14 abril 2015

Los puntos fijos del tiempo


ALERTA SPOILERS: Si habéis visto el final de la primera temporada (y el cameo de Jordi Hurtado) de "El Ministerio del Tiempo" (o "Department of Time", como va a llamarse en inglés para su venta internacional), podéis seguir leyendo.

En la cuarta temporada de "Doctor Who", el Décimo Doctor y Donna viajan a Pompeya unos días antes de que entre en erupción el volcán que la arrasó por completo. Donna le pregunta al Doctor si no pueden hacer nada por evitarlo, por avisar a los habitantes de la ciudad y evacuar a todos los que puedan, pero él le responde que hay puntos fijos en el tiempo que no se puede cambiar. De hecho, aunque acaban intentando "salvar" Pompeya, no sólo no son capaces de conseguirlo, sino que sus acciones acaban contribuyendo a que el volcán lo destruya todo de todos modos. En todas sus charlas sobre la naturaleza circular del tiempo, sobre la naturaleza wibbly wobbly time wimey del continuo temporal, el Doctor siempre cuela esa mención a los puntos fijos, mojones en el camino que se mantienen inalterables a cualquier cambio que pueda producirse a su alrededor. ¿Qué determina que sean esos acontecimientos, y no otros, los que no puedan cambiarse? No parece seguro que ni siquiera el Doctor lo sepa; simplemente, es así.

La muerte de Maite, la mujer de Julián, es uno de esos puntos. Y no tiene ninguna justificación ni explicación, como ocurre habitualmente en la vida. Por mucho que intentes influir en el desarrollo de determinados hechos, no hay manera de hacerlo; éstos siempre acaban, inexorablemente, en el punto al que iban dirigidos desde el principio. Esa naturaleza determinista de los viajes temporales es una de las aproximaciones que "El Ministerio del Tiempo" ha tenido con sus historias, pero sólo una de ellas, porque Alonso sí que consigue cambiar, aunque sea un poco, el devenir de la historia sin él. Su trama, con su descubrimiento de "Don Juan Tenorio" y el boxeo, ha sido el toque ligero de un capítulo que ha abocado a todos los demás personajes a la tragedia, y que ha afianzado aún más ese lado oscuro del Ministerio del que tanto Lola Mendieta como Leiva avisan a los agentes, y que acaba haciendo mella en Irene. La institución los utiliza, los manipula, les oculta información y cambia a su antojo las reglas del juego para ellos, y la serie acaba mostrando que Salvador es el verdadero villano en todo esto, no Lola.

Los grises que se han dado a la caracterización de todos los personajes ha sido lo mejor conseguido de esta primera temporada. Es cierto que la evolución de Irene Larra puede haber estado un poco más acelerada de lo que habría sido deseable, pero la evolución de la relación entre Amelia y Julián y el descubrimiento de ella de buena parte de su futuro ha sido todo un acierto. ¿Ese futuro todavía tiene opción de ocurrir? ¿Podrá Julián superar su fracaso a la hora de salvar a Maite? ¿Olvidará Amelia esos sentimientos hacia él que empieza a notar en este episodio, sacados a la luz en parte al conocer a su nieta? ¿Se rebelarán de algún modo contra el Ministerio? Hay muchas preguntas de cara a la segunda temporada, una temporada en la que las relaciones entre todos los personajes han cambiado, y que tendrá por delante la difícil tarea de afianzar la posición de "El Ministerio del Tiempo" como una de las mejores series españolas estrenadas últimamente.

Cuida a sus personajes (y tiene un don especial para los episódicos, como demuestra el Federico García Lorca del último episodio), cuida sus tramas y se preocupa por darle al espectador el mejor entretenimiento posible. Ha conseguido establecer con gran rapidez a un trío protagonista con una gran dinámica y una relación compleja y entretenida de ver, y las posibilidades que se abren para la segunda temporada son sumamente interesantes. Aunque la serie se llame "El Ministerio del Tiempo", lo que importa son sus funcionarios, no la institución. La institución es el verdadero malo de la función.

De todas maneras, en ese punto del cuidado de las tramas habría que aclarar ese jaleo que hay en Twitter desde el primer episodio, con espectadores obsesionados en que sí se puede ir al futuro, aunque la serie haya establecido que no puede viajarse más allá de 2015. Algunos fans afirman que se han saltado sus normas cuando vemos las fotos de la boda, y de la hija, de Julián y Amelia, algo que está en el futuro de ambos personajes. Pero lo que olvidamos es que esas fotos son de entre 1883 y 1885, no de 2020. El futuro de Julián está en el pasado.

P.D.: Por cierto, el título del último episodio, "La leyenda del tiempo", viene de una canción de Camarón de la Isla, que pone música a un poema de Lorca  con un verso que dice "el tiempo va sobre el sueño, hundido hasta los cabellos. Ayer y mañana comen oscuras flores de duelo".

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