En algo más de 50 años de historia, el Doctor ha tenido muchos enemigos y ha luchado contra villanos de todo pelaje y condición, pero ningunos han igualado nunca a los daleks. Incluso cuando Steven Moffat empezó a introducir sus imaginativos monstruos, esos adorables, pero letales, saleros continuaron estando en lo más alto de los peores enemigos del Doctor. En parte, porque lo conocen mucho mejor de lo que a él le gustaría admitir. La Guerra del Tiempo cuyo trauma lo persigue en esta nueva era fue, justo, contra los daleks, y no han sido pocas las veces en las que alguno de ellos ha intentado convencerlo de que no son tan diferentes. El Doctor también es capaz de exterminar civilizaciones enteras, pero no es su objetivo principal en la vida.
Arrancar la novena temporada de "Doctor Who" con los daleks y, sobre todo, con Davros, su creador, es toda una declaración de intenciones de Moffat. Desde el 50º aniversario, la serie ha mirado cada vez más hacia sus orígenes, hacia los villanos clásicos y hacia un Doctor un poco más parecido a aquellas primeras encarnaciones. Incluso aunque haya aceptado plenamente a Clara como su amiga y su compañera de pleno derecho en la TARDIS, el Doctor sigue teniendo un lado arisco y solitario, y sigue acarreando un enorme sentimiento de culpa. Su vida es demasiado larga como para no sentirse culpable y avergonzado por nada.
También se vuelve al viejo dilema de "si pudieras viajar en el tiempo y matar a Hitler, ¿lo harías?", que la serie ya exploró, más o menos, en la sexta temporada. El Doctor tiene la oportunidad de eliminar a Davros cuando no es más que un niño asustado en un planeta en guerra continua, ¿pero lo hará? ¿Salvará así a Clara y a Missy, u optará por otro camino? Los daleks siempre han sacado la cara menos amable del Doctor, la que se plantea que es necesario hacer cosas muy extremas para mantener el universo a salvo, la que cree, por un momento, que el fin justifica los medios. Por eso, seguramente, ningún guionista de "Doctor Who" se resiste a jubilarlos. Ya no dan tanto repelús como en los 60, cuando sus acciones aún recordaban bastante a los nazis, pero sigue habiendo vida en esas carcasas metálicas.
Por otro lado, la temporada ha arrancado con la noticia de que Jenna Coleman dejará "Doctor Who" en el especial de Navidad, probablemente, y ya han empezado las apuestas por ver cómo se irá Clara de la TARDIS, y quién la sustituirá (bueno, ésas aún están muy tranquilas). Su personaje es uno de los que más división parece haber causado entre el fandom, más aún que Martha Jones. Ambas tenían la difícil tarea de suplir a acompañantes muy queridas por los fans (Rose y Amy), y lo hicieron siguiendo un camino, y mostrando una personalidad, que dejaba fríos a algunos espectadores, cuando no los volvía directamente hostiles a ellas. Desde luego, la animadversión hacia Clara es bastante sorprendente, no porque la haya, sino por su intensidad. Se la ha acusado de mandona, por ejemplo, por hacer frente al Doctor, que es algo que todos los acompañantes hacen, y se pasa alto la genial pareja cómica que forman Coleman y Peter Capaldi.
Quizá sea que la elevación (exagerada) a los altares de Amy Pond y Rory todavía continúa vigente, o que hay espectadores muy resistentes al cambio, lo que es paradójico si se ve una serie como "Doctor Who", que sobrevive gracias, precisamente, a su habilidad para cambiar. De todos modos, la medida de Clara como acompañante la dará su despedida de la serie. Ahí es donde se ve de verdad cuáles son las mejores.
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