24 mayo 2015

No todos los magos ingleses son Harry Potter

Hace un poco más de diez años, un peculiar libro se encaramó a las listas de bestsellers y de los mejores libros del año (además de ganar el Hugo y estar nominado para el Booker): "Jonathan Strange y el señor Norrell". Era el debut como novelista de Susanna Clarke y contaba una historia que mezclaba la fantasía, las literaturas realista y romántica (y gótica) del siglo XIX y la historia de Inglaterra durante las Guerras Napoleónicas. Aunque trataba sobre una Inglaterra alternativa en la que había magos, éstos no se parecían a los que J.K. Rowling había creado para su saga de Harry Potter, y sobre ellos se cernía más la sombra de Charles Dickens.

Aquel libro ha tardado una década en dar el salto a la pantalla que en aquel momento parecía inevitable, y lo ha hecho gracias una miniserie de BBC, "Jonathan Strange and Mr. Norrell", que introduce la magia y los elementos fantásticos en ese subgénero tan clásico de la cadena británica que son las adaptaciones literarias de época. Para quienes no sepan de qué va todo esto, diremos que Mr. Norrell es un mago práctico, no teórico, que quiere ofrecer sus servicios a la Corona para ayudar a sus ejércitos a derrotar a Napoleón, mientras Jonathan Strange es el hijo de un terrateniente local que se esfuerza en encontrar una ocupación (la que sea) para convencer a la hermana del pastor anglicano local de que se case con él. Los caminos de ambos acaban unidos por cierta profecía y por los intentos de que la magia vuelva a Inglaterra 300 años después de que desapareciera por completo.



"Jonathan Strange and Mr. Norrell", que va a tener siete episodios, arranca con un capítulo que lleva un paso más allá el nivel de diseño de producción y ambientación que estamos acostumbrados a ver en la BBC. Como si fuera "Wolf Hall", busca el mayor realismo posible en las librerías, las calles de Londres y en los interiores de las casas, y hasta los actos mágicos que vemos están anclados al entorno que rodea a los personajes. Se presentan como una extensión de su realidad, más que como algo totalmente ajeno a ella incluso en la escena que, muy probablemente, va a marcar el devenir de toda la historia, y que no vamos a desvelar. Las distintas personalidades de Strange y Norrell destacan enseguida, claro, y será divertido verlos interactuar más adelante.

Lo más destacado de la miniserie es cómo consigue transmitir lo intrínsecamente inglesa que es; bebe de una larga tradición literaria de historias sobrenaturales, retratos de los más desfavorecidos y crónicas sociales de las clases pudientes, mezclándolo todo en un cóctel en el que no se aprecian las costuras. Tiene bastante sentido del humor (no sólo en Strange, que es quien se presta más a ello al principio), un reparto que da muy bien el tono y mucho potencial para ser una de las propuestas televisivas más imaginativas del año. Que consiga introducir los elementos mágicos y fantásticos casi sin esfuerzo en una miniserie de época es todo un logro, y si la primera impresión es bastante positiva, hay curiosidad por ver cómo evoluciona esta historia también con su toque faustiano. ¿Llegarán a utilizar la magia contra los ejércitos franceses?

Música de la semana: Una de las series que he retomado recientemente es "Person of interest", de la que sólo había visto capítulos escogidos de las dos primeras temporadas. Con mi inmersión en la tercera, he llegado a ese momento que algunos de vosotros destacasteis el año pasado, un montaje a los sones de la versión que Johnny Cash hizo de "Hurt", de Nine Inch Nails, pero que parecía escrita para él. La versión original sonaba así, por cierto.

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