Durante el festival de Toronto del año pasado, una de las historias que más se repitió fue la de cómo se rodó "Much ado about nothing", la adaptación de "Mucho ruido y pocas nueces" que dirigió Joss Whedon en las dos semanas que tenía entre el final del rodaje de "Los Vengadores" y el inicio del montaje. Whedon ha contado que estaba exhausto y que la perspectiva de montar la película le parecía algo imposible, pero que en lugar de irse de vacaciones, decidió poner en práctica una idea que le rondaba la cabeza desde hacía cierto tiempo, y era la de convertir en una película algunas de las lecturas dramatizadas de obras de William Shakespeare que organiza en su casa de vez en cuando. La obra elegida era "Mucho ruido y pocas nueces" (de la que quizá alguno hayáis visto la versión de Kenneth Branagh en 1993), y lo más curioso de todo es cómo las circunstancias del rodaje determinaron el modo en el que iba a hacerse la adaptación; trasladando la acción a la actualidad, pero manteniendo los diálogos de Shakespeare, y empleando a actores que ya habían trabajado con Whedon anteriormente.
Así, quienes interpretan a Beatrice y Benedick, la pareja de inteligentes y orgullosos que discuten y se pelean como si despreciaran el amor, pero que sienten atraídos el uno por el otro, son Amy Acker y Alexis Denisof, dos actores que, a priori, resultan dos opciones bastante improbables para estos papeles si tenemos en cuenta nuestra experiencia previa de ambos en cosas como "Angel", "Dollhouse", "Cómo conocí a vuestra madre" o hasta "Person of interest", pero que funcionan bien juntos. De hecho, Acker puede ser la revelación de la cinta, mostrando no sólo el ingenio de Beatrice, sino también su vulnerabilidad, o sus ansias de justicia o incluso su lado de comedia más tontorrona y física. Ambos manejan bien ese inglés shakespeariano que no es sencillo ni para los angloparlantes, y logran algo en lo que también destaca Reed Diamond (que da vida al príncipe), y es hacernos llegar la intención de esos diálogos sin que se noten recitados y apolillados, sino bastante naturales.
Esta "Much ado about nothing" se ve como un pequeño experimento de Whedon y, al mismo tiempo, como un divertimento. Tiene sus momentos románticos, más dramáticos y los humorísticos, puestos por dos policías bastante estúpidos y entre los que figura un Nathan Fillion totalmente en su salsa. Todos ellos están en la obra, por supuesto, y sólo es cuestión de aprovecharlos más o menos. En los instantes más ligeros y juguetones es donde la película funciona mejor, y en general se nota que todos los que están ahí están encantados de hacerlo. No es la primera adaptación de Shakespeare que se hace en blanco y negro y un poco diferente, pues el propio Branagh ya hizo su propio experimento con "En lo más crudo del crudo invierno", pero puede decirse que Whedon sale airoso de esto. Sólo por Acker y Denisof merece la pena echarle un vistazo.
Música de la semana: "Elementary" regresó hace ya un par de semanas con su segunda temporada, y lo hizo con un capítulo en el que Holmes y Watson resolvían un caso en Londres. Y qué mejor que utilizar "Hello", de Oasis, para indicar su llegada allí.
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