18 abril 2015
Los fans de "Star Wars"
Entre los fans de "Star Wars", las precuelas (los episodios I, II y III) tienen muy mala reputación, descartadas como demasiado infantiles y acusadas de diluir el legado de la trilogía original (que ya sabéis que son los episodios IV, V y VI). Sin embargo, en su momento, merecía la pena verlas en el cine el día de su estreno, rodeados de fans disfrazados, porque siempre había algún momento que se ganaba el aplauso de la sala. En concreto, pocos momentos pueden igualarse a la escena, casi al final de "La venganza de los Sith", en la que Anakin Skywalker está siendo operado por los servidores de Palpatine la mismo tiempo que su mujer, Padmé Amidala, da a luz a los gemelos Luke y Leia. Vemos cómo lo convierten en un hombre biónico para que sobreviva a las heridas que le causa la pelea en el volcán contra Obi-Wan Kenobi, y la cámara se acerca a su cabeza mientras desciende sobre ella un brillante casco negro que tiene que ayudarle a respirar. La escena se queda en silencio, y entre el público no se oye masticar ni una sola palomita porque todos saben lo que viene a continuación. El casco se ajusta sobre la cabeza de Anakin y se escucha una única respiración mecánica; así, no sólo nace Darth Vader, sino que los fans se arrancaron a aplaudir como si aquello fuera lo mejor que habían visto nunca.
Ese nivel de excitación es similar al que el fandom de la saga ha sentido al ver el segundo trailer de "Star Wars VII: El despertar de la Fuerza". De hecho, permitidme que adopte un punto de vista más personal en este asunto, porque "La guerra de las galaxias" es mi fandom. No las vi en el cine en su momento porque yo aún no era ni una idea cuando se estrenó la primera en 1977, y para las otras dos era demasiado pequeña. Pero con 12 años, o así, mis padres trajeron a casa una caja azul con las tres películas en VHS, y mi destino quedó sellado, como quien dice. He perdido la cuenta de las veces que las he visto desde entonces, de las partes que me sé de memoria (no me preguntéis por qué, pero recuerdo ese "toronto bosh, toronto bosh" con el que C3-PO les explica a los ewoks sus aventuras), y cuando se reestrenaron en cine en 1997, con aquellas versiones remasterizadas y con escenas añadidas, no podía perdérmelas. La experiencia de ver una película como "Star Wars" en pantalla grande, si siempre la has visto en vídeo, es algo que no hay que pasar por alto.
Y allí, en una sala del ya extinto Palacio de la Música de Madrid, asistí a la primera entrada en escena del Crucero Imperial, atravesando todo el cine desde detrás hasta la pantalla, y aunque sabía perfectamente todo lo que venía después, no me importó. A veces, no hay que subestimar las series, los libros o las películas que te hacen sentir como si tuvieras otra vez diez años. "Doctor Who" o la saga de Harry Potter tienen esa capacidad, y seguramente ahí reside buena parte de su éxito. La saga "Star Wars", por mucho que queramos analizarlas sesudamente, juegan en esa misma liga, la de las aventuras que te transportan a otros mundos increíbles, con héroes dispuestos a sacrificarlo todo en su lucha por el Bien, y con villanos malísimos cuya derrota parece imposible la mitad del tiempo. George Lucas intentó dar una lectura un poco más seria, y con reminiscencias al fin de la República y el inicio del Imperio en Roma, a las precedas, pero perdió ese factor de la maravilla que hizo que la trilogía original marcara tanto a toda una generación de chavales.
Porque es también bastante probable que ser fan fatal de "Star Wars" sea un poco una cuestión generacional. A mí, por ejemplo, Harry Potter ya me pilló un poco mayor (aunque estoy dispuesta a discutir con quien haga falta que Hermione, y Snape, son los mejores personajes de la saga), y "Star Trek", demasiado joven (pero he visto "Star Trek IV: Misión salvar la Tierra" una cantidad indecente de veces), pero "Star Wars" cayó en mis manos en el momento justo. Ésa es la clave. Así que a mí no me suscitan el mismo nivel de emoción todas las películas de superhéroes de Marvel y DC, o la tercera de "Star Trek" (aunque las dos primeras dirigidas por J.J. Abrams me gustaron bastante), que el episodio VII de "La guerra de las galaxias". A ése sí que iré el día del estreno, dispuesta a que la fanfarria inicial de John Williams ponga de nuevo la carne de gallina. Éste siempre será mi fandom.
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