ALERTA SPOILERS: ¿Habéis visto ya el regreso de "Outlander"? Si no es así, y no sabéis cómo llegó Jaime a esa ventana, dejad esta entrada para cuando lo sepáis.
Desde el primer momento en el que Claire Randall viaja de 1946 a 1743 en "Outlander", una de las principales fuentes de conflicto es su mayor conocimiento histórico de lo que le va a pasar a los highlanders en años venideros y, al mismo tiempo, su nula familiaridad con las costumbres del lugar. En sus tratos con Geillis ya se aprecia que Claire no puede ser ella misma (segura y dispuesta a ayudar en lo que haga falta) porque eso puede hacerla susceptible no tanto a los cotilleos del pueblo, sino a ser el objeto de rumores y supersticiones que pueden ser muy perjudiciales para ella. Los lectores del libro saben qué giro da la trama de Geillis, un giro que en parte viene preparándose desde una de las primeras veces que Claire pone sus conocimientos médicos del siglo XX al servicio de la gente del Castillo Leoch, y dicho giro es una continuación de la tendencia que inició el capítulo antes del largo parón en medio de la primera temporada; Claire está ahora constantemente en situaciones de peligro, y ya no es tan fácil librarse de ellas como antes.
Lo más destacado de este episodio del regreso de la serie, "The reckoning", es como Ron Moore decide que, por una vez, veamos la acción a través de los ojos de Jamie Fraser. Si en el capítulo anterior teníamos una larga mirada a los esfuerzos de Frank, en 1946, por averiguar qué había pasado con su mujer, aquí varía la perspectiva desde la que se nos cuenta la historia (que siempre es la de Claire) para hacernos comprender algunas de esas tradiciones a las que la nueva señora Fraser no acaba de acostumbrarse, y que propician uno de los pasajes más controvertidos del libro, y que los fans más esperaban ver en pantalla después de la famosa boda. Ese pasaje son los azotes que Jamie le da a Claire por haber desobedecido sus órdenes de quedarse donde él le dijo, una desobediencia que le lleva a ser capturada por Black Jack y a que los escoceses tengan que ir a rescatarla, poniéndose en peligro.
Desde la óptica de Claire (y de la nuestra de espectadores modernos), esa escena es una barbarie, es abuso físico y podría interpretarse como una muestra de la brutalidad de Jamie. El episodio, sin embargo, se esfuerza mucho por hacernos ver la manera en la que los highlanders entienden la justicia. Si haces algo que pone en peligro al grupo, eres castigado, y ese castigo siempre implica violencia física. Lo vimos cuando Jamie se ofrece a ser azotado en lugar de Laoghaire (por algo que ahora no recuerdo), y lo vemos en el mismo episodio con otro de los compañeros de Fraser. El cinturón (cuando no directamente el látigo, o un bastón) es el método correctivo favorito de estos personajes, y a eso se le añade que Jamie no deja de ser un hombre del siglo XVIII, un hombre para el que su esposa pasa a ser de su propiedad. En este mundo, las mujeres tienen muy poco margen de maniobra y menos independencia, y su ámbito de actuación se reduce y, al mismo tiempo, su esfera de poder puede ejercerse de manera más indirecta. Cersei y Margaery en "Juego de tronos" son dos buenos ejemplos de esto.
Situar a Jamie en el centro de este episodio no sólo es un movimiento inteligente para presentar ese castigo físico a Claire, sino que permite ir profundizando un poco más su retrato. En estos nuevos episodios, él va a ganar casi tanta relevancia como ella, así que "Outlander" tiene que ir dándole mayor presencia. Además, él es el catalizador indirecto de otra trama muy esperada por los lectores de los libros, y que deja una de las mayores sorpresas de la primera temporada hasta ahora, y si Claire va a empezar a enamorarse de él, tenemos que ver que hay más ahí que un cuerpo fornido y una mirada que puede ser gentil. Tenemos que empezar a conocer al Jamie de verdad.
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