A principios de los 80, las series de policías protagonizadas por una pareja de detectives, a ser posible con personalidades contrapuestas, eran muy habituales en la televisión estadounidense. "Starsky & Hutch" había acabado apenas unos años antes, y para intentar continuar aprovechando su tirón, la CBS estrenaba en 1982 otra que seguía el mismo esquema, "Cagney & Lacey". Con la diferencia de que aquella tenía dos mujeres en su centro, dos mujeres que eran las protagonistas totales de una serie de policías, no las novias o las esposas de los protagonistas. Aquello fue un gran cambio en la ficción estadounidense, y algunas de las cosas que Sharon Gless y Tyne Daly lograron entonces aún pueden verse casi 30 años después en otras ficciones criminales cuyas detectives son igualmente féminas.
Dos de ellas no han coincidido en el tiempo por semanas, diría yo. Una es la segunda temporada de "Rizzoli & Isles", que ha vuelto a TNT después de una primera entrega muy exitosa en la que se posicionaron para suceder a "The Closer" cuando ésta acabe el próximo verano, y que acabço con un cliffhanger que se resuelve con la clásica elipsis tradicional en estos casos, pero dejando ciertas secuelas emocionales en Rizzoli. El primer episodio vuelve a destacar que es la relación entre sus dos protagonistas lo que tiene algún valor aquí, porque los casos no son nada especial. Su productora ejecutiva, Janet Tamaro, estuvo un par de temporadas en "Bones" y tiene experiencia en los procedimentales de networks (también pasó por "CSI: NY"), así que sabe de sobra cómo lograr que la serie funcione. Y sabe también de sobra que son Jane y Maura el centro de todo y el aspecto que más debe cuidar, y a ello se dedica. No es una serie para diseccionar episodio a episodio porque el comentario casi siempre es "el caso no es gran cosa pero ellas son muy divertidas", y resulta entretenida si no se le pide mucho más.
En ITV, mientras tanto, ya han emitido los seis capítulos de "Scott & Bailey", en la que sus protagonistas son detectives en Manchester y cuya relación profesional y de amistad personal es también lo más interesante. Interpretadas por Suranne Jones y Lesley Sharp, de Janet y Rachel vamos descubriendo cosas poco a poco, como si fuéramos quitando capas a una cebolla. En los primeros episodios se nota un potencial siempre a punto de alcanzarse, aunque se escapa, y hay una trama de fondo que desde luego quieren presentarnos como el gran misterio de la temporada, aunque ni ellas sepan al principio que es así. Scott y Bailey tienen una buena dinámica de colegas y no es difícil creer que hace tiempo que se conocen y que confían la una en la otra, y no son exactamente el tipo de detective femenino que estamos acostumbrados a ver, también porque Jones y, especialmente, Sharp no son dos actrices tan convencionales (quienes las hayáis visto, respectivamente, en la sexta y la cuarta entrega de "Doctor Who" sabéis de sobra por qué). De momento estoy sólo al principio, y aún tengo que comprobar si ese misterio de fondo eleva un poco el tono al final.
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