Hay un subgénero de aventuras típicamente americano que es el de los chavales en el río. Desde que Mark Twain hiciera que Huckleberry Finn se dedicara a explorar el Mississippi, y a sí mismo de paso, la literatura y el cine estadounidenses han utilizado los ríos, especialmente los del sur, como lugares casi míticos donde contar historias de maduración y descubrimiento personal en medio de aventuras de todo tipo. La última película de Jeff Nichols, "Mud", entra de lleno en este género y le añade otra capa curiosa, la de que estemos viendo al mismo tiempo una historia de fugitivos (un poco a lo "Malas tierras" para algunos críticos) pero desde fuera, desde los ojos de esos dos chavales que se encuentran de repente a una figura tan misteriosa y atrayente como ese Matthew McConaughey que sólo tiene de valor su camisa y una pistola.
La historia de Mud y Juniper podría ser otra película dentro de la película, del mismo modo que la de los padres de Ellis podría ser un drama familiar sureño que también observamos desde el punto de vista de un adolescente que aún no tiene la suficiente experiencia vital para darse cuenta que, como le dice su madre, siempre hay dos lados en todas las historias. La ingenuidad con la que Ellis se enfrenta a todo lo que le pasa, con su creencia ciega en el amor y sus exageradas reacciones ante algunos reveses, por ejemplo, se sale del cliché habitual de estas cintas gracias a Tye Sheridan, su intérprete, que después de ser uno de los hijos de Brad Pitt en "El árbol de la vida" tiene aquí una oportunidad de mostrar que no le pesa llevar casi todo el peso de la película. McConaughey y Reese Witherspoon no dejan de ser secundarios, y eso que él podría confundirse coomo el protagonista porque la cinta lleva su nombre y porque centra el clímax final. Pero no es así. Mud es el agente que fuerza la maduración de Ellis y de su amigo Neckbone (con una actitud muy pragmática ante la vida), que los hace empezar a comprender que la vida adulta no se basa en los absolutos en los que ellos creen, sino en las sutilezas, en los matices del gris.
"Mud" le da a la subtrama de los fugitivos un cierto toque de leyenda, de cuento local, que le va bastante bien en medio de los problemas más reales e inmediatos de Ellis (problemas que no quiere afrontar). A veces, da la sensación de que estamos viendo también algo así como una puesta al día de "Cuenta conmigo", y Nichols logra unos planos del río muy bonitos, que refuerzan esa sensación de leyenda. Después de llamar poderosamente la atención de los críticos y de los festivales con "Take shelter", en "Mud" confirma la buena mano que tiene para crear atmósferas, y consigue que una historia de entrada en el mundo adulto que podría resultar convencional no lo sea. El truco es presentar a Mud con el aura de Huck Finn, de los aventureros atrayentes a los que seguirías a todas partes, aunque sospeches que no sean más que unos mentirosos con demasiadas supersticiones y que no saben más que crearse demasiados enemigos.
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