Canali. El revuelo que puede organizar una sola palabra. En 1877, el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli utilizó ese término para describir unas líneas oscuras que había visto en Marte, durante la denominada Gran Oposición de ese planeta. Los nuevos telescopios permitían aprovechar mucho más el momento en el que la Marte y la Tierra se encontraban más próximos, pero su capacidad de resolución no era tan potente como para poder distinguir si las zonas oscuras que se apreciaban en su superficie eran mares al estilo lunar (simples depresiones en el terreno) o al estilo terrestre, es decir, con presencia de agua. La palabra que Schiaparelli empleó, canali, describía unos rasgos similares a cañones que con ese término, "canales", dejaba espacio para que su origen fuera geológico. Sin embargo, la traducción al inglés de las observaciones del italiano optó por canals, en lugar de channels, implicando un origen artificial. Y la literatura pulp y fantástica cambió para siempre.
Ahí entra en escena Edgar Rice Burroughs, prolífico escritor de historias pulp que no sólo creó a Tarzán y ambientó historias de aventuras fantásticas en Venus y en la Luna (la selva y África se le quedaban pequeñas), sino que casi fue el que sacó más provecho de toda aquella fascinación por Marte a finales del siglo XIX y principios del XX al transformarlo en el Barsoom de la saga de novelas que Disney ha empezado a adaptar al cine con "John Carter". En aquel Barsoom había habido agua, pero se había perdido en su mayor parte, y el resultado era un planeta desértico asolado por las guerras por su control total. Allí llegaba por accidente un veterano de la Guerra Civil americana que, al más puro estilo Han Solo, se veía arrastrado a su pesar al papel de héroe con el destino de todo un mundo en sus manos, un mundo poblado por hermosas princesas y exóticos alienígenas, como mandaban los cánones de una buena historia pulp.
Casi todas las críticas que han aparecido de la película, la primera de acción real que dirige Andrew Stanton ("Wall-E"), apuntan que de la saga de Barsoom han bebido desde "Star Trek" a "La guerra de las galaxias" o "Avatar", y que ése es un hándicap importante que la película no consigue superar (la verdad es que tiene cierto dejà vú a las dos primeras precuelas de "La guerra de las galaxias"). Los espectadores están ya muy acostumbrados a ver aventuras como las que cuenta "John Carter", y con el mismo gran despliegue visual, así que hay que intentar ofrecerles, al menos, algo que tenga chispa y vida. Lo cierto es que lo mejor de la película es Woola, el monstruo extraterrestre que se comporta como un perro y que delata la experiencia previa de Stanton en Pixar, porque recuerda mucho a Dug, el perro de "Up" y transmite de verdad energía.
Y os preguntaréis por qué me he puesto a hablar más sobre aquella Gran Oposición de Marte que sobre la película. Sólo diré que las gafas de 3D moradas que repartieron (ha sido la cinta de inauguración de la novena Muestra Syfy, que se celebra este fin de semana en Madrid) son realmente simpáticas y gafapasta. Y que los anuncios del canal con su eslógan de este año, "El mejor final del mundo", son realmente cachondos.
2 comentarios:
Te ha encantado, ¿eh?
Es un desperdicio de recursos.
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