarse sin compasión de la cadena que los aloja. La NBC ha sido más objeto de sus chistes que la Administración Bush, Ikea, el ego de los actores y el pasado friki de Liz Lemon combinados, y no podía irse de rositas en su última temporada en antena. Se han cachondeado de su cobertura de los Juegos Olímpicos (y de su falta de retransmisiones deportivas importantes con aquel "Tennis night in America"), de sus realities (mítico "MILF Island"), de sus ejecutivos, del product placement, de su "Green Week" y de las sinergias corporativas que tanto le gustan a Jack. Nada ha sido sagrado en ese aspecto para la serie, hasta tal punto que, en algunas de las primeras temporadas, era sorprendente que nadie los metiera en vereda. Jack llegó a venderle la E de GE a Samsung.

El cachondeo generalizado de la NBC y la sombra de las elecciones presidenciales (que son el 6 de noviembre) está marcando el inicio de la nueva temporada, en la que parece que, al saber que sólo tienen 13 episodios más, han decidido ir directamente a por todas. Que Tracy se dé cuenta de repente de que es el adulto más responsable de "TGS" ya quiere decir mucho, lo mismo que Liz, por fin, se plantee la posibilidad de ser madre. Como ya hemos comentado muchas veces, el modo en el que se construyen los episodios, encadenando un chiste detrás de otro, los lleva a que tengan tendencia a la irregularidad, pero de momento han empezado pisando a fondo el acelerador. Y con metacomentario incluido de las imitaciones de Sarah Palin que Fey hizo en "Saturday Night Live" en 2008. "High fiving a million angels", que diría Liz.

17 octubre 2012

Un tardío reconocimiento

Cuando HBO anunció que "Treme" terminaría en la cuarta temporada (la próxima), y que ésta sería más breve, rápidamente surgieron los recordatorios de la especial relación que David Simon, el creador, tiene con la cadena; sus series no son éxitos de audiencia y tampoco suelen tener demasiado éxito en los Emmy, pero ayudan a HBO a crearse una imagen de marca (la del canal que tiene las mejores series, las más prestigiosas, las que resulta cool decir que ves). Por eso, más de una vez sus responsables han dicho que quieren seguir teniendo relación con Simon y que prefieren darle la opción de terminar sus proyectos cómo y cuándo él quiera.

Sin embargo, a veces las realidades del negocio televisivo se acaban imponiendo sobre las buenas intenciones, y nunca hay que perder que vista que las series de Simon no sólo son minoritarias, sino que muchas veces hasta tardan más de la cuenta en llamar la atención no ya del público, sino de los críticos. En alguna entrevista, el guionista ha recordado que "The Wire" fue, efectivamente, cancelada en la tercera temporada, cuando a HBO no le salía rentable dedicar varias decenas de millones de dólares (se habla de 50) a la producción de una serie que nadie sabía que existía. A los críticos estadounidenses les gustaba, pero la gran mayoría tardó un par de temporadas en subirse al carro de los elogios unánimes y, en relación a los títulos que entonces definían HBO, como "Los Soprano" y "A dos metros bajo tierra", su recepción era mucho menor.

"The Wire" tuvo al final dos entregas más porque a Chris Albrecht, jefe entonces de HBO (y ahora en Starz), le gustó las ideas que Simon le contó para ellas, pero no empezó a ganarse su puesto en las listas de la "televisión de calidad" hasta que la gente, y buena parte de la crítica, no comenzó a verla en DVD. Hay muchos más fans de la serie que la han visto en DVD que los que la descubrieron cuando estaba en emisión, y está claro que "Treme" va a seguir un camino muy parecido. Es posible que los críticos la hayan abrazado antes, pero la respuesta ante ella es menos unánime; resulta más complicada y hermética de seguir de lo que parece, a veces se pierde en sus críticas demasiado obvias de la gestión oficial de la recuperación de Nueva Orleans tras el paso del Katrina, y algunas historias no terminan de cuajar. Sin embargo, cualquiera de las subtramas relacionadas con los músicos (especialmente Antoine y Annie) y con la chef Jeannette Desautel elevan con facilidad cualquier episodio, y cuando éstos se centran en el Mardi Gras es el momento en el que "Treme" funciona a pleno rendimiento.

Pero, siguiendo los pasos de "The Wire", su audiencia es mínima y llega un punto en el que el mero prestigio (y lo que se pueda ganar vendiendo DVDs) no justifica el gasto en ella. Por eso, lo que HBO ha hecho es decirle a Simon que tiene un determinado presupuesto para rodar la última temporada, y él debe decidir si con ese dinero le da para cuatro o seis episodios. Aquí nadie se llama a engaño y todos saben lo que hay; la calidad por sí sola no es suficiente para aguantar una serie y llega un punto en el que, financieramente, hay que optar por cerrarla. La diferencia es que "Treme" tendrá la oportunidad de dar un final a las historias de sus personajes, personajes de los que yo confieso tener debilidad por Antoine y Jeannette. A ninguno de los dos les pasa nada especialmente emocionante, en el sentido de que no se ven envueltos en situaciones de vida o muerte, pero el modo en el que se desenvuelven por la vida y en el que afrontan la música y la cocina los hace muy interesantes y entretenidos de ver. Ninguno se da por vencido.

16 octubre 2012

La casa de Bernarda Grantham

ALERTA SPOILERS: Si sabéis por qué, en una de estas asociaciones locas que sólo se me ocurren a mí, una escena del último episodio de "Downton Abbey" me dio un dejà vú estilístico a "La casa de Bernarda Alba", podéis seguir leyendo. Si no, creo que es preferible que esperéis a haberlo visto.

No, Robert Grantham no ha muerto y Cora decide encerrar en casa, en un estado de luto perpetuo, a todas las mujeres de Downton Abbey, no. Pero Julian Fellowes sí que se ha decidido a apretar el gatillo y, marcándose una shondada en toda regla, opta por dejarse de amagos y matar a uno de los personajes principales de la serie, algo que se rumoreaba desde el verano pero con unos protagonistas totalmente equivocados. Si, en la segunda temporada, la serie nos hizo creer que Matthew se quedaría paralítico, sólo para herir de muerte al pobre William, y luego intentó colarnos que Cora podía morir de gripe española, sólo para que lo hiciera al final Lavinia, esta vez no ha habido redención posible para Sybil y no ha habido más muertes de "camisas rojas"; la hija pequeña de los Grantham no logra sobrevivir al parto de su hija con Branson, previa discusión entre el doctor Clarkson (al que equivocarse en el diagnóstico de la herida de guerra de Matthew le perseguirá siempre, parece) y el médico aristocrático demasiado estirado para darse cuenta de que algo no marcha bien (¿es esto un inesperado e indirecto alegato, además, a favor de la sanidad pública británica?).

El tramo final de este quinto capítulo de la tercera temporada ha sido un mazazo en toda regla y una forma muy expeditiva de sacudir bien la serie. Siendo justos, Sybil no daba mucho más de sí después de marcharse a Dublín con Branson, incluso a pesar de los contactos de él con los independentistas irlandeses, y dependiendo de cómo se manejen las consecuencias de su muerte entre el resto de personajes, puede darle una vuelta de tuerca emocional a la temporada que puede ser interesante. Desde luego, permite que veamos a Lady Cora asumir de repente bastante más importancia que de costumbre, nos afianza en la idea de que Robert se ha quedado completamente anticuado y fuera del mundo real, ofrece a Mary y Edith un par de buenas escenas entre ellas intentando asumir el fallecimiento de su hermana y, sobre todo, deja una imagen de la condesa viuda de espaldas, caminando a duras penas apoyada en el bastón, que resume perfectamente todo el episodio.

Como decían en el blog dedicado a la serie del The Guardian, la muerte de Sybil eclipsa el resto de tramas del capítulo, desde la última evolución del caso contra Bates hasta las maniobras de O'Brien para acercar a Thomas al nuevo lacayo, seguro que con aviesas intenciones. La onda expansiva también las va a oscurecer en los siguientes episodios inevitablemente; ¿se acercarán algo más Mary y Edith? ¿Quedará tocada más allá de toda reparación posible la relación entre Cora y Robert? ¿Y cómo logrará Matthew convencer a Lord Grantham de que debe dejar en sus manos la administración de sus tierras? Está muy claro que los dilemas entre modernidad y tradición se han adueñado de la serie y que, a la fuerza, hasta la propia "Downton Abbey" va a tener que cambiar, pero para saber si Fellowes ha acertado o no con ezsta maniobra tendremos que esperar un poco todavía. A la "temporada regular" le quedan tres capítulos, y sus tramas culminarán otra vez en un especial de Navidad. ¿Habrá alguna que otra shondada más?

15 octubre 2012

El pasodoble de Blancanieves

Que levante la mano quien no pensara que alguien estaba gastándole una broma el verano pasado, al leer aquella noticia de que el director de "Torremolinos 73" iba a dirigir la tercera adaptación del cuento de Blancanieves del año (descontando la serie "Once upon a time") como una película en blanco y negro, muda y ambientada en la España de los años 20. Podéis reconocerlo sin problema, porque yo lo pensé. Y más de la mitad del público y la crítica que ha visto "Blancanieves" lo pensaban también, porque lo más habitual en todo lo que se ha escrito sobre ella es leer sentencias de incredulidad y de sorpresa ante la cinta de Pablo Berger, que intentará seguir la senda que abrió "The artist" en Hollywood presentándose para ser nominada al Oscar a mejor película en lengua no inglesa.

"Blancanieves" es, ciertamente, muda con todas las de la ley, con una estupenda banda sonora de Alfonso de Vilallonga, con sus intertítulos, sus deudas estilísticas del expresionismo alemán (aunque también hay algún rastro de Fellini), sus rostros muy bien elegidos y su aire gótico y melodramático, tan de la época. Berger ha afirmado en varias entrevistas que lo que buscaba era ofrecer una experiencia, más que una película, a los espectadores, y se puede decir que lo logra sobre todo con un plano final que se podría argumentar que justifica toda la cinta. El traslado del cuento de los hermanos Grimm al mundo de los toros y el flamenco es original y, al mismo tiempo, respetuoso con dicho cuento, y tiene un par de grandes hallazgos con el "príncipe encantador" y, especialmente, con la madrastra, una cazafortunas sin escrúpulos con la que se nota que Maribel Verdú se lo pasó en grande.

Se la va a comparar inevitablemente con "The artist" (con la que no sólo aguanta el embite sino que hasta sale ganando) y lo más curioso de todo es encontrarte repleta la sala del cine del centro de Madrid donde yo la vi un sábado por tarde. El boca-oreja, la selección como representante de España en los Oscars y el empujón de visbilidad que le dio el festival de San Sebastián seguro que han hecho mucho para que ese lleno pudiera ser posible. En su carrera hacia el Oscar, de momento, cuenta a su favor con su buena recepción en el festival de Toronto, y cualquier cosa que la haga destacar ya será una ventaja en una categoría a la que aspiran a ser nominadas este año más de 70 películas, y en la que la favorita a priori parece ser el taquillazo de "Intocable". Pero en las películas de lengua inglesa no es raro que haya sorpresas. ¿Nadie se acuerda de "Pelle, el conquistador"?

P.D. podcastero: Esta semana recuperamos nuestra costumbre de tener invitados (y de ser incapaces de hablar durante menos de una hora) con Juan Luis Sanguino, del podcast centrado en los Oscars "La sexta nominada", con el que comentamos "Once upon a time" y el piloto de "Firefly", aunque esta charla deriva hacia otras cosas relacionadas con el Whedonverso en general. El resto del menú del día queda como sigue:

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- 0':"Nashville"
- 20': "Arrow"
- 33': "Beauty and the Beast"
- 41': "Once upon a time" (spoilers hasta el 2x02)
- 70': "Firefly"

14 octubre 2012

Superhéroes del country

"Revenge" + "Dallas" + un poco de "Treme" + "Smash". Esa es la fórmula con la que se ha descrito "Nashville" en bastantes sitios. La mezcla de culebrón a la vieja usanza (con familias ricas y poderosas, gente sin nada que quiere llegar a ser alguien y arribistas con ambición y poco más que eso) con el mundo de la música country (contando con todo un T-Bone Burnett para aportar las canciones originales) lleva a que la serie se explique de ese modo, pero puede también ponernos una expectativas que hay que tener cuidado de que luego no se vayan a cumplir. La premisa es bastante básica, y uno de los trucos más viejos del manual del guionista: la reina en decadencia contra la joven y pujante aspirante. En "Nashville" intentan, además, comentar en la situación actual del negocio de la música, en el que una cantante respetada y veterana como Rayna James (de la que los críticos yanquies han querido buscar inspiración en Faith Hill y Reba McIntyre) se ve apartada a un lado por su discográfica en favor de la joven Juliette Barnes, un poco a lo Taylor Swift, pero con una imagen más tipo Britney Spears, cuyo pop countryificado llega a más público y conecta con la generación que ya no compra discos.

Ese lado de la serie, un poco inevitablemente "Eva la desnudo", puede resultar el más interesante, pero aquí pasan muchas más cosas y, como todo culebrón que se precie, hay un montón más de personajes y de subtramas a las que seguir la pista, incluyendo una carrera para ser alcalde de Nashville en la que descubrimos que el rojo Florrick está de moda para las esposas de los políticos aspirantes. Como piloto, el capítulo es bastante sólido, y para los fans del género puede tener su enganche. No es de mi estilo y, además, Hayden Panettiere me da mucha pereza, pero sí que hay potencial en Rayna intentando desesperadamente aferrarse a un estilo de vida que ya es cosa del pasado. Eso sí, yo ya apuesto a que, y esto puede ser un spoiler, pone como condición a su participación en la gira con Juliette que vayan con ellos la parejita adorable del café y sus canciones tipo "Once". Y que esa camarera se convertirá en la principal amenaza para Juliette. Así es el mercado musical del consumo rápido.

"Arrow" es otra serie con un piloto bastante decente, en este caso en la línea de las historias de orígenes de un superhéroe y, más en concreto, de "Batman begins". Adapta a televisión a un superhéroe de DC, Green Arrow (o la Flecha Verde), que originalmente ya era una copia de Batman, pero el arco y la flecha lo convierten aquí todavía más en un Robin Hood moderno, un hombre con una vida privilegiada al que, un día, una tragedia le hace caerse del caballo cual San Pablo y convertirse en un justiciero que va contra todos los ricos y poderosos que se creen por encima del bien y del mal. Los seguidores de The CW ya lo vieron pasearse por "Smallville", pero parece que este Oliver Queen va a ser más torturado y serio que aquél, y se va a tomar la acción más en serio, un poco en la línea de "Nikita". Lo que lleva a preguntarse si intentarán profundizar en los personajes o harán como en esa otra serie y se lanzarán a quemar trama como si fueran a cancelarlos mañana.

La "tableta de chocolate" de Stephen Amell es prácticamente de lo único que se ha hablado de la serie (con razón), pero puede haber más cosas que nos lleven a verla que ésa. Desde luego, el primer episodio es entretenido y presenta un buen puñado de amenazas para Oliver, algunas dentro de su propia casa, y esa sensación de que se ha perdido mucho en los cinco años en los que estuvo en plan Robinson Crusoe puede darle una capa interesante al personaje. Yo no soy ninguna experta en cómics, y mucho menos en los de Green Arrow, así que estaría bien que algún lector de ellos pudiera decirme si Oliver Queen está bien trasladado a la pantalla. De momento, puede dar el mismo entretenimiento que la primera temporada de "Nikita", y eso no es algo que se pueda descartar así como así, tal y como está el panorama.

Música de la semana: Como toda buena serie de The CW, "Arrow" tiene un piloto trufado de canciones, pero qué le vamos a hacer, ninguna puede superar "We are the champions", de Queen, por muy sobreexplotada que esté y aunque casi se haya convertido en un cliché en sí misma. Y, de paso, así recordamos a Freddie Mercury en el 20º aniversario de su muerte.

13 octubre 2012

Viernes musical (2): "Generation Kill"



Para que luego os fieis de mi palabra; segunda semana de esta sección y ya sale un día tarde, pero para no andar con jaleos, he preferido no renombrarla "sábado musical". Manías mías. En esta ocasión, la escena en cuestión viene desde "Generation Kill", la miniserie que David Simon y Ed Burns hicieron en 2008 para HBO, adaptando las peripecias de un periodista de "Rolling Stone" que iba "empotrado" con una división de marines durante la invasión de Irak en 2003. Gran parte de lo que vemos en ella, lógicamente, es el día a día de los soldados, en su mayoría chavales que en sus ciudades natales no tenían oficio, ni beneficio ni oportunidades de futuro, y se alistan en los marines casi como quien decide que quiere trabajar de fontanero. A pesar de todo lo que les pasa (empezando por unos mandos que no saben lo que están haciendo), en la serie hay algunos momentos realmente divertidos, como todas las veces que el cabo Ray Person (James Ransone) y el sargento "Iceman" Colbert (Alexander Skarsgaard) cantan canciones cursis de los 80 para pasar el rato. Una de sus favoritas es "Loving you", de Minnie Riperton, pero tampoco le hacen ascos a "Tainted love". Si veis ahora la miniserie, por cierto, os encontraréis con muchos actores que se han hecho conocidos después por otras cosas, empezando por el propio Skarsgaard.

11 octubre 2012

Emma Swan y el País de Irás y No Volverás

 ALERTA SPOILERS: Si no sabéis qué pinta "Charley's girl", de Lou Reed, el humo morado y el "síndrome McFly" en el principio de la segunda temporada de "Once upon a time", mejor dejad de leer aquí.

Sí, como nos prometían las promos de ABC, la magia, igual que el invierno en Poniente, ha vuelto a Storybrooke, pero eso no soluciona nada, por supuesto. Parece que la maldición de Regina hizo bastante más que sacar a todos los personajes de la tierra de los cuentos de hadas y hacerles olvidar quiénes eran. Ese truco de la barrera desmemorizadora (parece un conjuro de Harry Potter) los mantiene todavía encerrados dentro del pueblo, y ahora tienen recuerdos de dos vidas en su interior, como si fueran una versión extrema de los doppelgängers de "Fringe"; la de los cuentos de hadas y la del mundo muggle, sin magia. Supongo que esa dualidad puede dar mucho juego esta temporada, en la que veremos si el fin último es que puedan abandonar Storybrooke o que regresen a casa. Aunque igual no tienen exactamente una casa  a la que volver.

El seguimiento que hacemos de Mulan y Aurora (alias la Bella Durmiente) no es en el pasado, como hasta ahora, sino en el presente, en una tierra de los cuentos arrasada y dominada por seres malvados por culpa de la maldición de Regina, y el giro de todo esto es que, de momento, Emma y Blancanieves están atrapadas ahí. Esos intentos de salvar la vida de la Reina Malvada es lo que tienen. Con ellas dos allí, vamos a conocer mejor el mundo al que los habitantes de Storybrooke quieren regresar, y también tendrán madre e hija la oportunidad de conocerse como eso, como madre e hija y no como amigas. El reencuentro familiar del primer episodio no tuvo precio justo por la reticencia de Emma a aceptar que sus padres, la que al fin y al cabo la expulsaron de su lado (por muchas buenas intenciones salvadoras que tuvieran), ahora quieran recuperar el tiempo perdido tan de repente. Y, qué demonios, encontrarte con que no tienen más que unos pocos años más que tú tiene que ser desconcertante.

¿Cómo conseguirán volver a Storybrooke? ¿Se marcará Emma un Olivia Dunham y podrá saltar de un universo a otro? ¿Tendrá éxito el Príncipe con el Sombrero Loco? ¿Caerán ellas en las maquinaciones de la madre de Regina, que Blancanieves tiene que reconocer cuando despierte? ¿Y cuál será el papel de Henry de todo esto? Se nota mucho el ADN de "Perdidos", en particular, y de la escuela de series de Bad Robot, en general, en "Once upon a time", y por ahora se nota para bien en el manejo de todos los hilos de la historia. La llegada de la magia, además, va a traernos las mejores versiones de, por ejemplo, Ruby-Caperucita Roja, en la que hay grandes esperanzas de que pueda ser una de las revelaciones de la temporada, y luego tenemos a ese misterioso tipo que abre la temporada caminando por las calles de Nueva York, y al que una paloma avisa de la vuelta de la magia. ¿Será el hijo de Rumpelstilskin? ¿El padre de Henry, aunque en ese caso no sé por qué nadie debería avisarlo?

Los dos primeros episodios nos insinúan un mundo mucho más amplio que el que vimos en la primera temporada, en la que muchas veces las tramas en Storybrooke no tenían el mismo interés que las del mundo de los cuentos de hadas. Con los dos universos entremezclados, los personajes, en general, pueden ganar bastante, y la dinámica que mueve la serie, entre Emma, Henry, Regina, Gold y Blancanieves, va a ser más interesante a la fuerza. Por ahora, parece que los planes que Regina y Gold tenían no han salido bien, y que la maldición y su correspondiente contramaldición tenían efectos secundarios con los que ellos no contaban. ¿O sí?

10 octubre 2012

No habrá más desfiles

La cita televisiva para los aficionados a las miniseries de calidad de la BBC era "Parade's end", la adaptación de Tom Stoppard de la saga de novelas de Ford Madox Ford que los críticos británicos vendieron como "Downton Abbey" para paladares exquisitos (o para gafapastas, digámoslo así también), y que terminó hace ya un par de semanas en BBC 2. Su programación ha sido un poco extraña, porque a pesar de ser uno de los títulos importantes del canal para este otoño-invierno, la estrenó a finales de agosto y los viernes, pero eso no ha impedido que, en general,  los críticos se hayan rendido a la historia de Christopher Tietjens, sus principios conservadores anticuados, su mujer cabra loca y la sufragista idealista y naïve que tiene el potencial de revolucionar todo su mundo. No vamos a contar cómo acaba (aunque sí puedo decir que me sorprendió que fuera de ese modo), y tampoco vamos a decir que sea tan adictiva como "Downton Abbey" (ya dijimos que no es justo compararlas porque tienen objetivos diferentes), pero no deja de ser interesante.

Incluso a pesar de gritar desde el principio que estamos ante algo con aspiraciones de ser algo más que una mera miniserie, "Parade's end" se acuerda de poner toques de humor aquí y allá, o igual es que yo encuentro divertidas cpsas que en realidad no lo son. Las tácticas e ideas trasnochadas con las que los generales británicos se lanzaron a la Primera Guerra Mundial se tratan con un aire de absurdo que las hace bastante cómicas, aunque sepamos que tuvieron parte de la culpa de los millones de vidas que se cobraron las trincheras, y lo mismo bastantes de las convenciones sociales, totalmente hipócritas, que se seguían entre la gente de clase alta. Bajo la fachada latían las mismas ambiciones, deseos y mezquindades que en cualquier otro lugar, pero a los aristócratas ingleses se les daba muy bien disimularlas.

Sin embargo, lo que "Parade's end" viene a mostrar es el final de todo aquel mundo, el final del desfile. Aquellas personas ancladas aún en el siglo XIX se vieron propulsadas de golpe a un siglo XX mucho más vertiginoso y brutal, una época en la que el mundo podía cambiar por completo en cuestión de horas. Ni marchándose a la guerra logra Tietjens huir de las maquinaciones de su esposa, deseosa de hacerle abandonar esa tan británica fachada flemática, ni de los egos de personas que, como decía mi abuela, se creen catedrales y no llegan a ermitas, pero lo que sí consigue es dejar de vivir la vida como un mero espectador y empezar a vivirla. O esa sensación da.

Por lo que "Parade's end" destaca más, aparte de por su tono "importante" (no sé describirlo de otro modo), es por las interpretaciones de su pareja protagonista, Benedict Cumberbatch y Rebecca Hall, y sobre todo de ella, que da vida a una Sylvia diletante, caprichosa, que se ahoga en el corsé de la vida victoriana, que no sabe lo que quiere más que sacar a su marido de la ostra de sus principios de, como dicen los críticos ingleses, el último tory decente del país, y que jamás va a cambiar.

09 octubre 2012

Lo que sabe el espía

 ALERTA SPOILERS: ¿Habéis visto los dos primeros episodios de la segunda temporada de "Homeland"? ¿No? Me temo que entonces aquí no habrá nada para vosotros.

Los guionistas de "Homeland" no quieren reservarse las buenas sorpresas para el final. ¿Qué puede ser más divertido que, al final del segundo capítulo de la nueva temporada, hacer que Saul encuentre el vídeo que Brody grabó antes de su fallido atentado contra el vicepresidente? El tono de la serie cambia por completo y ya no es más o menos una continuación de donde se quedó el pasado otoño, con Brody saliendo supuestamente indemne y la única persona que estaba convencida de que era un terrorista, Carrie, fuera de la CIA y totalmente rota por ello, y por el tratamiento al que se somete para controlar su síndrome bipolar. De golpe, la verdadera naturaleza de Brody deja de estar sólo en la cabeza de Carrie, que no deja de torturarse creyendo que con él se equivocó de cabo a rabo, y confirma los peores temores de Saul. No sólo ella tenía razón, y termina expulsada como una paria de la CIA, sino que la situación es ahora bastante peor que antes porque la carrera política de Brody está subiendo como la espuma, directamente hacia la Casa Blanca.

El único camino que la serie puede seguir a partir de aquí es que Saul y Carrie se lancen a por el futuro vicepresidente, ¿pero lo harán de forma abierta y con el beneplácito de sus jefes en la CIA? ¿O tendrán que hacerlo clandestinamente, que es lo que terminó llevando a Carrie a la autodestrucción? Lo cierto es que "Homeland" continúa con su tendencia de jugar con nuestras expectativas sobre lo que creemos que va a pasar; si en la primera entrega pensábamos que Brody no sabría de las sospechas de Carrie hasta el final (y lo supo en aquel memorable fin de semana lejos del mundanal ruido), aquí nos imaginábamos que él no sería expuesto hasta el final, y ocurre, aunque a muy pequeña escala, en el segundo episodio. Además, continúan explorando los matices y las aristas de la personalidad de ambos, convertidos en los dos polos que atraen toda la historia de la serie.

Brody está cada vez más acosado por todas partes, pues todo el mundo quiere utilizar en su beneficio su posición de congresista, y ojito derecho del vicepresidente, ya sea Abu Nazir con sus planes terroristas o sus compañeros marines, que no terminan de creerse que Walker actuara solo en el atentado que cerró la primera temporada. Su vida familiar tampoco es fácil, porque su  mujer está empezando a disfrutar mucho eso de moverse por las altas esferas de la política de Washington, y yo no puedo quitarme la sensación de que Nazir no se creyó las excusas que Brody le dio tras fallar en su misión, y por eso lo vigila tan de cerca. En cuanto a Carrie, su fragilidad mental aún se ha acentuado más después del tratamiento con electrochoque. Dolida por el modo en el que la echaron de la CIA, no puede, sin embargo, olvidar que ese trabajo lo era todo para ella y que, antes de sufrir aquel monumental colapso, era realmente buena en él. Por ahora, los dos siguen caminos separados, pero no parece que vayan a tardar mucho en que vuelvan a cruzarse.

"Homeland" mantiene la tensión que tan bien supo manejar en la primera temporada, y continúa mostrando algo que era muy común en "Rubicon", y es cómo ese trabajo en el mundo de la inteligencia y de los espías mina a quienes lo desempeñan, que tampoco están libres de los politiqueos y las maniobras mezquinas por arañar un poco más de poder. El Emmy al mejor drama está en buenas manos.

08 octubre 2012

El don maldito de los alfas

La figura del superhéroe siempre ha estado envuelta en múltiples contradicciones. Tener algún tipo de poder o habilidad especial que te haga "mejor" que los demás puede hacer que te creas con poder omnímodo y prácticamente invencible para hace cualquier cosa que te propongas, e incluso aunque optes por utilizar su superpoder para el "bien", siempre quedan ciertas connotaciones sobre quién crees que eres para convertirte en el ejecutor de una justicia paralela. Por otro lado, ser un superhéroe puede conllevar un precio que debes pagar en tu vida personal y hasta en tu salud, y aunque no te guíes por ese famoso "un gran poder conlleva una gran responsabilidad", es probable que no puedas evitar sentirte diferente y que los demás te traten como tal. De algún modo, todo lo anterior se trata de un modo u otro, amalgamado, en la segunda temporada de "Alphas", que está a punto de terminar en Syfy llamando mucho menos la atención de lo que se merece.

"Alphas" ha optado por abrazar no tanto su lado oscuro, como el lado más serio de lo que representaría que un grupo de gente normal tuviera habilidades especiales. En la serie intentan que esas habilidades sean lo más realistas posibles (en algún capítulo han dejado caer que ni el alfa más poderoso puede volar), y también intentan mostrar que las personas que conviven con ellas a veces pueden sufrirlas, más que disfutarlas. Para Rachel, la chica con los sentidos hipersensibles, el sexo puede ser una tortura porque la abruman todas las sensaciones juntas que recibe, mientras Nina, con una alta capacidad de sugestión en los demás, puede obligarles a hacer lo que ella quiera, a costa de que empiecen a perder la noción del tiempo, se desorienten y puedan autodestruirse. Nina ha sido, de hecho, uno de los personajes de los que más se ha explorado la carga que ese superpoder puede suponer más para ella que para los demás, pues debe vivir toda la vida con las consecuencias de sus actos.

También resulta muy interesante, aunque por ahora la hayan aprovechado poco, Kat, una joven capaz de aprender literalmente cualquier cosa en cuestión de horas, pero que no recuerda nada de lo que sucediera más de dos semanas atrás. ¿Qué esqueletos puede guardar en su pasado de los que ella no es consciente? Aunque "Alphas" tiene en estos nuevos capítulos un villano muy claro contra el que deben luchar, lo más interesante está siendo esa exploración de lo que puede acarrear vivir con un superpoder, y también el retrato que están haciendo de Lee Rosen, en teoría la figura central de la serie, el líder del grupo de protagonistas y la persona que debería tener todas las respuestas, pero que está superado por los acontecimientos y empieza a pensar que ha estado siempre equivocado.

Curiosamente, "Alphas" ha decidido adentrarse un poco más por su aspecto más serio al mismo tiempo que su compañera en la noche de los lunes, "Warehouse 13", ha querido darle a su cuarta temporada también una arista más oscura. Esta última se ha ido de parón hasta enero poniendo a todos sus personajes en peligro, y parece que tomándose más en serio de lo que lo había hecho hasta ahora el tono un poco más serio de su línea argumental. ¿Les durará hasta el final de la temporada?

P.D. podcastero: En "Yo disparé a JR", esta semana no tenemos invitados, y seguimos comentando todavía algún estreno, que todavía colean. Este es el menú del día:

Ir a descargar

- 0': Las temporadas completas de NBC.
- 5': "The new normal"
- 15': "Chicago Fire"
- 25': "666 Park Avenue"
- 35': "Cómo conocí a vuestra madre"
- 48': "Homeland"

07 octubre 2012

Cincuenta sombras del fandom

Es un hecho, se puede decir que indiscutible, que el fenómeno literario del verano (y lo que nos queda) es "Cincuenta sombras de Grey", la trilogía erótica protagonizada por una jovencita que conoce a un atractivo hombre de negocios al que le van la dominación y el bondage. Bajo la etiqueta de "mom porn" que le han adjudicado en Estados Unidos, los libros se han vendido como la pólvora y las noticias y rumores sobre su inminente adaptación cinematográfica, y quién debería interpretar a Christian Grey, son una constante en Internet, y el fenómeno ha crecido tanto, que resulta muy curioso saber que, originalmente, su autora ideó la historia como un fanfic de "Crepúsculo". E L James debía ser una "Twimoms", una de esas madres de familia que eran más fans de las peripecias de Edward y Bella que las adolescentes a las que iban dirigidas, y decidió expresar su afición por la saga escribiendo su propia versión de ellas,

Así es como surge la fan fiction, por el apasionado interés de los seguidores de una película, una serie o unos libros en concreto, que deciden continuar la historia del modo que a ellos les gustaría. Es todo un universo paralelo cuyas enormes dimensiones pueden avistarse en foros como éste, "FanFiction", en el que hay hueco hasta para videojuegos. Una de las vertientes tal vez más ruidosa de este mundillo, además de los crossovers variados (que tiene en YouTube un filón, con mezclas tan peculiares como esta de "Warehouse 13" y "Doctor Who"), es la de los shippers, los fans que ven una atracción romántica entre dos personajes y que idean cómo puede desarrollarse dicha atracción. Las evoluciones de este punto de partida son incesantes, con una de las más populares en el slash, el shipping de dos personajes del mismo sexo. El asunto se puede llevar todo lo lejos que se quiera, porque gracias a Jaina he descubierto, por ejemplo, que los doppelgängers de "Fringe" tienen su propio slash fiction, denominado doppelcest (hacia el final de este vídeo del panel de Comic Con, sobre el minuto 8:30, podéis ver lo que opinan los actores de la serie de esos fanfics. No tiene precio). A esto no sé cómo reaccionar.

El límite es, claro, la imaginación de los autores de esos escritos apócrifos, autores que acaban tan metidos en el mundo de la serie o la película, que debe ser realmente complicado que sus expectativas no se vean traicionadas, y adentrarse en él sin estar muy puesto en el tema puede ser una experiencia... curiosa. Nunca deben subestimarse los fanfics, eso por descontado. Si E L James basa su actual celebridad en uno de ellos, esto quiere decir que están listos para dar el salto a una mayor visibilidad, al mainstream, y para dejar de ser una de las expresiones más underground, como si dijéramos, del fandom. Aunque también hay que reconocer que hay algunas cosas un poco enfermizas.

Música de la semana: La renovación de "Fringe" por una quinta temporada llegó acompañada por el anuncio de que sus derechos de sindicación se habían vendido a Science Channel, que va a empezar a emitirla en noviembre. De momento, ya está anunciándola con esta promo, que utiliza de banda sonora una muy peculiar versión de "Chim Chim Cher-ee", de "Mary Poppins", a cargo de Turin Brakes, un grupo inglés de folk que la grabó para recaudar dinero para albergues para personas sin techo.

05 octubre 2012

Viernes musical (1): "Fringe"



Los viernes por la tarde no están hechos para entradas muy sesudas en las que haya que pensar mucho, están hechos precisamente para tontunas como esta nueva sección, en la que todos los viernes recordaremos algún momento musical que se haya podido ver en alguna serie, y en el que deben cantar los actores involucrados en la escena. Para empezar, vamos a elegir una escena de "Brown Betty", el episodio musical que "Fringe" se marcó en la segunda temporada. La excusa del capítulo era una historia que Walter, colgado por completo de tanta marihuana, le cuenta a Ella, la sobrina de Olivia. Así teníamos un musical noir, con evidentes homenajes a "Chinatown" y toques steampunk (y un simpatíquismo anuncio a los años 40), en el que cantaba medio reparto, incluido Lance Reddick. Reddick ha editado discos y también toca el piano, y la cancion que interpreta en el vídeo es "The low spark high heeled boys", de Traffic (11 minutazos dura. Cosas del rock progresivo de los 70).

04 octubre 2012

Cuestión de control

ALERTA SPOILERS: ¿Habéis conocido ya al marido de Kalinda? ¿Y al administrador judicial de Lockhart & Gardner? Si no estáis al tanto de las líneas argumentales que se lanzan en el principio de la cuarta temporada de "The Good Wife", deteneos aquí.

En los últimos Emmy, una de las historias más comentadas fue el hecho de que era el primer año en el que no había ninguna serie de network nominada a mejor drama. La que había defendido el pabellón durante los últimos dos años, "The Good Wife", se caía para dejar paso a "Downton Abbey" y mantener en el sexteto de candidatas a "Boardwalk Empire", y hubo quien dijo que no era justo que se juzgara con el mismo rasero a dramas que producen entre 20 y 23 capítulos por temporada con otros que, como mucho, llegan a 13. Cuantitativamente, probablemente no sea justo, y es evidente que cable y networks tienen modelos de producción y estándares distintos, pero cualitativamente, series justo como "The Good Wife" demuestran que en las cuatro principales cadenas pueden hacerse series que no desmerecen en absoluto esa tan manida etiqueta de "televisión de calidad" que parece que se reserva, en una maniobra muy hipster, sólo para el cable.

Evidentemente, el reto es mantener ese estatus una vez que lo has conseguido, algo que "The Good Wife" va a intentar esta temporada situando a casi todos los personajes en situaciones que escapan a su control. En la reseña de Vulture de su primer episodio apuntaban precisamente eso, que es significativo que la primera escena de Alicia nos la muestre en el asiento trasero del coche, durmiendo, y que luego no sea capaz de reconducir la situación de su hijo con el policía de carreteras. Puede muy bien ser un indicativo de que el aspecto que ella cree controlar bien, que es el apoyo a la campaña a gobernador del estado de Illinois de Peter mientras mantiene al margen de ella su vida privada, muy pronto se le va a ir de las manos. Y como a ella, lo mismo les ocurre a Diana y Will, que ya no tienen control directo sobre un bufete que ha caído finalmente en la quiebra, y a Kalinda, que es incapaz de controlar la relación con su marido.

Ese último aspecto va a ser uno de los más complicados de este inicio de temporada no sólo por la difícil línea en la que se mueve la relación de los dos, marcada por la atracción y la violencia, sino porque llevamos cuatro años oyendo hablar del marido de Kalinda y de que ésta huyó de él y se cambió el nombre para que no pudiera encontrarla. Eso establece unas expectactivas que son complicadas de cumplir, aunque Marc Warren dé perfectamente el tipo de hombre imprevisible e inquietante. Los King, de todos modos, tienen entre manos dos de las tramas que, tradicionalmente, mejor le funcionan a la serie, como son los problemas para mantener Lockhart & Gardner y las campañas políticas de Peter, que sacan todo el provecho a Eli Gold, y muy mal tienen que hacerlo para que esas dos no sean igual de interesantes que siempre.

P.D. podcastero: De nuevo un poco más tarde de lo habitual os dejo la nueva entrega de "Yo disparé a JR". Nuestra invitada esta semana es Montse Cebrián, de "ByTheWay", con la que hablamos de la séptima temporada de "Doctor Who".

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- 0’: "Partners"
- 11’: "Vegas"
- 23’: "The Good Wife"
- 41’: "Doctor Who"
- 69’: "Fringe"
- 81’: La serie que podemos ver todos juntos.

03 octubre 2012

El pavo real de la NBC

Sería divertido que, ocho años después de que "Perdidos" ayudara a ABC a salir del pozo de las audiencias en el que estaba en 2004, otra serie producida por J.J. Abrams, "Revolution", fuera de las contribuyentes a invertir por fin la tendencia a la depresión absoluta que tenían las audiencias de la NBC desde hace ya demasiado tiempo. De momento, por primera vez desde 2003, el canal es el vencedor en la preciada demográfica entre 18 y 49 años en la semana de estreno de la temporada de otoño, aunque en espectadores totales está el tercero. Aprovechando los descensos en ese sector de la audiencia de ABC y, sobre todo, Fox, que está pasándolo algo peor este año (está entrando, como se diría en la NBA, en un proceso de reconstrucción del equipo), la NBC se ha aupado a una posición que bien puede abandonar después de Acción de Gracias, pero que le da un balón de oxígeno a Bob Greenblatt, cuyo primer año al frente de la cadena no fue un éxito, que digamos (renovar "Smash" y "Grimm" no las acredita como éxitos, la verdad).

El año pasado sólo se salvó porque "The Voice" fue una revelación (que van a gastar más rápido de lo que Liz Lemon tarda en decir "Blergh") y porque emitieron la Super Bowl, pero de momento, haber estrenado antes de tiempo dos de sus apuestas más fuertes en comedia, "Go on" y "The new normal", les ha dado muy buenos resultados. La serie de Matthew Perry es la segunda sitcom nueva con más audiencia, por detrás de "The neighbors", que sólo ha emitido hasta ahora un episodio, y donde sí está habiendo una sorpresa es en el drama de los lunes. "Revolution" tuvo esta semana un 3,2 en la demo y aguantó a buena parte de la audiencia que hereda de "The Voice", así que no es de extrañar que le hayan concedido la temporada completa. ¿Tendrá aquí la NBC un "Héroes" entre manos? ¿Y logrará la serie de Eric Kripke evitar el pronunciado declive de la de Tim Kring, que aun así aguantó cuatro temporadas?

Darle la vuelta a una situación tan complicada como la que vive la NBC no es sencillo, y mucho menos si, antes de que Comcast se la comprara a General Electric,  habían estado dando palos de ciego como durante la infausta etapa de Ben Silverman. Y es complicado no sólo porque la competencia también quiere seguir atrayendo más espectadores, sino porque el panorama televisivo sigue cambiando a toda velocidad. Esta temporada, los visionados en diferido están creciendo a tal ritmo, que la supervivencia de una serie como "New Girl" va a depender seguramente de ellos, y cada vez es más difícil determinar el futuro de un título sólo al modo tradicional, aunque ése continúe siendo el método más fácil de medir. Eso sí, no todo en la tierra del 30 de Rockefeller Plaza es de color de rosa; sus comedias de los jueves no levantan cabeza ni aunque le robaran "Dos hombres y medio" a la CBS. Estas cosas llevan su tiempo.