La diversidad de género y racial en los repartos de las series es algo que los críticos estadounidenses vigilan con lupa al principio de cada nueva temporada de otoño, viendo después si esos tres personajes negros o esa protagonista femenina están para algo más que como meros comparsas del protagonista central, que suele ser un clásico WASP: hombre blanco, anglosajón, protestante, heterosexual y, si quieres tener una serie de prestigio del cable, ya en la mediana edad y con diversos demonios personales. Como decimos, aunque no es nada extraño que se escriban artículos sobre el tema, últimamente parece haber una mayor actividad de análisis, discusión o simplemente queja sobre, en este caso, la importancia que las obras audiovisuales mainstream dan a sus personajes femeninos. Y esa importancia se aprecia en diferentes aspectos. Por ejemplo, uno de los asuntos más discutidos este verano ha sido el de “la mirada femenina” a la hora de presentar escenas de sexo, asunto motivado, cómo no, por el estreno en Starz de “Outlander”. Si dejamos de lado la obsesión por compararla con “Juego de tronos” (cuyo tratamiento del sexo y la violencia desde el punto de vista de los personajes femeninos no es tan sencillo como para despacharlo simplemente como sexposition), lo que se destaca de la serie es que la “objetificación” sexual, como si dijéramos, se hace de Jaime, no de Claire, algo marcado por el hecho de que es a través de los ojos de ella como estamos viendo todo lo que pasa en la serie.
Claire, de hecho, recuerda a veces más a una especie de híbrido entre la Daenerys Targaryen de la cuarta temporada de “Juego de tronos” y Alicia Florrick (y no sólo por su gusto por beber vino y whiskey). Si algo ha dejado claro siempre “The good wife” es que Alicia es perfectamente capaz de disfrutar su sexualidad cuando quiere y con quien quiere, y aunque hemos visto ligeros de ropa tanto a Kalinda como a Cary, puede decirse que este último es el que más veces ha cubierto la cuota del eye candy. “Masters of Sex”, mientras tanto, va variando sus puntos de vista dependiendo de qué personaje sea el centro de la escena en un determinado momento, y esa circunstancia, y que la relación entre Masters y Johnson sea muy compleja (y muy chunga), impide que podamos decir directamente si muestra sus escenas de sexo no clínicas desde una mirada femenina o masculina, porque tiende a variar según el personaje y la situación. No obstante, aunque el sexo es lo que más se está utilizando para criticar algunas de estas series, el tratamiento de los personajes femeninos va bastante más allá de eso.
En la ciencia ficción, es habitual que se analice si las mujeres son algo más que arquetipos, si están más trabajadas aparte de que sean la tipa dura, la novia de, la Mary Sue… Títulos como “Orphan Black” y “Continuum” se nombran siempre en esta discusión por el hecho de que sus protagonistas centrales sean dos mujeres que tiene que pelear con sus fantasmas personales igual que Oliver Queen, y en ese aspecto, será interesante ver qué hace Marvel con Peggy Carter en enero, cuando llegue a ABC con su propia serie. Y en todo esto no hemos hablado aún del tratamiento de la violencia hacia las mujeres en la series de policías, pero eso daría para otra entrada todavía más larga que ésta, más con el estreno en CBS de “Stalker”. Ya llegaremos a ello.
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