Las invasiones alienígenas eran unos clásicos del cine de ciencia ficción de los 50. Permitían tocar temas políticos y sociales que obsesionaban al público de la época sin ser demasiado explícitos, aunque los espectadores que veían "La invasión de los ladrones de cuerpos", en 1956, podían extrapolar sin problemas sus extraterrestres que usurpaban los cuerpos de los habitantes de un pequeño pueblo al "terror rojo" o a la "caza de brujas" del Comité de Actividades Antiamericanas, y quienes se sentaban en el cine a ver "Ultimátum a la Tierra", "Planeta prohibido" o "La guerra de los mundos" sabían que aquellas películas estaban muy enraizadas en los temores de la sociedad de aquella década marcada por la Guerra Fría y el miedo a un ataque nuclear.
Los extraterrestres pueden ser unas metáforas perfectas para muchas cosas, y unos espejos ideales para reflejar algunos de los problemas del mundo contemporáneo. Los visitantes de "V" podían recordar a los nazis, pero estaban alertando sobre las tentaciones de los gobiernos de derechas de los 80, y el estado de ocupación y represión implantado por los alienígenas de "Colony", la nueva serie de USA, remite inevitablemente a dictaduras actuales, aunque sus creadores, Ryan Condal y Carlton Cuse, afirmen que tuvieron la idea al ver fotos de la Francia ocupada por los nazis en la Segunda Guerra Mundial, con gente sentada tranquilamente en las terrazas de los cafés mientras pasaban al lado suyo los soldados alemanes.
Es esa inspiración en la realidad lo que le da algo de interés a la serie. Los personajes hablan sobre la Llegada, sobre el momento en el que los alienígenas aparecieron en la Tierra y, en este caso, aislaron Los Ángeles con un altísimo muro metálico, pero no tenemos ningún vistazo de ellos. Los "malos" son los humanos que trabajan para ellos, los colaboracionistas (que es una terminología muy de la Segunda Guerra Mundial), que son quienes se encargan de hacer cumplir el toque de queda, de buscar y eliminar a la resistencia a la ocupación, de detener aleatoriamente a gente por la calle y llevarlos a una misteriosa fábrica que suena tan ominosa como la expresión "campo de concentración".
La última serie de invasiones extraterrestres que habíamos visto había sido "Falling skies", que era una historia de guerra, y que no se mueve por los mismos derroteros que "Colony". Sí tenía una subtrama, su yo estoy bien informada, que obligaba a replantearse quiénes eran los malos y quiénes los buenos, pero el destino del planeta estaba aún en el aire. En la serie de USA, claramente los humanos han perdido y, al estilo de la tripulación de Galáctica en Nueva Caprica, lo único que les queda es obedecer e intentar pasar desapercibidos, o resistir utilizando tácticas que, en otro contexto, les parecerían reprobables.
Esta historia de invasión, más esa "Homeland" con alienígenas que parece ser "Hunters", próxima serie de Syfy, también está respondiendo a cierta inquietud en la sociedad estadounidense, el miedo a los atentados terroristas extremistas y la desconfianza en las instituciones públicas y, especialmente, en las fuerzas del orden en las grandes ciudades. "Colony" podrá tener algunas imágenes que remiten a la dictadura de Pinochet, pero se dirige a los temores del público norteamericano a través de un envoltorio de ciencia ficción. Con sólo el primer episodio emitido, está por ver hasta dónde se meterán en esos asuntos de lealtad, resistencia y sumisión, pero tienen un material muy amplio con el que jugar.
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