ALERTA SPOILERS: "Soy tu hijo". Si esta frase no te suena, entonces es mejor que no te acerques a esta entrada hasya que no hayas visto el final de la cuarta temporada de "Juego de tronos".
La imagen final de la
cuarta temporada de “Juego de tronos” encapsula perfectamente lo que ha
significado esta tanda de capítulos para la serie de HBO, una tanda que lidiaba
con el tramo de la saga de George R.R. Martin más repleto de sorpresas,
clímaxes y muertes importantes; el tramo final de “Tormenta de espadas”. Los
libros ya no vuelven a ser iguales después, y la serie tampoco va a serlo,
porque no hace falta haber leído también “Festín de cuervos” y “Danza dedragones” para darse cuenta de que esa imagen de Arya en el barco, mirando con
esperanza hacia ese mar abierto, nos da una pista de que hemos visto un punto y
aparte en la historia. Las tramas que Martin, Benioff y Weiss empezaron a urdir
en el primer episodio llegan casi todas a su resolución en este “The Children”
que cierra la cuarta temporada, y la quinta va a comenzar a contarnos nuevas
historias; la de Arya en Braavos, la de Tyrion y Varys en sus exilios huyendo
de las consecuencias creadas por la muerte de Tywin Lannister, la de Jon teniendo
en el Muro a Stannis Baratheon, su ejército y, más importante, a Melisandre, y
la de Bran alcanzando finalmente su destino en el Norte, aunque sea un destino
que no es más que otro principio.
Sí, también está Daenerys
descubriendo que esa idea de quedarse a reinar en Meereen es bastante más
difícil de llevar a cabo que conquistar un puñado de ciudades y liberar a sus
esclavos. El encadenamiento de dos de sus dragones es una metáfora de sus
propias ambiciones, de que, como canta
Regina Spektor, caminar es
fácil, pero quedarse quieto de pie es duro. La historia de Dany avanza a
trompicones, en arrancadas y parones, en su periplo hacia su objetivo final en
Desembarco del Rey, y todas esas etapas deben prepararla para que, cuando
llegue el momento de reclamar de verdad el Trono de Hierro, sea muy consciente
de lo que esa reclamación conlleva. Sin adelantar nada de lo que aún no está
por venir, creo que sí puede apuntarse que Daenerys va a empezar a estar menos
desconectada de la trama principal en Poniente, aunque también van a entrar en
juego nuevos participantes, con tácticas ligeramente diferentes a las de los
Lannister o los Tyrell, que se han quedado a lidiar con los restos del poder de
Tywin y Cersei.
El último gran impacto de
una temporada que ha funcionado muy a golpe de sorpresa es, evidentemente, el
asesinato del patriarca Lannister a manos de su hijo Tyrion. El Enano ya no
puede sufrir más humillaciones sin estallar en algún momento, y descubrir la
traición de Shae es justo la gota que colma el vaso. El último duelo dialéctico
entre padre e hijo, con Tywin manteniendo su dignidad y sensación de amenaza
incluso sentado en el retrete, es una de las mejores escenas de la serie, una
escena que no se muestra como un triunfo (aunque los espectadores puedan
vitorear que Tywin acabe como San Sebastián), sino como algo triste. Al matar a
su padre, Tyrion corta todos los lazos que tenía con su antigua vida, se deja
arrastrar por un lado oscuro del que no sabe si podrá salir. El personaje más
popular de “Juego de tronos”, el que muchas veces parece que es la única
persona decente en Poniente, ya no puede soportar más la injusticia y la
humillación y se venga, simple y llanamente.
Esta cuarta temporada, y
su acumulación de momentazos desde la boda de Joffrey, puede contribuir a crear
la falsa sensación de que “Juego de tronos” es una serie de giros de guión
espectaculares, de muertes inesperadas que pueden alcanzar a cualquiera, de
tramas que se desarrollan sin tiempo a que podamos recuperar el aliento. No esasí. Y no será nada extraño que, en la quinta entrega, surjan cada vez más
voces que se quejen de que en los capítulos no pasa nada, de que hay muchos
personajes cuyos nombres no recuerdan y de que se pierden. Ah, y se quejarán
también de que hay magia y profecías en una serie que, aunque lo ha disimulado
muy bien, es de fantasía. Los esqueletos de “Jasón y los Argonautas” bien
prueban que las viejas leyendas de la Vieja Tata son realidad al norte del
Muro, que los dragones de Daenerys no son las únicas criaturas fantásticas que
han vuelto a este mundo. El verdadero objetivo final de la serie no es el Trono
de Hierro; son los Caminantes Blancos.
3 comentarios:
Excelente resumen de la temporada, Marina. Yo que no he leído los libros, he ido a golpe de sorpresa en cada capítulo de esta temporada.
Una vez más, el capítulo final deja a cada personaje colocado en su próximo reto y cierra las tramas necesarias para que los personajes avancen, como por ejemplo, la de Jon Nieve/ Ygritte.
Desde luego, en el último capítulo casi todas las escenas son épicas, pero si tengo que quedarme con alguna, es con la de Brienne y el Perro.
Pues nada, a esperar la siguiente.
La lucha de Brienne y el Perro es de lo más espectacular de la temporada. También es que yo soy muy fan de ella en la serie, que no en los libros.
Cierto, Brienne es un personaje que mejora con respecto a los libros. Y no es el unico... un fenomeno que pronostico que se volvera a repetir en lo que nos queda, ya que los creadores de la serie han demostrado una habilidad con los castings y los dialogos que no aparecen en el libro, que me hace pensar que pueden mejorar la labor de Martin a partir de aqui, que para ser justos hay que decir que ha sido bastante mas discreta que en los tres primeros libros, en todo, y desde luego tambien en la creacion de nuevos personajes con el carisma que tenian los hasta aqui presentados.
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