Los tejemanejes de la distribución cinematográfica en España a veces son difíciles de comprender. Tomemos por caso algunas de las películas que se estrenan en Estados Unidos en noviembre o diciembre, con la esperanza de rascar alguna nominación al Oscar. Si no hay grandes nombres detrás, o una clara posibilidad de que vaya a funcionar en taquilla, las distribuidoras esperan a que se anuncien dichas nominaciones para decidir si compran sus derechos y facilitan su llegada a los cines españoles. El año pasado, pasó algo así con "Los chicos están bien". Al otro lado del Atlántico se vio en verano; aquí tuvimos que esperar a verla hasta febrero, o así. El inconveniente de esto es si la película en cuestión no consigue entrar entre las candidatas al Oscar y tampoco genera demasiado ruido entre críticos y periodistas. Ahí, su estreno en España se queda en el limbo. Es un destino que ha corrido "Somewhere", la última cinta de Sofia Coppola, y también la última adaptación al cine de "Jane Eyre", cuyo director, Cary Fukunaga, va a dirigir después un thriller de ciencia ficción, "Spaceless".
La película pasó demasiado desapercibida, quizás porque no se lanza de cabeza a una historia de amor condenada antes de empezar. Opta por un tono mucho más contenido, austero, más acorde con los páramos ingleses donde se centra la historia de Jane, su triste infancia y su trabajo en Thornfield Hall como institutriz de la pupila francesa del señor Rochester, un hombre de modales tan bruscos como el entorno que lo rodea. En ese aspecto, la cinta es muy romántica, en el sentido de hacer que el clima y la naturaleza se comporten de un modo acorde a lo que sienten los personajes, y es tan sobria como Jane, cuya estricta y severa educación le hace creer que no merece la felicidad pero, al mismo tiempo, fortalece su independencia, su sentido de que ella debe actuar según su voluntad y no dejar que otros decidan por ella. Ese aspecto es el que más destaca del libro de Charlotte Brontë, y el que lo convierte en moderno e interesante, a pesar de que su final decepcione a muchos sus lectores y casi todas las adaptaciones terminen por cambiarlo. La película es mucho más sobre la personalidad de Jane que sobre su relación con Rochester, y en ese aspecto resulta interesante.
También lo es por la ambientación y por una fotografía a veces de novela gótica y otras, muy pictórica, que juega con las fuentes de iluminación de la época (velas, luz natural, fuego) para transmitir mejor el entorno de Jane (eso, y una banda sonora de Dario Marianelli sensacional), y debe ser uno de los filmes simplemente más bonitos de ver. Sin embargo, a veces resulta frío y distante, y que apele casi siempre más al intelecto que al corazón puede alejar a algunos espectadores. Todos sus actores siguen el mismo estilo de contención, incluso sus dos protagonistas, Mia Wasikowska y Michael Fassbender, más sutiles y razonables que apasionados. Es una opción válida de presentar la historia, e interesante, pero igual eso llevó a que fuera una de las grandes olvidadas de la última temporada de premios. Yo nunca he sido muy fan de "Jane Eyre" ni, en general, de ninguna de las historias de las hermanas Brontë, pero el enfoque de Fukunaga merece una oportunidad.
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