Ya echaba de menos a la subjefa de policía Brenda Johnson, la protagonista absoluta de "The Closer": Esas "gracias, muchas gracias" con las que pide las cosas más peregrinas, la adicción al azúcar, las inseguridades y malentendidos con su novio, el agente del FBI Fritz Howard, lo implacable e incisiva que se muestra en los interrogatorios, la relación con sus subordinados (sobre todo, con los inspectores Tao, Provenza y Flynn) y con su madre... Es una serie policial, y los casos suelen ser interesantes y a veces, incluso, algo enrevesados, pero es la peculiar personalidad de Brenda la que le da un toque diferente a la serie. No en vano, "The Closer" superó el récord de audiencia para una producción del cable este verano en EE.UU.
Los dos primeros episodios de la segunda temporada mantienen el tono y el nivel de la primera temporada, con el grupo de Brenda enfrentado al resto de la comisaría y una Brenda cuya vida personal la desestabiliza todavía más, con la visita inesperada de su madre y la mudanza de Fritz a su casa, y su intento por dejar el azúcar. Se mantiene ese sutil sentido del humor, sobre todo en algunas situaciones, y mantenido por el lenguaje gestual de los actores.
Ya sé que esto lo he dicho más veces, pero la serie es lo que es gracias a su protagonista, Kyra Sedgwick, otra actriz de cine que ya pasa de los 40 y que ha encontrado en la tele no ya su segunda juventud, sino el personaje de su vida. Ella dice que se basó en Helen Mirren en "Prime Suspect" para componer a Brenda como un personaje tridimensional y lleno de contradicciones, pero además le aporta cierta vulnerabilidad, un algo extra que hace que nos caiga bien y le tengamos cariño aunque a veces sea tan "brutalmente honesta" como el doctor House (en Cuatro la comparan mucho con él, pero es un asunto diferente).
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