Los lectores de la trilogía de "Los juegos del hambre" sabían que adaptar el tercer libro, "Sinsajo", a la pantalla iba a ser una tarea complicada. Como comentamos hace unos días, es una entrega en la que el punto de vista de Katniss limita bastante la acción que podemos ver; ella se siente traumatizada y abrumada por su experiencia en los Juegos y siente también la culpa del superviviente ante los concursantes que murieron en la arena, y ante el secuestro de Peeta a manos del Capitolio. Observa los movimientos del Distrito 13 y la revolución naciente desde fuera, y no es hasta la segunda mitad del libro cuando pasa a ser más activa, a tomar parte de un modo más decisivo. Pero esa segunda mitad no la veremos hasta el año que viene. Esa decisión comercial de Lionsgate de alargar en lo posible su gallina de los huevos de oro (aunque de ellos es también la otra saga distópica con protagonista femenina, la de "Divergente", que estrena "Insurgente" el año que viene) es contraproducente desde el punto de vista creativo, pues aunque Francis Lawrence hace lo que puede, en esta primera parte de "Sinsajo" hay poca tela que cortar.
Son dos horas de prólogo, de presentación de la situación en la que Katniss se ve tras el final de los últimos Juegos. Conocemos a la presidenta Coin, al modo en el que funciona el Distrito 13, y conocemos también a los personajes que aportan tal vez lo más interesante de la película, que es esa mirada muy cínica y descreída hacia como todo, desde la política a las revoluciones o la cultura de las celebrities, no son más que campañas de imagen y propaganda. Plutarch, Cressida, Haymitch y Effie utilizan unas armas que empezaron a utilizarse en serio en la Primera Guerra Mundial, y que se han vuelto más sofisticadas e intrusivas con el paso del tiempo. Ese vistazo hacia lo que hay detrás de los líderes sociales y políticos le da cierto interés y hasta sus toques de humor, a la primera parte de "Sinsajo", mientras la exploración del trauma de Katniss también está bien tratada, incluso aunque se enfaticen demasiado su preocupación por Peeta y sus sentimientos por él. Ese aspecto está demasiado subrayado, incluso para el giro final. Que es un giro que deja con la sensación de que la cinta termina justo cuando va a empezar lo bueno, como quien dice, cuando Katniss va a empezar a actuar y hacer algo con todos esos sentimientos.
La principal ventaja que tiene la saga de "Los juegos del hambre" es contar con un reparto realmente a la altura. Julianne Moore permite que veamos que Coin tiene unas razones legítimas y correctas para actuar como lo hace, incluso aunque Katniss desconfíe de ella, y Effie termina de convertirse, de un modo inesperado para quien leyera los libros, en parte del corazón de la película. En "En llamas" ya empezábamos a ver otro lado de la señorita Trinket, uno en el que veíamos que ella era muy consciente de lo que estaba pasando con sus tributos. Elizabeth Banks siempre le da cierta vulnerabilidad a Effie, por debajo de sus trajes locos y su preocupación por la imagen de Katniss, que la hace muy entrañable. Y luego, claro, está Jennifer Lawrence. En muchas ocasiones se ha comentado que algunos actores se toman estos blockbusters como un cheque fácil, una excusa para vaguear en el papel. Lawrence no es así; siempre lo da todo como Katniss, y aquí se esfuerza por que veamos sus traumas, y su autoconsciencia de que la están manipulando y utilizando, igual que como el Capitolio la utilizaba durante los Juegos, pero con otro fin. Todo esto habría dado para una película bastante potente, en lugar de dos en la que la primera se queda a medio gas.
Música de la semana: Muchas series tiran de grupos que están de promoción de sus nuevos trabajos para conseguir canciones para sus capítulos, pues sus derechos salen más baratos. "The Flash" lo hizo esta semana haciendo que sonara "Do you", de Spoon, en el café donde trabaja Iris West.
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