ALERTA SPOILERS: Con esto del maratón de episodios, hay que avisar de por dónde vamos con "Orange is the new black" para no ir desvelando cosas de más. Dicho esto, aquí sólo vamos a hablar de los dos primeros episodios de la segunda temporada. Y de si es mejor dejar que un wookie se salga con la suya que una yonki.
La segunda temporada de "Orange is the new black" tomó un curso un poco más oscuro de lo que estábamos acostumbrados a ver en esa serie. Las manipulaciones de Vee, y cómo envenenaban las relaciones entre las presas de Litchfield, llevó a algunas de ellas a puntos bastante bajos, especialmente a Crazy Eyes y a Poussey, y ver las grietas en la amistad de esta última con Taystee no fue especialmente divertido. Sin embargo, lo que esos capítulos hicieron también fue ampliar el mundo de la serie; ya no teníamos que depender tanto de Piper para seguir las historias dentro de esa cárcel, y podíamos ir conociendo mejor a algunas de las otra sreclusas, como la propia Taystee, Morello o Miss Rosa, que dejó algunos de los momentos más memorables de la temporada, como el atropello final a Vee.
La tercera temporada recupera un tono más ligero, pero continúa repartiendo juego entre casi todos los personajes de la serie. Piper ya no es la gran protagonista, sino que es una más del reparto. De ella ya conocemos prácticamente todo lo que hay que conocer de su vida pasada, y es el momento de dar esa oportunidad a las demás. De todos modos, no es que Jenji Kohan y compañía vayan a arrumbarla, al contrario. Sus contradicciones y su narcisismo (que le lleva a delatar a Alex y forzar que vuelva a prisión con ella) siguen dando mucho material, y Taylor Schilling se maneja tan bien en los momentos de humor, que no la desaprovechan. Su relación con Alex es lo suficientemente compleja como para que no se agote en una temporada (aunque hay quien no piensa así), y que no se lleve toda la atención de la serie ayuda a ello.
Sin embargo, en el segundo capítulo se introduce un giro que puede cambiarlo todo; a Caputo, que intenta como puede ser el nuevo gestor de la prisión, le informan que Litchfield va a cerrar antes de final de mes, y que tiene que empezar a pensar en organizar el traslado de las reclusas a otros centros y en preparar las cartas de despido para buena parte de su staff. El comentario sobre el funcionamiento del sistema penitenciario estadounidense (el "complejo industrial", lo llaman) siempre ha estado al fondo de "Orange is the new black", con las menciones a las dificultades presupuestarias de Litchfield y al trato deshumanizado que se da a los prisioneros, pero parece que el tema va a adquirir mayor importancia en esta tercera temporada.
Lógicamente, esa noticia hace que las historias que hemos estado viendo en el arranque de los nuevos capítulos, como Bennett y Díaz intentando decidir qué hacer con su bebé o Nicky buscando la manera de sacar de la cárcel la heroína que dejó atrás Vee, parezcan de repente casi intrascendentes, pero aún no sabemos cómo se va a desarrollar todo. De momento, es cierto que "Orange is the new black" ha apostado más por la comedia, y empezar en el Día de la Madre ha sido una buena manera de reconectar con todos los personajes. Las referencias pop siguen siendo de lo más divertido, y aunque el resto de personajes son igualmente interesantes (yo cada vez soy más fan de Gloria), Piper continúa siendo un protagonista muy interesante y que se resiste a ser descrito de una sola manera. El viaje apunta muy buenas maneras.
Música de la semana: Cuando termine "Sense8" hablaremos de ella, pero de momento podemos quedarnos con una de las canciones que suena en una de las escenas que une a todos sus protagonistas; "Demons", de Fatboy Slim y Macy Gray.
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