16 agosto 2016

El camino de "Preacher"


ALERTA SPOILERS: ¿Habéis visto la primera temporada de "Preacher"? Y no, no he leído los cómics, pero no es de eso de lo que va a hablar esta entrada.

Tener una primera temporada potente, y que enamore a todo el mundo, a veces puede ser un problema. Ahí están las dificultades de "Mr. Robot" y "UnREAL" en sus segundas entregas para probarlo. Las expectativas pueden ser demasiado altas para la segunda temporada y es más fácil caer en la trampa de creer que hay que dar más de todo para subir el listón. En ese aspecto, "Preacher" no ha tenido esa maldición disfrazada de bendición en su primera entrega. Ha tenido momentazos (como el asalto a la iglesia, el gag con Tom Cruise o ese Dios a lo Monty Python que decía Basura and TV) y otros poco interesantes, y el conjunto ha sido el de una serie que, como su propio protagonista, está buscando su lugar en el mundo.

Porque de eso han ido los diez episodios iniciales de la adaptación del cómic de Garth Ennis y Steve Dillon, de la búsqueda de Jesse Custer de su camino, de la señal divina (o de donde provenga) que le indique qué tiene que hacer con su vida una vez que ha vuelto a su pueblo y a la iglesia de su padre. Como comentábamos cuando se emitió el piloto, la llegada de Tulip, la ex novia de Jesse, y del crápula vampiro Cassidy va a trastocar sus planes de apartarse del camino de delincuencia que había llevado hasta ese momento y entregarse a ayudar a los habitantes de Annville, pero todo conspira en su contra. No sólo que tenga de repente el poder de Génesis, sino sus propios fantasmas de la infancia y la corrupta moral que late bajo el exterior de pueblo aparentemente normal del oeste de Texas. Y la tozudez de Jesse por mantenerse en ese camino no acaba de hacerle ningún bien a la serie.

La introducción de ese misterioso cowboy del infierno (los lectores del cómic lo conocen de sobra), los patéticos intentos de esos ángeles que parecen sacados de una película de los hermanos Coen (referencia constante de "Preacher", y no sólo por las quejas constantes de Cassidy sobre la popularidad de "El gran Lebowski"), los detalles de humor negro y la construcción de los lazos entre Jesse y Tulip (y la relación de ésta con el vampiro) figuran entre los aciertos de la primera temporada. La culpa del predicador por haber enviado a Eugene al infierno marca un tramo final más interesante porque Custer no puede seguir manteniendo una personalidad que, en realidad, no acaba de casar bien con él, y tiene que prestar atención a algo más que sus propios objetivos vitales. Y en ese camino es donde se forma esa trinidad que debe llevar a "Preacher" ya por el terreno del cómic, con sus protagonistas buscando a Dios y el Santo de los Asesinos yendo detrás de ellos.

Lo que querían hacer Seth Rogen, Evan Goldberg y Sam Catlin era asentar bien a los personajes, presentar de la mejor manera posible el mundo en el que se mueven antes de llevar su versión de "Predicador" por los lugares que transita en las páginas, unos lugares que ellos reconocen que no pueden trasladar del mismo modo a la pantalla. Sin embargo, ya sólo tener a tres personajes que buscan a Dios, desaparecido del Cielo, para ajustar cuentas con él es un concepto que ninguna otra serie estadounidense se atrevería a tocar. Y sí que se ha construido bien a Jesse, Tulip y Cassidy, y cuando los tres compartían la pantalla en la primera temporada, "Preacher" resultaba más interesante y hasta imprevisible. Y esa imprevisibilidad ha sido también uno de sus puntos fuertes, eso y ese chiste negrísimo del apocalipsis por explosión de metano de excrementos de vaca.

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