"Serie limitida". "Serie evento". Todas esas denominaciones no son más que otras maneras de llamar a una miniserie, una historia que se cuenta a lo largo de unos pocos episodios y que no tiene continuación más allá. Era un género que las televisiones "practicaban" a menudo hasta, más o menos, finales de los 90, que les permitía adaptar best-sellers o probar suerte con tramas muy serializadas que no tenían que mantenerse durante siete temporadas, sino que empezaban, se desarrollaban y terminaban en diez capítulos (o en seis, o en quince). La pujanza de HBO y otros canales por cable, que se animaron inicialmente a las tv movies y las miniseries como paso previo a la producción de sus propias series, fue haciendo que las networks se desinteresaran de ellas. Además, habían descubierto los realities, que resultaban más baratos de producir y daban, por tanto, mayores dividendos. Pero como el negocio televisivo está cambiando tan rápido, era inevitable que las cadenas estadounidenses acabaran volviendo a las miniseries para intentar programar contenido original durante todo el año y no tener que depender de repeticiones, que cada vez atraen menos a la audiencia.
Los upfronts acaban de empezar, y ya puede decirse que la vuelta de este género es la historia más comentada entre los periodistas, sobre todo por culpa del anuncio de Fox de "resucitar" "24" como una miniserie de doce capítulos. Sus responsables llevan años intentando poner en marcha una película, pero parece que no consiguen plasmar el rasgo más identificativo de la serie (que la acción transcurra en tiempo real, contando todo un día en 24 episodios) en formato cinematográfico, así que han optado por la miniserie. Y no va a ser la única que se vea en el canal durante la próxima temporada, porque también lo hará un thriller de M. Night Shyamalan llamado "Wayward Pines", y que ha debido ser una de las mayores sorpresas de todas las novedades anunciadas en estos días. Fox ha explicado esta decisión como un esfuerzo por tener contenido original todo el año, verano incluido, aunque luego este esfuerzo no termina nunca de materializarse del todo.
Que las cadenas en abierto vuelvan a fijarse en las miniseries es curioso porque hasta el cable había empezado a pasar de ellas. A no ser que estuvieran producidas por Steven Spielberg y Tom Hanks, y trataran sobre la Segunda Guerra Mundial, HBO prefería dedicarse a las tv movies o a participar en proyectos de la BBC, y parecía que sólo Syfy se animaba todavía a hacer alguna de vez en cuando, reimaginando "El mago de Oz", "Alicia en el País de las Maravillas" o, más recientemente, "La isla del tesoro" (aparte de comenzar "Battlestar Galactica" con una miniserie, y de dejar cosas tan entretenidas como "The lost room"). La televisión inglesa sí que continúa produciéndolas, y no sólo de adaptaciones literarias, pero tampoco se libra de que algunas de ellas terminen convirtiéndose en serie si tienen mucho éxito. "Broadchurch" ha sido el último ejemplo. Sin embargo, que cada vez más canales se animen a la ficción de producción propia, como Sundance Channel o los diversos servicios de streaming tipo Netflix, han llevado que las miniseries vuelvan a parecer atractivas.
Como recuerdan algunos críticos estadounidenses, algunas historias se benefician mucho de tener un final ya con fecha prevista en el horizonte, y pueden ser una buena manera de "rellenar" los hiatos de las series sin que los espectadores se vean obligados a huir por la acumulación de reposiciones o realities chuscos. Y, además, los Emmy podrán nominar con mayor coherencia a las candidatas a mejor tv movie o miniserie, sin tener que considerar series canceladas que se convierten en miniserie a la fuerza, por ejemplo. Estas categorías este año van a ser muy interesantes.
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