Los zombies son la salvación de la cadena AMC. Al menos, ésa es la sensación que da su programación desde que "The Walking Dead" se convirtió en todo un fenómeno. El final de la sexta temporada superó los 14 millones de espectadores (con un 6,9 en la demo), así que no era nada extraño que quisiera seguir exprimiendo esa naranja, además, con una serie producida sólo por ellos (en "The Walking Dead" anda metida también FOX). Esa lógica empresarial es la que llevó a la creación de "Fear the Walking Dead", ese spin off/precuela/serie de acompañamiento que el domingo estrena una segunda temporada de quince episodios (el lunes llega a AMC España) y que sigue teniendo el mismo reto que tenía cuando debutó, el pasado verano: diferenciarse de su serie madre.
No basta con trasladar la acción a Los Ángeles y tener como protagonista a una familia que asiste a los primeros momentos del apocalipsis zombie, que ve con sus propios ojos cómo la idea de desplegar a los militares para contener la situación es un fracaso. Eso puede servir para el arranque de la serie, pero conforme avancen los episodios y los personajes se convenzan de que están viviendo el fin del mundo, más se irán acercando a "The Walking Dead" y a ese mundo desesperanzado (y dominado por gente como Negan) en el que malviven. Los caminantes de "Fear the Walking Dead" son "frescos", no llevan meses descompuestos, y los supervivientes no se han acostumbrado aún a verlos rondando por ahí. Tampoco se han acostumbrado todavía a desconfiar por sistema de cualquier desconocido que se acerque a ellos, lo que es un cambio con respecto a Rick y los suyos, pero un cambio que, probablemente, vaya a durar poco.
El final de la primera temporada prometió un escenario diferente (un barco) y darle más cancha a un tipo misterioso como Strand, que parecía tenerlo todo demasiado preparado para marcharse cuando se desató el infierno en Los Ángeles. Y la muerte con la que Travis se da cuenta de que su mundo ya no es el que era, irreversiblemente, puede acarrear consecuencias interesantes tanto en él como en el resto de personajes. Pero, si "Fear the Walking Dead" quiere separarse realmente de "The Walking Dead", tiene que buscar su propia identidad. Los dilemas de si hay que matar para sobrevivir, de si hay que supeditarlo todo a la supervivencia y preocuparse sólo de tu grupo, los hemos visto explorados hasta la saciedad en la serie madre y, aunque acaban siendo inherentes a una serie sobre el fin de la civilización, no pueden presentarse del mismo modo en el spin off.
Hasta ahora, "Fear the Walking Dead" enseñaba cómo todos los personajes tenían que adaptarse a que, de repente, el mundo ya no fuera como ellos lo conocían. Todas las situaciones que vivían eran nuevas, pero esa novedad ya se ha pasado. Todavía no conocen el alcance de la situación, no saben que no hay refugios de verdad seguros y tampoco están informados de que el "virus" zombie está dentro de todos ellos. Cuando se habitúen a las nuevas reglas y a ese nuevo mundo del que hablaban los Salvadores en "The Walking Dead", ¿qué tendrá "Fear the Walking Dead" para diferenciarse como una serie independiente?
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