17 enero 2016
Las sorpresas del hombre en el castillo
ALERTA SPOILER: Ha pasado ya un tiempo desde el estreno en Amazon de "The man in the high castle", pero por si acaso, he de avisar que habrá spoilers de toda la primera temporada. Nos vemos en la Zona Neutral.
Cuando salieron las primeras críticas de "The man in the high castle", la adaptación del libro de Philip K. Dick para Amazon, los periodistas estadounidenses mencionaban que se volvía mejor y más interesante en la segunda mitad de la temporada, cuando daba un giro hacia lo "raro". Ellos escribían que se volvía "weirder", que podríamos traducir como "más extraña", pero resulta complicado trasladar, en una sola palabra, lo que ese adjetivo quiere transmitir. Porque es verdad que, a partir del intento de asesinato del príncipe japonés, en el quinto episodio, la serie adquiere otra velocidad y otra urgencia, y casi parece adentrarse en las historias no ya de ucronías, sino directamente de líneas temporales y universos alternativos.
¿Qué son esas películas que y los nazis quieren conseguir tan desesperadamente? Que Hitler las coleccione y las vea en su Nido de las Águilas, ¿lo convierte en el hombre en el alto castillo del título? ¿Qué consecuencias tiene eso si la Resistencia cree estar recibiendo información de él? ¿Y cómo demonios logra el ministro de Comercio marcarse un Olivia Dunham y, aparentemente, acabar en nuestra historia, en un San Francisco de 1962 que no está bajo control japonés ni alemán, en el que ondea la bandera estadounidense y en el que Kennedy es presidente y está lidiando con la crisis de los misiles de Cuba? El lado de ciencia ficción de la serie se potencia en el último episodio, con esa nueva película que muestra otra historia alternativa aún peor. Ha habido también varios artículos que comentan que la serie parece avisar de que ese interés por las películas, por ese "The grasshopper lies heavy", no es más que una coartada para, en realidad, no hacer nada, para aparentar que se está luchando contra el régimen opresor cuando no se sabe qué se está haciendo ni para qué.
Sirven para impulsar a Julianna a hacer algo, y dejan a Joe indeciso de sus lealtades, pero de momento, han ejercido como macguffin de la historia, y como misterio realmente atrayente, y poco más. Donde estaba más el interés de "The man in the high castle" era en sus villanos, en los dos personajes que son nuestros puntos de vista internos al funcionamiento del Gran Reich Nazi y de los Estados Pacíficos japoneses. John Smith, el obergruppenführer de las SS con la idílica vida de los suburbios tan estadounidense, no deja de ser el malo oficial, pero las dobleces que deja ver con el paso de los episodios lo convierten en, tal vez, el personaje más interesante de todos. Está comprometido intelectualmente con el Reich, pero acarrea sentimientos encontrados (cuando no, directamente, culpabilidad) de las cosas que hizo durante la guerra, y la enfermedad degenerativa de su hijo lo pone frente a frente con la realidad de las políticas nazis de pureza de la raza.
Smith pierde poco a poco la sensación de que controla su vida. Se ve en medio de una conspiración por asesinar a Hitler a cargo de oficiales nazis todavía más fanáticos que él, y su situación personal va carcomiéndolo. La segunda temporada se presenta interesante para él porque veremos si refuerza su compromiso con el Führer, o si su determinación empieza a minarse. Y, por otro lado, está el ministro de Comercio Tagomi, un hombre que busca desesperadamente mantener una paz frágil con unos alemanes a los que la victoria ha vuelto aún más codiciosos y rapaces, y ante unos gobernantes japoneses ansiosos de construir su propia bomba atómica para mostrarse fuertes ante sus enemigos al otro lado de esa Guerra Fría. Tagomi intenta ser íntegro, intenta perseguir lo mejor para sus semejantes, pero no lo tiene nada fácil.
"The man in the high castle" tarda en arrancar, y sus protagonistas (Julianna, Frank y Joe) no es que sean los personajes más carismáticos y atractivos. Pero sus secundarios sí presentan cuestiones y matices interesantes, y la evolución de la historia en los últimos episodios da de verdad ganas de ver una segunda temporada ya confirmada por Amazon. Otro crítico estadounidense apuntaba que, en realidad, la serie pregunta cómo es posible que ese mundo opresivo y totalitario se dejara avanzar, cómo se puede asumir que es hasta algo positivo. Ahí es donde aporta algo diferente al panorama televisivo.
Música de la semana: Si tienes una fiesta en un apartamento en Nueva York, "Gossip Girl" nos enseño que tiene que sonar, casi obligatoriamente, MGMT. Eso hace "The Magicians", por ejemplo, utilizando "Time to pretend".
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario