La gente que se dedica a trabajos creativos, artísticos, suele tener un ego bien saneado. O, mejor dicho, no es raro encontrarse a gente así en esos sectores, y la ficción televisiva no es ajena a ello. Los creadores y showrunners de las series tienen que defenderlas y mantenerlas cómo ellos las imaginaron de las presiones de los ejecutivos de la cadena, sus colaboradores en la serie, los críticos y el público, y deben estar seguros de lo que hacen para poder llevarlas a buen puerto. Eso implica, muchas veces, tener unos egos a prueba de balas.
Cuando terminó la quinta temporada de "Cómo conocí a vuestra madre", muchos críticos se quejaron insistentemente a sus creadores, Craig Thomas y Carter Bays, de que la serie había perdido el paso. Ellos escucharon y afirmaron comprender esas críticas, y explicaron que el rumbo de corregiría en la sexta temporada. En el otro extremo, Veena Sud, la productora ejecutiva de "The Killing", se ha mostrado impermeable a todas las quejas que ha recibido acerca, principalmente, del final de su primera entrega, defendiendo contra viento y marea las decisiones tomadas y sin reconocer que se haya cometido ningún error (como mucho, y en lo que coincide con los jefes de la AMC, que no supieron manejar las expectativas creadas). Si dejamos de lado que, a veces, los críticos son de muy poca ayuda y se vuelven realmente irritantes cuando se empecinan tanto en una cosa (y sus quejas a veces suenan también al "como esto no va por dónde yo quiero, lo defenestro"), es verdad que Sud ha estado dando una imagen de ego muy saneado un poco en la línea de otros showrunners como Ryan Murphy y Matthew Weiner.
Cada uno en su estilo, a sus ojos, sus series son perfectas, no necesitan cambiar nada, y cualquier crítica que se les haga casi responde a algún tipo de interés oculto por parte de quien la realiza. Célebres son ya las peleas de Weiner con los periodistas que recibían screeners de "Mad Men" a raíz de los spoilers, cuando él mismo había adelantado algunos de esos spoilers en entrevistas promocionales, y Murphy ha estado toda la temporada liándola buena con sus comentarios sobre los grupos que no quieren ceder su música a "Glee" (y vaya por delante que Kings of Leon van también de muy sobrados) y, últimamente, confundiendo a todo el mundo sobre la posible marcha de algunos de sus protagonistas una vez que sus personajes se gradúen del instituto (bueno, en realidad ha sido Brad Falchuk el que ha estado embrollándolo todo al desmentir, de una manera sorprendentemente muy categórica, lo que Murphy había declarado a "The Hollywood Reporter").
Por otro lado, el mero hecho de que estemos comentando esto ya habla bien a las claras de cómo ha cambiado el modo en el que nos enfrentamos a una serie. Ya no sólo vemos los capítulos y decidimos si nos convencen o no, sino que podemos leer a sus creadores explicándose y hasta podemos pedirles esas explicaciones a través de Twitter, por ejemplo. No saber quiénes eran los creadores de las series no influía en el modo en el que las veíamos, pero ahora puede haber gente que, si un showrunner en concreto no le ofrece las explicaciones que quiere sobre una serie, puede dejar de verla. No es que sea algo que a mí me convenza, pero cada uno es cada uno.
4 comentarios:
En mi adolescencia (hace más de veinte años) leí que un tipo llamado Steven Bochco era el creador y productor de 'Canción Triste de Hill Street'. Fue la primera vez que reparé en el nombre del creador.
Como guionista me parece emocionante que el espectador quiera saber quién es el creador de su serie favorita aunque sea para ponerlo a parir. Han pasado décadas y por fin los creadores de series, guionistas al fin y al cabo, tienen su cuota de protagonismo en el mercado.
Sobre filias y fobias, usted no sabe qué es vivir con una adolescente otaku. Odia a los creadores de series manga que matan a sus personajes favoritos e incluso hace peticiones online para resucitarlos.
Bochco fue, probablemente, el primer "creador" de series tal y como y lo entendemos ahora, y si no mencionamos en el mismo saco a Gene Roddenberry.
En este tema delos egos, hay un pequeño matiz y es que uno puede ir de sobrado, aunque esté feo, siempre y cuando su producto guste (a las grandes divas de la opera se les aguantan sus locuras siempre y cuando den el do de pecho), por eso estas pataletas de Veena Sud me parecen lamentables.
No es que los criticos le den dado porrazos por todos los lados, es que también la gran mayoría que vió esta 1º temporada lo hace; sencillamente su producto (que además es una versión, así que creadora, creadora, no es) no gustó y aun así, sostenella y no enmendalla...
Si una serie pone de acuerdo a la mayoria de crítica y público, con unas reacciones tan extremas, y el showrunner cree que estamos todos equivocados, debería hacérselo mirar (especialmente cuando el material original fue justo lo contrario a nivel de público y crítica).
Incluso aunque la serie guste, ir de sobrado por la vida no es una buena opción. Los críticos adoran Mad Men, pero su opinión de Matthew Weiner es otra cosa diferente. No sé qué pasará si la serie da un bajón de repente. Aunque dudo mucho que les dé el mismo siroco que les dio con The Killing.
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