09 octubre 2015

Muchas series, poca audiencia


Llevamos apenas una semana de temporada 2015/16 en Estados Unidos, y ya han aparecido dos temas que parece que van a marcar la conversación seriéfila de aquí a final de año, como mínimo. Uno es del ya célebre "Peak TV", la expresión que se popularizó un poco antes del verano para denominar esta nueva época de multitud de nuevos canales y plataformas de contenido que se animan a producir sus propias series, impulsada por John Landgraf, presidente de FX. Los expertos calculaban que, en Estados Unidos, se producirían en total unas 400 series en 2015, y ya se ha hecho muy habitual que los críticos se lamenten de que, con una oferta cuantitativamente tan abrumadora, es más difícil que antes que las series que de verdad merecen la pena consigan asomar la cabeza por encima de la marabunta.

Por otro lado, las audiencias de las primeras semanas de nuevas temporadas y nuevas series en las networks han confirmado el declive imparable de las audiencias en directo. Todo ha vuelto perdiendo espectadores con respecto a sus finales de temporada en mayo, hasta el punto que un artículo de Advertising Age que analizaba el tema se titulaba, directamente, "¿dónde ha ido todo el mundo?" En general, el número de espectadores viendo la tele en primetime durante la semana de estreno de la nueva temporada (la premiere week) cayó un 8% con respecto al año pasado, y en la demográfica entre 18 y 24 años, ese descenso es de un 24% con respecto a las dos primeras noches de la premiere week de 2014/15.

La cada vez mayor posibilidad de ver sus programas favoritos a través de otros medios que no son la televisión puede estar detrás de estas cifras de audiencias en directo que, en cualquier otro año, habrían mandado al hoyo el 50% de los estrenos antes de Acción de Gracias, pero no estamos en cualquier otro año. Estamos en 2015, y la emisión en directo, la lineal, ya no es el único modo de decidir si merece la pena seguir confiando en una serie. En su presentación de la nueva temporada en España, por ejemplo, los ejecutivos de TNT enfatizaban que, con TNT Originals, habían hecho el esfuerzo de controlar todos los derechos de emisión de esas series, incluidos los no-lineales, para asegurar la rentabilidad de sus productos.

Y aquí entra el caso de "Halt and catch fire". La serie de AMC sobre pioneros de la informática en los 80 nunca ha sido un éxito de audiencia, pero a los críticos cada vez fue convenciéndoles más y, en la segunda temporada, la nombraron el mejor drama que nadie estaba viendo. Y podría decirse que,  literalmente, nadie la estuvo viendo en verano, pero la cadena decidió renovarla por una tercera temporada de todos modos. ¿Por qué? En una entrevista con HitFix, Joel Stillerman, presidente de programación original de AMC, afirma que "hablando en general, hemos mejorado mucho, si puedo cantar nuestras alabanzas un poco, en lanzar series a través de la propiedad de ese contenido, y todas las cosas que hemos aprendido en nuestro viaje para ser un estudio de verdad, de tal modo que las series no necesiten audiencias enormes para poder continuar".

Es decir, como AMC Studios produce "Halt and catch fire", AMC puede controlar sus emisiones en Estados Unidos y en las sucursales internacionales de la cadena, puede manejar directamente la presencia de la serie en plataformas de vídeo bajo demanda y llevarse los beneficios de las ventas en DVD... Este es el razonamiento, también, detrás de "Fear the Walking Dead", producida igualmente por AMC Studios ("The Walking Dead" es de Fox International Channels): ser los dueños de todo el proceso de rentabilización de ese producto. Y, al mismo tiempo, The New York Times apuntaba que ese peak TV, esa necesidad de llenar horas y horas de programación, obliga a renovar series con audiencias muy bajas, pero cuyo rendimiento (y cuyo tirón crítico) ya se conoce, porque hay que seguir alimentando al "monstruo". Y, aparte, las impresionantes audiencias de "The Walking Dead" dan cierta manga ancha a AMC para hacer "obras de caridad".

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