ALERTA SPOILERS: Vale, ha pasado ya cierto tiempo desde el final de la cuarta temporada de "Person of interest", pero como os conozco, no sigáis leyendo si no sabéis qué pinta Pink Floyd con Harold Finch. Y no veais tampoco este estupendo fanart del último capítulo.
"Welcome to the Machine". Jonathan Nolan y Greg Plageman, los showrunners de "Person of interest" afirman que estaban reservándose esa canción para prácticamente el final de la serie, para el momento en el que Finch y compañía encontraran físicamente a la Máquina. Pero el enfrentamiento entre ella y Samaritan precipita las cosas. Que Finch, Root y Reese logren dar con la creación del primero antes de que Samaritan la estrangule es vital para que ella pueda sobrevivir, aunque sea en una versión miniaturizada y metida dentro de un maletín a prueba de balas. Y sólo después de tener un momento de reconocimiento y vulnerabilidad con su creador, de reconocer que, a lo mejor, se desvió del camino marcado por él y que quizás no merezca sobrevivir. Ese diálogo entre Finch y la Máquina es, probablemente, de los momentos más emocionales de la serie porque entronca directamente con su heurística nuclear, que diría Root.
Y es también muy emocional porque, en el episodio anterior, vemos a la Máquina adoptar un papel mucho más activo en el trabajo de sus activos. Se sacrifica para salvar la vida a Root y Finch y, por primera vez, le habla a Reese para ayudarlo a salir del aprieto en el que lo meten Dominic y Elias. Se sabe acorralada, y también es consciente de que sólo así tiene una posibilidad de que ellos puedan garantizar su supervivencia, aunque sea en esa versión latente. Nolan también ha comentado en otras ocasiones que toda "Person of interest" está contada desde el punto de vista de la Máquina, así que es lógico que, al final de una entrega en la que Samaritan ha hecho todo lo posible (y lo imposible) por encontrarla y destruirla, dejara de ser una entidad un poco nebulosa y pasara a ser algo más tangible, algo que demuestra ser más que un ser ominisciente que todo lo ve.
Por supuesto, la manera en la que Finch decida reconstruirla (y lo que Root pueda influir en ello) va a ser, probablemente, lo más interesante de ver de una quinta temporada que no se verá hasta midseason, y que sus guionistas están escribiendo como si fuera la última, aunque no tengan confirmación oficial por parte de CBS. Su disponibilidad, por primera vez, en Netflix y su emisión sindicada en WGN están siendo aprovechadas para hacer lo que parece una re-promoción de "Person of interest", con artículos sobre las razones por las que los clientes de la plataforma deberían maratonearla y anuncios variados que buscan no sólo promocionar ese "Prime Crime" de WGN, sino mantener la serie en la conversación en estos meses.
Lo curioso de ver la serie en un pseudo-maratón es que, de repente, aparecen puntos de conexión con otras series producidas también por Bad Robot y, especialmente, con "Fringe". Ambas introducen un elemento que, al principio, no parece que vaya a ser tan clave para su evolución (el Otro Lado y Samaritan), crean un grupo de personajes que va creciendo, y sufriendo enormemente, con el paso de los episodios (y para los que la trama cada vez es más personal), con un pasado del que nunca pueden librarse del todo, y tienen en su centro a dos hombres brillantes a los que les asalta un gran sentimiento de culpa por las cosas que han creado. Harold Finch y Walter Bishop se parecen más de lo que podría darse a entender si nos quedamos sólo en los pilotos de "Person of interest" y "Fringe". Y sus quintas temporadas se van a meter de lleno en un mundo controlado por entes e individuos totalitarios que quieren acabar con los protagonistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario