Buckley ha trabajado con Harry Gregson-Williams y en varias películas no demasiado conocidas, además de en una de las versiones del videojuego “Call of Duty”, pero parece que es su trabajo en la serie lo que le ha dado una mayor repercusión, sobre todo desde que, al principio de la quinta temporada, “The good wife” se animó a que su música tuviera más personalidad, se notara más, acompañara más los ritmos de las escenas. Y eligió hacerlo yéndose a un estilo clásico casi de música de cámara y del XVIII, en el que Buckley reconoce que hay influencias de Haydn, Mozart y hasta Bach. Optar por esa sensación de estar sentado en un concierto en el Auditorio Nacional, más que viendo a Alicia Florrick moviéndose por los tribunales, le ha dado a la serie una capa extra en un estado ya avanzado de su vida. Ha potenciado la idea de que sus responsables no se duermen en los laureles, de que siempre están buscando nuevos modos de mantenerla fresca y en movimiento. Algunos funcionan y otros no, pero el caso de la música de Buckley es especialmente significativo.
Fue justo en ese arranque de la quinta temporada y, sobre todo, en “Hitting the fan” donde esta renovada aproximación a la banda sonora quedó más clara. Esa música más clásica también es más juguetona, se mueve entre el drama y la comedia del mismo modo que lo hace la serie, y casi siempre se la nota ligera y elegante, como si se desplazara según el ritmo, también suave y sin estridencias, de sus cámaras. Pero “The good wife” no sólo utiliza la banda sonora instrumental de una manera ligeramente distinta de lo esperado. También lo hace con las canciones que se escuchan a veces en sus episodios. En ocasiones, lo que destaca es la elección de determinados grupos, como Beast o Tally Hall y su “Mucka blucka”, y en otras es justo cómo va apareciendo determinada canción en el capítulo lo que destaca. Los dos ejemplos más claros, y recientes, de esto son las utilizaciones de “High hopes”, de Bruce Springsteen, en la quinta temporada, y de “Bombs away”, de Eels, en el episodio del domingo pasado.
Escuchamos de las dos sólo parte del inicio instrumental durante casi todo el capítulo, punteando la trama concreta que acompañan. Es como si estuviera preparando el terreno para la resolución al final, momento en el que ya escuchamos los versos y, a lo mejor, hasta el estribillo de las canciones, resaltando el significado del momento que acabamos de ver. Quien viera esos últimos minutos de “Message discipline” captó perfectamente a qué se refería ese “bombas fuera, me vais a oír” del tema de Eels.
No hay comentarios:
Publicar un comentario