La cita televisiva para los aficionados a las miniseries de calidad de la BBC era "Parade's end", la adaptación de Tom Stoppard de la saga de novelas de Ford Madox Ford que los críticos británicos vendieron como "Downton Abbey" para paladares exquisitos (o para gafapastas, digámoslo así también), y que terminó hace ya un par de semanas en BBC 2. Su programación ha sido un poco extraña, porque a pesar de ser uno de los títulos importantes del canal para este otoño-invierno, la estrenó a finales de agosto y los viernes, pero eso no ha impedido que, en general, los críticos se hayan rendido a la historia de Christopher Tietjens, sus principios conservadores anticuados, su mujer cabra loca y la sufragista idealista y naïve que tiene el potencial de revolucionar todo su mundo. No vamos a contar cómo acaba (aunque sí puedo decir que me sorprendió que fuera de ese modo), y tampoco vamos a decir que sea tan adictiva como "Downton Abbey" (ya dijimos que no es justo compararlas porque tienen objetivos diferentes), pero no deja de ser interesante.
Incluso a pesar de gritar desde el principio que estamos ante algo con aspiraciones de ser algo más que una mera miniserie, "Parade's end" se acuerda de poner toques de humor aquí y allá, o igual es que yo encuentro divertidas cpsas que en realidad no lo son. Las tácticas e ideas trasnochadas con las que los generales británicos se lanzaron a la Primera Guerra Mundial se tratan con un aire de absurdo que las hace bastante cómicas, aunque sepamos que tuvieron parte de la culpa de los millones de vidas que se cobraron las trincheras, y lo mismo bastantes de las convenciones sociales, totalmente hipócritas, que se seguían entre la gente de clase alta. Bajo la fachada latían las mismas ambiciones, deseos y mezquindades que en cualquier otro lugar, pero a los aristócratas ingleses se les daba muy bien disimularlas.
Sin embargo, lo que "Parade's end" viene a mostrar es el final de todo aquel mundo, el final del desfile. Aquellas personas ancladas aún en el siglo XIX se vieron propulsadas de golpe a un siglo XX mucho más vertiginoso y brutal, una época en la que el mundo podía cambiar por completo en cuestión de horas. Ni marchándose a la guerra logra Tietjens huir de las maquinaciones de su esposa, deseosa de hacerle abandonar esa tan británica fachada flemática, ni de los egos de personas que, como decía mi abuela, se creen catedrales y no llegan a ermitas, pero lo que sí consigue es dejar de vivir la vida como un mero espectador y empezar a vivirla. O esa sensación da.
Por lo que "Parade's end" destaca más, aparte de por su tono "importante" (no sé describirlo de otro modo), es por las interpretaciones de su pareja protagonista, Benedict Cumberbatch y Rebecca Hall, y sobre todo de ella, que da vida a una Sylvia diletante, caprichosa, que se ahoga en el corsé de la vida victoriana, que no sabe lo que quiere más que sacar a su marido de la ostra de sus principios de, como dicen los críticos ingleses, el último tory decente del país, y que jamás va a cambiar.
3 comentarios:
La intenciones de la BBC eran claras: querían convertirse (una vez más) en la referencia en cuanto a calidad en series de época, por oposición a alternativas más "culebronescas". Y Cumberbatch se convirtió en portavoz de esas inteciones con aquellas declaraciones un pelín soberbias.
El problema, en mi opinión, es que cuando te tiras ese tipo de faroles, la gente está deseando que te des el batacazo. Eso, unido a que la historia en sí es "fría", hace que todo resulte un poco hierático. Y sin embargo, pese a esa supuesta frialdad de trama y personajes, a mí me está gustando mucho (el primer volumen de la tetralogía lo terminé hace dos noches y me queda un episodio para terminar la serie).
Ah, y ese humor seco también está presente en la novela. El autor puede llegar a ser un poco cruel con sus personajes.
Por donde cojea es por ese excso de dárselas de importante, la verdad.
A mí no me pareció así (salvo que os refiráis a la publicidad que se hizo de la serie, que no tengo ni idea al respecto). Es cierto que por partes es demasiado fría, pero en general es exageradamente apasionada. Los problemas, y su forma de vivirlos, de los personajes son heathcliffianos. Tietjens tiene su falso caparazón, pero en realidad es un tío súper torturado siempre vagando entre el deber y el deseo.
A mí esta serie me dejó una sensación increíble, de lo que más me gustó de los estrenos y a la altura de lo mejor de Downton.
Y Cumberbatch y Hall... están realmente impresionantes.
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