ALERTA SPOILERS: Si no habéis visto la película de "Veronica Mars", y no sabéis a que viene todo eso de la adicción, podéis dejar de leer aquí.
El detective que es incapaz de abandonar el negocio es uno de los arquetipos más clásicos del noir. Pese a que sabe que no es lo mejor para él y a pesar, por ejemplo, de que tiene una oferta de un trabajo más respetable o una mujer que lo tratará bien esperándolo, prefiere seguir pateándose calles de mala muerte solucionando los desaguisados de sus clientes ricos y cayendo una y otra vez en las redes de la misma mujer fatal que no le conviene, que lo utiliza y lo arrastra a la oscuridad. Hasta en el cómic "Blacksad" se recurre a esta historia en más de una ocasión, así que no es extraño que Rob Thomas la emplee también como hilo conductor de la película de "Veronica Mars", ese proyecto financiado con dinero de los fans mediante crowdfunding y que se ha estrenado al mismo tiempo en cines y en plataformas online de vídeo bajo demanda. En el caso de Verónica, parece que ha conseguido escapar, dejando atrás Neptune, los casos de su padre y a Logan Echolls, y estando a punto de convertirse en abogada para una importante firma de Nueva York. Pero como ella misma cuenta a través de la voz en off, los adictos no siempre logran apartarse de su adicción.
Es realmente curioso, y muy en sintonía con el espíritu de la serie, que Thomas no se olvide de que Verónica siempre tuvo una cierta oscuridad latiendo bajo la superficie, la oscuridad que la llevó a investigar hasta el final el asesinato de Lilly Kane a pesar de que su propia vida corriera peligro, o a buscar a su madre sin importarle lo que pudiera encontrar finalmente, y el dolor que eso pudiera causar. Su sentido de la justicia, y de que ella debía actuar cuando creía que no se estaba respetando, era su principal motivación, aparte de ese "cuelgue" de la emoción y la adrenalina de la persecución de un chantajista, por ejemplo. El retrato de Verónica nunca se perdió de vista durante las tres temporadas de la serie, y tampoco lo hace en la película, una película claramente orientada a los fans (que la han pagado, al fin y al cabo). Recupera a un montón de personajes que, probablemente, no habrían sido incluidos de otra manera, y se centra quizás demasiado en la relación con Logan también por eso. Pero no deja que Verónica salga indemne. ¿Es su elección final la más apropiada para ella?
Además, lo más interesante de todo es que esa última elección, la que nos la presenta regresando a Neptune y asumiendo el mando de Investigaciones Mars, no está motivada por Logan, sino por su padre. Sí, vuelve a la ciudad por su homme fatale particular (aunque él ha perdido un poco de punch con el paso de los años), pero es el caso de Weevil, la corrupción en el departamento de policía y las consecuencias que esto tiene para Keith lo que impulsa a Verónica a quedarse. En muchos sitios se ha comentado que, tal y como termina la película, deja con ganas de ver una secuela, y es completamente cierto. Verónica se ha convertido finalmente en lo que estaba destinada a convertirse, y sería muy entretenido verla en acción ya como detective privada adulta con todas las de la ley, un suerte de Kinsey Millhone más luminosa. La puerta para una secuela está abierta, y todo dependerá de cómo sea la acogida de esta primera cinta, más allá de esos más de 91.000 fans que pusieron su dinero para verla convertida su realidad.
Probablemente, Warner vaya a estar más atenta a la distribución digital que a la taquilla convencional, pues la idea original era que su paso por los cines fuera más testimonial que otra cosa, pero también es cierto que, en la semana del estreno, Rob Thomas y Kristen Bell se han paseado por todos los programas posibles (ella ha estado desde en "Good Morning, America" al talk show de Queen Latifah y "The Tonight Show"). El nombre de "Veronica Mars" ha recibido más visibilidad en estos días, siete años después de su cancelación, que mientras estuvo en emisión, así que podemos cruzar los dedos esperando que exista una pequeña posibilidad de que volvamos a tenerla en acción. Porque eso es otra cosa que logra la película, recordarte por qué te gustaba la serie en un principio. A pesar de que el misterio sea bastante sencillo (pero entronque con el tema de la injusticia social en Neptune que tanto le importa a Verónica), todos esos guiños para los fans se encaminan en esa dirección. Y aunque tenemos los toques de ironía y humor, y a Dick Casablancas en su salsa, al final hay dos escenas que definen perfectamente al personaje. Una es esa última comida con Wallace en el patio del instituto, cuando Verónica ve a una chica comiendo sola, igual que ella en el piloto. Y la otra es esa frase con la que ella cierra la historia y que encapsula ese lado un poco oscuro que nunca se ha intentado maquillar: "Me llamo Verónica Mars y soy una adicta. Hola, Verónica". Bienvenida de nuevo.
Música de la semana: No hay otra elección posible esta semana que "We used to be friends", la canción de The Dandy Warhols que primero popularizó "The OC" y después pasó a ser la sintonía de "Veronica Mars", y que hasta suena en los títulos de crédito finales de la película.
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