"No hay una fina línea entre el amor y el odio. Hay una Gran Muralla China con guardias cada cien metros entre el amor y el odio". Esta frase de "House" puede muy bien resumir el reto que se les presenta a esas series cuya primera temporada se convirtió en objeto del hate-watching, y que regresan con la segunda ante la duda de si esos espectadores las abandonarán o seguirán con su masoquismo. Ya hemos hablado otras veces de la situación en la que estaban "Smash" en su segunda entrega y "The Killing" al iniciar esta tercera, intentando convencer al público potencial de que habían hecho propósito de enmienda y de que merecía la pena darles una nueva oportunidad, pero quizás ninguna se encontraba en la misma y peculiar posición en la que se encuentra "The Newsroom".
La serie vuelve el domingo a HBO, después de haber sufrido el verano pasado un vapuleo generalizado por parte de la crítica estadounidense, que pensaba que Aaron Sorkin no estaba ni de lejos a la altura de lo que se esperaba de él al hacer un drama sobre un canal de noticias 24 horas en HBO. Independientemente de que pareciera que estábamos viendo en realidad una serie de la NBC de hace cinco años, "The Newsroom" fue duramente criticada por cómo pintaba a sus mujeres como ineptas que necesitaban que los inteligentes hombres a su alrededor las rescatasen, por cómo utilizaba noticias reales con el ventajismo que da observarlas dos años más tarde de cuando tuvieron lugar y porque los sermones y el adoctrinamiento que siempre han subyacido en bastantes proyectos de Sorkin estaban aquí tan desatados como en "Studio 60". La serie tuvo sus defensores, pero no muchos, y hasta ellos se preguntan, como hacen en "The daily beast", si las nominaciones al Globo de Oro y al SAG y las voces a su favor que surgieron al final de la temporada obligan a preguntar: "¿quiere esto decir que, a pesar del odio y las críticas vertidas sobre la primera temporada de "The Newsroom", deberíamos estar emocionados por su regreso?"
Curiosamente, parece que Sorkin ha hecho autocrítica y que se ha dispuesto a corregir las cosas que él sentía que fallaban en la serie. En "The Hollywood Reporter" se contaban hace un mes o así todas las cosas que se habían reformado para la segunda temporada, incluyendo una reducción de episodios de diez a nueve porque Sorkin no estaba convencido de cómo habían salido los tres primeros y un arco serializado sobre una historia que creará problemas legales a la cadena (inspirada en ésta sobre el supuesto uso de gas sarín por el ejército estadounidense en Vietnam). A priori, no se puede saber si todo esto será suficiente para acallar a los hate-watchers, y si sacará "The Newsroom" de la lista de decepciones recientes de la tele estadounidense, pero sí puede picar la curiosidad de quienes, a lo mejor, pensaban ver el inicio de la temporada para ver si Will McAvoy y los suyos seguían igual que antes o no.
En mi caso, creo que le daré otra oportunidad para ver si todas sus piezas encajan mejor y si es menos pretenciosa, o si el nivel de la serie se ha puesto a la altura de sus pretensiones. Con "The Newsroom", las reacciones estaban divididas entre los sorkinistas entregados, los escépticos y los muy críticos, así que será interesante ver si las divisiones se acentúan o si se difuminan.
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