Una de las películas más peculiares que se vieron el año pasado en el circuito festivalero fue "Under the skin", tercer trabajo de Jonathan Glazer tras "Sexy Beast" y la muy controvertida "Reencarnación". Si en aquella Nicole Kidman era convencida por un niño de que era la reencarnación de su marido muerto, en "Under the skin" tenemos a Scarlett Johansson como un alienígena que se dedica a "recoger" a hombres solos por las calles de Glasgow. Dicho así, puede parecer una especie de "Species" de arte y ensayo, pero Glazer le imprime una atmósfera austera y, nunca mejor dicho, alien a la historia que no sólo la hace destacar, sino que la convierte en una película bastante polarizante; o se la encuentra muy interesante, o irritante hasta el extremo. Casi no hay diálogo y todo lo vemos a través de los ojos de la extraterrestre, a la que seguimos hasta cuando su misión da un giro casi inevitable, pero algo inesperado.
Johansson es la reina de la función, siendo completamente inhumana cuando su alienígena está en plena faena, y otorgándole una extrañeza ante todo lo que le rodea que acaba jugando un papel muy importante al final. Tiene algunas imágenes muy potentes, y resulta curioso que sea una adaptación de una novela de Michel Faber porque parece que las historias de este hombre se prestan a traslaciones a la pantalla cuanto menos particulares y originales, como hizo la BBC hace ya un par de años con "The crimson petal and the white". "Under the skin" es perturbadora, oscilando entre la ciencia ficción y el terror, y con una escena en una playa que es la que generó más polémica cuando se estrenó en el Reino Unido esta primavera, y que nos establece firmemente la naturaleza extraterrestre del personaje de Johansson (que aguanta perfectamente que toda la cinta descanse sobre ella).
ALERTA SPOILERS: Por si sois como yo, y habéis esperado al verano para ver "Los 100", a lo mejor no queréis seguir leyendo si no queréis saber cómo termina la primera temporada.
No hace mucho comentamos que "Los 100" había sido una de las revelaciones de la temporada pasada, un poco en el estilo de "Orphan Black" en 2013, porque había resultado ser una serie que, sin dejar de pagar ciertos peajes debidos a la cadena en la que se emite (The CW), tenía en su interior una historia de ciencia ficción realmente interesante, y que se preocupaba de explorar a fondo en algunos de los aspectos más inesperados (como los dilemas sobre la tortura de un prisionero o si es necesario exterminar a la mitad de la población para que la otra pueda aguantar con vida tres meses más). Las tramas de la estación en el espacio y de los chavales en la Tierra van in crescendo hasta un final de temporada por todo lo alto, en el que el Arca aterriza en la superficie y, finalmente, averiguamos qué hay en ese Monte Weather al que los 100 debían dirigirse cuando llegaron allí.
Y parece que el panorama es bastante más complejo de lo que el canciller Jaha y los suyos pensaban. Durante los casi cien años que la Tierra ha estado "deshabitada", ha surgido allí un nuevo orden, una nueva manera de sobrevivir para la que los que llegan del espacio no están en absoluto preparados. No son capaces de comprender quiénes son los terrestres y, desde luego, da la sensación de que quien esté atrincherado en la montaña tiene sus propios planes. Lo interesante de todo esto ha sido ver no sólo esas pugnas por el control en el Arca (y a Kate Vernon asumiendo más el papel de Gaius Baltar que el de Ellen Tigh), sino cómo Clarke, su protagonista femenina principal, ha ido aprendiendo que ser un líder implica tomar decisiones difíciles y ahcer sacrificios. Es decir, como decía Alx por Twitter, se ha embarcado en su viaje a ser una mini-Roslin. El cliffhanger final en esa extraña habitación blanca (muy del estilo de los Otros en "Perdidos") deja la serie en un punto muy interesante para la próxima temporada.
Música de la semana: Curiosamente, "Los 100" opta por una canción para cerrar la temporada que tiene el título de "Exit music (for a film"), de Radiohead.
2 comentarios:
A mi una de las cosas que más gracia me hace es cómo los del Arca piensan que mandar 100 delincuentes juveniles fuese una buena idea: "os mandamos porque si morís no pasa nada, pero queremos que, a pesar de ello y del cariño que seguro nos tenéis, trabajéis para nosotros. Y si sobrevivís, cuando lleguemos, seguimos mandando nosotros." ¿Quién tuvo una idea tan magnífica y no pensó en qué podían decidir -como deciden, que es lo lógico– ir por libre? :D
Es lo que pasa cuando sólo tienes malas ideas para elegir :)
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