15 enero 2016
El camino de la magia
Probablemente recordéis aquellos años, poco después de que Warner diera la campanada con "Harry Potter y la Piedra Filosofal", en los que todos los estudios querían su propia saga de fantasía y magia. Luego llegarían "Los juegos del hambre" y la querencia por las distopías, pero a principios de los 2000, era la magia y las historias de chavales solitarios llamados a un gran destino las que más atraían la atención de Hollywood. Curiosamente, la saga literaria que más se parecía a los libros de J.K. Rowling no llegaría hasta 2009, dos años antes de que se estrenara la segunda parte de "Harry Potter y las reliquias de la muerte", y optaría por una universidad mágica, más que un colegio: "Los magos", de Lev Grossman.
En esa trilogía, los lectores siguen a Quentin Coldwater, un joven que siente que no encaja en ninguna parte y que se refugia en unos libros que adoraba cuando era niño, protagonizados por unos hermanos ingleses que viajan a la tierra mágica de Fillory a través de un reloj en su casa. Quentin, además, tiene dotes naturales para la magia y, así, es admitido en Brakebills, una universidad en el norte del estado de Nueva York en el que se enseña a esos futuros magos a controlar y aprovechar sus poderes. Además, la llegada a Quentin es importante porque el mundo mágico está amenazado por un villano llamado la Bestia y, probablemente, él sea la persona indicada para detenerlo. Más o menos, esto es todo lo que se cuenta en el primer episodio de "The magicians", la adaptación a televisión de los libros de Grossman, que Syfy estrena el día 25 en Estados Unidos y, en España, el 3 de febrero.
Ese capítulo inaugural presenta una gran mezcla de influencias, que van bastante más allá de la más manida de Harry Potter universitario. Fillory recuerda a Narnia o a "El jardín secreto" (aunque ahí no hay magia), o incluso al País de las Maravillas, pero Quentin es una Alicia con más problemas e inseguridades. En Brakebills encaja por fin, y prácticamente deja de lado su vida anterior y a su amiga, Julia, que apunta a tener un viaje opuesto al de Quentin, pero con gran potencial. Porque, de momento, parece que tenemos dos maneras de entender la magia y su aprendizaje, y da la sensación de que sólo se podrá derrotar a la Bestia si se combinan las dos. O puede ser que una de ellas sean los villanos de la historia, que nunca se sabe.
La verdad es que el primer capítulo de "The magicians" (dirigido por Mike Cahill, responsable, entre otras películas, de "Otra Tierra") resulta muy efectivo en la presentación del malo, realmente original, y en la caracterización de Quentin como un friki, un geek al que su resistencia por abandonar su afición adolescente por los libros de Fillory puede, literalmente, salvar la vida. Es un lado interesante para el protagonista de esta serie, de la que es difícil hablar con más propiedad si no se ven más capítulos, y no se aprecia por dónde va a moverse la trama. Eso sí, minipunto para ella por presentar Brakebills en el mejor estilo "Diez razones para odiarte".
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