Una de esas entrevistas que Jorge Drexler está haciendo ahora de promoción de su nuevo disco, "12 segundos de oscuridad", me llevó a una de esas extrañas asociaciones tipo magdalena de Proust a las que MacGuffin es bastante propenso. Drexler contaba que en el disco había utilizado sus propias vivencias, quedando reflejados el final de una relación (su divorcio), un periodo de soledad y el principio de otra relación (para los salsarroseros, se rumorea, a voces, que con Leonor Watling), y que había seguido un poco, en ese aspecto, el ejemplo de Elvis Costello y su disco "North", en el que el cantante británico refleja también su divorcio y el principio del enamoramiento de su actual mujer, la cantante y pianista de jazz Diana Krall.
El caso es que esa mención a Costello me llevó a recordar una comedia independiente americana de finales de los 90, "200 cigarrillos", en la que una de las protagonistas daba una fiesta de Nochevieja en su casa con la esperanza de que apareciera el mismísimo Elvis Costello. La película no era ninguna obra maestra, pero yo la recuerdo divertida, con una ambientación ochentera que te devolvía a aquellas comedias sin pretensiones protagonizadas por Molly Ringwald o por la otra reina de aquella década, nuestra querida goonie Martha Plimpton, que con este título y "Beautiful girls" vivió un ligero renacer en los 90. Ella era, precisamente, la que organizaba la fiesta a la que nadie acudía, porque todos andaban perdidos por Nueva York buscando a sus citas, o a sí mismos, de paso.
No puede llegar al nivel de esa gran película sobre lo alocada que podía ser la noche neoyorquina en los 80, "Jo, qué noche", pero "200 cigarrillos" es curiosa y entretenida. Y se puede ver a un montón de actores antes de hacerse muy famosos, como Kate Hudson un año antes de "Casi famosos", y Christina Ricci en pleno paso de niña a mujer, parafraseando a Julio Iglesias.
2 comentarios:
Yo recuerdo ver esta película en una sesión doble en las galerías Maldà y casi me da un ataque de nervios por no poder fumar. Esas fiestas ochentosas no serían nada sin la humareda que envuelve a los asistentes.
Lamentablemente creo que la otra película era alguna mierda de Lars Von Trier y en vez de fumar me dieron ganas de vomitar. He dicho.
Yo la vi con una amiga a la que le pasa lo mismo que a la protagonista, organiza fiestas y luego está todo el día quejándose de que no va a ir nadie (luego su casa está a reventar), así que era un poco "autobiográfica" en ese aspecto :-).
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