¿Y si la Eurozona no hubiera rescatado financieramente Grecia y lo hubiera hecho, digamos, Siemens? ¿Y si el resto de gobiernos cayera detrás del griego, como fichas de dominó, y sólo las grandes multinacionales tuvieran la capacidad de rescatarlos? El futuro en el que empieza "Continuum" asume que eso ha pasado y que, para 2077, estamos gobernados por las empresas, que han impuesto un estado policial y totalitario, con una estética a caballo entre "Blade Runner" y "Caprica". A esa represión responde un grupo de terrorista que ataca a esas grandes corporaciones y que quiere acabar con su dominio, un grupo terrorista contra el que lucha un cuerpo policial que parecen Robocops, con implantes de memoria que graban lo que ven y escuchan, implantes cerebrales que pueden identificar a un sospechoso sólo mirándolo y unos trajes dorados que incluyen todos los gadgets que podáis soñar (en serio, literalmente todos).
¿Qué pasa cuando un grupo de esos terroristas huye viajando al pasado y con ellos, por accidente, viaja una de esos policías biónicas? Pues que tenemos la premisa básica de la serie, del canal canadiense Showcase, cuya protagonista, Kiera Cameron es una especie de Terminator biónico que debe impedir que los terroristas inicien en 2012 una guerra que, en teoría, pueda cambiar el futuro. "Continuum" no es en absoluto sutil y sus diálogos y caracterización de personajes son, por ahora, bastante genéricos, pero su idea de partida es muy interesante. Ese giro a lo "Alias", por el que la heroína de la serie está trabajando para los "malos" a priori, busca que no sea tan fácil identificar a los villanos, si bien es evidente que los métodos brutales de los anti-corporaciones no los pintan tampoco en una luz demasiado benévola.
Hay otro par de detalles por ahí que complican un poco más el asunto, y que ofrecen cierto interés para seguir más adelante y para que la serie no sea sólo un policiaco con dos compañeros de personalidades opuestas, uno del Vancouver de 2012 y otra del futuro. El primer capítulo, al menos, tuvo ritmo y apuntó a algo entretenido, a pesar de que su actriz protagonista, Rachel Nichols, a veces es demasiado robótica, por decir algo, cuando se enfunda la superchaqueta dorada y se dedica a imitar a Robocop. Como decimos, la idea de base, con esa especie de subversión del discurso de los 99% y los 1%, puede derivar en algo realmente interesante, pero habrá que ver si la explotan a fondo y si son menos obvios en los siguientes episodios.
3 comentarios:
Más que nada, me ha hecho gracia por ese futuro que presenta, con grandes corporaciones y similares: me recuerda mucho al cyberpunk de finales de los ochenta.
Esta me la apunto, a ver qué tal que me has despertado el gusanillo Además me mola la estética
Pues sí que puede deberle mucho a ese futurismo de los 80, sí.
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