Hace unas semanas, el crítico televisivo del New York Times, James Poniewozik, apuntaba en Twitter que "Star Wars. El despertar de la Fuerza", "funciona (de una buena manera) como un piloto de televisión: plantea preguntas, prepara dinámicas, une el próximo episodio". Es una idea que ya lleva revoloteando sobre las críticas de blockbusters desde que Marvel se lanzó a sus diferentes Fases en el cine. Las películas independientes de la Fase 1 de Iron Man, Thor y el Capitán América terminaban confluyendo en la primera de los Vengadores, y esa misma cinta lanzaba la Fase 2, también con las respectivas secuelas y la confluencia en la segunda de los Vengadores.
Cada una de esas películas funcionaba como historia independiente y, al mismo tiempo, como un episodio más en la historia global del MCU. Hasta "Guardianes de la Galaxia" encajaba en ese engranaje aunque, a priori, no tuviera nada que ver con las demás. La presencia de Thanos y, sobre todo, de esas Gemas del Infinito que han ido apareciendo puntualmente en todas las películas, sirven como enlace de todas ellas y establecen un camino que, teóricamente, concluirá en "Avengers. Infinity War", la tercera parte (en dos películas) de los superhéroes reunidos. Resultado, que quien haya estado viendo religiosamente todas las piezas de las tres fases del plan de Marvel, habrá sido como si viera una larga serie de televisión en pantalla grande.
Habitualmente, no todas las películas se hacen pensando en las secuelas. Éstas surgen si la cinta original ha sido un éxito, como "Dando la nota", que va a tener una tercera parte el año que viene, o como "A todo gas". La saga "Fast & Furious" sólo fue posible porque la primera película fue un taquillazo completamente inesperado, y porque el resto de entregas han funcionado igualmente bien en los cines. Estrenar una cinta teniendo en cuenta ya directamente una trilogía puede ser un arma de doble filo. Por cada "El Señor de los Anillos" hay dos "Cazadores de sombras" (que va a continuar en televisión, en ABC Family), pero eso no impide que las majors sigan con esa estrategia de buscar una saga de éxito que les garantice buenas taquillas durante más de una década, si se puede.
La consecuencia de todo esto es que ha llegado un punto en el que casi hay que enfrentarse a la primera película de una potencial saga como si fuera, realmente, un capítulo piloto de una serie de televisión. "El despertar de la Fuerza" tiene que lanzar dos secuelas, así que se dejan en el aire bastantes aspectos que, de otro modo, probablemente se habrían resuelto al final de sus dos horas y poco de duración. El cine comercial de Hollywood ya casi funciona más como una serie de HBO.
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