Cuando se estrenó “The Mindy Project”, en 2012, su protagonista decía muy claro en el piloto que ella se guiaba por los principios que había aprendido viendo comedias románticas. De “Sucedió una noche” a “Cuando Harry encontró a Sally” o “La boda de mi mejor amigo”, el género ha dejado unos arquetipos y unos clichés fácilmente reconocibles por todos los espectadores, y aunque alcanzó un momento de gran éxito en los 90, el hecho de que estuviera compuesto por películas de presupuestos medios , que lograban una taquilla aceptable, ha terminado expulsándolas de los planes de los estudios. A lo largo del verano, no han dejado de sucederse los artículos en Estados Unidos que hacían notar cómo los blockbusters dedicados antes al verano se habían extendido ahora a casi todo el año (salvando noviembre y diciembre, época de candidatas al Oscar, y enero y febrero, cuando se estrenan los títulos con los que los estudios no saben qué hacer), y cómo en Hollywood ya sólo se pensaba en cifras por encima de los cien millones de dólares, tanto en presupuestos como en taquillas.
Así las cosas, más de una vez hemos señalado que las películas de término medio (ni superproducciones ni cosas indies), han acabado mudándose a la televisión, y en esa mudanza se han incluido las comedias románticas. No es un fenómeno nuevo de esta temporada, y no es la primera vez que lo comentamos (“Cómo conocí a vuestra madre” dio un poco el pistoletazo de salida en 2005), pero es interesante recuperarlo a la luz de lo que The AV Club apunta sobre unas cuantas de las sitcoms que se van a estrenar este año. Incluso acuña el término rom-sitcom para definirlas, y se explaya sosteniendo que es un género que funciona mejor en el cine que en televisión porque el final es importante en la trama romántica. Las series pueden desactivar esa necesidad de un cierre centrándose en el lado cómico, pero el lado romántico siempre estará pululando por ahí y amenazando con hundir la comedia bajo su propio peso.
Serie estivales como “You’re the worst” u otoñales tipo “A to Z” o “Manhattan Love Story” entran en esta tendencia, y en bastantes de ellas, al ver el piloto, es inevitable pensar que quizás los guionistas pensaron primero en ellas como películas. El primer capítulo de “New Girl”, de hecho, es una rom-com de 90 minutos concentrada en veinte. Los dramas que basan buena parte de sus historias en la tensión sexual no resuelta de sus protagonistas ya se enfrentan a la dificultad de decidir en qué momento hay que dejar de marear la perdiz y juntarlos, así que una comedia que lleva impresa en su escena inicial que sus dos protagonistas van a acabar juntos al final, todavía está sometida a más presión en ese aspecto. Será interesante ver a qué recurren las rom-sitcom de esta temporada para no dejar que el peso de las expectativas de los espectadores, que se las saben todas en este género, las condene antes de Navidad.
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