28 julio 2015

El peso del protagonista


A propósito del estreno de "Ant-Man", el guionista David Muñoz comentaba ayer por Twitter una de las críticas más habituales que se han hecho a esa película y, por ende, a casi todo el universo cinematográfico de Marvel: el escaso peso de los personajes femeninos. En concreto, se apunta que la cinta (que yo no he visto) disminuye el rol de Hope Van Dyne y la construye sólo mediante la relación con los hombres de la película (aquí hay otro punto de vista sobre ese tema). Teniendo en cuenta las críticas que Marvel ha recibido, sobre todo, por la manera en la que ignorado a Viuda Negra en el mechandising de "Vengadores: La era de Ultrón" (y por su presentación en la película, pero eso vamos a dejarlo para otro día), parecía inevitable que "Ant-Man" no fuera a observarse también desde ese prisma. Pero lo que apuntaba Muñoz en Twitter sobre Hope era interesante porque explicaba que, en realidad, lo que pasaba con ella es que no era la protagonista de la historia.

Es decir, que estuviera más o menos desarrollada como personaje respondía, principalmente, a que era una secundaria, y los secundarios están siempre al servicio del protagonista. En las series de televisión es muy fácil comprobar ese peso del personaje principal, ese tirón gravitatorio que hace que el resto de habitantes del programa orbite a su alrededor. "House" fue durante años el ejemplo más claro. El cascarrabias médico era el centro de la serie, el personaje que ejercía de motor de sus tramas, y el resto funcionaban en relación a él. El cambio del equipo de diagnóstico en la cuarta temporada mostró claramente esa dinámica cuando Cameron, Chase y Foreman se mantuvieron en la serie pero, al no tener trato directo con House, se quedaron relegados a los márgenes, a extras con frase privilegiados, y quienes pasaron al frente fueron Trece y el resto de nuevos personajes.

Además, la exploración de las posibilidades de redención y evolución de House se hacían, precisamente, a través de los secundarios; de su atracción y su historia pasada con Cuddy, de las ganas de hacer algo más con su vida de Cameron, de la ambición por ascender en su carrera de Foreman, del intento de Wilson por llevar una vida fuera del trabajo... Una de las máximas de la televisión es que el protagonista principal de una serie se mantiene inalterable, y que es el resto de piezas a su alrededor las que cambian, y el título de David Shore siguió esa fórmula a pies juntillas.

Que los secundarios estén al servicio del "héroe" determina su retrato de manera inevitable. En "The good wife", es Alicia de quien sabemos más cosas, de la que seguimos de cerca su crecimiento como mujer en todas las facetas, y eso acarrea que gente como Cary o Kalinda pierdan importancia si no se mueven en las proximidades de la señora Florrick, si no tienen contacto directo con ella. La buena esposa del título es Alicia, no Diane, así que es normal que en temporadas como la sexta, en la que la protagonista de la serie ha centrado todavía más las tramas, las historias que atañían a los secundarios se vieran con menos chispa. El prisma del protagonista es el que muestra la serie, aunque los guionistas les den cosas que hacer a los secundarios lejos de él.

Así, algunos de esos personajes sólo empiezan a mostrar de verdad su potencial cuando dejan de operar fuera del radio de acción del héroe. El caso de Laurel Lance en "Arrow" ya ha sido muy comentado, pero es que es muy significativo de esto. El supuesto interés amoroso de Oliver Queen en la primera temporada nunca acabó de cuajar porque desconocía su identidad superheroica, lo que la dejaba al margen de la acción principal. Así, cuando se introdujo a otro personaje femenino que sí se relacionaba con Oliver mientras era el arquero verde (Felicity), terminó robándole parte de ese protagonismo. Laurel no comenzó a funcionar de verdad hasta que no descubrió quién es Arrow, lo que le permitió interactuar más cerca de Oliver y, por tanto, del centro de la serie.

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