Hay películas que se producen y se ruedan con el objetivo de servir de denuncia. Casi siempre son documentales y casi siempre buscan esa denuncia sin muchas más expectativas de que la situación pueda cambiar. Ganadoras de pasados Oscar al mejor documental, como "Una verdad incómoda" o "Inside Job", tenían justo ese propósito, además de indignarnos sobre cómo es posible que las cosas funcionen así y que nadie haga nada para impedirlo, y directores como Michael Moore se han hecho famosos con estas películas-protesta ("Bowling for Columbine" seguro que tuvo buena parte de la culpa para que aparecieran más documentales del mismo estilo). Y luego están los títulos que no sólo tienen esa denuncia como objetivo, sino que además pretenden provocar un cambio inmediato en el statu quo y, lo que es más raro de todo, lo consiguen. Ese es el caso de "The invisible war", uno de los nominados al Oscar al mejor documental de este año, dirigido por un veterano en estas lides como Kirby Dick y que afronta un tema más bien desconocido para el gran público; las violaciones impunes que sufren no pocas mujeres en el ejército de Estados Unidos.
La cinta muestra a varias veteranas que sufrieron abusos sexuales mientras estaban de servicio, y sigue más de cerca especialmente a tres; una policía militar que estaba destinada a una remota base de Alaska, una marine que, tras dos estancias en Irak, pasa a formar parte del grupo de élite de marines asentado cerca de la Casa Blanca, en Washington, y una guardacostas que termina personificando buena parte de los problemas que estas mujeres (y un hombre) tienen que afrontar de que sus propios compañeros las violaran y, sobre todo, después de que sus mandos no sólo ignoraran sus denuncias, sino que en ocasiones hasta llegaron a castigarlas por "mentir" y por cometer adulterio (lo que no deja de ser paradójico cuando el que estaba casado era el asaltante). La sensación de desamparo y traición que sienten todas ellas es realmente potente y traspasa la pantalla de un modo sorprendentemente efectivo. En especial, esa sensación cristaliza con el testimonio del padre de una de ellas, también militar, que se derrumba por completo al recordar cómo, cuando su hija adolescente le dijo que se iba a alistar, él le dijo que no se preocupara, que el ejército cuidaría de ella.
Pero el ejército no ha cuidado de ninguna de ellas. Algunas ni siquiera pueden conseguir tratamiento médico de la oficina de veteranos para las secuelas físicas que les quedaron del asalto, y la sucesión de testimonios de víctimas, y de personas que han trabajado investigando estos casos, va creando un sentimiento de indignación en el público que persigue que las autoridades tomen de una vez cartas en el asunto y, al menos, faciliten que los asaltantes sean investigados y llevados a juicio. En ese aspecto, "The invisible war" ya ha tenido algo de éxito, pues el secretario de Defensa, Leon Panetta, instauró el pasado mes de abril nuevas medidas para perseguir con mayor eficacia a los culpables. Pero eso no le resta fuerza emocional al documental, incluso aunque haya quien pueda acusarlo de repetitivo, cuando en realidad no lo es. Si Dick y su productora, Amy Ziering, nos muestran tantos testimonios de víctimas en lugar de centrarse sólo en una o dos, es porque quieren demostrar que no es un problema aislado y que esa ignorancia de él que presentan los mandos no es excepcional. Buscan una respuesta emocional en su público dejando que sean sus protagonistas las que hablen, y lo logran.
Curiosamente, allá por noviembre, hubo un capítulo de una serie de televisión que tocaba este tema. Era "Big chicken dinner", de "Last resort", un episodio en el que uno de los tripulantes del submarino USS Colorado era acusado de violar a una chica de la isla en la que han buscado refugio, y le tocaba defenderlo de esa acusación a la teniente Shephard, la tercera en la línea de mando. Tal vez no se llegaba a profundizar todo lo que hubiera sido deseable, pero sí presentaba aspectos interesantes que lo convierten en un curioso añadido al visionado de "The invisible war".
5 comentarios:
Recuerdo que en esta temporada de The Good Wife, la serie que está más al día, también tocaban este tema. Amanda Peet era una oficial violada en una base militar.
Este documental no lo he visto, parece interesante.
Justo venía a comentar lo que dice Caprica Six. Me sorprende que te hayas olvidado de TGW, Marina. Aunque, para clarificar la Cap. Hellinger no fue violada, sufrió un intento de violación. Y lo mejor del capítulo no es el caso en sí, sino todo lo que aprendemos del sistema judicial y cómo se protegen las espaldas. Que por eso me imagino es tan difícil para las víctimas conseguir castigar a los culpables.
Otra que venía a comentar lo de The Good Wife. Y sí telita lo que se aprende con esta serie de justicia USA. Ya no solo para ver cómo entre los altos mando militares se tapan unos a otros, el caso de la censura televisa con Christina Ricci también estuvo muy bien. Y muy muy divertido xD!
No sabía de este documental. Apuntado queda!
Cierto, se me había olvidado lo de la capitana Hellinger en The Good Wife. Ese capítulo sí trata más de lleno esa ignorancia sistemática del problema que centra The invisible war.
También tienes Wigs. Una webserie en las que las protagonistas son siempre mujeres y que van contando diferentes historias.
Una de ellas trata precisamente sobre este tema. Una de las protagonistas es Jennifer Beals.
Merece la pena verla.
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