Siempre que se habla de esa edad de oro de la televisión, se menciona que se ha conseguido, en parte, porque la televisión es un medio de guionistas. En las mesas redondas tan de moda en esta época pre-Emmy con algunos de los actores y los showrunners de las series más destacadas de esta temporada, los primeros siempre dicen que son los guiones los que les atraen hacia proyectos televisivos, mientras los segundos siempre mencionan que, mientras en el cine es el director el que tiene la última palabra sobre la película, en la pequeña pantalla son los propios guionistas que crean la serie los que supervisan todo el proceso. Todo esto, más el enorme interés que han generado las series sobre la gente que las hace, ha llevado a que la figura del showrunner sea ahora muy conocida, y la avalancha de información en Internet sobre los pilotos que producen, los guionistas despedidos de series o los actores que, de repente, consiguen otro trabajo cuando sus personajes están a punto de morir ha elevado todavía más la estatura de esa figura. Casi puede decirse que han alcanzado la visibilidad y el reconocimiento que tenían los directores de cine en los 70.
Todo esto, sin embargo, acaba derivando en el inevitable backlash, determinado sobre todo porque el panorama industrial televisivo no es uniforme en Estados Unidos, y cada serie y cada cadena son un mundo. Explicado de otro modo; la figura del showrunner ha acabado un poco endiosada por la crítica, y tenía que acabar llegando una voz que los hiciera de menos y les concediera menos importancia en todo el proceso. Estos dos artículos de "New Republic" y "Slate" exponen las dos visiones que hay sobre este tema, a raíz de la publicación de un libro llamado "Difficult men: Behind the scenes of a creative revolution", que se fija en los títulos de cable que han contribuido a que la series puedan gozar del estatus actual. El primer artículo cree que Brett Martin, el autor del libro, les concede demasiado poder a los showrunners; el segundo indica que es gracias a que el concepto de autor se ha instaurado en la televisión que podemos disfrutar de series como "Mad Men", por poner un ejemplo.
Es una interesante conversación después de una temporada en la que los cambios de showrunners en títulos como "The Walking Dead" o, si me apurais, "Revenge" han sido uno de los temas más discutidos entre los críticos, algunos de los cuales se preguntaban si no estaría ya finiquitada la "edad de oro" de las series. Y también es una conversación que complementa otra que ha ido apareciendo poco a poco por ahí, como es el reconocimiento a los directores que ayudan a crear el aspecto visual de la serie. La puesta en pie de una serie es un proceso colaborativo en el que intervienen muchos factores (como ocurre también en un película), pero es cierto que el que tiene la última palabra es el showrunner. Otra cosa diferente es que, desde hace unos años, hayan adquirido mucha más visibilidad y se hayan convertido en tan famosos como los protagonistas de sus series, y muy probablemente ahí esté el quid de la cuestión de esos dos puntos de vista enfrentados sobre la "falacia" de estos guionistas/creadores/productores ejecutivos. Ahí esta ese documental, "Showrunners", que lleva un par de años en producción y en busca de distribución, como ejemplo de esa fama. ¿Pero esa mayor visibilidad les quita peso dentro de la industria?
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