Kathleen Turner. Quizás el último gran sex symbol del cine a la altura de Marilyn Monroe. En los 80, se cimentó ese estatus con películas como "Fuego en el cuerpo" (1981, Lawrence Kasdan), que contenía un diálogo definitorio de cómo se veía a la Turner en la época:
"- No deberías llevar esa ropa.
- Pero si sólo es una blusa y una falda.
- Pues entonces no deberías llevar ese cuerpo.
Dicho lo cual, en cuanto empezaron los 90, nuestra amiga Kathleen no consiguió mantenerse en la estela de éxito que le habían proporcionado "Tras el corazón verde" (1984, Robert Zemeckis -qué grande esa Juanita Wilder a la que leían hasta los narcos ;)-) y "El honor de los Prizzi" (1985, Robert Zemeckis), entre otras. En cuanto superó los 40, le pasó como a tantas otras actrices; se olvidaron de ella.
La hemos visto muy poco desde entonces, pero ha merecido la pena, pues estaba descacharrante en "Los asesinatos de mamá" (1994, John Waters), a la altura de las circunstancias, y de un compañero de reparto como James Woods, en "Las vírgenes suicidas" (1999, Sofia Coppola) y, como remate, demostró un gran sentido del humor y capacidad de reírse de sí misma al hacer del padre transexual de Chadler en un capítulo memorable de "Friends". Hace apenas unas semanas descubrimos la razón de este semi-retiro, gracias a una entrevista que Turner concedió al diario inglés The Guardian, con motivo del estreno de "¿Quién teme a Virginia Woolf?" en el West End londinense, adonde regresa tras el éxito de su representación de "El graduado". Además de las dificultades para encontrar papeles interesantes, Turner sufre artritis reumática.
Su caso me ha hecho pensar en otra actriz que también trabajó mucho (y bien) en los 80 y que después desapareció, y que tenía una de las mejores sonrisas del cine: Debra Winger. La recordé gracias a esa entretenida película que protagonizó con Robert Redford (con el que demostraba una buena química), "Peligrosamente juntos" (1986, Ivan Reitman), y que pusieron por la tele estas Navidades.
Lo último que vimos de ella por aquí fue "Tierras de penumbra", por la que estuvo nominada al Oscar, y "Olvídate de París", con Billy Crystal, y eso fue en 1995. Su aparición más reciente ha sido en la película para televisión "Sometimes in April", sobre el genocidio de Ruanda. Pero su caso ilustra tan bien las dificultades de las actrices maduras para trabajar en Hollywood, que otra actriz más o menos de su misma generación, Rosanna Arquette, le dedicó en 2002 el documental "Searching for Debra Winger", en el que participaba una impresionante lista de actrices, de la propia hermana de la directora, Patricia Arquette, a Jane Fonda, Melanie Griffith, Holly Hunter, Laura Dern, Sharon Stone, Vanessa Redgrave, Robin Wright Penn y un largo etcétera, incluida la "homenajeada", que explicaban, precisamente, su experiencia en Hollywood una vez pasaban de los 35 y se iban haciendo mayores. Por eso Kathleen Turner dice que se dedica al teatro y que se va a mudar a Roma.
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