La evolución y el cambio es algo inherente a "Doctor Who". El truco de que su personaje principal se regenerara periódicamente en otro cuerpo facilitaba el cambio de actores cuando llegaba la hora de que éstos se marcharan y también ayudaba a que hubiera renovación entre los encargados de poner en pie la serie detrás de las cámaras. Desde la encarnación moderna de 2005, los espectadores hemos sido testigos de uno de esos cambios, en el que Russell T. Davies dejaba de ser el productor ejecutivo de la serie y el puesto lo ocupaba Steven Moffat, acarreando al mismo tiempo la sustitución del anterior Doctor, David Tennant, por el actual, Matt Smith. Davies tuvo la difícil tarea de volver a poner en marcha una institución como "Doctor Who" después de casi 20 años fuera de antena, y siguió supervisándola durante cuatro temporadas. Moffat lleva ya dos como jefe supremo, y es bastante más sencillo ver en qué aspectos la serie es diferente bajo uno y otro.
Pero discernir esas diferencias, y hasta discutir si la serie era mejor o peor entonces o ahora, no interesa aquí. Davies y Moffat le aportan sus propios intereses y sensibilidades, y el Doctor evoluciona en consecuencia. Lo interesante es ver cómo la sucesión entre ambos guionistas coincidió con el momento en el que la popularidad de la serie explotó definitivamente a nivel internacional y, muy especialmente, en Estados Unidos, donde pasó de verse en Syfy a hacerlo en BBC America, y a tener una mayor presencia en lugares como Comic-Con. Más periodistas de entretenimiento comenzaron a seguirla y a escribir sobre ella, y aunque ese mayor éxito empezó a verse en la cuarta temporada (la última de la era Davies), fueron la quinta y la sexta las que terminaron de cimentarlo. El resultado es que da la sensación de que, de algún modo, se hace de menos la época de Davies frente a la de Moffat, que se ve como cool e inventiva y más digna de elogio.
Como decíamos antes, es evidente que la "Doctor Who" de uno y otro era distinta. A Davies le iba más pensar a lo grande y su Doctor a veces era más corazón que cabeza. O igual deberíamos decir que, como han apuntado en algún blog cuyo título ahora no recuerdo, las acompañantes aportaban esa mayor conexión emocional y, al tratarlas más como iguales ante el Doctor, ese aspecto ganaba más peso. Moffat, por su parte, tiene gran querencia por los misterios y los puzzles a largo plazo, y su Doctor es, mayoritariamente, más cerebral y en control de sus emociones, y Amy y Rory no cumplen tanto esa función de equilibrar sus tendencias a convertirse en un semidiós. Esto no quiere decir que una aproximación sea mejor que la otra, aunque está claro que cada uno tendrá sus preferencias, sino que simplemente son diferentes.
Desde luego, la era de Davies no merece ese desprecio de ponerla por debajo de la de Moffat. Las dos tienen sus aciertos y sus fallos, y el sentido de la aventura y la diversión que Nueve y Diez aportaron fueron decisivos para que "Doctor Who" sobreviviera a su estreno en 2005 y volviera a convertirse en un fenómeno pop, primero en el Reino Unido y luego en el resto del mundo. Yo he de confesar que, aunque bajo Moffat la serie me sigue gustando mucho, sí echo de menos esos toques de humor totalmente inesperado, con referencias pop realmente peculiares, que Davies se marcaba de vez en cuando. Sí, lo he enlazado muchas veces, pero aquella aparición especial de Raffaella Carrá en, por cierto, uno de los mejores y más tensos episodios de las cuatro primeras temporadas es uno de los mejores ejemplos de ese humor travieso. Y, en mi opinión, bajo el mando de Davies se vieron los dos episodios que mejor tratan sobre la naturaleza del Doctor vistos hasta ahora: "Human nature" y "Family of blood". Veremos qué nos tiene reservado Moffat para la temporada del 50º aniversario del estreno de la serie.
P.D.: A todo esto, curioseando por Tumblrs varios por ahí di con esta comparación entre las cuatro principales acompañantes y cuatro personajes femeninos muy famosos de la literatura. Es realmente curioso.
10 comentarios:
Pues al contrario de lo que dices, yo encuentro que hay más cariño hacia la era Russell, en especial hacia Ten. Debo reconocer que haber comenzado a ver la serie a partir de la quinta puede predisponerte del "lado" Moffat. Como se suele decir, "You never forget your first doctor". Sin embargo, es también verdad que las temporadas de Russell tenían su corazón, que nunca lloré tanto como en la cuarta temporada y con ese doble episodio que has mencionado.
P.D.: No puedo esperar al regreso de "Yo disparé a J.R." ^^
Las dos épocas (Davies y Moffat) tendrán sus aciertos y sus fallos, pero en la era Davies el Doctor me apasionaba y yo me divertía como con ninguna otra serie y ahora no.
¿Corazón vs cerebro? Quizás, pero más bien creo que va por lo del "sentido de la aventura y la diversión" que Moffat no lo ha pillado tan bien como hizo Davies.
Bueno y que Matt Smith, en mi opinión, de carisma anda justito.
Yo no puedo decir qué etapa es mejor pero tengo muy claro que me gusta más la de Davis. Y debe ser cierto eso de "You never forget your first doctor" que se dice en el 1º comentario porque como el doctor de Tom Baker, ninguno. Qué miedo (me) daba el Dr. de aquella.
Moffat, cuando se encargó de la serie, partía entre el fandom con ventaja porque había escrito capitulazos como Blink o los dos de la biblioteca. Y entre los críticos también tenía esa aura cool porque escribía cosas complejas y oscuras, nada de la pirotecnia y aventura de RTD.
Lo que pasa es que una cosa es escribir un capítulo o dos, y otra distinta encargarse de organizar temporadas enteras. Las S5 y S6, aunque tienen muy buenas ideas, tienen también algunos fallos de ritmo difícilmente perdonables. Como dice ehiztari, los guiones de Moff serán todo lo rebuscados que queramos, pero lo divertidas que eran las temporadas de RTD yo creo que en estos dos años no lo hemos visto.
También es verdad que cada uno hace su Doctor. Nadie olvida su primer Doctor, ni siquiera RTD y Moff. RTD, de crío, veía DW y se lo pasaba pipa con aventuras increíbles en todo el tiempo y el espacio, mientras que Moff pilló los capítulos esos de Tom Baker que asustaban a todo el mundo. Y cada uno repite lo que vivió.
Particularmente creo que Moff sabe explotar como nadie el campo de las paradojas temporales (aunque está empezando a cansar), pero RTD era mucho mejor showrunner, sabía organizar mejor la temporada. La S7 tiene el clímax en medio, que es una cosa rarísima y bastante difícil que salga bien.
Creo que habría que decir, en descargo de Moffat, que le ha tocado organizar las temporadas cuando la BBC decide estirarlas todo lo que pueda, dividiéndolas en dos y todo eso, y él actúa en consecuencia.
Muy de acuerdo con el comentario 1, yo también aprecio un mayor cariño hacía la época de Davies aunque no tengo muy claro si es debido a él o a Tennant pero entre los fans más fans de Dr Who veo que el puzzle temporal de Moffat no ha acabado de cuajar como esperaban. Eso sí, yo comencé a ver al buen Doctah el verano pasado y me ví las 6 temporadas casi del tirón y en líneas generales cada una me parece mejor que la anterior aunque de todas ellas guardo muy buen recuerdo. (incluso de los capítulos más cutres de la pimera) Pero a mi este rollo un poco más adulto de Moffat me convence y mucho.
Gracias por el artículo que nos sirve para quitarnos un poco el mono hasta Otoño (que ganacas, Dios)
A mí me gustaba mucho más la era de Russell, Nine y Ten (sobretodo Ten) eran geniales. De hecho, lo que más me gustaba de Dr Who era ese corazón del que hablas. Era una serie muy cercana, que evolucionaba pero nunca se olvidaba del pasado. Es decir, nunca sabías cuando volvería a aparecer una companion anterior o cuando caería alguna mención a ellas.
Sin embargo, ahora con Moffat parece que toda la serie es una excusa para shipear a Amy y Rory en diferentes universos y realidades. La trama hace aguas por todas partes (la resolución del final de la 6ª era cutre de narices). Russell jugaba mejor con los detalles, pero Moffat es menos sutil que el escote de una tetona (quién era River era algo que se veía venir desde el capi 3).
Pero bueno, realmente tiene sus puntazos y grandes personajes. Lo malo es que no logro empatizar con este Doctor. A veces es muy mono, pero me resulta tan frío...
Uf, McGuffin, menudo berenjenal. La verdad es que es una cuestión complicada.
En mi opinión, Moffat conoce mejor que Russell las triquiñuelas de una buena historia. Escribe unos diálogos antológicos y sus historias poseen una imaginación única. Russell adoraba jugar al “más grande todavía” (a veces Dr. Who parecía un cómic de la Marvel), pero la etapa y los capítulos de Moffat poseen un “sense of wonder” británico mucho más brillante.
Un niño con máscara de gas, aviones de la Segunda Guerra Mundial contra ovnis, el trineo de Papa Noel tirado por un tiburón volador, la Tardis adoptando voz y cuerpo de mujer… Ese hombre tiene un don para lo icónico.
Y sin embargo… Yo creo que a Moffat le pierde su propia capacidad para la pirotecnia. Está tan ocupado con sus diálogos cojonudos, sus giros y regiros de trama, sus personajes estrambóticos, que a veces se olvida de lo básico: los personajes. Y ahí es donde Russell le gana por varias cabezas.
El doctor de Tennant no era tan divertido, ni tan original, ni tan loco, pero era más cercano. En la etapa de Russell, por mucho malo que destrozará el mundo (otra vez), por muchas explosiones y situaciones imposibles, siempre había un hueco para las lágrimas y el corazoncico.
Así que un poco esta es mi conclusión: como genio y creador, Moffat es mejor. Pero Russell es un creador mucho más empático y menos rebuscado, y claro, eso también tiene sus ventajas.
La imagen con la comparación de las 4 companions es una pasada XD.
A mi me encantan ambas épocas, y me costaría mucho quedarme solo con una si se puede disfrutar de las 2.
¡Saludos!
Muy bueno el articulo, a mi me parece que las anteriores companion del Doctor daban mas juego.
Pero aun así lo que esta claro es que hay que ir cambiando, a ver que tal la nueva.
Saludos
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